🔥 Pieles 1
En este capítulo quiero agradecer a la personita de nomesjo por su gran cariño. Quedarás por siempre en mis líneas ❤
"Lo tengo que hacer, lo tengo que hacer." —Me repito al cruzar la calle para llegar al parque y esperar por el señor Márquez.
"Estoy consciente de que mi madre tampoco puede, ya Max tiene sus deudas y aunque nunca habla de ello, sé que no es algo superficial. Él tenía toda la razón, debía hacerlo y lo más importante a espaldas de Ana, o la lastimaría".
La conversación de hace unos minutos con el tío Freed, todavía daba martillazos en mi mente. Está en lo correcto al decir que no puedo hacer las cosas rápido, no tendría sentido si terminaba rechazada; pero Aisha, eso era lo único en mi mente, lo que más me dolía.
A los pocos minutos me encontré con Márquez y me llevó al palacete. Mi madre me tenía preparado un festín de almuerzo en su cuarto y no me pude escapar. Había ido a la cocina de aquel lugar a prepararme mi comida preferida, macarrones, además de prepararme dulce de leche como el que hacía en casa. Ella siempre se alarmaba cuando bajaba de peso, pero tampoco es que fuera tan delgada como para no permitírmelo.
—¿Aprovechaste que Max no estaba para hacerme esto? —digo entre risas.
—Jajaja, no cielo pero extrañaba tener algo de privacidad con mi niña. —Había traído las mesas portátiles que tanto me gustaban para comer en un momento improvisado.
—La madre de Ana está enferma —digo a los minutos de haber terminado con mi bocado.
—Oh no, ¿pero que tiene? —su rostro se contrae.
—Cáncer de seno, pero no tienen para la operación.
—Hija, sabes que si por mi fuera les prestaría el dinero, pero las deudas...
—Lo sé ma, lo sé. Tranquila. —Le doy un abrazo y como cualquier caricia de una madre me regala la paz que necesito.
El resto del día fue vagamente aburrido, me puse a estudiar varias de mis notas de clase y las arias italianas de canto. "Ojalá supiera si había algún piano en este lugar".
. . .
Era la tarde noche del lunes y seguramente Aisha ya había regresado, pero como era lógico no hizo aparición por clase. Antes había estado en casa de Lucas hablando con su madre. La tensión fue muy incómoda, incluso estando él ahí. Yo le dije que expresara todo lo que sentía, que estaría a su lado y así fue. La madre quería conocer a Nicol e invitarla a comer, así como lo habían invitado a él los padres de ella. Para mi sorpresa y la suya, su mamá no se lo tomó mal, aunque si lloró un poco pero de felicidad. Felicidad de que su hijo hubiese encontrado a la persona con la cuál compartir sus pequeños sueños. Yo en cambio con el lío que tenía en mi cabeza, tratando de que los chicos de la fiesta no comentaran nada sobre lo que vieron entre Aisha y yo; a la vez muriendo de ganas de verla; y con el compromiso que tenía con Freed, no veía mi felicidad por ninguna parte.
No más terminé de comer, fuí a la habitación de ella en el tercer piso, pero no estaba. No quería empezar todo, sin mirarla a los ojos antes.
Volví a bajar y la vi entonces en el corredor. Un salto en el estómago consumió mis energías, extrañaba tanto esa sensación que solo ella podía provocar.
—Hey —su mirada reflejaba nostalgia
—, ¿como estas?. —Me abraza y besa todo mi rostro.
Sentí su corazón latir rápido, sin descanso y supuse que el mío estaba igual. —Nos pueden ver —me separo—, ¿vamos a mi cuarto y me cuentas que tal?.
—Vale —refunfuña.
—Te he extrañado tanto —dice una vez que entra.
—Y yo, pero creo que tenemos que hablar.
Había estado pensando tanto en las palabras que me dijo hace unos días mientras mirábamos el cielo, no me olvidé de un solo detalle, como una película en mi mente. Así que "mis sentimientos", no tenía ni idea de como le hablaría de ellos pero lo haría.
Se conformó con esperar a que yo hablara.
—Verás, cuando estoy contigo, es difícil, porque me emociono y me pongo triste sino puedo abrazarte. Yo aquel día en la fiesta me sentí... no puedo ni explicarlo o quizás si... —Me enredo ridículamente con mis propias palabras.
—¿Que te gusto? —me mira atenta y se ríe de la manera más dulce—. Sasha pero es que eso yo lo sé, al igual que tu a mi —continúa pacíficamente lo que para mí era tan complicado.
—Entonces, ¿somos gais?. —Nunca pensé que plantearía tal cosa.
—Yo sólo sé que esto que siento es genuino y no me había pasado antes, por lo menos, no tan fuerte.
"¿Entonces se había enamorado antes?... que yo le guste no significa que esté enamorada de mi, pero que diga que es muy fuerte, me hace sentir menos perdida. ¿Era posible encontrar a alguien tan bello y atractivo a la vez?; ¿sentir ternura y deseo en el mismo momento?; ¿sentir a la par, que el tiempo se para y vuelve avanzar a la velocidad de la luz?; ¿o sentir que querer a alguien específico es malo por lo que dice la gente y lo más bonito por lo que te dice el corazón?. Pues... gracias a Aisha, ya me estaba planteando estas cosas imposibles.
Me recuesté en la pared y ella comenzó a caminar toda la habitación, parecía que buscaba algo pero no estaba segura.
—¿Y los discos y libros? —me mira.
—Están guardados. —Seguro ella sabía quién los había puesto allí—. ¿Como sabían lo que me gustaba?, porque son mis cantantes y libros favoritos, además autografiados, es que es muy fuerte.
—Digamos que sabía que nos íbamos a llevar bien, y bueno, por tus redes pude saber bastante de ti. —¿O sea ya me conocía y sabía que vendía para acá?.
—¿Qué me estás contando Aisha?.
—A ver, que yo no sabía que iba a terminar sintiendo cosas por ti hasta después de verte la primera vez en la universidad. —Movía sus manos raramente, con miedo, pero no detectaba el motivo—. Cuando mi hermano me enseñó las fotos de las personas que vendrían te vi a ti, la única chica jóven y me interesé un poco. Por eso te dejé esas cosas acá, para que te sintieras mejor cuando llegaras. Luego cuando te vi en la universidad me di cuenta de que eras ella y qie te acababa de conocer en persona —No se podía ser más dulce.
¿En que momento merecí tener esta personita en mi vida?. A pesar de todos los obstáculos, no quería soltarla nunca. —Eso es muy tierno, gracias —dije.
Se acercó y se puso frente a mi, me miró a los ojos y por segundos sentí que éramos una. La tensión aumentaba por cada pequeño espacio de tiempo que hacíamos contacto visual. Ella tenía los labios entreabiertos captando toda mi atención y mientras más los miraba, más despertaba mis deseos por besarla al punto de ser insoportables. Solo por tenerla cerca mi cuerpo se encendía sin responder mis instintos por frenarlo. Era diferente, como si mi cuerpo ya no quisiera resistir.
—¿Quieres besarme? —susurra a la vez que me aparta un cabello del rostro y sonríe. Asiento tímidamente y miro al fondo de sus pupilas donde solo encuentro pasión.
Se fue acercando a mi lentamente para rozar por un momento mi boca al tiempo que me estremecía. Undió sus labios en mi mejilla y la besó profundamente hasta lograr sacarme un quejido de placer. Mi manos buscaron su cuerpo y lo atrajeron desesperadamente. Bajó hasta mi cuello y de repente comenzó a besarlo a un ritmo más marcado. Mi cuerpo respondía a cada una de sus caricias inundándose de vibraciones.
—¿Estás segura de que quieres?. —El matiz oscuro de su vista me envolvía.
—Si... te deseo —termino por decir.
Me lanzo por fin a sus labios y me pierdo en el sabor de sus besos. Lo había extrañado tanto que era incapaz de parar. Su lengua buscaba las caricias de mis labios y yo obedecía a sus deseos. Su perfume me seducía a un nivel incontrolable y sus manos por todo mi cuerpo provocaban cada vez más mis gemidos. Pasé mis dedos por su cintura y por su cuello hasta llegar a su pelo. Su cuerpo empezó a arquearse sobre el mío al punto de perder la estabilidad.
—Me encantas —su voz llenó de excitación mi ser—, y no me importa que seamos chicas, eso no impide que pueda quererte.
Apretó mis senos por encima de la blusa y solté un gemido. Buscó con su boca el comienzo de mis pechos y los mordisquió. Sentía mis pezones duros por debajo de la tela y las pulsaciones de mi clítoris cada vez más fuertes. No pensaba más nada que en ella, en lo que me hacía sentir. En que sin planearlo se había metido tan dentro, que ahora no podría sacarla.
—Quítame la ropa. —Rogué.
—¿Segura? —dijo entre sofoques.
—S...si. Por favor...
Quitó mi blusa y bajó mi pantalón, quedando totalmente expuesta para ella. —Eres tan hermosa —suspiró.
Desabroché los botones de su camisa descubriendo su perfecto pecho debajo del sostén. Se dió la vuelta y me permitió bajarle el cierre de su entallada falda. Al instante volvió y buscó mi boca que aún tenía el sabor de sus labios. Pasó su lengua por mi oreja aspirando cada centímentro de ella. Luego bajó hasta mi sujetador y lo dejó caer. Sus manos resbalaron hasta mis pechos ya desnudos y comenzó a masajearlos afectando más mi respiración que se hacía más débil con cada caricia de sus dedos. Fue dando besos pequeños justo ahí que se tornaron más y más largos, hasta que su boca tomó el control haciéndome explotar en quejidos.
—Mmm... —suelto un largo gemido cuando muerde uno de mis pezones ligeramente.
—¿Te molesta?.
—Noo... no me haces daño. Sigue...
—¿Como?..., ¿así?... —Juntó mis senos y los chupó al mismo tiempo haciéndome perder el poco jucio que me quedaba. Puse mis ojos en blanco y me uní al movimiento de su lengua en mis pechos. Metí mis dedos en su pelo y jalé dejando escapar un suspiro de goce.
—Nunca... nadie me había puesto así —tartamudeo.
—Confía en mi...
—Lo hago, no dejaría que cualquiera me tocase.
Volvió a reunirse con mi boca y sus manos bajaron hasta mis caderas palpando desde mi ombligo hasta mi entrepierna. Intentó bajar pero la detuve al perder el contacto de sus besos.
—Hazlo con tus dedos, pero no pares de besarme. —Me había acostumbrado a su sabor, a la textura de sus labios y las caricias de su lengua.
—Claro cielo —dijo antes de fundirse en un nuevo beso.
Esta vez mi cuerpo se agitó y sentí como mi vagina se humedeció por encima de las bragas y me palpitaba.
Acarició otra vez mi entrepierna y subió con unos de sus dedos hasta mi vagina sintiendo su calor. —Estás muy húmeda y temblando —separó sus labios para hablarme.
—Tu me pones así —le respondí sin fuerzas. Mis repentinas palabras encendieron más su cuerpo y comenzó a frotar sus dedos por encima de mi tanga.
—Asssí —el tono de mi voz era sombrío, totalmente convertido en un quejido.
Metió su mano por debajo de mis bragas y por fin pudo sentir la humedad en su tacto. Tiré mi cabeza hacia atrás y me aguanté de la pared.
Besó entonces mi cuello mientras jugaba con la entrada de mi matriz. Presionaba mi clítoris y lo volvía soltar llenando de vibraciones constantes mi cuerpo. Estaba sumergida en un completo mundo de excitación y placer, mientras su ritmo sobre mi sexo iba subiendo. Mis caderas comenzaron a buscar más la fricción de sus dedos haciéndola más fuerte y rápida. A cada segundo las vibraciones de mi cuerpo eran más rápidas y anunciaban mi llegada al orgasmo.
—Vente en mi.
Sus últimas palabras agitaron todo mi cuerpo descargando en sus dedos mi líquido blanco. Me deje caer en sus brazos y ella me sostuvo. Mi respiración era agitada y cansada, pero todavía no quería terminar. Rápidamente recuperé fuerzas y la llevé a la cama.
—¿Que haces?.
—Shh... -tapo su intento de hablar con mis dedos.
Se sienta y yo quedo encima de ella.
Comienzo a besarla esta vez llevando el control. Sus senos era pequeños en comparación con los míos. Metí uno a mi boca y cabía perfectamente dejándome saborear cada parte de él.
—Mmmm...
Su gemido llenó de corrientazos mi cuerpo. Mis caderas bailaban encima de las suyas mientras chupaba su pecho. Me volteó y quedé ella encima, quería tocar su humedad pero tenía miedo de como reaccionara. Cogió mi mano y la besó provocando un sinfín de cosquillas en mi estómago. La bajó por todo su cuerpo y vi como se estremecía a mi contacto en su piel. Llegó hasta a sus bragas y presionó mis dedos contra ellas soltando otro gemido. Había empapado ya toda la tela. Moví mis dedos en círculos y con mi otra mano acaricié suave uno de sus pechos. Su piel era tan suave, tan adictiva, como una droga para mi. Se quitó su braga y se puso sobre una de mis piernas moviéndose en ella. Sentir por primera vez su humedad en mi pierna alborotó más mi estado de excitación. Era perfecta y estarle haciendo el amor a una mujer, era lo más bonito que me pudo haber pasado nunca.
Sus movimientos se agitaron más y la sujeté de la cintura para que pudiera sostenerse. Arqueó su espalda y me abrazó fuerte sin parar su movimiento. Estaba perdida por esa chica, completamente loca. Arañé su espalda y soltó un quejido en mi oído que me hizo perder la cabeza. Subí mi pierna y la seguí en sus movimientos que cada vez eran más rápidos y cada vez su cuerpo temblaba más. Su calor en la vulva aumentó y un desenfrenado impulso dominó su cuerpo llevándola al clímax, en un quejido que erizó todo mi cuerpo. Su flujo corrió por mi muslo, y la abracé lo más fuerte que pude casi adhiriéndome a su piel.
—¿Estás bien? —dice Aisha tumbándose en la cama e invitándome a su lado..
—Esto te preguntaría yo.
Se llevó las manos a la cara e intentó taparla pero empecé a llenar de besos antes.
—Tu reviviste cosas en mi Sasha. —moldea mis cabellos sueltos detrás de mi oreja.
—Pienso lo mismo.
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Una pequeña imagen para que sueñen un poquito más ❤ Os amooo besos cibernéticos 💋
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