Epílogo
Logan
Mi cabeza me duele y siento que cualquier ruido la hará explotar, y siento que algo está subiendo por mi garganta. Me levanto de un golpe de mi cama y me tropiezo con algunas botellas antes de poder llegar al baño, allí hundo mi cabeza en la taza y dejo salir todo lo que consumí anoche. Algunas lágrimas se escapan de mis ojos por el esfuerzo, pero no me detengo hasta que me siento mejor.
Tiro de la cadena y me siento junto al retrete, sostenido mi cabeza entre mis manos.
Me siento como la mierda.
«Que bueno, porque eso es lo que eres».
Lo sé muy bien, sé que soy una mierda.
Pero eso cambiará hoy. Tengo que hablar con Thomas y explicarle el porqué de mi actos, aunque nada me justifica y sé que es muy probable que al contarle todo, definitivamente ya no quiera saber de mí.
Me levanto del suelo y voy a mi habitación. No puedo evitar la mueca de asco, hay botellas por todos lados y el olor a vómito es penetrante.
Y aunque no quiera, tengo que limpiar y hacerlo rápido, ya que sería el colmo que llegue tarde hoy a la escuela. Es lunes, entonces nuestra primera clase es arte y estoy seguro de que hoy finalmente Thomas llegará. La semana pasada me la había pasado de fiesta tras fiesta, y regresaba aquí por las madrugadas, quería olvidar por un momento el daño que le había hecho... y con el alcohol lo lograba. Pero aún así con reseca, iba a la escuela con la esperanza de poder verlo, y hablar con él. Pero Thomas nunca llegaba.
Podría haber ido a su casa y pedir hablar con él, pero supuse que no era una buena idea.
«Y no fuiste porque eres un cobarde».
Ignoré mis pensamientos y bajé las escaleras. Fui hacia la cocina, donde ya se encontraba mi madre con su habitual cara de amargada que tenía últimamente, pues hace unos días su novio —¿Matt, Marcos...? No recordaba su nombre— con el cuál se había ido de viaje, la dejó por una mujer más joven y su excusa fue: «ella sí sabe satisfacerme en la cama». Obviamente hirió su orgullo y se la había pasado de un humor de perros desde entonces.
—¡Oh! ¿El bello durmiente por fin se digna a limpiar su habitación? —soltó con sarcasmo—. Ya era hora, el olor a vómito llegaba hasta mi habitación.
La ignoré por completo, una parte de mí estaba molesto con ella, porque sino hubiera sido por ella, yo no tendría esas ideas en mi cabeza, hubiera aceptado con orgullo a Thomas en mi vida y habría podido decirle a los demás que lo... amaba. Pero aun sabiendo esto, no podía enfrentarla, yo más que nadie sabía cuáles eran sus alcances y el castigo que me daría si llegara a insinuarle que me gustaba un chico.
Tomé de uno de los cajones lo más rápido que pude la bolsa de basura, y tuve la intención de irme, pero mi teléfono sonó en una llamada y lo revises enseguida, pensando que tal vez sería él, pero luego vi el nombre de Rosy grabado en la pantalla. La molestia surgió en mí y colgué sin contemplaciones.
¿Por qué seguía llamando? Le había dejado en claro desde ese día que no quería saber nada más de ella y que no me buscara más. Además, ¿ella y Will no habían comenzado a salir? ¿Para qué me quería a su lado, si ya no había nada que nos uniera? Ni siquiera el hecho de que éramos «novios».
—¿Quién es? ¿Tu noviecita?
—No te importa.
—Al parecer te peleaste con ella.
—¿Por qué de repente te interesa mi vida?
—¿Por qué llevas una semana de fiesta y llegando tarde?
—¿Y me dirás que te preocupó?
—No, la verdad, pero deberías aprovecharlo. ¿Quién más estaría dispuesta a aguantarte? Eres insoportable y nadie lograría amarte de verdad.
Apreté mis puños, conteniendo la rabia dentro de mí, porque sus palabras estaban llegando justo a mi corazón. Quiero decirle, mejor dicho gritarle en la cara que sí hay alguien que me ama, pero por ser un estúpido y tener miedo a lo que dirán, lo había lastimado.
Mi madre esperó una respuesta de mi parte, pero no le di ese gusto, me volteé y subí las escaleras tan rápido como pude, cuando estuve en mi habitación, golpeé la puerta sin pensarlo tanto, pero lastimé mi mano al hacerlo.
«Genial, justo hoy que tengo arte y me lastimo la mano».
Ignoré el dolor, recogí toda la basura que encontré en mi camino y llené la bolsa, estaba por hacer algo con el olor, pero para cuando vi la hora en mi teléfono, y me di cuenta que solo faltaba media hora para las clases. Tomé ropa de mi armario y me di una ducha lo más rápido que pude, arreglé mi cabello y tomé un ibuprofeno para aliviar el dolor de mi cabeza y mano, y tomé mi mochila. Bajé y salí sin despedirme de mi madre, y corrí hacia la escuela, solo restaba llegar a tiempo y poder hablar con él.
(...)
Afortunadamente había llegado a tiempo, para cuando llegué al salón de arte, había algunas personas dentro, pero ninguna era la que yo buscaba. Me senté en mi lugar de siempre —el que estaba detrás de Thomas— y esperé a que él apareciera.
Pero no lo hizo...
Conforme el tiempo pasaba más personas entraban y se acomodaban en sus lugares y comencé a preocuparme, ¿Thomas también faltaría esta semana? Si era así, tendría que sacar fuerzas de donde no las tenía para ir a su casa, pero yo estaba seguro de que solo al cruzar la calle, terminaría arrepintiéndome y regresando por donde vine.
«No, es hora de que te pares y seas valiente, si sigues así, lo perderemos para siempre y hay que admitirlo, él... ha sido lo mejor que nos ha pasado en años».
Sí, el habia sido y será lo mejor que me pudo haber pasado. Y si él no me perdonaba, lucharía para que lo hiciera, el hecho de que él me amaba aun después del daño que le causé cuando éramos niños, me hacía sentir solo un poco seguro, solo un poco... si yo hubiera sido él, me habría alejado desde el principio. Pero el no lo hizo, me dio una segunda oportunidad y el amor ganó contra el odio. Y tuve que arruinarlo.
Pero como era un total idiota, me dejé llevar y acepté ese plan, el cual había marcado desde el principio su fin, desde que lo puse en marcha. Cada vez que lo recuerdo me avergüenza. ¿Qué estaba pensando? Quería darle una lección por un golpe que me mercería, no importaba por dónde lo viera. Y además, ¿iniciar algo tan grande por algo tan pequeño como un golpe? Debía aceptar que el hecho de que yo le quería dar una "lección" a Thomas, era que él me hacía sentir cosas que nunca había sentido, pero el hecho que fuera un chico me asustó.
Pero lo había decidido, no sería contra mi madre aún —eso sería cuando estuviera más seguro— pero trabajaría para poder quitar todas las ideas que ella había inculcado en mí y las cosas "normales" que debía hacer. Si quería que Thomas me perdonara, debía demostrarle que cambiaría, por él lo haría todo.
Porque lo amo...
El timbre suena y me saca de mis pensamientos.
Los últimos estudiantes entran, y con ellos la pelirroja —pero sin Thomas a su lado— mi ceño se frunce al ver el cuadro que lleva en sus manos. ¿Teníamos algún otro proyecto y no me enteré? Nuestro profesor entró detrás de ella y le dió una sonrisa, ella se quedó hablando un rato con él y señaló el cuadro en sus manos. Él asintió y la pelirroja fue hacia su lugar.
Debió sentir mi mirada sobre ella, ya que se volteó hacia mí y sin descaro alguno me sacó el dedo corazón, para luego darme la espalda y sentarse.
—Muy buenos días a todos, antes de empezar la clase, su compañera Anna, les mostrará un cuadro que fue pintado por su compañero Thomas.
—¿Profesor teníamos alguna tarea pendiente?—pregunta una chica.
—No, esto era parte del proyecto, el trabajo individual. Su compañero Thomas... tuvo algunos percances y no pudo entregarlo antes. Y como ya no estará con nosotros, le pidió un favor a Anna sobre mostrar su cuadro.
¿Ya no estará con nosotros? ¿A qué se refería nuestro profesor? ¿Acaso Thomas había abandonado la clase?
—Anna, por favor.
La pelirroja se paró y llevó consigo el cuadro y se lo entregó a nuestro profesor. El le dio una mirada y sus ojos brillaron al ver lo que estaba pintando, pero unos segundos después lo volteó hacia nosotros, revelando la pintura.
De fondo se escucharon sonidos de asombro y algunos murmuros. Yo por mi parte no podía apartar la vista de ese cuadro. Consistía en un chico de cabellos negros y alborotados, sus ojos estaban cerrados, y estaba dividido. El lado izquierdo, su fondo era rojo con tonos negros, de ese lado, se podían apreciar las lágrimas que caían por su mejilla y la parte del pecho daba la ilusión de estarse rompiendo. Del lado derecho era lo contrario, su fondo era una combinación de celeste y gris, aquí el rostro del chico daba la ilusión de estar desvaneciéndose en el aire. Como si fuera de arena y se llevara por partes su ser.
Los colores, los detalles, todo te transmitia la desesperación, dolor, sufrimiento, tristeza. Todo junto en ese cuadro, y de alguna manera ese chico me recordaba a Thomas.
—Bueno, ahora les leeré la carta que dejó Thomas conmigo, explicando el porqué decidió pintar el cuadro.
Ella saca un pequeño sobre del bolsillo de su pantalón, lo desdobla y se aclara la garganta para comenzar a leerla.
«Hola a todos, espero que tengan un buen día y que nuestro profesor tenga piedad de mí y no decida reprobarme. Hace meses que debí entregar este proyecto, pero tuve algunos problemas con mi habilidad en la pintura, pero gracias a otros acontecimientos, logré recuperarlas. Así profesor, le pido un disculpa por todos los inconvenientes, usted me dijo que tendría que explicar "en qué me inspiré o por qué decidí pintar el cuadro". Bueno... aquí va ese porqué.
«Cuando llegue aquí, me reencontré con una persona que en el pasado me había hecho mucho daño, él no me recordaba, pero yo sí. Recordaba muy bien todo el daño que me había hecho, también recordaba que él había hido mi primer amor, él nunca lo supo, pues era un niño así que mi idea de "amor" era muy diferente de como lo es ahora en presente. Pero lo fue... pero dicho amor, fue manchado por todo el dolor que me causó. Cuando lo encontré de nuevo en mi vida, tenía la intención de alejarme y hacer como que nunca volvimos a vernos, pero el destino tenía otros planes y nos puso juntos en varias situaciones».
¿Primer amor? Fui el primero amor de Thomas...
«Y me había dado cuenta de otra cosa, ese amor, seguía vivo en mi pecho, a pesar que era el idiota más grande del mundo, ese amor por él seguía. Pero era claro que él nunca sentiría nada por mi, se enteró de unas cosas sobre mí y decidió apartarse, me dolió pero lo acepté, pero tiempo después él había aceptado ese hecho y comenzamos como amigos. Pasamos por muchas cosas después de eso, y llegó el día que lo cambio todo... cuando me besó, y creí que había una oportunidad para estar con él, pero después comenzó una relación. Y dejó en claro que yo era su "amigo" y la otra persona era su pareja».
«Aún así acepté quedarme a su lado y le hice una promesa, no podría abandonarlo, sé que muchos creerán que fui un estúpido, pero yo ya lo amaba, lo que sentía ya no se describía con un "te quiero", sino con un "te amo". Al aceptar eso pasé muchas cosas dolorosas, pero las ignoré. Siguió lastimándome, y digamos, que hace poco lo que teníamos se rompió por completo, haciéndome ver que él en ningún momento me amó y nunca lo hará. ¿Qué es lo que quiero decir con esto? Y es que, no debí aceptar estar con alguien, que nunca me dio ni una cuarta parte de lo que yo le daba de mi amor, no debí de ocultar quién era por protegerlo a él, no debí dejar mi verdadero yo y fingir ser alguien que nunca fui, solo por él. Y tal vez me di cuenta muy tarde, ya que ahora estoy tan roto y herido, que no sé cómo levantarme y seguir adelante, pero lo haré. Este cuadro representa todo el dolor y sufrimiento que pasé estos meses con él, y espero que se lo transmita a usted, me despido de ustedes y de usted profesor, y lamento no haberlo hecho en persona».
Cuando la pelirroja terminó de leer la carta, tenía los ojos cristalinos, pero no dejé caer ni una sola lágrima. Los demás en clase se habían quedado impactados y yo... era un mar de lágrimas, no sabía en qué momento había comenzado a llorar, pero aquí estaba con la cabeza gacha y lágrimas saliendo sin control de mis ojos.
Yo había sido la mayor escoria humana, no solo en el pasado, también ahora. Thomas ya me amaba desde hace años y yo le hice daño, años después y con razones de sobra para odiarme, el me dio una segunda oportunidad y no fui capaz de aprovecharla... le hice aún más daño. ¿Cómo él podría ser tan bueno? ¿Cómo hizo a un lado todo eso y siguió amándome y dándome sonrisas? Ahora que estaba claro, él ya había dejado las cosas pasar, pude aprovechar y estar con él, pero no lo hice por miedo. Ahora ya no estaba tan seguro, había tenido oportunidades, pero ¿Thomas estaría dispuesto a darme una tercera? Y así tal vez... ¿salvar lo que teníamos?
«Ni siquiera lo intentes, sabes que le hiciste un daño demasiado grave».
¡Quiero regresar el tiempo!
Quiero regresar y mandar todo a la mierda y estar con él, estar junto a la persona que amo, ser valiente y decir «¡Hey, el es mi novio, no mi amigo».
«Ya es muy tarde para eso».
—Muy bien, hay que felicitar al joven por tan maravillosa obra. Ahora todos veremos cuánto han aprendido conmigo, hagan lo que quieran...
Dejé de escuchar al profesor, no me importaba él o el resto de la clase. Me importaba el chico que amaba, mi capucha, y tenía que hablar con él y solo había una persona que tal vez me ayudaría.
(...)
Salí de la clase tan rápido como pude y esquivé a las personas, tratando de encontrarla y lo logré en uno de los pasillos cuando estaba a punto de entrar a su próxima clase. La tomé de la mano e hice que se diera la vuelta. Y su ceño se frunció a más no poder .
—¿Qué? —preguntó tajante—. ¿No te bastó el golpe que te di ese día?
Okey, ella me odiaba.
«¿Quién no lo haría?»
—Pelirroja, ¿podrías decirle a Thomas que quiero hablar con él?
Ella enarcó una de sus cejas y se cruzó de brazos.
—Tengo una idea mejor, ¿por qué no te vas a la mierda?
—Por favor, necesito hablar con él.
—¿Para qué? ¿Para jugar otra vez con sus sentimientos?
—No, yo sé que lo que hice estuvo mal...
—¡No! ¡Tú no sabes nada! No sabes cuánto lloró él en mis brazos, preguntándose qué le faltaba para que lo eligieras a él y no a tu noviecita. —Personas a nuestro alrededor se detenían al observar la pelea, pero eso no pareció importarle a la pelirroja—. Tú no sabes cuánto sufrió con cada una de tus palabras hirientes, tú no sabes cuánto le dolió saber que todo había sido un juego para ti, que él te amaba con todo su corazón y tú solo lo tomaste y destruiste a tu antojo. No sabes nada. ¡Así que no vengas aquí a pedir hablar con él cuando no tienes ese derecho!
Los murmullos empezaron y traté de permanecer tranquilo, pero esta chica ya estaba acabando con mi paciencia.
—Eso no te incumbe, solo quiero que le digas...
—¡Y una mierda que lo haré! —gritó furiosa—. ¡Ni siquiera amas a Thomas! ¡Así que puedes irte al diablo maldi...!
Mi paciencia se acabó.
—¡Cállate! Tú eres la que no sabes nada, ¿Que no quiero a Thomas? ¡Joder! ¡Yo lo amo! Lo amo como nunca pensé que amaría a una persona! Pero tenía miedo, desde pequeño tengo la idea de que tengo que encontrar una novia y formar una familia, ya que eso sería lo normal, pero cuando conocí a Thomas eso cambió, lo quería a él a mi lado, pero él era un chico... —murmure, las lágrimas picando en mis ojos—. Entonces me asusté, debía sentirme atraído hacia una chica, no a él. Y por eso lo lastimé, porque él me hacia sentir cosas que no debía. Lo lastimé tanto y usé la excusa de "darle una lección". Pero yo ahora... solo quiero verlo, abrazarlo y pedirle perdón por todo, quiero que me perdone y decirle que también lo amo.
Después de eso no contuve mis lágrimas y las dejé salir con libertad, las personas nos observaban con la boca abierta y los comentarios y murmurllos no faltaron. Pero no importó, solo quería tenerlo a él cerca de mí.
—¿Y de qué te sirve decirlo ahora? —cuestionó la pelirroja—. ¿Crees que diciendo "lo siento" todo se arreglará? Thomas ya sufrió, lloró y se humilló bastante ante ti. —Ella soltó un suspiro—. Además, aunque aceptara ayudarte, el ya se fue.
—¿Se fue? —pregunté confundido.
—Sí, se fue. ¿Qué nunca te lo dijo? Los padres de Thomas decidieron mudarse de nuevo, originalmente se irían en dos semanas, pero a petición de Thomas se fueron el viernes de la semana pasada, en el cumpleaños de Thomas.
—¿Fue su cumpleaños?
—¿Tampoco lo sabías? ¡Wow! Cómo puedes decir que lo amas, si ni siquiera recuerdas su cumpleaños.
El timbre sonó, y con eso marcó el final de nuestra conversación. La pelirroja entró a su clase sin decirme nada más, y yo tenía que ir a la mía. Pero no lo hice, me quedé parado ahí, aún con el shock de la noticia.
Thomas se había ido... se fue y no me lo dijo.
«¿Y esperabas que lo hiciera?».
Pero él... cuando se enteró debió habérmelo dicho. Se supone que éramos nov... amigos, y los amigos se cuentan esta clase de cosas. ¿Por qué no lo hizo,? Él nunca me ocultaría nada, él... Tal vez la pelirroja solo me está mintiendo sobre ello para darme una lección y hacer que vaya a ver a Thomas. ¡Claro, es eso!
Sin importarme la sanción que obtendría, salí de la escuela y algunos profesores me vieron y llamaron a gritos que regresara, pero no les hice caso. Salí de la escuela corriendo y tropezándome con todo lo que había en mi camino. Tenía que llegar cuanto antes y verificar que todo lo que me había dicho la pelirroja era mentira. Thomas seguro estaba en su casa, solo ignorando el hecho de que teníamos escuela y no quería verme.
Corrí y corrí y no paré hasta que llegué a la casa de Thomas. Mi pecho subía y bajaba por la falta de aire en mis pulmones, me apoyé en mis piernas y descansé. Observé la casa frente a mí, de dos pisos, paredes de color crema. Cuando pude respirar algo, avancé hacia la puerta y toqué el timbre, esperé escuchar algunos pasos, dándome señales de que vendrían a abrir, pero lo único que obtuve fue silencio.
Toqué otra ves, pero obtuve la misma repuesta.
Por favor... Thom, abre la puerta, sal y dime que estás aquí o dame un golpe, pero por favor, abre...
Estaba por tocar por tercera vez, pero una voz me interrumpió, era uno de los vecinos.
—¿Buscabas a alguien en especial?
—Eh... sí, el chico que vive aquí es mi amigo. ¿Sabes a qué hora regresa?
—Lamento decirte que esa familia se mudó hace unos días.
—¿Y no sabes cuándo volverán?
—Creo que nunca lo harán, se llevaron todas sus cosas.
—Gracias... —logré decir, a pesar del nudo en mi garganta.
El hombre asintió y después entró a su casa, yo no pude más y llevé una de mi manos a mi cabeza en señal de desesperación, y me senté en el porche, llorando por tercera vez en el día.
Él se había ido...
Thomas se fue y para siempre.
No logré explicarle las cosas, no logré disculparme con él, no logré decirle que lo amo...
Y ahora tenía que aceptarlo.
Por ser el cobarde que era.
Había perdido al amor de mi vida.
FIN
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Bueno chic@s este el final "Mi Razón Para Odiarte" y ¿Que puedo decirles? Muchas gracias a todos por darles una oportunidad a la historia.
Espero que la hayan disfrutado, tanto como yo lo hice al escribirla.
Hare una nota para poder despedirme como se debe, para poder despedirme y le dejaré dos sorpresa ahí, así que leanla por favor.
Abrazos
Atte 🖤 FerLemuz 🖤
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