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Capítulo 8

Tengo mucho sueño, ni siquiera trabajando en el aula de pintura puedo recuperar mis energías.

Ayer fue una noche muy agitada, pero me siento satisfecha de que Sigrid no continuara un minuto más con Hans.

Ahora tan solo debo tratar de mantenerme despierta en mi trabajo muralista, tal como lo he hecho desde que ingresé a esta Universidad.

Nuevamente estoy arriba de la escala que me permite dibujar mi mural.

Lamentablemente ni Sigrid, ni Elsa han llegado. Puedo entender a Sigrid, debe estar dolida por lo que pasó ayer y de seguro no quiere ni salir de su cama; pero lo de Elsa me causa extrañeza, ella siempre asiste a sus clases, aunque he notado que ella siempre falta a esta, eso me hace recordar cuando la vi hablando con Kristoff en el pasillo aquel día.

— Lo siento por la tardanza profesor — oigo a lo lejos, a mis espaldas, la voz de Sigrid.

— No te preocupes Sigrid, puedes entrar — el profesor le permite ingresar al aula.

— Muchas gracias profesor.

Volteo para ver a Sigrid ingresar  y acercarse hacía mí.

Me siento maravillada con la actitud de Sigrid, luce fuerte y de buen ánimo, lo que se ve reflejada en su atuendo y en su actitud: Botas negras, Pantalón de cuero y un suéter muy grueso de color blanco, similar al que usó Elsa ayer por la mañana.

— Hola (Y/N).

— Hola Sigrid, bajo de inmediato para saludarte — bajo de la escala lo más rápido que puedo.

Lo primero que hago luego de tocar el piso es abrazar a mi mejor amiga, ella me ha ayudado mucho a adaptarme aquí en Arendelle, es cono mi hermana, no quiero verla sufrir.

— Ya basta de abrazos (Y/N), debo cambiarme para trabajar en nuestro mural.

— ¿Cómo te sientes Sigrid?.

— La verdad estoy tratando de procesar todo esto, creí que Hans era el chico ideal para mí, pero no fue así. Pero aún así, gracias por todo, no me hubiera dado cuenta si no fuera por tí y Elsa, realmente gracias — ahora ella me abraza a mí — y por cierto, ¿Dónde está Elsa?.

— De verdad no lo sé, no ha respondido mis mensajes.

— Creo que debe estar cansada, estoy segura que vendrá más tarde.

— Ojalá sea así.

— Oye (Y/N), por primera vez noto que el mural ya está tomando forma — Sigrid se acerca un poco más a la obra.

— Así es.

— Me costó mucho para entender tu mural, pero realmente se ve bien, incluso se ve mejor que la original. De seguro que Rufino Tamayo, estaría orgulloso de ver tu versión femenina del "El hombre".

— Gracias, pero sin tu ayuda esto no hubiera sido posible.

— Lo sé — comenta confiada en sus capacidades.

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El timbre del mediodía acaba de sonar. Salgo con Sigrid del aula de pintura para tomar algo de aire.

— Creo que deberías ir a la cafetería  por un café (Y/N) — me propone Sigrid mientras mira su teléfono.

— ¿Por qué debería ir a la cafetería?, no tengo frío, ya me estoy aclimatando al clima invernal de Arendelle.

— Solo ve, te alcanzo luego — camina en dirección contraria.

Estoy algo confundida, pero acepto la orden de mi mejor amiga.

Camino por el largo pasillo antes de llegar a la cafetería.

Cuando estaba a punto de entrar, siento una mano que toca mi hombro.

— (Y/N).

— ¡Anna!, me asustaste, ¿Qué haces aquí?.

— Te hemos estado buscando.

— ¿A mí?, ¿Por qué?.

— Elsa quiere verte.

— ¿Dónde está?, ¿Le pasó algo?.

— No, no, tranquila, es una sorpresa. Le enviaré un mensaje a Kristoff que ya te encontré. Apostamos que si te encontraba primero, él me compraría un chocolate belga de regreso a casa, y gané.

Anna suelta una risa triunfante.

Después de contactar a Kristoff, salimos de la Universidad y caminamos hacia el estacionamiento del recinto.

Nos acercamos al Ferrari rojo último modelo que vi estacionado el día que fui a la mansión de Elsa.

— Es un hermoso vehículo Kristoff.

— Gracias, pero no es mío, es de Anna — sonríe avergonzado.

—  Oh, en ese caso, tienes un hermoso vehículo Anna.

— Gracias (Y/N), solo por eso, irás en el asiento del copiloto.

— Rayos, este no es mi día de suerte — Kristoff suelta un bufido.

— Vamos Kristoff, solo será esta vez, luego podrás viajar a mi lado las veces que quieras.

— Creo que necesito renovar mi licencia de conducir — se queja nuevamente el muchacho rubio.

Al subirme, el vehículo, éste olía a nuevo, me sentí como una persona de clase alta por primera vez.

Anna puso las llaves en el vehículo y condujo a toda velocidad hacía rumbo desconocido.

No quise hacer ninguna pregunta, estaba algo emocionada con esto y solo quería disfrutar de la vista.

Nos detuvimos por aproximadamente media hora en una tienda de chocolates, nunca antes había probado el chocolate belga, el sabor del cacao se derrite en tu paladar, convirtiéndose en una experiencia placentera.

Luego de este festín de cacao, Anna toma nuevamente el vehículo y nos lleva a las afueras de Arendelle tomando la carretera.

No pasaron más de 5 minutos cuando decidí de una vez por todas preguntar:

— ¿A dónde vamos?.

— Cielos, te habías demorado mucho en preguntar (Y/N) — comenta Kristoff desde el asiento trasero.

Anna se pone cómoda y decide responderme:

— Elsa siempre ha sido fanática de las esculturas en hielo, durante su período enclaustrada desarrolló una habilidad manual sorprendente. Al no poder sentir el frío podía estar en contacto con el hielo a bajas temperaturas y realizar un trabajo más eficiente y meticuloso. Mi hermana ha estado trabajando en este proyecto desde el año pasado y nos pidió recogerte a la Universidad para mostrártelo.

— ¡Oh!, en realidad eso explica el por qué falta mucho a las clases de pintura.

— Así es, la Universidad está entusiasmado con este proyecto y le ha permitido a Elsa no asistir a esa clase —  Kristoff contesta mi duda.

Después de marchar a toda velocidad llegamos finalmente a nuestro destino.

Nos estacionamos en un costado de la carretera.

Mi vista se impresiona al ver la inmensidad de las montañas cubiertas de nieve, no puedo imaginar como Elsa, que físicamente luce débil pueda estar expuesta a este tipo de clima, realmente su extraña enfermedad ha sido su mejor herramienta.

Me abrigo por capas como es de costumbre a pesar de haberme aclimatado, pero no quisiera contraer un resfriado a estás alturas del año.

Los tres nos adentramos por un camino de tierra que nos llevará a Elsa.

Luego de una larga caminata, nuevamente mis ojos quedan atónitos al distinguir un castillo hecho totalmente de hielo, ni siquiera las bajas temperaturas me impidieron caminar a toda prisa para admirar dicha obra.

No puedo creerlo, es realmente bellísimo, es un palacio de hielo. Tengo la piel de gallina cada vez que pienso que Elsa hizo todo esto por cuenta propia.

— ¿Quieres entrar? — propone Anna.

— ¿Puedo?.

— Por supuesto que puedes, ¡Entra!.

Nos acercamos un poco más al palacio. Kristoff con su fuerza tuvo que abrir las puertas dobles para permitirnos entrar.

Al ingresar, me sentí en el paraíso. El piso estaba hecho de hielo y tenía forma de copo de nieve. Hay una hermosa fuente de hielo congelado y dos escaleras curvas a lo largo de los lados que se unen en una plataforma por encima y frente a la entrada. Noto que a mi derecha hay una representación de un gigante y descomunal hombre de nieve, sus articulaciones están formadas por hielo. Sus dedos están hechos de carámbanos redondeados, los codos y las rodillas tienen placas de hielo como si fueran rodilleras y coderas.

— Me estaba preocupando de que no vinieran — se oye la voz de Elsa venir desde la parte superior del palacio.

Todos miramos hacía la voz y mi corazón se acelera al ver a Elsa con su vestido cristalino y su cabellera trenzada.

— Por favor hermana, ponte un suéter — reclama Anna.

No dejo de sentirme atraída hacía la hermosa chica de cabello platinado.

— ¿Qué te parece (Y/N)? — pregunta Elsa.

— Todo está bellísimo Elsa, no tengo palabras para describir lo que siento ahora mismo.

— No podrás hablar por una semana cuando te muestre nuestra habitación.

— ¿Nuestra habitación? — pregunto confundida.

— ¡Así es!, ¡Sube!.

Los tres tomamos las escaleras que nos llevará hacía Elsa.

Repentinamente una idea surge en mi cabeza:

— ¡Por Dios!, ¡Dejé sola a Sigrid!.

Todos, excepto Kristoff se ríen al mismo tiempo de mi torpeza.

— Vaya si que eres lenta (Y/N) — oigo la voz de Sigrid venir desde uno de los cuartos del palacio.

— ¿Sigrid?, ¿Cómo es que llegaste hasta acá?.

— La limusina de Elsa me trajo hasta este lugar. Todo fue fríamente calculado, si no te hubiera indicado que fueras a la cafetería el plan no hubiera funcionado — veo la figura de mi mejor amiga salir de una habitación.

— Espera — Kristoff toma la palabra — esto estaba planeado, de todas formas iba a perder la apuesta con Anna.

— ¿Qué apuesta? — pregunta Elsa.

— La que hicimos con Kristoff — Anna ríe — apostamos que el primero que encontrara a (Y/N), el otro debía comprar chocolate belga al ganador. Si no fuera por la ayuda de Sigrid me hubiera demorado más en encontrarte (Y/N).

— Por favor Anna, ¿Por qué todo debe traducirse en chocolate? — recrimina Elsa a su hermana.

— ¡Son mi placer culpable Elsa!.

—  Bien, dejaremos esto de lado — Elsa adopta una posición aristocrática — los he reunido a todos aquí, para estrenar el palacio de hielo, ¿Serían tan amable de acompañarme?.

Sin dudar, seguimos los pasos de Elsa que nos lleva a una sala hecha totalmente de  hielo con una gran lámpara de araña de hielo.

Es una sala bastante austera con una cama y una mesita de noche, pero el balcón se lleva toda la atención.

Me acerco a admirar el paisaje que me ofrece este hermoso palacio de hielo: La nieve de las otras montañas y a lo lejos el pueblo de Arendelle forman un contraste único, no puedo imaginar tal vista en el atardecer.

— Te dije que quedarías sorprendida con nuestra habitación — siento las manos de Elsa rodeando mi cintura y su cabeza apoyada en mi hombro.

— ¿De veras será nuestra habitación?.

— Por supuesto, ¿De qué me sirve tener un hermoso palacio si no puedo compartirla con la mujer que más amo?.

— ¡Caray!, te estás volviendo muy cursi —cierro los ojos para disfrutar el calor corporal de Elsa y los finos vientos que provienen de las montañas.

— Lo digo en serio (Y/N), eres todo para mí — gira mi cuerpo para que pueda mirarla a los ojos.

Ante su rostro perfecto y lozano, le robo un beso a mi amada en sus deliciosos labios.

— (Y/N)… — saca algo de su bolsillo — eres la mujer que toda persona sueña tener, me has hecho la mujer más afortunada al conocerte, gracias a tí pude superar mis temores y mis miedos que me invadían, gracias a tí pude abrir mi corazón y no deseo abrírselo a otra mujer que no seas tú(...)

Elsa cierra los ojos y respira profundamente:

—(…) quiero que seamos felices hasta el resto de nuestros días, pero antes tenemos que vivir juntas todos los procesos necesarios hasta el día que nos comprometamos, por eso, quiero preguntarte: (Y/N), ¿Quieres ser mi novia? — abre sus manos y me muestra un anillo hecho de hielo.

Ante el asombro y al percatarme de que todos nos están observando, no puedo evitar sentir escalofríos y soltar algunas lágrimas en el proceso.

— ¡Por supuesto que sí Elsa!, ¡Quiero ser tu novia! — beso apasionadamente a mi alma gemela, sin importar la presencia de los demás.

Oigo un gigantesco aplauso de todos mis amigos. Me alegra haberlos conocido, mi estadía en Noruega a sido la mejor gracias a ellos, no puedo imaginar mi vida sin Sigrid, Anna, Kristoff e incluso el pequeño Olaf, tan solo espero que sigamos siendo amigos de por vida.

— Elsa — interrumpo el beso — creo que ya es hora de que conozcas a mi familia, estoy segura de que les encantarás.

— Ansío mucho poder conocerlos — ahora ella me besa apasionadamente y me sumerjo en un estado de completa tranquiladad gracias al dulce sabor de sus labios.

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