Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

C4

Amber POV

*Trece días después*

Los planes para la fiesta sorpresa de Evan iban muy bien, había estado yendo a la casa de Sebastian y Mónica para darles los últimos detalles, habían estado en complicidad conmigo y tratamos de no levantar mucha sospecha en Evan; yo iba con el cuento de que los estaba visitando más de la cuenta para pedirle a Mónica consejos de maternidad, lo que también era algo de cierto. Las veces en las que Evan no podía dejarme en casa de Sebastian, yo me quedaba en casa, pretendiendo que iba a trabajar pero no era así, llamaba a Dave para que me llevara quien después terminó uniéndose en la planeación, disfrutó mucho ayudándonos.

Hablé con Karen por la mañana, desafortunadamente no podría hacer el viaje a París este viernes pero estaría presente en video llamada en cuanto se iniciara la fiesta, íbamos a tenerla de alguna manera con nosotros porque era lo que quería para este día, sobre todo para Evan; la comunicación entre los dos se estaba volviendo de poco a poco en una relación de buenos hermanos y debía persistir en que continuara así.

Claro, veré si puedo conectarme a esa hora, sino es así, ten por seguro que felicitaré a Evan a primera hora del viernes, gracias por la invitación Amber.

Incluso fui capaz también de invitar a Tom, él merecía también estar en la celebración.

Se suponía que el plan para que la fiesta se llevara a cabo era muy sencilla, la haríamos justo después de que Evan saliera del trabajo y yo le diría que saliéramos a festejar  haciéndolo en un restaurante, pero yo no estaría en casa, le diría que iba a terminar un "trabajo" pendiente con Meghan, le haría creer que no había nadie en nuestro departamento y cuando él llegara para cambiarse de ropa o lo que fuera, ahí estaríamos nosotros.

—Gracias por recomendarme la pastelería, estoy segura de que a Evan le encantará su pastel de cumpleaños —le sonreí jovial a Dave quien me ayudó también a preparar el menú de ese día, la verdad es que se había involucrado tanto como Sebastian —Y tu ayuda también debo agradecértela.

Me regresó la sonrisa, era agradable saber que no estaba sola, que no importara que cosas locas se me pudieran ocurrir, tenía a alguien que las seguía y en este caso esa persona era Dave, nunca podía objetar nada a las ideas locas o tontas que le platicaba, siempre me daba un punto de vista positivo y así era también en mis ideas para el trabajo.

—Me gustan este tipo de cosas, muchas veces mi madre y yo le organizamos fiestas a mi hermana cuando estaba pequeña —la sombra de ese recuerdo grato le provocó un destello muy radiante a sus pupilas. —Seguimos haciéndolo, o bueno, al menos hace unos años, Madison está creciendo y prefiere a veces salir con sus amigos y lo entiendo, además, ahora que papá está en Londres y mamá aquí, a veces es difícil reunirlos.

La intriga por la historia de Meghan y su ex esposo siempre me pareció algo interesante, Meghan me había contado muy poco, eso sí, jamás criticó a su ex marido, siempre lo idolatró por buen padre, la ayudó mucho con sus hijos y hasta la fecha quería creer que tenían buena comunicación, tenían hijos talentosos y me suponía que los dos debían darse crédito por eso.

—¿Tus padres se divorciaron cuando eras pequeño? —pregunté con cierto nerviosismo pero manteniendo una expresión inocente, no quería meterme en terreno prohibido, si veía que le incomodaba estaba dispuesta a retroceder y cambiar de tema.

—Hace diecisiete años, yo era casi un adolescente, mis hermanos dicen que apenas recuerdan el distanciamiento —se encogió de hombros —Yo solo sé que no fue nada del otro mundo, no recuerdo malos momentos ni peleas, lo hicieron todo con mucha discreción y se los agradezco, sobre todo por mis hermanos, si hubiese sido otra cosa...bueno, hubiera sido difícil explicárselos.

—Eso habla excelente de ellos como personas—admití con firmeza, era muy cierto, ahora entendía porque Dave era como era, había sido criado con buenos ejemplos y tenía a sus padres como modelos para ser una persona agradable. —Me gusta la idea de que cada quien se enfoque en lo suyo, es admirable, tú puedes venir a ver a tu madre, sabiendo que tu padre no te lo prohíbe o te lo eche en cara, igual a que tu madre, respeta que vivas en Londres.

—Vivo solo—me comentó de manera muy trivial, como si fuera algo muy común —Lo hago desde hace unos años, no vivo con mi padre pero él sabe que me gusta estar con mi madre, no me lo impide y jamás lo hará, ellos se respetan muchísimo, estoy seguro de que si en algún momento necesitan alguna cosa, uno del otro no dudaran en ayudarse.

Me vi sorprendida por eso, él solo pudo reírse discretamente, segura que la expresión que debía tener en ese momento.

—Eso es...algo. —no sabía decir, me imaginé queriendo algo así para mis padres, de inmediato supe que era imposible —Muy admirable. Vaya, que increíble, por eso es que eres tan interesante y encantador, nunca había conocido a alguien así de genial.

Sus ojos brillaron tanto como la carcajada que soltó y una sonrisa realmente atractiva apareció sobre sus labios, fue sorprendente que me detuviera más tiempo de lo normal a contemplarlo, a grabarme sin nada de esfuerzo su imagen en mi mente.

—Eso es un lindo cumplido, gracias, nadie me lo había dicho —una ligero rubor pintó sus mejillas, al principio creí que era cosa mía pero no, estaba segura de que así era, incluso bajó la mirada, me quedé viendo la aparición de aquel tono rosado casi naranja que le daba a su piel una textura suave.

Me tomó por sorpresa absoluta que yo también hubiese sentido aquel calor sobre mis mejillas, ¿Por qué me había ruborizado también? ¿Acaso por el hecho de haberlo intimidado? Siendo honesta la sensación que me provocó esa última pregunta me hizo sentir excelente, lo goce mucho. Si eso era capaz de provocarle con un simple cumplido, ¿Qué otras cosas harían en él si le decía más que eso?

Carraspeó de manera discreta y vi en su expresión cuando subió el rostro que sus pensamientos se esforzaban por ir hacia otra cosa, decidí aportar a eso y también olvidar el momento incomodo que le hice pasar.

—¿Qué tal el embarazo? ¿Ya pensaste en el nombre? Creo que no me has dicho si será niña o niño, necesito saberlo ya que tengo unas ideas de que regalarte en caso de que sea niña.

Ahora estudiaba mi rostro con más seguridad que antes, claro que lo haría, había cambiado de tema a uno en dónde los dos nos sentíamos cómodos y que por supuesto incluían a terceros, ya no era un desafío tener que mirarme a los ojos. Sonreí con calma y empecé a contarle todo lo que pude haber olvidado, ya le había contado mucho pero seguro que esto era una distracción a todo lo que los dos maquinábamos en nuestras cabezas unos segundos antes.



Evan POV

Me levanté un poco más temprano y no porque yo mismo hubiera querido, me despertó Amber con una hermosa felicitación por mi cumpleaños, puso el altavoz de su celular y dejó que se reprodujera una canción de cumpleaños. Reí completamente sorprendido y me incorporé al ver que tenía una bandeja en las manos con un pastelillo casero de chocolate y una pequeña vela de color amarillo clavada encima, ella me sonrió de una manera que me dejó sin habla, se veía hermosa, por un instante olvidé que me cantaba aquella canción y me fije en la manera en que sus ojos se entrelazaban con los míos.

La felicidad y la ilusión de su rostro, terminó por hacerme lagrimear un poco, fue una sorpresa hermosa, era la primera vez en muchos años que pasaba mi cumpleaños con una persona tan valiosa como Amber, nadie después de ese tiempo había hecho de nuevo esto por mí.

—Vamos, sopla la vela —me animó con risitas, esperando con ojos impacientes y divertidos.

Soplé y los dos aplaudimos, después le di una mordida a mi pastelillo que estaba muy suave y esponjoso, me dieron ganas de acabármelo todo pero siendo honesto, la única cosa que deseaba probar ahora eran los labios de Amber, quería empezar el día de una manera mágica y reconfortante, así que me incliné a ella y atraje su rostro con una sonrisita traviesa, sabiendo que descifraría mi intención.

Sus labios estuvieron sobre los míos antes de darle oportunidad de acercarse más, atraje su rostro al mío con una velocidad y agilidad que a ella le pareció divertida, una vez que sentí en sabor de su boca sobre mi lengua pude sentirme completo, inmensamente feliz, a ella le encantaba la sensación que le producía mi lengua bailando dentro de su boca, además siempre me respondía con una pasión y unas ganas insaciables que nunca en mi vida experimente alguna vez, sus labios se deslizaban sobre los míos con una suavidad y dulzura que empapaban no solo sus labios, sino también sus caricias. Sus manos comenzaron a acariciar mi rostro, grabando cada detalle de mis facciones, la seguí atrayendo hacia a mí con firmeza, reacio a que se alejara de mí.

Su respiración, el aliento que salía disparado de su boca cuando permitía que nuestros labios apenas se separaran me obligaba a perseverar este beso en algo más, escuchar el jadeo de su respiración era un canto de tentación, así que la jalé hacia la cama y cayó encima de mí, a estas alturas yo necesitaba de ella con demasiada desesperación.

—Podríamos...—murmuró apenas, con mis labios sobre los suyos con insistencia, casi sin dejarla hablar, cuando se dio a la tarea de tomar aire, aprovecho para hablar —Dejarlo para después.

Apenas la escuché, el jadeo de nuestras respiraciones era como una presión en mí que no me permitía saber de nada ni de nadie a mi alrededor, ella de un momento a otro se estremeció de placer cuando pegué mi cuerpo al suyo, tiró de mi cabello para resistirse a las altas y poderosas ganas de acabar desnudos en aquella cama. Mis labios se deslizaron por si mandíbula y después descendieron hacia su cuello dónde me percaté de la temperatura elevada de su piel y de su cuerpo, besé el hueco de su garganta y ella soltó un fiero jadeo tan alto que hizo temblar a mi cuerpo de excitación.

Con delicadeza, apartó mi rostro del suyo, así mismo quebrando toda la desesperación y la excitación, remplazándolo por confusión y decepción.

—Vas a llegar tarde al trabajo, te he levantado temprano porque quiero que desayunes, ya ves que nunca tienes tiempo —sonrió con ternura, dándome un pequeño golpe con su dedo en la punta de mi nariz, contempló mi respiración acelerada con ojos brillantes y después se asomó cierta tristeza —Perdón que deba interrumpir, prometo que cuando regresemos te lo recompensaré.

—¿Regresemos? —pregunté con las cejas alzadas.

—Hice reservaciones en un restaurante, tú favorito —sonrió más fuerte —Quería prepararte algo pero hace tiempo que quiero conocerlo, me platicaste de cuando ibas con tu madre y Karen, así que pensé que sería una increíble idea.

Esbocé una sonrisa enorme, me parecía increíble, yacía tiempo que no iba y extrañaba comer ahí, ahora que Amber estaba aquí me parecía buena idea llevarla, había querido hacerlo pero siempre estaban muy lleno y debías esperar horas para una mesa, no iba a permitir que ella esperara tanto, yo también planeaba hacer reservaciones algún día.

—Es fantástico, cariño, me ha encantado tu idea —le acomodé un mechón de pelo, dejándolo detrás de su oreja, todavía tenía pintado sobre sus mejillas el rubor rosado por la excitación de hace un momento y sus pupilas refulgían revoloteantes de deseo. —Por supuesto que me encantara ir. Gracias por el pastel y la sorpresa, me ha encantado.

—Falta el obsequio —dijo con perplejidad y los ojos dilatados, preguntándose porque lo había dejado pasar.

—¿Podrías dármelo en el restaurante? No quiero arruinar la sorpresa —le pedí antes de que se quitara de encima de mí, no quería separarme de ella —Me gusta mantener el suspenso.

Me estudió con una expresión divertida y asintió, de manera inesperada se levantó de la cama y yo suspiré resignado, ella se echó a reír y me acarició la frente para desaparecer las arrugas prominentes de mi desilusión.

—En la noche, te lo prometo —me guiñó un ojo, me tomó de la mano y me dio un apretón, haciendo aparecer una sonrisa pícara pero tierna al mismo tiempo, no sabía si me estaba retando a contenerme lo más que podía o si estaba tratando de subestimar mi autocontrol.

—Lo sé —reí débilmente, dejando que poco a poco la sensación de éxtasis me consumiera solo a mí —Aunque, es mi cumpleaños, ¿no se supone que todas mis peticiones deben ser aceptadas?

—Claro, por eso mismo haré que esta petición en especial sea tan buena como tú quieres, no arruines las sorpresas de esta noche.

Saudí la cabeza pero no tanto como respuesta, sino por resignarme a la tortura de esperar tanto tiempo, era casi imposible.

—De acuerdo, veamos que tienes preparado. —respondí, esperando que el primer deseo de cumpleaños se me cumpliera ahora: que el día se fuera demasiado rápido como para terminar lo antes posible en esta misma cama junto con Amber entre mis brazos.

(...)

El día parecía ser como cualquiera para mí, tenía mucho trabajo por delante que apenas y me daba cuenta que la mañana se había ido demasiado rápido, miré el reloj y supe que ya era hora de comer, tenía cierta duda de ir o no, quería acabar estos pendientes para no tener que venir mañana con una carga pesada, además entre más pudiera entretenerme la tarde avanzaría rápido para poder ir a celebrar mi cumpleaños con Amber. Algunos en la oficina lo recordaron pero en su mayoría solo eran compañeros, no amigos, ciertamente desde que llegué a este empresa no había hecho muchas amistades, la única que se empeñaba en ser amigable era Diana pero no era algo que consideraba una amistad como se suponía.

Recibí una llamada de Tom a eso de las diez, seguro que en Seattle debía ser de noche, lo pude notar, su voz se oía ronca y graznada, le agradecí el detalle y le prometí seguir contándole todas las cosas que pasaban por aquí. Teclee con rapidez en la computadora para acabar un reporte con el que luché un par de horas, fue un trabajo que me dejó cansado mentalmente pero ni eso pudo evitar lo que pasaba a mi alrededor, mi celular vibró sobre una de mis carpetas, lo que ayudaba a que no se escuchara mucho o casi nada, pero ver la pantalla iluminada hizo que me girara con curiosidad y viera de quien se trataba.

La pantalla me mostró el nombre de Natalie, aún conservaba su número y también la había registrado con su nombre, sabía que no debía seguir contactándome con ella y así fue, desde que dejé Seattle no volvimos a hablar, pero de todas maneras desee tener su número telefónico solo por la tranquilidad de saber que estaba allí, a veces me ponía pensar en ella y en cómo la estaba pasando.

—¿Diga? —no sé porque experimenté un retortijón en el estómago de tan solo saber que escucharía su voz otra vez, después de tantos meses.

—Feliz cumpleaños, Evan —respondió con una voz amable y reservada, podía imaginar que sonreía con discreción —¿Estás ocupado? Debí mandarte mejor un mensaje, es solo que...bueno, me sentía más cómoda preguntarte las cosas en una llamada, ¿Cómo te ha ido?

Mis ojos iban por todos los rincones de la oficina, estaba nervioso por una pregunta tan simple y aun así no supe que responder o más bien por dónde empezar, quería contarle como me estaba yendo en el trabajo, el embarazo de Amber y otros detalles que de repente me dejaban mucho en que pensar.

—Bien, muy bien —solté una simple y apagada sonrisa, quizá no era momento para entrar en detalles —Gracias por llamar, no esperaba que lo hicieras.

Un silencio breve pero extraño se interpuso en nosotros.

—Oh —fue lo único que dijo y entonces pude interpretar bien que quiso decir con eso.

—No, no —le aclaré tan rápido como pude, ya estaba empezando con mis estupideces —Me refería que fue una grata sorpresa, fue agradable. Y dime, ¿Qué tal te ha dicho a ti? ¿Cómo esta Jackson?

—Todo anda muy bien, Jackson crece cada día más, ya está a punto de cumplir los cuatro, pronto entrará al jardín de niños —su voz se elevó unas dos octavas, contarme de su hijo cambió completamente su tono de voz. —Y estoy organizándolo todo, es una tarea que me gusta, cada detalle es una locura pero la disfruto mucho.

—Suena genial, me alegro mucho, de hecho, tengo que darte una excelente noticia —de repente sentí que me había quedado sin aire, que no iba a poder pronunciar ninguna sola palabra, cerré los ojos, ¿Me culparía o se enojaría si le decía lo de Amber después de pasado tantos meses? No le conté su embarazo, debí haberlo hecho, era mi amiga, me atrevía decir que la única. —¿No te enojaras por dejártelo a último lugar?

En ese momento pude imaginarme su rostro, inexpresivo, quieto, sin decir nada, pero torturándome con sus ojos; inhale aire porque empezaba a sospechar que decírselo no iba a gustarle.

—¿Qué es? —su voz se escuchaba normal pero atisbé un matiz raro, quizá era sospecha.

—Bueno...en realidad...Amber está embarazada, tiene siete meses —susurré con lentitud, intenté controlarme y empezar a no evidenciarme, así que traté de hablar lo más normal posible —Siento que debí habértelo dicho pero estos meses han sido de locos, discúlpame, somos amigos y creo que mereces saberlo.

—No te preocupes por eso, entiendo que no hayas podido decírmelo —admitió con mucha seguridad, lo que me dejó incrédulo, creí que iba a indignarse o simplemente evitar más del tema —Me da muchísimo gusto por ambos, estoy feliz por ti y Amber, ojalá pudiera ir a visitarlos pero es imposible ahora, aun así espera algún obsequio de mi parte en cuanto nazca.

—Esperemos que sea en noviembre —la respuesta fluyó de manera involuntaria, de repente quise contarle todo, cierta culpa empezaba ya a manifestarse. —Algún día deberíamos hablar, sobre todo lo que ha pasado, si tú quieres, todo ha sido tan rápido que nos olvidamos de nosotros. Algunas veces no tener amigos es un poco estresante, me refiero a que, contigo es fácil hablar, ya me conoces todo.

—Mientras no te cueste trabajo hablar conmigo...estaré dispuesta a escucharte siempre.

—Ya no será tan difícil la próxima vez, créeme —supe que se refería a las llamadas, no había tenido la valentía de llamarle ninguna sola vez desde que me mudé aquí, era mi vergüenza, mi orgullo tal vez, estaba agradecida de ella hubiera dado el primer paso, eso significaba que era más valiente que yo.

Vi la hora, debía irme a comer algo, lo que fuera si pensaba resistir a más horas del trabajo y reportes que me esperaban, no quería colgar, la verdad es que me costó trabajo la idea de tener que despedirme, una vez que empezamos a hablar ya no quise detenerme.

—Creo que debo irme, es mi hora de comida y justo ahora si estoy muriendo de hambre —traté de bromear para escucharla reír, eso resultó de manera efectiva, el tono agudo pero cariñoso se hizo sonar no solo en mi móvil, también en mi cabeza. —Gracias por haber llamado, Natalie, te lo agradezco mucho, saluda a todos por allá y cuídate mucho.

—No tienes nada que agradecer, espero que te la pases muy bien y felicidades por tu futuro bebé, espero poder conocerlo algún día, ¿Qué será, niño o niña?

—Lo tenemos todavía en misterio, queremos saberlo ese día.

—Entonces házmelo saber en cuanto nazca, le escogeré algo muy bonito.

—Cuenta con ello, seré yo quien al primer minuto te lo haga saber.

—Eso espero —rió con disimuló y volvió al tono normal de antes. —Adiós, Evan.

—Hasta luego, Natalie.

Miré la pantalla cuando colgó, su nombre desapareció de la pantalla y volví a desear que esa llamada no se hubiera terminado, anhelé más de la cuenta que hubiera más tiempo o más pretextos para llamarla, encontraría la forma de hablar con ella, de ser quien pudiera esta vez tener la iniciativa de hacerlo. Empecé a sentirme raro, con una clase de intranquilidad y vacío en el pecho, todo lo relacioné a Natalie, la extrañaba y hasta ahora lo admitía, hasta ahora que volvía a mis pensamientos con más profundidad.

—Hey, cumpleañero —alguien tocó a mi puerta abierta, levanté la mirada y me encontré con Diana con una sonrisa a medias, tenía los brazos cruzados y cuando apenas y sonreí, ella avanzó a mi escritorio. —Te invito a comer, ¿Qué dices? Y se perfecto a dónde.

—¿A dónde?

—No vengo a reclamarte ni nada pero como nunca pudiste cumplir la promesa de llevarme a ese restaurante japonés, pues, seré yo entonces quien te lleve y finalmente pueda probar ese ramen del que tanto me contaste.

—¡Lo olvidé! —me llevé la mano a la frente, diablos, ¿Por qué últimamente le estaba quedando mal a la gente? ¿Qué pasaba conmigo? La miré con arrepentimiento, moviendo mi cabeza de un lado a otro, molesto conmigo mismo. —No te preocupes, yo pago, debía ser invitación mía, tienes razón.

—Es tu cumpleaños, déjame invitarte.

Suspiré.

—No deberías, no después de que lo olvidé.

Esbozó una amplia sonrisa y me hizo sentir mucho peor.

—No digas tonterías, no es tan malo, vamos, estoy segura de que será divertido, yo solo estoy esperando que me agrade comer ramen, no sé qué esperar, nunca lo he probado.

—Entonces, hagamos un trato, si no te agrada, yo pago.

—De acuerdo, es un trato.

Desee que si le gustara, no por el hecho de que ella fuera a pagar, sino para que no se quedara sin comer o en el peor de los casos, que vomitara sobre la mesa.


He aquí otro nuevo capítulo :) Perdonen la tardanza pero he estado ocupada y no me dio tiempo de corregir el capítulo, además de que estoy avanzando los capítulos que tengo, también pienso escribir más seguido antes de entrar a la uni, así que si todo sale bien, podré estar actualizando de dos para no dejarlas esperando tanto.

Las quiero muchísimo y espero que esta navidad se la hayan pasado bien con todos sus seres queridos, cuidense porfavor, nos seguimos leyendo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro