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Capítulo 2

Ayer fue el mejor día de mi vida.

No dejo de recrear una y otra vez en mi mente lo que sucedió ayer.

Estoy en mi asiento, como de costumbre: al final de la sala con la ventana a mi izquierda.

No estoy prestando ni la más mínima atención a la clase, mi cabeza está fantaseando todo el tiempo. Si Sigrid estuviera aquí, de seguro estaría molestándome para que me concentrara en el maestro.

Como todos los días, veo a Elsa en diagonal a mi derecha. No estoy prestando atención a la clase, mis ojos están clavados en la chica más hermosa del salón.

Mi vista recorre todos los rincones de su cuerpo, desde mi perspectiva puedo ver su mejor perfil, a pesar de tener a algunos compañeros que me impiden admirarla por completo. Por suerte no somos muchos en el salón.

Hay algo que llama mi atención, algo que dijo Elsa a Kristoff el día de ayer:

"Sabes que el frío no me molesta, soy la reina del hielo ¿Recuerdas?"

Algo me deja inquieta, Elsa llevaba solamente una polera a pesar de las bajas temperaturas y hoy la veo con un suéter ligero y sin indicios de atrapar un resfrío.

¿La reina del hielo?, había escuchado algunos rumores de ese apodo.

Durante los primeros días de clases, muchas personas se referían a ella como la reina del hielo por un evento que ocurrió en su niñez. Lo que me causa cierta curiosidad al saber por qué ella aceptó ese apodo sin problemas, siendo que puede ser un tanto cruel(…)

El Timbre que indica el final de la clase está sonando. Salto con gran rapidez en mi puesto y mi corazón late de como si estuviera en una maratón.

Todos mis compañeros se fueron al oír el timbre, mientras yo me quedaba sola pensando.

Ordeno tranquilamente mis cosas en mi bolso para irme a la biblioteca a estudiar para el examen de mañana.

Pero descuidadamente, todos mis lápices que están arriba de la mesa caen debido a la falta de coordinación de mis manos producto del frío, por lo que tengo que agacharme para recogerlas.

Mientras recogo mis cosas siento una presencia delante de mi.

Al elevar la vista, sonrió bobamente al notar que es Elsa quien está sosteniendo uno de mis lápices que cayó a lo lejos y me ofrece su otra mano para ayudar a levantarme.

Gustosamente acepto su ayuda y tomo su delicada y pálida mano.

— Gracias por ayudarme Elsa — miro su bello y perfecto rostro.

— No tienes por qué agradecerme, miré por si habías salido, pero no te vi, así que me devolví al salón pensando que te encontraría aquí.

— ¿Por qué querías verme? — pregunto con nerviosismo mientras toco mi cuello con mi mano izquierda.

— Quería invitarte a tomar un café, por lo de ayer.

— ¿Lo dices en serio?.

— Claro, si no fuera por tí, el novio de mi hermana seguiría molestandome. Es mi forma de agradecerte, así también podemos estudiar juntas para el examen de mañana.

Intento no mostrarme eufórica ante la idea de pasar gran parte del día con mi amor platónico.

— Me parece excelente, vamos — me muestro algo solemne ante Elsa.

Ambas salimos sin inconvenientes de la universidad.

El clima afuera sigue siendo bajo cero. La nieve en las calles de Arendelle aumenta cada vez más. Saco de mi bolso una bufanda que me cubre mi nariz para no morir de frío.

— Veo que no eres de aquí — ríe Elsa al verme encogida y con mis manos temblando de frío a pesar de estar usando guantes.

Trato de articular algunas palabras, pero el frío me impide hacerlo.

— Me gustaría saber más acerca de tí, se ve que no eres una chica como las demás, de seguro que podemos ser grandes amigas  — comenta.

Recorrimos alrededor de dos cuadras hasta llegar a una cafetería de tipo vegetariana llamada Prana Kafé.

La atmósfera de este lugar es bastante amigable y familiar, se ve bastante lujoso, con paredes blancas y sofás de cuero rodeando mesas pequeñas . Ambas nos sentamos una al frente de la otra en una de las sofás disponibles.

Elsa pidió un café para cada una y unas galletas de acompañamiento.

Retiro mis guantes al momento en que la camarera nos sirve nuestros pedidos. Mis manos se abalanzan hacía la taza para recibir algo de calor.

Mis manos tiemblan, aunque no hace frío en la cafetería, mi cuerpo no puede acostumbrarse al impacto de las bajas temperaturas.

— No has parado de temblar, déjame ayudarte — las manos de Elsa cubren mis manos, pudiendo sentir así la taza en mis palmas y sus manos encima de las mías.

— ¿Mejor? — pregunta al ver mi rostro sonrojado.

— Sí… muchas gracias  — mis manos dejan de temblar.

Elsa quita sus manos y se las lleva a su taza para beber un sorbo de café.

— ¿Puedo preguntarte algo?.

— Claro (Y/N), ¿Qué deseas saber?  — bebe nuevamente un sorbo de su taza.

— He oído poco acerca de tí, pero hay algo que me ha llamado profundamente mi atención…¿Por qué te llaman la Reina del Hielo?

— Vaya que eres directa — ríe levemente — me gusta eso de tí.

Bebe nuevamente su café antes de hablar:

—  No es un apodo que me produzca molestia, pero no es de mi agrado que lo utilicen como ofensa, te explico.
De niña me detectaron una extraña enfermedad en la cuál no podía sentir frío, mis padres eran dueños de una compañía farmacéutica y al enterarse, trataron de protegerme encerrándome en mi habitación mientras desarrollaban una cura, pero nunca la encontraron, ellos me alejaron de todos, incluso de mi propia hermana por motivos que nunca pude comprender, pero aún así inexplicablemente el pueblo terminó descubriendo mi enfermedad y fui conocida despectivamente como la Reina del Hielo.

Bajo mi rostro.

Tengo un nudo en mi garganta. Hubiera deseado estar con ella en esos momentos tan difíciles.

— Pero no te preocupes por eso — toma mi mentón y la levanta para mirarme a los ojos — todo eso quedó en el pasado.

— Quisiera preguntarte una cosa más.

— Adelante — me responde sin soltar su mano de mi mentón. Me siento tan sumisa en esta posición.

— ¿Por qué Kristoff dijo que podrías sufrir de hipotermia si no puedes sentir el frío?.

Elsa no deja de soltarme y empieza a reír levemente.

— Ah, eso, resulta que hace un año, preparé una fiesta sorpresa para mi hermana y contraje un resfriado, algo inusual en mí, los médicos me dijieron que podía sufrir de hipotermia, pero por suerte no ocurrió. Desde ese día, Kristoff se preocupa por mí, pero no he sufrido otro resfrío desde entonces a pesar de estar siempre en contacto con el frío invernal de Arendelle.

Ambas nos quedamos en silencio por unos segundos, mirándonos fijamente a los ojos.

— Elsa… podrías quitar tu mano de mi mentón, quisiera beber un poco de café.

— ¡Oh claro! — retira rápidamente su mano. Sus mejillas se tornaron rojas. Por su actuar, juraría que está coquetando conmigo, pero no tengo la certeza de que sea eso.

— Bien, ¿Quieres estudiar para el examen de mañana? — propongo.

— Por supuesto, no pienso reprobar mi primer examen.

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— ¡Estoy agotada! — me recuesto en el sofá de la cafetería.

— Creo que es suficiente por hoy, yo también estoy cansada, además, ya está oscureciendo.

— ¿Lo dices en serio?, pero van a ser las 6 — muestro la hora de mi teléfono.

— Aquí oscurece temprano, no sé de dónde vienes, pero aquí no tenemos mucho sol.

— Bien, creo que es hora de irnos.

— Pagaré la cuenta — Elsa se pone de pie y se dirige a la caja del café.

Mientras tanto, ordeno mis cosas para salir de aquí.

Pasaron alrededor de dos minutos para que Elsa volviera.

— ¿Nos vamos? — me muestra una cálida sonrisa.

— Vámonos — le digo.

Ambas salimos de esa magnífica cafetería.

Al salir me puse los guantes y también la bufanda.

Al ver a Elsa con su suéter delgado y mirando detenidamente su teléfono, ya no me preocupa el hecho de que pudiera contraer un resfriado o hipotermia. Ahora que sé parte de su vida pasada eso me deja mucho más tranquila.

— Quisiera pedirte un pequeño favor — me dice Elsa, con su teléfono en mano — quisiera pedirte tu número para que estemos en contacto, ¿Te parece?.

— ¡Claro! — no puedo dejar de sonreír y de sentirme algo ansiosa, mientras saco mi teléfono de mi bolsillo y le dicto mi número telefónico.

— ¡Hecho! — exclama al terminar de oír mi número — bien, estaremos en contacto, ¿Por dónde vives?.

— Vivo en la zona costera de Pollen, allí arriendo una habitación con una mujer de avanzada edad.

— Bien, creo que aquí nos separaremos, yo vivo de camino a las montañas, en una mansión, todos aquí la conocen como "El Castillo", ¿Haz escuchado hablar de ese lugar?.

— No, creo que no.

Ante mi respuesta, veo que Elsa quería decirme algo, pero sus labios se lo impidieron.

— Entonces te veo mañana (Y/N) — estrecha rápidamente su mano para despedirse.

— Hasta mañana Elsa — estrecho su mano.

Siento como sus dedos acarician levemente mi mano, mis piernas no dejan de temblar ante la idea de que Elsa está coqueteando nuevamente conmigo, pero no quisiera considerar seriamente la idea para no salir lastimada.

Lentamente nuestras manos se desprenden una de la otra.

Le doy una sonrisa y doy media vuelta para irme a mi hogar.

——————————————————————————————————————————————————

Prendo las luces de mi habitación, las luces hacen que mi vista se nuble por unos instantes.

A pesar de estar pocas semanas aquí, me he adaptado a mi nuevo hogar.

La señora Olsen, quien me arrendó esta habitación ha sido muy buena conmigo. Es una señora de cabello blanco y de baja estatura, ella vive junto al señor Olsen, quien se parece mucho a ella. Ellos se preocupan mucho por mí, tal vez por que les recuerde mucho a sus nietos que viven lejos de Arendelle.

Saco mi cuaderno y lanzo mi mochila hacía mi cama. Abro las cortinas que me dejan ver el mar y observar a lo lejos las islas de Hisoy y de Tromoy a pesar de la oscuridad y de las tenues luces que iluminan la costa.

Me siento en la silla de mi escritorio con la vista al mar para repasar los últimos conceptos para el examenmañana.

Ya un poco más calmada, mi piel se eriza al revivir en mi mente lo que ha sucedido hoy, me sentía dopada, Elsa fue mi anestesia de la realidad, a su lado pareciera que la hubiera conocido de toda la vida.

Oigo mi teléfono vibrar.

Es un mensaje de Sigrid.

— (Y/N), estás ahí?

Sí…estoy aquí 👋 —

— Que bien! 😉

Instantáneamente Sigrid me envía una foto de Elsa y yo entrando a Prana Kafé.

Oye!!!!! —

Cómo conseguiste eso??? —

😤 —

— Es un secreto 😜

No te saldrás con la tuya Sigrid —

🔪 —

— Te veré mañana

—Estudia

—Mañana me cuentas

—Lo que pasó en ese café 😊

Está bien —

Te lo contaré mañana 😉 —

Hasta luego —

Antes de que pudiera estudiar un poco más, mi telefono vibra nuevamente:

— Hola (Y/N)

— Soy Elsa

— Olvidé preguntarte

— ¿Te gustaría venir mi casa
este fín de semana?

— Quisiera presentarte a
mis hermanos y
a Kristoff formalmente.

Al leer su mensaje chillé de emoción. No quería parecer desesperada, así que me demoré en responder su mensaje.

Por supuesto que iré —

Sería un placer 😍 —

— Genial! ❄

— Mañana te daré más detalles.

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