El nacimiento de Vanteni
En Bangi, donde los prados son verdes como las esmeraldas y las flores brillan con los colores del arcoíris, el sol ha salido y la primavera es bienvenida al reino. La princesa Elowen, con una radiante expresión de felicidad, estaba inmersa en sus pensamientos y fantasías; este día, Percival, su amado, específicamente al anochecer, la visitaría como cada noche, pero se sentía diferente, no sabía la razón, pero estaba emocionada. Luego de un merecido baño, se observó en el espejo con cuidado, ajustando los rizos dorados que caían suavemente sobre sus hombros. Luego, se puso el vestido de seda rojo adornado con bordados negros, que resaltaban su figura delicada. Con ayuda de su dama de compañía, trenzó su cabello y puso algo de polvo de rosas rojas en sus mejillas, moras con cera de abeja en sus labios para darles color y algo de ollín suavizado en los ojos, estaba lista para un día hermoso en compañía de su príncipe.
Al terminar, se dispuso a pasear por el jardín del castillo, absorta en sus pensamientos sobre su amado, el tan apuesto y valiente Percival. De repente se alejó mucho del castillo, y se adentró en el espeso bosque, tras esconderse detrás de un árbol, observó a un caballero del reino con una de las damas de compañía de la reina. Los miró confundida desde su posición, y vio cómo la mujer le entregó una carta acompañada de una pequeña bolsa de seda con dátiles y queso, algunos frutos rojos y una botella de vino. El caballero recibió el regalo muy feliz, le entregó flores y tras arrodillarse le dio un beso. La princesa al ver ello se dio cuenta de que era el día que más esperaba pero que había olvidado trágicamente, el día del nacimiento de Vanteni había llegado, el día de expresar el amor, y no tenía nada preparado, la quinceava luna llena estaba en el cielo.
Elowen, determinada a hacer el día especial, se decide a encontrar el plan romántico perfecto para que Percival sienta todo su amor.
Corriendo por el castillo, la princesa se topa con la reina Adelina, su madrastra y madre de Percival, la cual con cariño la mira y deduce la situación, dado que la princesa estaba con el corazón acelerado y el cabello despeinado. Adelina le confiesa que el primer regalo que le dio al padre de Percival de vuelta en Rot, muchos años antes del fallecimiento de este, fue una pintura de ambos, la cual sigue en el gran salón de la casa Revenscroft, aún así hayan pasado muchos años desde el matrimonio de su padre, Lyssander y ella. Elowen agradeció con su reverencia y siguió corriendo, Adelina sonrió y desapareció entre los pasillos tras la princesa.
Elowen llegó primero a la biblioteca, en busca de una idea en los cuentos y poemas; sin embargo, se encontró con los poemas que Percival le escribió cuando todavía no se conocían en persona, antes de la unión de sus casas y su posterior amor apasionado. Paseando por los amplios pasillos de la biblioteca se topó con sir Bartholomew, un caballero del mismo rango que encontró en el bosque hace unos momentos, el cual no tenía idea de lo que el nacimiento de Vanteni significa, dado que no tenía pareja pese a su apuesto rostro y gran valentia, dispuesto a ayudarla ofreció algunas ideas bastante desastrosas para el día que acontese, como ofrecerle a Percival una cena, o una serenata, pero Elowen no quería mandar a sus sirvientes a preparar algo para su amado, pese a que eso es lo que estaba acostumbrada a hacer, quería dar un giro a aquellas costumbres, y realizarlo ella misma. Sin embargo sus habilidades culinarias y musicales estaban muy verdes para la fecha tan importante.
Ella tenía en claro que impresionar a Percival era tan importante como demostrar su amor, si bien su amor es fuerte, su historia es mágica. Elowen se sentó y comenzó a recordar con amor como llegaron a este día. Hace diez años, en la primera luna menguante de las ninfas, Elowen estaba prometida al hermano de Percival, Reynard, quien rechazó el compromiso y huyó antes de la muerte de su padre en la guerra. Después de su partida, Percival, de 15 años, encontró los retratos de Elowen, los cuales fueron enviados por la corte del rey, con la esperanza de que el prometido se enamore de la princesa, estos se encontraban en una mesa de los aposentos de Reynard, este hecho fue un punto de quiebre en Percival, despertando un anhelo en su corazón que parecía guiado por la luz del eclipse. Unos años más tarde, Adelina llegó al reino con su hijo, un adulto Percival, que había iniciado una relación secreta con la princesa Elowen, hijastra de su madre. Cuando los lazos entre las casas Revenscroft y Heartwornd se consolidaron por el matrimonio real, el rechazo de Reynard fue considerado una traición. Lyssander, el justo, el padre de Elowen y rey de Bangi, organizó una justa con los caballeros de las mejores casas de los reinos aledaños, siendo abatidos por un decidido Percival, cuyo coraje era guiado con la luz del amor. Así, la unión entre Elowen y Percival se hizo evidente y su compromiso forjado, dando inicio oficialmente a su historia, como si estuviera predestinada por los dioses.
Después de recordar y suspirar por su amado escuchó una capanada de la tarde, lo cual significaba que no tenía tanto tiempo hasta que el sol muriera, se levantó y se decidió por seguir en su búsqueda. Se dispuso a caminar por el castillo, en dirección al cuarto en el que su madre, Rosalind solía tejer y contarle historias de príncipes y dragones por amor a una dama. En el salón percibió un aroma dulce y familiar, el cual la llevó a un rincón olvidado, debajo de una losa de piedra rota, asemejando una escotilla, donde al abrirla con cuidado encontró una caja de recuerdos con notas de amor escritas por Percival tras la boda de sus padres, cuando aún no podían confesar su amor, las cuales tenían pétalos de rosa y tinta dorada, además de retratos y poemas pequeños. Abrazó la caja y la devolvió a su escondite. Se levantó con amor en sus ojos y corrió más.
Se adentró en sus aposentos y cambió sus ropas, escogiendo un vestido de seda azul adornado con bordados dorados que resaltaban su belleza. Con una determinación renovada, decidió buscar inspiración en el encantador pueblo de Bangi. Tomó una bolsa con oro y mandó a llamar a sir Bartholomew con su dama de compañía, quienes la acompañarían en su búsqueda. Mientras paseaba con sir Bartholomew, la princesa se detuvo frente a la herrería, donde el calor de las llamas y el sonido del martilleo creaban una atmósfera vibrante. Inspirada por la habilidad y creatividad del herrero, Elowen decidió encargar una daga finamente decorada y grabada con símbolos de su amor y valentía. Observó con fascinación cada detalle del proceso de creación, desde el templado del acero hasta el grabado de los símbolos.
Después de dejar la daga en manos del herrero, Elowen exploró otras tiendas del pueblo, maravillándose con las telas exquisitas y los bordados finos de la mercería. Aquí, encontró una capa de terciopelo azul oscuro, bordada con hilos dorados, que complementaría perfectamente el regalo para Percival. La suavidad de la tela y el brillo de los bordados la transportaron a un mundo de elegancia y refinamiento. Con la daga y la capa en sus manos tras una interminable espera, las puso dentro de una caja, Elowen regresó al castillo en el caballo de sir Bartholomew, el cual estaba amarrado afuera de una taberna cercana. Con una enorme sonrisa de satisfacción, sabía que había encontrado el regalo perfecto y estaba impaciente por sorprender a Percival con su muestra de amor y dedicación.
Estaba deseosa de llegar al castillo, prepararse y encontrarse con su amado, tenía hermosa sonrisa la cual se desvaneció al pasar por las puertas del castillo y parar en seco al ver a Percival con su padre. La presencia inesperada de Percival junto a su padre golpeó a Elowen como un jarro de agua fría, haciendo que sus pasos se detuvieran en seco y su corazón se hundiera en su pecho. Los regalos estaban en la caja abierta que sostenía sir Bartholomew detrás de ella, la sorpresa estaba arruinada. Percival la miró confundido mientras Elowen aguantaba lágrimas en sus ojos, miró desesperada a su dama de compañía la cual estaba por allí, le ordenó que cerrase la caja y la llevara a sus aposentos. Pero Percival la detuvo. Se acercó a ambas, y dejó que la dama se fuera, sir Bartholomew hizo una reverencia y dejó la caja sobre el suelo, le agradeció y ordenó que los dejaran. La corte se desvaneció, la atmósfera en el gran salón se volvió aún más cargada con la tensión palpable entre ambos, mientras Elowen luchaba por encontrar las palabras adecuadas para explicar su presencia y la sorpresa arruinada que había planeado para Percival. Con lágrimas de frustración amenazando con desbordarse de sus ojos, se preparó para enfrentar las consecuencias de su improvisado plan romántico en el último minuto.
Elowen, con el corazón derrotado y la mirada fija en el suelo en un gesto inusual para ella, sintió que la esperanza se desvanecía lentamente en su interior. Percival, con una expresión comprensiva, se acercó a ella y tomó suavemente su mano. Elowen, con un nudo en la garganta y una expresión triste, permitió que Percival la guiara hacia el bosque cercano. De repente, el bosque se tiñó de un rosa suave y hermoso, bañando el paisaje en una luz mágica y reconfortante. Elowen levantó la mirada, sorprendida por la inesperada belleza que la rodeaba. En ese momento, se sintió sola y perdida, hasta que una melodía suave y tentadora llegó a sus oídos. Decidió seguir el sonido, sintiendo un impulso de coraje en su interior mientras tocaba su pecho con determinación.
Siguiendo la melodía, Elowen se adentró en el bosque, donde una bandada de pájaros la recibió con sus cantos amorosos. Los pájaros parecían susurrarle secretos de amor y esperanza mientras la guiaban hacia un claro adornado con pétalos de rosa y velas. Allí, en medio de la belleza natural del bosque, Percival la esperaba con una sonrisa cálida y amorosa, listo para consolarla y compartir un momento especial juntos.
Incrédula de lo que sus ojos le ofrecían, suspiró enamorada y se acercó a su príncipe, el aire estaba impregnado de una suave brisa y el aroma de las flores en flor. Percival revela que él también había estado preparando algo especial para ella. Con una sonrisa cómplice, toma su mano y la lleva hacia una manta extendida sobre el verde prado, rodeada de candelabros con velas que iluminan el lugar con una luz suave y cálida. Sobre la manta, hay una exquisita cena preparada con los platos favoritos de Elowen, incluyendo frutas frescas, quesos y una selección de vinos.
Elowen queda sorprendida y emocionada por la dulce sorpresa de Percival. Juntos, comparten una cena íntima bajo las estrellas, disfrutando de la compañía del otro y celebrando su amor en medio de la belleza del bosque. Percival le explica que quería hacer algo especial para ella como muestra de su amor y aprecio, y Elowen se siente profundamente conmovida por el gesto.
Percival le revela a Elowen que sabía que ella había ido al pueblo. Explica que sus sirvientes estaban preocupados porque no encontraban a la princesa en el palacio, y al escuchar esto, se dispuso a buscarla. Recordando que Elowen tenía la costumbre de disfrazarse con ropas simples para pasear por el pueblo, Percival decidió comenzar su búsqueda. Con una sonrisa, Percival admite que no sabía exactamente qué era lo que Elowen le había preparado, pero estaba ansioso por descubrirlo, cuando vio que se encontraba bien, retornó al castillo, no se esperaba que Elowen entrase por la puerta principal del palacio... Mientras comparten este momento íntimo juntos en el claro del bosque, la princesa se siente emocionada de compartir su sorpresa con Percival, le contó lo que era y este sonrió, al ella saber que él estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para encontrarla, estar a su lado.
Con las velas encendidas y el aroma de las flores llenando el aire, Elowen y Percival disfrutan de una cena romántica en la intimidad del bosque, donde compartieron memorias y poesía hasta el amanecer, mientras comparten una botella de vino, se miran a los ojos, sus almas se entrelazaban en una danza suave al más minimo parpadeo, saben que no necesitan regalos materiales para expresar su amor el uno por el otro. En ese momento, están completamente felices y en paz, sabiendo que se tienen para toda la eternidad.
Si bien el nacimiento de Vanteni empezó con correteos e incertidumbre, terminó en el mejor día de todos, lleno de amor y magia, no podían estar más felices.
*2DO LUGAR EN DESAFÍO ROMANCE 2024 - ENREDOS Y ENCANTOS* - Amores en Bangi
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