Capítulo 1
(Y/N): Tú Nombre
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Recuerdo el primer día que la vi.
Era mi primer día de clases en la prestigiosa Universidad de Arendelle. Los pequeños copos de nieve caían desde el cielo en un típico día nevado, éstos cubrían poco a poco mi chaqueta color café.
Estaba un tanto nerviosa, había venido desde muy lejos para estudiar arte en esta Universidad, tenía miedo de no encajar en ningún grupo, pero afortunadamente no fue así.
Desde la secundaria, siempre fui la primera en llegar a mis clases, y esa vez no fue la excepción. El aula estaba vacía, era bastante agradable la temperatura en la que se encontraba el salón; en contraste al clima que había allá afuera.
El salón era de color blanco, tenía bastantes pupitres individuales, una pizarra verde de tiza, y las grandes ventanas que habían, me permitían ver la nevazón que estaba por empezar.
Como siempre lo había hecho: me senté al final de la sala con la ventana a mi izquierda.
Siempre me gustó mirar lo que sucedía allá afuera mientras yo no estaba.
Eso me hacía sentir un poco más libre.
Las clases estaban por comenzar, todos mis nuevos compañeros llegaban, al igual que yo, para su primer día de clases. Pude charlar con algunas personas, rompiendo finalmente el hielo que podría existir.
La puerta se abrió y un hombre de más o menos 40 años, 1.80 de estatura y de cabello negro apareció. Era un tipo bastante atractivo a decir verdad, llevaba polera negra con mangas cortas a pesar del clima del exterior, se veía bastante agradable.
— Buenos días mis estudiantes, les doy la bienvenida a su primer día de clases, me alegro mucho que hayan elegido nuestra Universidad para sus estudios — nos comentó con orgullo.
Antes de que pudiera escribir algo en el pizarrón, la puerta del salón se abrió y una bella mujer de tez blanca como la nieve y de cabello platinado apareció.
Esa fue la primera vez que vi a Elsa. Su actitud tímida y temblorosa me atrajo de inmediato. Estaba vestida con una chaqueta celeste al igual que sus botas y sus pantalones eran de color negro.
Se acercó al profesor y miró a todos en el salón, juré que por un instante que nuestras miradas se cruzaron.
— Disculpe la tardanza, tuve inconvenientes para llegar debido al clima — hizo una reverencia al docente que estaba a punto de impartir su clase.
— No tienes de que disculparte, es el primer día — sonrió honestamente.
— Gracias profesor, no volverá a suceder — se sentó adelante, en un pupitre alejado de los demás. Gracias a mi posición podía verla en dirección diagonal a mi derecha.
Su cabellera larga con trenzas me parecieron adorables.
Durante todo ese día no pude evitar mirarla, poco me importaron las clases, tan solo quería mirarla a ella.
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Han pasado algunas semanas desde ese día.
Ahora estoy en el aula de pintura, un salón destinado exclusivamente para los estudiantes de arte. Aquí hay todo lo necesario para nuestras creaciones: desde atriles hasta escalas por si quisieramos pintar un mural.
Esto último es mi especialidad.
Siempre he sido admiradora del muralismo, especialmente del muralismo mexicano. Mis exponentes siempre han sido Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco. Gracias a ello decidí viajar hasta Noruega para estudiar arte.
Estoy arriba de una escala en forma de tijera, esas escalas ligeras de aluminio que puedes transportarlas fácilmente, vayas donde vayas.
Estoy muy concentrada en el mural, hago una versión femenina de "El hombre", del autor Rufino Tamayo.
— ¿En qué piensas (Y/N)? — me habla Sigrid mirando hacía arriba notando mi actitud pensativa.
Sigrid, quien me ayuda con el mural, fue la primera persona con quién hablé el primer día de clases, ella me hizo sentir bienvenida en Arendelle, incluso me invitó a su apartamento. Físicamente es una mujer muy guapa: su tez pálida, su cabello negro y en especial sus ojos color avellana la hacen el centro de atención de todos los muchachos de la clase. No la conozco del todo muy bien, pero sé que seremos grandes amigas en el futuro.
— Cosas mías — respondo inquieta.
— ¿No estarás pensando en Elsa verdad? — comenta en un tono sugerente.
— ¡Shhhh!, por favor Sigrid, que pueden oírte — miro alrededor procurando que nadie haya escuchado.
— Vamos, ya no puedes disimularlo.
Me bajo de la escala para hablar con Sigrid a su misma altura.
— Pero eso no te da a decirlo en voz alta.
— ¿Entonces no lo niegas?
Mis mejillas se sonrojan. Ella me descubrió, Sigrid es una persona muy observadora. Estoy acabada.
— Está bien, tú ganas, estaba pensando en Elsa.
— Lo sabía, la has estado mirando desde el primer día de clases — suelta una sonrisa en señal de triunfo.
— Por cierto, ¿La has visto?, no está en el salón.
— Francamente no la he visto.
Quedé un tanto intranquila con la respuesta de Sigrid, pero no podía hacer nada al respecto. Lamentablemente, solo podía esperar.
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Salimos del aula de pintura una vez que la campana del medio día sonara.
El frío del exterior podía sentirse en los pasillos de la universidad, es un día bastante helado donde las temperaturas oscilan entre los 0° y -6°. Para mi mala suerte, la Universidad de Arendelle tenía la fama de empezar sus clases en invierno, en contraste con las otras universidades del país.
El clima no parecía afectarle a la gente local, Sigrid estaba usando una chaqueta de color verde; en cambio yo estoy vestida por capas. Este es un clima que todavía no estoy acostumbrada, de donde vengo, en Enero estamos en verano, lo que significa mucho calor y sol.
— Iré a la cafetería a comprar un café, ¿Me acompañas? — le pregunto temblorosa a Sigrid que se encuentra a mi lado.
— Te alcanzo luego, debo ir a la biblioteca a pedir algunos libros.
— Está bien.
Recorro los pasillos a la cafetería. Todos los estudiantes iban y venían en dirección contraria hacía mí.
Me detengo, en medio de la avalancha de gente, algo llama mi atención.
Veo a Elsa de lejos, ella está conversando con un tipo rubio, alto y apuesto. Él parece estar regañandola, se ve que tienen mucha confianza, ¿Será su amigo?, o tal vez… ¿Su novio?.
La actitud de Elsa es de completa confianza en sí misma. No es la misma Elsa que vi el primer día, su actitud tímida y temblorosa cambió radicalmente. Pero eso no es todo, a pesar del frío, ella usa una polera de manga corta color azul, combinando así con los pantalones negros y sus botas café. Su cabellera está suelto, ya no usa las trenzas.
Me acerco lentamente para tratar de oír la conversación y salir de la duda si realmente el muchacho es su novio o no.
— Hola Elsa — la saludo impulsivamente , fracasando así todo intento de convertirme en espía.
— ¡Hola (Y/N)! — se voltea sorprendida al verme.
Muestro una sonrisa boba, Elsa me dirigió la palabra, nunca antes habíamos entablado una conversación, además, sabe mi nombre. Es un gran avance.
— Disculpa… ¿Podrías ayudarme con esto por favor? — me pide amablemente el muchacho rubio.
— Claro — respondo solemnemente.
— ¿Podrías convencer a Elsa que por lo menos use un suéter?. Su hermana está muy preocupada de que pueda sufrir hipotermia.
— No exageres Kristoff — dice Elsa — sabes que el frío no me molesta, soy la reina del hielo ¿Recuerdas?.
— No puedes hacerle esto a Anna, ella se preocupa mucho por tí, sólo ponte un suéter ¿Quieres? — suplica el muchacho alto conocido como Kristoff.
— No te preocupes, yo me aseguraré de que Elsa no contraiga hipotermia — interrumpo.
— ¡Gracias!, no sabes cuanto te lo agradezco. Bien, tengo que irme mi clase ya va a comenzar— camina a paso acelerado por el pasillo.
Un silencio incómodo se formó entre nosotras dos. Ahora estoy consciente de lo que acabo de hacer, me sonrojo de tan solo pensar que ayudé a Elsa de ese tipo(...)
— ¿En serio cuidarás de mí? - interrumpe mis pensamientos.
Me sonrojo mucho más al considerar la idea.
— No, no, no, tan solo dije eso para que ese sujeto te dejara en paz. Además… eres mucho más linda libre.
Me regaño a mi misma por decir esa barbaridad.
— Gracias, aprecio mucho tu halago — sonríe la chica de cabello rubio — por cierto, no nos hemos presentado formalmente, mi nombre es Elsa.
— ¡Claro!, que falta de modales, mi nombre es (Y/N) — estrecho mi mano.
— Mucho gusto en conocerte (Y/N) — aprieta mi mano. Estoy un poco temblorosa, sentir su suave y delicada piel me hace fantasear
con ella.
— Por cierto, ¿Quién era ese chico?, ¿Es tu novio? — pregunto atrevidamente.
— ¡No, claro que no! — exclama — es el novio de mi hermana menor, Anna, él estudia aquí también.
Mi ritmo cardíaco se acelera, saber que él no es su novio, hace que exista, aunque sea una mínima posibilidad de estar con ella.
— Te veré pronto — interrumpe mis pensamientos — un gusto charlar contigo (Y/N).
— A… adios — titubeo mientras se marcha.
No dejo de sonreír bobamente. Tuve mi primer contacto con Elsa, no dejo de frotar mis manos por donde pasó ella.
— ¡(Y/N)! — Sigrid me toma por sopresa, detrás de mí, sosteniendo los libros que sacó de la biblioteca— ¿Qué haces aquí?, creí que estarías en la cafetería.
— ¡Oh Sigrid!, déjame contarte todo — comento emocionada.
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