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Capitulo 2

Al otro día...

Sonriendo, tenía ganas otra vez de volver a ese lugar. Se colocó sus lentes oscuros, tomó una prenda para "aparentar que lavaría algo" y salió del hotel.

Ida solo en su recuerdo, sabía que no volvería a verlo, no, así como en esa dulce casualidad, pero me conformaba, tenía otro dulce recuerdo, el que también atesoraría en mi mente y corazón.

Aun me sentía alucinada, flotando por los cielos y llena de dicha, corrí abrir mi diario para anotarlo todo. No quería olvidar ni un detalle y aprovechando que ese día no tenía clases en la universidad, me dispuse a escribir una vez más de él, cuando de pronto entró mi amiga Gaby.

_ Ay María José, me muero, de verdad que me muero

_ ¿Qué te pasa Gaby?

_ Es que Julián, me invitó a almorzar hoy y quería colocarme mi vestido favorito, pero está sucio. Olvidé pasártelo ayer para que lo llevarás a la lavandería – fruncí el ceño –

_ ¡Gaby!

_ Vamos por favor, solo será esta vez, luego yo iré la próxima sí, por favor.

_ Mmm, no lo sé

_ Ay vamos, si fuera tan urgente no te lo pediría... - de pronto pensé en Joey y mi corazón brincó de alegría y me enderecé rápidamente de la cama –

_ Bueno, está bien, pero solo esta vez eh – ella me abrazó –

_ ¡Ay, María José, eres la mejor! ¡Gracias, muchas gracias!

Ilusionada, tomé nuevamente el canasto, y me dirigí hasta la lavandería. Algo me decía que tenía que volver allí, no era el mejor lugar para una cita, y que tal vez él no estaría, pero mantuve conmigo esa dulce ilusión. Un sueño loco, a eso quería aferrarme.

Abrí la puerta de la lavandería, y cargando el canasto, le di el dinero a la cajera y caminé por los pasillos buscándolo.

Solo vi enormes lavadoras llenas de ropa girando de arriba abajo, pero él no estaba.

Desanimada, di un suspiro, sabía que él no podría encontrarse allí y triste busqué una lavadora vacía por el largo pasillo.

Cargué a dos manos el canasto y desanimada, buscaba una lavadora y solo pensando en él, no vi una prenda, que estaba tirada en el suelo y me tropecé con ella y me caí y boté el canasto. Miré el vestido de Gaby regado y de pronto vi unos tenis azules acercarse hacia el vestido y hacia mí. Levanté la mirada y quedé casi sin aliento. Él me sonrío y yo le sonreí perdidamente, impresionada y feliz.

_ Deme su mano mi bella señorita

_ Gracias...

Le dije sonriéndole pasmada y él también sonriéndome, le di mecánicamente mi mano y él la tomó y me ayudó a levantarme del suelo. Nerviosa y más que feliz, torpemente me tropecé y me caí en sus brazos y él tomándome, me sonrió tierno e intenso.

Me enderecé lentamente en sus brazos y miré con amor y pudor su atractiva mirada y él seductor, me miró anhelante y nos miramos sin decir nada. Mi corazón se estremeció de amor por aquel imborrable contacto y me sentí desmayar.

_ Hola de nuevo – le sonreí nerviosa -

_ Hola Joey

_ Qué casualidad otra vez de volvernos a encontrar aquí ¿No te parece? – Me reí–

_ Sí, eso mismo estaba pensando yo

_ Jejeje

_ Bueno, a decir verdad... yo vine porque... tengo que lavar este vestido, si eso – me sonrió-

_ ¿Ah sí? Bueno yo vine porque quería volver a verte – lo miré abruptamente y él me miró con destellos

_...

_ Bueno yo también traje una prenda que tenía que lavar – le sonreí – Aunque esa fue una buena excusa al comienzo, jejeje. Vine porque me imaginé que te encontraría aquí en este lugar de nuevo...

Lo miré y le sonreí toda alborotada, no creyéndome lo que me estaba diciendo y él me miró con ternura, todo coqueto. Sus ojos brillaban.

sin saber que decir, me volteé nerviosa frente a la lavadora y saqué el vestido de Gaby para echarlo y él mirándome, sonrió aún más tierno.

_ ¿Es tuyo ese vestido?

_ Oh no, es de mi amiga Gaby

_ Eso pensé. Tu vestido blanco con flores es mucho más tierno que ese – me volteé y le sonreí –

_ Jejeje ¿En serio? Que observador eres

_ Si a veces lo soy, cuando algo o alguien me interesa...

Lo miré aún más plasmada, estremeciéndose mi alma y corazón y él me sonrió coqueto.

Giré la perilla de la lavadora y comenzó a enjuagarse el vestido de Gaby adentro y Joey me miró.

_ Bien, ahora solo hay que esperar a que se enjuague, seque y listo

_ Vienes muy a menudo aquí parece

_ Jejeje, no tanto. Con mis amigas nos vamos turnando por semana y ahora me tocaba a mi

_ Jejeje, yo vengo más de una vez. Soy un poco maniático con mi ropa

_ Jajaja

_ ¿En serio?

_ Totalmente. Lo extraño es que nunca te vi antes en esta lavandería

_ Ni yo a ti

Ambos nos sonreímos y Joey me destelló con sus lindos y maduros ojos azules.

_ ¿Y ya conoces toda la ciudad?

_ Oh no aún, no he tenido mucho tiempo ya sabes por la universidad y todo eso

_ ¿Te gustaría ir a pasear un rato conmigo a la plaza? – le sonreí –

_ Jejeje, si claro que me gustaría, pero

_ ¿Pero?

_ Le prometí a Gaby que le llevaría su vestido antes de las dos, para su cita con su novio – me sonrió -

_ Eso no es problema, yo te acompaño a llevárselo

_ ¿En serio?

_ Claro. Vamos

Sonriéndole, me puse más contenta. Joey me estaba invitando a pasear y más encima me iba acompañar a la residencial a dejarle el vestido a mi amiga. Iba a conocer el lugar en donde yo me estaba hospedando.

La lavadora se detuvo y yo de pronto miré la hora y urgiéndome, saqué rápidamente el vestido y Joey me miró.

_ ¡Cielos ya se me hizo muy tarde! ¡Mi amiga me va a matar!

_ ¡Vámonos entonces!

_ ¡Si!

Cerré la puerta de la lavadora, miré a Joey y él también mirándome, tomó mi mano y ambos nos sonreímos.

Salimos contentos de la lavandería y yo cargando el canasto a un lado, Joey volvió a sostener mi otra mano y yo lo miré perdidamente.

Mi amiga más que feliz por su vestido, ni se dio cuenta de quien era Joey y él solo sonriendo, fue mucho mejor así para él y mirándonos ilusionados, marchamos a la plaza que él me había hablado.

Sin soltar mi mano, parecíamos una verdadera pareja y yo alucinada total por él, Joey me sonreía siempre. Era tan lindo y tierno conmigo.

Llegamos hasta aquella plaza y de inmediato me pareció un encanto y Joey me sonrió tierno.

_ Y bien esta es. ¿Qué te parece?

_ Si es todo un encanto y además solitaria, casi no hay gente

_ Por eso me agrada

_ Jajaja, yo pienso igual, tampoco me gusta mucho la gente – me volvió a sonreír–

_ Otra cosa que tenemos en común

Me dijo y ambos nos sonreímos.

Más que entusiasmada, entramos a aquella fascinante plaza y Joey embobado, sonrió sintiéndose el hombre más contento y maravilloso de todos.

El lugar era como sacado de mis propias fantasías e ilusiones. Tenía un aire de tranquilidad y paz y eso más me enamoró. Miré encantada todo su alrededor verde y sin darme cuenta, Joey yacía mirándome perdidamente.

Nos sentamos en un acogedor asiento de madera barnizado café oscuro. Yo lo miré saltándome el corazón de alegría y él se rió fascinado y también algo apenado. Lo encontré tan tierno y guapo así en esa faceta, que más me derretí.

_ Qué bello es todo esto

_ Así es, yo de vez en cuando vengo a sentarme aquí cuando quiero estar solo – le sonreí y me sentí ruborizar –

_... Joey ¿puedo confesarte algo?

_ ¿Confesarme? – me sonrió – ¿Y qué es eso que me tienes confesar? – preguntó intrigado, no dejando de sonreírme y yo me puse más nerviosa –

_ Bueno... es que estoy tan contenta de haber vuelto a verte y que ahora esté aquí contigo, los dos juntos – me miró fijamente –

_ Jejeje, que tierna eres, además de muy bonita

_...

_ Lo digo en serio, me pareces muy linda y dulce

Me dijo y tomó delicadamente mi rostro en su mano y yo toda loca por él, él me miró con destellos y me besó.

Abrí los ojos asombrada al sentir sus tibios labios besar a los míos y él abrazándome, yo me sentí tocar el cielo y lo abrasé con todo mi amor y nos besamos.

Al cabo de besarnos, Joey me miró perdidamente, yo le sonreí dichosa y él acarició mi mejilla.

_ Eres realmente preciosa

_ Me siento como en un sueño

_ Jejeje, pero no lo es. Estoy aquí contigo y no me quiero separar por nada de ti

_ Joey... yo te amo...

_ Mi niña bella, ven aquí

Me dijo y me ató con ternura en sus brazos y volvió a besarme. Yo más que feliz, me dejé atrapar otra vez en sus brazos y dulce e imborrable beso.

La gente pasaba frente a aquella plaza y ambos platicando, nos reíamos a menee y a menudo nos sonreíamos.

De casualidad, llegó un organillero y Joey fijo en mí, yo le sonreí y él me miró perdidamente y se levantó y se acercó hasta aquel buen hombre y compró un tierno y colorido remolino.

Contemplé su enorme espalda y él volteándose, me sonrió tierno y volvió sosteniendo aquel tierno remolino.

_ Toma, lo compré para ti pequeña

_ Awww, que lindo. Que tierno eres Joey

Me miró perdidamente enamorado y yo entusiasmada por mi nuevo remolino, lo soplé un poco y este giró y ambos lo miramos sonriendo.

Corría un poco de viento y yo sonriéndole a Joey, él me contempló por unos momentos y el remolino giró más rápido y ambos lo miramos y nos sonreírnos.

Había llegado más gente a la plaza y ambos sentados en aquel largo asiento barnizado, conversábamos de lo más bien y a menudo nos sonreíamos cómodos y plenos.

Joey maravillado, tomó mi mano, yo lo miré otra vez subiéndoseme el corazón casi a la garganta y él volvió a besarme.

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