C1
6 Meses después
Evan POV
Observé la potente luz del sol con ese tinte amarillento dorado que comenzaba a entrar por la ventana del baño, se desplazaba de la pared hasta el suelo, empezaba a amanecer, yo me había levantado temprano para arreglarme e irme a trabajar, todavía ni siquiera se asomaba una pizca de luz, ahora estaba satisfecho de poder ver aquella luz dándole vida al espacio en dónde estaba y a todo el departamento entero. Me acomodé la corbata, viéndome en el espejo, me sentía bien, solo un poco cansado pero nada del otro mundo, era un día como cualquier otro, me acostumbré a esta rutina tan tranquila lo demasiado rápido que no deseaba cambiar nada.
Salí del baño y vi a Amber siendo envuelta por aquella luz del sol sobre su espalda desnuda, como si fuera una sábana transparente con ese tinte cálido, ella estaba tan cómoda que vi que la comisura de sus labios se curvaba inconscientemente en una pequeña sonrisa. Sonreí para mi mismo al ver la escena y me fui a la cocina para prepararme un café, traté de no hacer mucho ruido para no despertar a Amber, ayer se había desvelado mucho pues mañana tendría su primera exposición, no pudo dormir bien en una semana y eso no le hacía bien a su embarazo de seis meses.
Al regresar a la habitación, la luz del sol había subido ahora hasta su rostro y su pelo, haciendo que el color café claro se tornara rubio, me quedé ahí parado sin poder evitar estar fascinado con la escena, bebiendo de la taza sin ningún problema; duré tanto allí que me terminé la taza, le eché un vistazo al reloj y me acerqué a una silla para tomar mi saco. Me incliné hacia Amber y le besé el pelo, ella posaba la mano sobre su creciente barriga de forma inconsciente, no sé qué había pasado pero sentí que algo me llamaba, clavé mis ojos en la barriga de Amber con tanta intensidad que no me di cuenta que sonreía, mi cabeza hizo click y recordé que debía irme, no sin antes acariciar la barriga como despedida.
(...)
Terminé de hacer los pendientes de hoy y posiblemente los de mañana, no quería tener interrupciones ni trabajo para mañana porque sería un día muy importante, no habría distracciones de ningún tipo, de eso me haría cargo, iba a estar para Amber porque se lo había prometido, los dos habíamos estado esperando por esto.
Mi hora de comida llegó, salí de mi oficina texteando con Amber, me dijo que estaría en casa de Meghan para terminar de dar los detalles a la exposición, no quise preguntar por Dave pero era inevitable que él estuviera ahí, se había convertido como el segundo asistente de Meghan, a él le gustaba ayudar, no quería volver a Londres pues ser modelo para las campañas de su padre no era de su agrado, quería pasar más tiempo con su madre o eso era lo que me había contado Amber. Contaba los días para que se hartara y se decidiera irse de nuevo, pero lo dudaba, él estaba cómodo aquí y más con Sebastian haciéndole también buena compañía, al parecer me quitaba atención de todos a mi alrededor, primero de mi mejor amigo y ahora de Amber, o tal vez solo estaba exagerando, mi cabeza me estaba llevando por un lado equivocado, me imaginaba escenarios estúpidos.
Fui al restaurante frente a la oficina, dónde la mayoría iba a comer y almorzar, esperé en una esquina mi pedido revisando mi celular sin mucha prisa, hasta que escuché una voz suave, baja pero reconocible al instante, levanté mis ojos y vi a Diana, sonriéndome muy amistosa, sus ojos relucieron al encontrarse con los míos, su expresión era inocente pero en sus ojos siempre se escondía otra intención.
—Perdón, ¿Estás ocupado? —preguntó con esa inocencia reflejada ahora en su voz, traía un vestido morado, entallado a su cuerpo pero sin escote, supongo que el calor de Agosto era favorable para su guardarropa, le gustaban los vestidos, pocas veces llevaba pantalón, le gustaba lucir sus piernas, no se si disfrutaba de las miradas que muchos en la oficina le ofrecían, se notaba que era una mujer atractiva por donde se le viese, ella solo quería mostrar como se veía y se sentía consigo misma y eso estaba bien.
—No, solo reviso los correos del trabajo —respondí con voz casual, mostrando una pequeña sonrisa, manteniendo la distancia.
—Oh, solo quería hacerte compañía, yo también espero mi pedido, pensaba comer con mis compañeros pero ellos decidieron ir a comer sushi y yo me negué —rio entre dientes —No me gusta la comida japonesa, comen mucho pescado y algunas veces está crudo.
Sonreí solo un poco más, viendo que se burlaba haciendo una mueca.
—Hubieras probado el Ramen, es como una sopa de fideos y es deliciosa, incluye carne que si está cocida.
—¿De verdad? No sabía de ese platillo, ¿Lo has probado?
—Solo una vez, hace un mes llevé a mi novia un restaurante de ramen, los antojos del embarazo son una locura y no se encuentran muchos restaurantes japoneses por estos rumbos.
Sus ojos ahora en lugar de brillar entusiasmados, lo hicieron con una curiosidad tan repentina que su semblante también cambió, su sonrisa se desvaneció un poco pero logró sostenerla, no quiso que su conducta de antes se viera arruinada por nada.
—Es cierto, no lo recordaba —repuso entre risas que sonaron muy naturales para mi sorpresa —¿Ya lleva cuantos meses? Debe ser difícil para ti conseguir todos esos antojos de media noche o algo así.
—Cumplió seis meses hace una semana, ahora mismo está muy estresada por su exhibición, tiene mucho trabajo porque quiere que todo salga bien, estoy detrás de ella más de lo normal.
—¿Al final exhibirá su trabajo? —parpadeó incrédula, ella ya sabía de lo mucho que Amber había estado esperando por esto, cada vez que hablaba con Diana le contaba de Amber, ella escuchaba pero yo juraba que solo por cortesía, no creí que recordara esto —¿Cuándo es?
—Es mañana, en un pequeño museo, asistirán algunas personas que la representante de Amber ha logrado convencer que se espera corran voz de su trabajo. Deseamos que eso ayude para abrir muchas más puertas.
—Yo tengo un amigo que tiene un primo dueño también de un pequeño museo, bueno, en realidad no es un museo, remodeló su casa para exhibir trabajos de amigos y gente que él considera talentosa, estoy segura de que si va y ve lo talentosa que es Amber podrá ofrecerle algo, sinceramente van muchas personas a su museo ¿Es entrada gratuita?
—¿De verdad podrías decirle que venga? —pregunté realmente abrumado por la idea de que más gente estuviera en su exhibición, estaba tan impaciente que sonreí de oreja a oreja, asentí muchas veces —Claro, es entrada gratuita, podrá ir cualquiera, incluso tu si quieres, estás invitada.
Su rostro no se pudo haber alumbrado más que justo en ese momento, su sonrisa se abrió tanto que hoyuelos pronunciados se formaron en sus mejillas, incluso un rubor rosado se pintó en ellas y en casi todo su rostro, asintió sin problemas, un poco nerviosa y sobrecogida por mi invitación.
—Estaré ahí sin problemas, será un gusto conocer el trabajo de Amber.
—Es a las siete, te mandaré la dirección por correo.
Antes de poder decir algo más, alguien del restaurante gritó un número de pedido listo, Diana dio un saltito cuando identificó que era el suyo, rápidamente se despidió para ir a recogerlo, vi que antes de salir me miró otra vez, agitando su mano, le regresé el gesto y la vi irse por la acera y perderse entre la multitud de la gente del mediodía.
Amber POV
Me apreté tan fuerte las manos cuando me resistí con todas mis fuerzas a no tomar una copa de vino que los meseros estaban entregando a los invitados, las bandejas que sostenían se veían tentadoras, a decir verdad los nervios y la ansiedad estaban acabando conmigo, no sabía cómo manejarlo sin que incluyera alcohol, lo único que pude hacer fue beberme varias botellas de agua de medio litro y tomar panecillos. Traté de mantener calma, no debía preocuparme, todo estaba saliendo bien, empecé a ver a la gente gustosa por mi trabajo además ya había pasado lo peor, los amigos de Meghan estaban evaluando mis fotografías y hablaban con ella de una manera muy amena, no se veían disgustados.
Evan me tomaba de la mano y me daba un apretón cada vez que veía que estaba entrando en una nueva crisis de nervios, me volví hacia él y me sonrió con suavidad, diría que bondadosa y conciliadora.
—A la gente les está gustando todo esto, entiendo que estés nerviosa, cariño, pero deberías disfrutar del momento, mira a tu alrededor, ellos admiran tu talento y están sorprendidos.
—Lo sé, estoy más nerviosa por eso mismo —acepté con voz baja, controlando el temblor de mi voz.
—¿De que no les esté gustando? —rio entre dientes —No lo creo, ellos están aquí porque les gusta, quizá hasta les guste tanto que lleguen ofertas de compra, ¿No lo crees?
—¡Te tomaré la palabra! —exclamé con el tono de voz un poco más alto de lo normal, mis ojos se abrieron de par en par al crearme aquel escenario y de tan solo hacerlo mi corazón palpitó más rápido de lo normal —Sé que soy muy buena en esto, la posibilidad está ahí, existe y a eso me aferro siempre.
Me rodeó la cintura con un brazo, me atrajo a su cuerpo y pegó sus labios a mi sien derecha, su aliento entró por los poros de mi piel, provocándome un cosquilleo que me encogió los hombros.
—Así se habla, es lo que quería escuchar —murmuró contra mi piel, sentí que sonreía, escondiendo su boca en mi pelo. —¿Quieres que te consiga algo?
No lo pensé de dos veces, sabía a lo que se refería, estaba muerta de hambre, pensé que el estrés cerraría mi apetito pero no fue así, lo aumentó mucho, los panecillos no me bastaban así que esperé que ya hubieran empezado a repartir los pequeños macarrones.
—Vaya, está llegando demasiada gente —admitió de repente, antes de soltarme para ir a buscarme de comer, se le formó una sonrisa como a mí, la publicidad estaba surtiendo efecto, eso me reanimó muchísimo, mi humor cambió al instante. —Iré a buscarte algo antes de que se acabe.
Sin que me diera cuenta me encontré atendiendo a la gente nueva, quienes preguntaban por la autora del trabajo, después fui con Meghan que hablaba con su colega más importante y me uní rápidamente a la conversación, el hombre de cincuenta años, alto, de cabello rubio y ojos azules muy profundos me dio buenas reseñas y esperanzas, era una persona muy seria, no expresaba mucho, solo lo necesario y eso bastó para mí.
—¿Llegué tarde? —preguntó alguien detrás de mi con tono burlón, al volverme vi a Dave y Sebastian, iban acompañados de tres personas más quienes se dispersaron y se fueron con las demás personas que habían entrado antes que ellos.
—¡Eh! Claro que no —respondí jovial, lo abracé con fuerza, al igual que Sebastian, les agradecí el haber venido, supuse que parte de mis nervios se debía a que no estaban aquí, había convivido tanto con ellos que los consideraba una parte fundamental en esto, sobre todo a Dave que también estaba involucrado pues me ayudó mucho —Pensé que no ibas a venir, entendí que tenías trabajo que hacer.
—No iba a perderme esto —remarcó, dando vueltas para ver lo abundante de gente que ya se veía el lugar —Me retrasé solo un poco porque estaba haciendo las confirmaciones.
—¿Confirmaciones?
—Mis amigos están aquí y los de Sebastian, llamé a muchos de mis colegas de Londres que están aquí en Paris, diría que les exigí que vinieran. —se rio y negó con la cabeza para reconsiderar eso último —No, la verdad les pedí que vinieran de buena fe, solo les dije la verdad, que se encontrarían con un trabajo estupendo, que no se iban a decepcionar.
—Eso explica lo rápido que empezó a llenarse el lugar, fuiste tú —lo acusé con una sonrisa en complicidad, él también sonrió, sus ojos se quedaron sobre los míos más tiempo del que pensé.
—Sé lo mucho que te esforzaste en esto, yo estuve ahí, lo vi tanto como mi madre, también lo que sacrificaste, iba a ayudar cuanto pudiera para que estuvieras feliz y orgullosa de tu trabajo.
—No sé cómo agradecértelo, me has ayudado demasiado —me apreté los labios cuando sus ojos se volvieron más fuertes e intensos pero no encontré necesidad de tener que desviar mis ojos para huir de eso. —Me gustó que estuvieras ahí, aprendí mucho de ti, aunque no lo quieras creer.
Los dos reímos a pequeñas carcajadas, logré hacerlo ruborizar un poco, era agradable ver como pude hacerlo intimidar con cumplidos, tanto me sucedía a mí cuando él lo hacía conmigo.
—Trabajar con mi padre me sirvió de algo, sus campañas requieren sesiones fotográficas, aunque me hubiese gustado ser yo quien las tomara y no ser el modelo. De todas maneras, lo poco que aprendí me pareció correcto compartirlo contigo.
Era imposible de creer que Dave odiara esa atención que la mayoría de la gente estuviera deseando tanto, era guapísimo, ser modelo para las campañas de su padre eran un dolor de cabeza, no le gustaba ser solo expuesto por su físico o ser una imagen promocional que atrajera a la gente por como lucía, él quería ser más que eso.
Sonreí más fuerte y de nuevo le agradecí, esta vez con un abrazo, sus brazos me envolvieron con suavidad, hubiese podido pararme de puntillas para apretarlo pero mi creciente barriga lo impedía un poco, casi juraba que perdía el equilibrio si lo hacía.
—¿Te importaría si te presento a unos amigos? —me preguntó con amabilidad cuando vimos que un hombre le estaba pidiendo que fuera con él, miré por encima del hombro de Dave para ver si podía ver a Evan pero entre tanta gente era imposible distinguir dónde estaba.
Acepté sin problemas y me llevó a un pequeño rincón con dos personas, me los presentó como sus amigos de campaña, habían sido modelos para su padre pero ya habían terminado contrato, ahora estaban probando suerte aquí en París, a mi parecer se veían bastante jóvenes, tal vez de unos veintitrés pero eran lo suficientemente altos para quizá sumar unos cuantos años más.
Uno de ellos me contaba lo gracioso que se la pasaron trabajando con Dave y su padre, me gustaba escuchar esas anécdotas, siempre había sido interesante que escuchar, cuando de un momento a otro alguien se plantó detrás de mí y Dave, su presencia se hizo sentir sin que tuviera que decir algo.
Más tarde, un carraspeo salió de su garganta, reconocí incluso ese sonido y de quien provenía, Evan estaba detrás de nosotros, con las manos dentro de los bolsillos de su pantalón, trataba de sostener una sonrisa, miró de hito en hito a los amigos de Dave y después se fijó en mí.
—Hola, Evan, me da mucho gusto verte —lo saludo Dave con mucha educación, su presencia no lo alteró para nada, fue muy amable con él.
Evan le dedicó una mirada furtiva y una sonrisa apenas perceptible, no había sido grosero, solo parecía tener un poco de prisa.
—Solo quiero que conozcas a alguien —me susurró al oído, tomándome de la mano, luego se dirigió a Dave y sus amigos. —En un segundo vuelve con ustedes.
Se me frunció el ceño cuando me alejó de ellos, pensé que solo había sido un pretexto e incluso ya iba a protestar pero antes de poder hacerlo, nos acercamos hacia una mujer que estaba delante de una de mis fotografías que contemplaba con mucha atención, estaba de espaldas y sostenía una copa de vino, su cabello largo y rubio estaba cayendo en cascada con mucha gracia, su vestido negro entallado acentuaba su cintura de reloj de arena
Al escucharnos, se volvió y vi sus enormes ojos hipnotizantes y encantadores, su fulgor era casi una locura, podría decirse que sus ojos eran el atractivo de todo su rostro, además de sus labios rosados y carnosos.
—Amber, ella es Diana, ha traído a un amigo suyo a ver tu trabajo, espero que no te importe.
Diana me sonrió y me quedé quieta al ver lo muy bonita que se veía con esa sonrisa que dejaba expuesta una dentadura casi perfecta. Alargó su mano y se presentó a pesar de que Evan lo había hecho, solo que ella agregó el detalle que necesitaba, o que más bien ya había intuido.
—Soy Diana Hagen, soy compañera de Evan y él es mi amigo Joseph, convirtió su enorme casa colonial en un museo, espero que no te importe que lo haya traído y es que la verdad tu trabajo es increíble.
Negué la cabeza con despreocupación, al momento que le tomaba la mano y sonreía, saludé también a su amigo sin ningún problema.
—Para nada, adelante, disfruten de la exhibición, estoy a su disposición para lo que necesiten. Les agradezco que hayan venido.
—Tenemos mucho que ver, esto es excelente —admitió, haciendo viajar sus ojos por cada parte de la pared que mostraba mi trabajo —Si nos disculpan...
Diana dio una sonrisa inocente y tomó el hombro de su amigo para guiarlo por el largo camino de fotografías que aún no habían visto, se despidió asintiendo la cabeza hacia mi y Evan y caminó murmurando algo hacia Joseph. No quise voltear a ver a Evan, no sabía que expresión podía tener, simplemente vi que Dave había estado viendo la escena, quizá esperando que de verdad pudiera volver con ellos, me sonrió animándome a volver cuando nuestros ojos se encontraron, sonreí a escondidas y no dudé en ir hacia allá.
—¿Amber? ¿Adónde vas? —me preguntó con voz baja, su expresión confundida no me impidió detenerme para nada.
—Me están esperando, prometí volver con Dave y sus amigos.
Antes de dar un paso más, él se me adelantó, se puso a un lado mío y lo que dijo me hizo frenar.
—¿Hice algo mal? Debí haberte preguntado que iba a invitarla pero supuse que sería buena idea ya que iba a traer a un amigo para que viera tu trabajo.
No quería ser melodramática ni nada por el estilo, la verdad no sabía que pasaba conmigo, no estaba celosa, ni molesta, solo me estaba dejando llevar por lo incomoda que fue la situación, Diana no tenía la culpa, en realidad era Evan con quien peleaba internamente, o más bien peleaba con su pasado.
—Está bien, me pareció bien que la invitaras, no importa —le aclaré con voz calmada, no le di mucha importancia o eso traté —Entre más gente venga y se corra la voz es mejor, si conoce a alguien que este envuelto en el medio artístico me parece mejor aún.
Pero ni eso pudo convencerlo de las cosas que se formaban en mi cabeza y que seguro mi rostro lo reflejaba.
—Debí habértelo dicho, lo siento pero cómo muchos aquí invitaron sin consultar, pensé que no habría problema.
—No hay problema —objeté con voz baja, contemplándolo con más seriedad.
—Entonces, ¿Por qué prefieres ir a hablar con los amigos de Dave en lugar de hacer sentir bienvenida a Diana? La ignoraste, ella solo quiso hablar contigo.
Sentí la conmoción subir por mi rostro, mis ojos se abrieron de par en par al escucharlo decir eso, solté una risa cortante, llegué a un punto donde sus palabras me provocaron indignación y diversión.
—No sé a que viene esto pero estoy disfrutando el momento con la gente que está aquí para apoyarme y si no vas a hacer eso, será mejor que entonces seas tú quien vaya a hablar con ella. No me voy a desquitar con gente que no lo merece todo esto que estás causando.
—¿Qué quieres decir?
—No tengo nada en contra de ella, Evan, pero si sigues insistiendo, tendré un problema con eso.
—Amber, ella también vino a apoyarte, solo te pido un poco de consideración es todo.
—De acuerdo, entonces dame un momento, estaré con ella en cuanto pueda.
O en cuanto quiera, quise decirle, la verdad es que el problema que encontraba en Diana era uno que mi corazón me estaba pronosticando, podía jurar que la presencia de ella se debía a una sola cosa y no a mi trabajo precisamente, ella quería conocerme y eso era con una intención que me inquietaba, aún no sabía cuál era esa intención pero la sabría tarde o temprano.
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