Capítulo 7
La noche ha transcurrido sin mayores problemas. El ambiente dentro del restaurante es muy amigable. Nos hemos sentado junto a nuestras respectivas parejas con una mesa rectangular separándonos: Elsa está a mi derecha, Sigrid al frente de mí y a su izquierda Hans, que está frente a de Elsa.
La noche podría ser perfecta, pero lamentablemente alguien no ha dejado de hablar:
—(...) y así fue como pude escapar de mis hermanos jajaja — ríe Hans notoriamente.
Es la cuarta vez que cuenta la misma historia, el alcohol hace que su cerebro encuentre la misma historia una y otra vez. Es un patán de primera, no puedo explicarme todavía por qué Sigrid se fijó en él.
Acepto de que Hans tiene un buen gusto para vestirse y que además proviene de una familia millonaria, pero es un idiota, le lanzó una bola de nieve a Elsa esta mañana como si fuera un niño, además, técnicamente se abalanzó a Sigrid como si fuera su presa cuando llegó.
Realmente me da asco ese sujeto.
— ¡(Y/N)!, ¡(Y/N)! — Sigrid mueve su mano frente a mi cara librándome así de mis pensamientos.
— ¿Qué?, ¿Qué pasa?.
— Te ves aburrida, ¿Ocurre algo?.
— No, nada Sigrid, solo estaba atesorando este hermoso momento.
— Creo que ya es hora de irnos, todo estuvo muy delicioso — comenta Hans mientras se arregla el cabello — por lo que veo, Elsa también está aburrida, ¿No es así?.
Elsa, que ha evitado mirarlo a los ojos durante la noche, se atreve a mirarlo por primera vez.
— No, no estoy aburrida, al igual que (Y/N), estoy atesorando este bello momento juntos para la posteridad.
— Bien, como soy el único hombre en esta mesa, creo que me corresponde a mí pagar la cuenta — se levanta Hans de manera altanera a pagar la cuenta.
— ¿Y?, ¿Qué les parece Hans? — pregunta Sigrid emocionada sin la presencia de su novio.
Soy incapaz de responder esa pregunta, por mi cabeza pasan ideas negativas acerca de él, pero Sigrid es mi amiga y arregló todo esta noche para conocerlo.
— Me parece que es un buen sujeto — menciona Elsa confiada.
— ¿En serio lo crees Elsa? — La mirada de Sigrid se ilumina al reaccionar a las palabras de Elsa.
— De verdad, conozco a Hans desde que era pequeña, sé que es un buen partido para tí.
— ¡Ay!, no sabes cuanto necesitaba tu apoyo Elsa — Se levanta a abrazar a la Reina del Hielo.
¿Qué?, ¿Desde que era pequeña?, pero si Elsa ha estado casi toda su vida encerrada en su habitación, tenía entendido de que nadie tenía acceso a ella, ni siquiera Anna.
Espera… algo se cruza por mi cabeza:
"No puedo estar contigo (Y/N), no estoy lista para una relación, no soy la persona que crees que soy, hace tiempo cometí un error muy grande que hasta el día de hoy no he podido superar(...)
No puede ser, eso significa que… ¿Elsa y Hans tuvieron una relación?, ¡Puaj!. No me cabe la idea en la cabeza .
— Bien, ya pagué la cuenta — se acerca Hans de improviso a nosotras.
— Gracias Hans, eres un encanto — Sigrid se acerca a besar su mejilla.
— De nada amor mío — Hans toma la cintura de Sigrid. Bajando lentamente su mano a su trasero.
— Hans… aquí no — murmurra.
Me da asco mirar esto, me cuesta creer que Elsa haya aceptado a Hans como novio de Sigrid, realmente no lo entiendo.
— ¡Ejem! — es la segunda vez en la noche que lo hago — creo que ya nos vamos, ¿No es así Elsa?.
— Así es, creo que debemos irnos — me responde Elsa, quien a estado demasiada callada esta noche.
Todos salimos del restaurante al mismo tiempo.
A las afueras, está la misma limusina que trajo a Hans. El chofer abre la puerta listo para que ambos entren.
— Las mujeres primero — Hans señala la limusina a Sigrid, realizando el primer gesto de caballerosidad esta noche — te dejaré a tu apartamento, una dama no debe andar a solas por las calles de Arendelle.
— No sabes cuanto aprecio tu gentileza — responde mientras se sube al vehículo — ¡Adiós chicas!, ¡Las veré mañana!.
Levanto mi mano en señal de despedida, en tanto la puerta de la limusina se cierra y parte en dirección al sur.
El gélido viento corre por las calles. Volteo para evitar que el frío golpee mi rostro. Al ver a Elsa, ella sigue con su mirada pérdida.
— ¿Elsa?.
— ¿Qué ocurre? — me mira a los ojos.
— Eso mismo quiero saber, ¿Qué ocurre contigo?, has estado actuando muy extraña esta noche, tengo dudas y quiero que seas franca conmigo.
— Adelante — menciona desviando la mirada hacía su izquierda.
— ¿Tuviste algo con Hans mientras estabas encerrada?.
Su rostro cambia drásticamente, sus ojos están fijos a los míos.
— Te prometí que te sería sincera — toma un pequeño respiro — sí, Hans y yo tuvimos una relación.
Sé que no debería asombrarme, pero oírlo salir de sus propios labios hace que recorra un ligero escalofrío por mi piel.
— ¿Cómo?, me dijiste que nadie podía entrar a tu habitación.
— Pues no fue así, ¿Recuerdas que mis padres eran dueños de una compañía farmacéutica?, bien, ellos eran socios con los padres de Hans, los dueños de la compañía Biomédica Westergard & Asociados. Mis padres eran muy cercanos a la familia Westergaard, por lo que la única persona que tenía acceso a mi habitación además de mis padres era Hans Westergaard.
— ¿Y que pasó?.
— Él depositó su confianza en mí y yo no pude devolver todo lo que había hecho por mí, le hice mucho daño a Hans por mi egoísmo.
— No puedo imaginar como le hiciste daño a Hans.
— Conozco a Hans desde que tengo memoria, siempre fue muy atenta conmigo antes y después de mi encierro. Me hizo mucha compañía cuando estaba sola, él me hablaba de todo lo que pasaba en el mundo exterior, era mi mejor amigo. A los 17, me pidió que fuera su novia, pero nadie debía enterarse, ni siquiera mis padres. A los meses de empezar nuestro noviazgo él me pidió que perdiera mi virginidad con él y yo le dije que no estaba lista, que sentía dudas sobre mi misma y que no podía hacerlo con él.
— ¿Le dijiste que no?.
— Sí, y fue el peor error que pude cometer — su rostro se muestra más apenado — me sentí como la peor persona del mundo, no supe valorar todos los hermosos detalles que había hecho por mí, era mi amigo y lo perdí. Perdí a Hans para siempre, se enfadó y no volvió a hablarme. Nunca más me visitó, volví a estar sola hasta que Anna entró a mi habitación para rescatarme de mi soledad y del temor latente a ser tratada como un fenómeno por las personas de Arendelle. Siempre oculté mi relación con Hans, no quería perderte a tí también, soy una persona muy insegura en algunos aspectos, nunca me ha agradado el rechazo de las personas.
— ¿Es en serio Elsa?, ¿Te sientes culpable por no entregar tu virginidad a Hans?, Elsa, ¡Él es un chantajista!, ¡Hasta el día de hoy te sigue manipulando!, eso hacen los hombres como él, te tratan bien hasta que no aceptas sus caprichos, ¡Oh rayos!, es bastante obvio, Hans le comentó a todo Arendelle sobre tu situación, él es el culpable de que todos te conozcan como la Reina del Hielo.
— ¡No!, Hans no haría algo como eso…
— ¡Por favor Elsa!, ¿Quién más podría haberles comentado al pueblo de tu enfermedad?, es lógica, Hans sabe todo sobre tí, fue la única persona que podía entrar a tu habitación y a tu vida, ¡Es evidente!.
Su expresión lo dice todo: ella ya lo entendió. Sus ensanchados ojos y su boca semi abierta como si hubiera presenciado una epifanía así me lo confirman.
— Lo mejor que pudiste hacer fue decirle que no… no tienes que sentirte culpable por él, ni tienes que aceptar sus burlas, vales mucho más que eso.
Me acerco para besarla apasionadamente.
— Estoy muy orgullosa de tí Elsa, eres una mujer valiente, no tienes que vivir del qué dirán los demás, nadie en este mundo puede odiar a un corazón tan puro como el tuyo.
— ¡Sigrid! — exclama Elsa inesperadamente.
— ¿Qué ocurre con ella?.
— Hans tratará de intimar con ella, usará todos sus trucos para chantajearla.
— ¿Estás segura?.
— Lo estoy (Y/N), sé que lo hará, es la ocasión perfecta para él.
— No hay tiempo que perder, iremos al apartamento de Sigrid, ¡Rápido!.
Ambas corremos a toda velocidad hacía el sur, donde se encuentra el apartamento de Sigrid.
Ignoro cuanto tiempo nos tomó en llegar, pudo ser 20 minutos o tal vez 5, realmente no lo sé.
Entramos a un barrio sencillo, bastante alejado de la parte céntrica de Arendelle, con apartamentos residenciales una al lado de la otra.
La brisa marina se siente de inmediato, una señal de que el mar está presente.
Nos detenemos al reconocer a lo lejos la limusina de Hans.
— Espera — le digo a Elsa antes de que avance hacía edificio — el chofer de la limusina tratará de avisar a Hans que estamos aquí, lo mejor será entrar por la puerta de emergencias.
— ¡Bien!, no hay tiempo que perder — toma mi brazo para dirigirnos a la parte trasera del apartamento.
Abrimos meticulosamente la puerta de atrás sin que nadie se de cuenta. Para nuestra mala suerte está todo oscuro a excepción de una luz roja en el techo que parpadea intermitentemente.
— Rayos, estamos perdidas — oigo exclamar a la bella chica de cabello platinado.
— ¿Por qué dices eso?
— Las cámaras nos detectaron, tenemos poco tiempo antes de que alguien nos sorprenda merodeando por estos lugares y llame a la policía.
— Entonces haremos esto mucho más interesante — sonrío al prender las luces de la habitación — ¡Ven!, ¡Por las escaleras!.
Elsa y yo subimos con toda la adrenalina y la emoción hacía el tercer piso, lugar donde vive Sigrid.
Al llegar al pasillo noto que la puerta del apartamento de Sigrid está entreabierta. La luz que sale de ahí es bastante tenue.
Me acerco para abrir la puerta totalmente.
—(...)¿Por qué me haces esto Hans? — veo a Sigrid sollozando en su sofá, mientras que Hans está de pie frente a ella.
— No me dejas otra alternativa, compartimos muchos momentos juntos, pero realmente no eres la mujer que deseaba tener a mi lado, creí que eras distinta a las demás, tan solo quería sentir tus besos y tus caricias en mi piel para que fuéramos uno solo — Hans sobreactúa, mostrándose como una víctima de Sigrid.
— ¡Ya basta con tus juegos Hans! — Elsa saca la voz para interrumpir la escena.
— ¿(Y/N)?, ¿Elsa?, ¿Cómo llegaron aquí? — pregunta Sigrid sorprendida a la vez que oculta sus lágrimas.
— Dejaste la puerta abierta — comento.
— ¿Cómo es que mi chofer no los vio? — pregunta Hans intrigado.
Elsa toma la palabra:
— Eso no importa… Sigrid, lo siento mucho, esto es culpa mía, fue mi error decirte que Hans era un buen partido para tí — Se acerca a consolarla — yo no lo supe hasta hoy, pero Hans es un chantajista emocional, no se merece que alguien le entregue un amor como el tuyo.
— ¡Deja de decir estupideces!, siempre has querido ser la víctima en todo esto, ¿No es así Elsa?, ¡Eres una maldita puta necesitada de afección por los demás! — balbucea Hans claramente alterado.
— No vuelvas a tratar así a Elsa ¿Entendido? — miro a Hans a los ojos.
— ¿Que piensas hacer estúpida? — replica.
De inmediato motivada por la ira, le doy un certero golpe en su mejilla.
El cuerpo de Hans cae como un boxeador en un cuadrilátero.
— Hija de…
— Ni se te ocurra tratar a (Y/N) de esa forma — Elsa pone su pie encima de Hans — ya no te temo, fui una idiota al sentirme culpable por tus chantajes, pero ya no aguantaré ni un segundo más. Por cierto, ya sé que fuiste tú quién corrió la voz sobre mi enfermedad. Lanzarme una bola de nieve sabiendo que no puedo sentir el frío fue lo más idiota que pudiste hacer.
Retira su pie de él.
— Esto no quedará así — Hans intenta levantarse — lo perdiste todo Sigrid, los lujos, la riqueza, una vida sin problemas financieros, todo eso se esfumó para tí.
— No te necesito, de todas formas hubiera vivido como una mujer infeliz a tu lado, espero que ninguna mujer vuelva a caer en tus juegos — Sigrid se pone de pie y muestra una mirada de odio hacía él.
— Esto es una adiós, les deseo lo peor a todas ustedes — Hans se retira del apartamento, mostrando evidentementes signos de dolor producto de mi golpe en su mejilla.
— Cerraré la puerta — comento.
— ¿Te encuentras bien Sigrid? — Elsa toma delicadamente sus manos.
— Estoy bien, me hicieron un gran favor al venir. Un segundo más y creo que hubiera terminado acostándome con él por piedad.
— Nadie debe chantajearte para tener relaciones contigo, alguien que solo te quiere para el placer propio no te ama realmente.
— Gracias Elsa, me alegra que me hayas advertido justo a tiempo.
— En realidad, no pude verlo de esa forma hasta que (Y/N) me hizo ver cuan equivocada estaba, Hans también me había prometido una vida felíz a su lado y yo tontamente creí que había roto sus sentimientos.
— Entonces debo agradecerte a tí (Y/N) — sonríe Sigrid.
— Haría lo que fuera por tí amiga, tu me enseñaste de que la verdad solo es posible a través del amor— doy un abrazo grupal a Sigrid y a Elsa.
Toc toc toc
— ¿Hola?, ¿Hay alguien ahí? — se escucha decir a un hombre de edad avanzada detrás de la puerta.
— Es el guardia del edificio, ¿Qué hace aquí? — Se pregunta Sigrid.
— Bueno, digamos que no ingresamos de la mejor manera al edificio — me sonrojo.
— Por favor chicas, díganme que no ingresaron por la puerta de emergencias.
— Pues… sí — Elsa muestra una sonrisa boba.
— Bien, creo que es justo, tendré que ayudarlas en esto y evitar que el guardia no llame a la policía.
— Eres la mejor Sigrid — decimos al unísono.
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