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CAPITULO XXXVIII

Puedo percibir el aire golpeando mi cara y mi cuerpo con fuerza, pero aun así se me dificulta respirar. Es como si tuviera dos manos alrededor de mi cuello ahorcándome, pero no hay nada frente a mí, tan solo oscuridad. Observo a todos lados esperando ver algo más que la densa negrura, pero es imposible.

Entonces decido avanzar, no sé a dónde precisamente, pero avanzo despacio. Con cada paso que doy puedo escuchar el eco de mis pisadas. No me doy cuenta cuánto tiempo llevo caminando, pero puedo distinguir una pequeña luz brillando, voy hacia ella, pero mientras más me acerco, puedo sentir que el agarre en mi cuello se intensifica. Pero lo ignoro y sigo avanzando, hasta que llego y logro atravesarla, la luz me ciega por un momento, pero no pasa mucho hasta que puedo ver a mi alrededor.

Estoy en los pasillos de la escuela, no hay ningún estudiante cerca, y todo está sumido en un completo silencio.

O eso creo hasta que escucho un estruendo, que proviene de uno de los salones de clase, y por alguna razón correo hacia ellos. Pero me quedo paralizado cuando veo a dos personas teniendo relaciones y mi primer impulso es irme, pero entonces el chico saca su cabeza del cuello de ella y mi mundo se cae a pedazos cuando veo el rostro de Logan.

Rosy es la primera en notar mi presencia ahí, pero en lugar de apartar a Logan y demostrar vergüenza, me sonríe con malicia y se aferra más a él.

Mi vista se vuleve borrosa, y al llevar mis manos hacia mi rostro puedo notar que estoy llorando. Rosy le susurra algo a Logan en el oído y este para en seco, voltea su rostro hacia mí y me da una sonrisa de burla pura, se separa de ella y se ajusta los pantalones antes de acercarse a mí, con pasos lentos y sin quitar esa estúpida sonrisa de su rostro.

—¿Por qué...? —es lo único que logro articular cuando Logan llega frente a mí.

—¿Por qué? —Él suelta una carcajada—. Bueno, si tengo que decirlo, fue solo diversión.

—¿Diversión?

—Sí, fue divertido ver cómo te creías todo lo que te decía, con solo algunos actos y unos cuantos besos te rendiste ante mí. —Su sonrisa se hizo más grande—. Y lo mejor de todo, fue el día que nos acostamos. Solo bastó un "te quiero" para que me entregaras tu trasero.

—Lo hice porque te amaba. —Mis sollozos solo hicieron que riera aun más y mi pecho se estrujó ante ello.

—No eres más que una zorra barata —habló está vez Rosy, quien me miraba con superioridad—. Logan solo me ama a mí.

—No, eso no...

—¡Acéptalo de una vez! —me gritó Logan—. Solo fuiste un juguete con el cuál me divertí mucho, pero ahora me aburres. Asi que vete y déjame en paz.

—Logan...

Traté de acercarme a él y de tomar su mano, pero gracias a eso, lo que me gané fue un fuerte golpe en la mejilla que me tiró al suelo. Y quedé en ese suelo, temblando por el miedo.

—No me toques, maricón de mierda.

Quise levantarme y tal vez enfrentarlo, pero el aire ya casi no llegaba a mis pulmones y mis piernas estaban débiles, así que por más que lo intentaba, volvía a caer al suelo.

—¡Entiéndelo, me das asco! —Una patada llegó a mi estómago—. ¡Nunca sentí nada por ti! ¡No te quiero! ¡Eres una persona asquerosa!

Más insultos llegaron, junto con más golpes, y yo solo podía retorcerme en el suelo por el dolor, soportándolo todo, pero de un momento a otro escuché más voces, y como pude abrí mis ojos, Logan ya no estaba golpeándome solo, más personas estaban con él, insultándome. Quería defenderme, pero las fuerzas en mi cuerpo eran nulas, no pude hacer nada, y el aire ya no llegó a mis pulmones, haciendo que me asfixiara... sentí que iba a morir.

Me levanté de un salto sobre la cama, mi pecho subía y bajaba con rapidez, respiraba de forma acelerada, intentaba obtener algo de oxígeno y podía sentir la presión en mi cuello. El sudor frío bajaba por mi frente y espalda. Me bajé de la cama y abrí una de mis ventanas, el frío de afuera se coló en mi habitación, pero no me ayudó en nada, aún sentía los golpes en mi cuerpo y la falta de aire. Y mi respiración no se calmaba.

Di un golpe en el marco de la ventana, y tomé mi teléfono y me di cuenta del temblor en ellas. Necesitaba calmarme, pero no se me ocurría una manera de hacerlo, antes lo hacía con unos ejercicios de respiración, pero no lograba hacer ninguno, el aire me faltaba y sentía mi garganta seca.

«Agua».

Con cuidado abrí la puerta y me aseguré de que mis padres estuvieran dormidos, así era, entonces bajé a la cocina y tomé uno de los vasos y me serví agua, que me tomé de un trago, el alivio en mi garganta fue inmediato. Pero mi respiración, el temblor y el sudor en mi cuerpo no cesaba.

Pensé en salir de casa y tratar de calmarme, pero como si mi mente se iluminara, vi de reojo la habitación que era mi estudio, y me dirijo ahí, todas las cosas ya estaban en sus cajas desde hace un mes y medio, desde que mi habilidad para pintar se esfumó por completo. Pero de alguna manera con tan solo entrar ahí, me sentí un poco más tranquilo, pero no lo suficiente, aún tenía los golpes grabados en mi cuerpo.

«Quiero... pintar».

Así que sin pensarlo mucho fui hacia las cajas y las abrí, saqué uno de los lienzos y la paleta, junto a las pinturas, además de que mi caballete aún seguía en la esquina de la habitación. Puse el lienzo sobre él y puse algunos colores sobre la paleta, me paré frente a él y dudoso tomé el pincel... pero mis manos temblaron más, haciendo imposible que lograra si quiera mojar el pincel en la pintura. Me frustré enseguida, no solo por ello, sino porque que no podia tranquilizarme, no quería despertar y preocupar a mis padres con esto, pero si seguía sin poder respirar bien no me quedaría de otra.

«Tranquilo, tú puedes hacerlo».

Inhalé y exhalé, así continuamente hasta que creí que estaba mejor. Observé el lienzo, y como pude mojé el pincel en la pintura, no tenía en mente qué pintar, pero decidí dejarme llevar.

Tracé con manos temblorosas apenas una línea en el lienzo, respiré y luego hice otra... y otra, mis manos dejaban de temblar conforme pasaba el tiempo, tomé un poco más de pintura y seguí trazando más líneas y manchones. Pensé de repente en todo lo que había pasado desde que llegué aquí, el reencuentro con Logan, nuestras peleas, yo dándome cuenta que aún sentía algo por él, él estando borracho, el accidente, nuestro primer beso, nuestra primera cita, sus celos hacia Jonah, las decepciones, los insultos, cuando comenzó a salir con Rosy, nosotros viéndonos a escondidas... y sobre todo su primer "te quiero" hacia mí, luego yo enterándome de la verdad y que todo fue falso.

Algunas lágrimas se escapan de mis ojos, pero aún así no me detengo y sigo pintando.

Vivimos tantas cosas juntos...

Un tiempo después me detengo, mis manos ya no tiemblan, mi respiración se normalizó y el sudor cesó, en lugar de eso quedaron el resto de las lágrimas en mis mejillas y la opresión de mi pecho. Pero hubo otra razón por la cual me detuve, y es que después de tanto tiempo, con solo la luz lunar iluminando el cuarto, la pequeña brisa colándose por las ventanas y dolor de mi corazón roto.

Yo había vuelto a pintar.

Y me sorprendió ya que describía a la perfección por lo que estaba pasando y no podía expresar con palabras.

No podía apartar la mirada de esa pintura, y no lo hice hasta que sentí un suave apretón en mi hombro, volteé solo un poco y pude ver a mi padre, parado detrás de mi, pasmado por ver lo había pintado.

Regresé mi vista a la pintura y sabía lo que tenía que hacer.

—Papá, ¿puedo pedirte un favor? —susurré.

—Lo que sea, hijo —contestó enseguida.

Le di una última mirada a la pintura.

Sí, esto era lo que marcaría un antes y un después. Y algo me decía que no me arrepentiría de mi decisión.

(...)

Era el tercer día que faltaba a clases, no quería tener cerca a nadie y no quería encontrarme con las personas culpables de mis desgracias. Ahora estaba en mi habitación escuchando algo de música mientras leía uno de los pocos libros que tenía, así me lo estaba pasando estos días o pintando, ya que fue un milagro que pudiera hacerlo. El temblor en mis manos seguía, pero era mucho menor y no me impedía pintar, algo por lo que estuve feliz, ya que al pintar lograba desahogarme y distraía mi mente para que no vagara en mis malos recuerdos.

Eso era en el día.

Pero en la noche era todo diferente.

En los últimos días mía pesadillas se volvieron peores, tanto que gritaba estando dormido y más de una vez mis padres se levantaron en las noches preocupados por mí.

Según ellos lo que gritaba era: suéltame, no me lastimes, alejate, no quiero morir. Se repetían contastemente y mi madre decidió que lo mejor era llevarme con mi antigüo psicólogo, pero sería más adelante, cuando por fin nos fuéramos de aquí y para eso no faltaba mucho.

Había tenido contacto con Nathan y Jonah más que nunca por mensajes, ya que por desgracia, ellos asistían a la universidad, así que era difícil vernos, pero eso no les impedía preguntar cómo estaba y cómo iba todo, agradecía que las cosas fueran así por ahora, no estaba listo para salir y tal vez encontrarme con él... no sin querer lanzarme encima de él para llorar o darle un buen puñetazo.

Y con Anna...

Ninguno de los dos había hecho el esfuerzo de hablar con el otro, yo porque me daba vergüenza hacerlo y ella... seguro estaba molesta conmigo.

Solté un suspiro dejando el libro sobre mi cama y desactivé la música, y me incorporé en ella masajeando mi sien, tenía dolor de cabeza y sueño por no dormir bien, pero me negaba a hacerlo porque sabía lo que vendría al cerrar mi ojos.

«Haré ejercicio, tal vez con eso me distraiga un rato».

Me levanté de mi cama y abrí la puerta de mi habitación, y me encontré a mi madre a punto de tocar a mi puerta.

—Mi niño, ¿crees que puedas ayudarme en la cocina? Faltan solo algunas cosas que empacar.

—Está bien —acepté, ahora tenía algo con que distraerme.

Mi madre fue la primera en avanzar, y yo la seguí poco después, pero ella se fue directo a la sala y me pidió que comenzara sin ella, cosa que no reclamé porque tenía que ayudar en algo y aún faltaban cosas que hacer, el tiempo se nos estaba acabando.

Fui a la cocina, pero me detuve en seco al ver la cabellera roja de mi mejor amiga y la sonrisa incómoda en sus labios.

—Hey —saludó ella.

—Hey.

—¿Cómo estás? —preguntó ante el silencio.

—Mal —dije con sinceridad.

Nos quedamos en un silencio incómodo y solo se me ocurrió pasar por su lado y comenzar con la tarea que me encomendó mi madre. Anna me imitó y se puso a mi lado, guardando los platos y cubiertos.
Pensé en maneras de iniciar una conversación, se sentía raro estar con Anna en una habitación y que los dos estuviéramos tan callados, nunca en nuestros años de amistad nos había pasado esto, sí habíamos peleado antes, pero nos reconciliábamos enseguida.

Así que después de descartar todas las opciones posibles, fui directo al grano. Pedir disculpas, pero Anna se me adelantó.

—Lo siento —masculló—. De verdad lo siento por lo que pasó con Logan y Rosy, no tenía ni idea de lo que estaban planeando.

—¿No lo sabías? —me atreví a preguntar.

—¡No! —contestó enseguida—. De haberlo sabido, le hubiera arrancado las bolas a Logan y a Rosy le hubiera quemado el cabello.

Quise reírme por eso, pero me contuve.

—Lo escuché en el hotel...

—Fue fuera de contexto, yo nunca te haría algo así, soy tu amiga por Dios —me aseguró.

—Entonces, ¿cómo lo sabías?

Ella se quedó callada y agachó la cabeza, evitando mírarme.

—Hace unos meses, iba por los pasillos de la escuela, había peleado con Leo por una tontería, quería salir de ahí rápido, entonces fui a mi casillero, pero me encontré a Rosy hablando por teléfono. —Suelta un suspiro—. No sé con quien estaba hablando, y estaba hablando tan bajo que casi no lo escuchaba muy bien, pero cuando dijo: «todo va de maravilla, Logan tiene embobado a mi Thom, solo un poco más y el plan se completará», intenté averiguar de qué se trataba todo, pero solo logré confundirme más.

—¿Por qué no me lo dijiste?

—Tú... tú querías a Logan, no sabía si me creerías y no tenía las pruebas para demostrártelo.

—Sí te hubiera creído, Anna. —Una sonrisa amarga surcó mis labios—. Logan fue el chico que me hizo bullying de pequeños, te hubiera creído a la primera.

—¿Cómo? ¿Logan es...? —Aprita los puños a sus lados—. ¡Ah! Ahora tengo más razones para arrancarle las bolas. Espera a que llegue mañana a la escuela, le haré pagar todo, le lanzaré un bote de pintura en la cabeza...

La cara de Anna se pone tan roja como su cabello y aunque ella no lo nota, da pequeños saltitos cada ve que insulta a Logan y sin poder evitarlo una carcajada abandona mi boca. Se ve tan adorable, las palabras e insultos hacia Logan no soy muy buenos, su manera de actuar la hace ver adorable aunque no quiera.

Ella nota mi risa y detiene sus saltos, y ella me segue a mí poco tiempo después, uniéndose a las carcajadas.

Llevaba un tiempo sin poder reírme así.

—Lo siento —dice Anna de repente.

—Ya está olvidado, Anna, y tú no tienes la culpa.

—Pero...

—A callar. —Extiendo mis brazos hacia ella—. Ahora ven y dame un abrazo, pequeño fósforo.

Y lo hace, ignorando el apodo que tanto odia, se lanza a mis brazos y ambos nos fundimos en un abrazo que los dos necesitábamos, como de costumbre llevo una de mis manos hacia su cabello y comienzo a acariciarlo.

Me reconcilié con mi mejor amiga y es lo mejor que me pudo haber pasado.

Pero... tengo que decírselo.

Así que separo a Anna lo suficiente para que ella me vea a los ojos.

—Anna, hay algo que tengo que decirte.

—¿Qué pasa, Thom?

—Me iré en dos días del pueblo.

_________________________________

¡Thom volvió a pintar! Pero la razones para ellos no fueron los mejores...
Y se iría en día días, ¿Algo puede pasar en tan solo dos días? Yo digo...que tendrán que descubrirlo.

Solo quedan dos capítulos para terminar la historia y así poder pasar al segundo libro, dónde bueno....¡Ya lo verán!

Hasta el próximo capítulo
Abrazos
Atte 🖤 FerLemuz 🖤

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