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CAPITULO XVI

Muevo mi pie arriba y abajo para tratar de calmar mis nervios. No me agradan los hospitales para nada, puedo escuchar los gritos de las personas que llegan heridas de emergencia y los gritos de dolor que retumban por todos lados cuando curan sus heridas, o incluso el llanto de las personas que acaban de perder a un ser querido.

El ambiente me abruma de una manera impresionante.

Han pasado cuatro horas desde que el doctor salió a darme noticias sobre Logan, y la puerta no volvió a abrirse desde entonces. Algunas enfermeras se han acercado a mí para preguntarme si necesito algo o si tengo hambre, pero les he dicho que no. Sé que la comida no pasará de mi garganta y mis ganas de dormir se esfumaron hace mucho, solo quiero que me digan que el castaño no corre peligro.

Solo quiero que me digan que está bien.

—¿Thomas?

La voz de Jonah llega hasta mis oídos, llenando mi corazón con un poco de paz. Me levanto de donde estoy y me lanzo sobre el, dándole un abrazo. Él me corresponde colocando una mano sobre mi cintura y la otra acariciando mi cabeza.

—Gracias por venir —susurro—. No era mi intención molestarte, pero no sabía a quién más llamar.

—No te preocupes, estoy aquí y eso es lo que importa. —Nos separamos, deposita un pequeño beso en mi frente y vamos hacia las sillas de la sala de espera—. ¿Cómo sigue Logan?

—No lo sé —digo frustrado—. El médico dijo que por el alcohol que había en su cuerpo no podrían hacerle los exámenes, ya que el resultado podía salir alterado. —Dejo salir un suspiro y me recuesto en la silla—. Tengo miedo de que le haya pasado algo grave.

—Todo saldrá bien, ya lo verás, fresita.

—Mi madre y Anna ya están enteradas de todo. Mi madre me pidió que fuera a casa a descansar, pero solo dejaré el auto y tomaré una ducha, y luego vendré aquí en taxi.

Me levanto de nuevo de la silla y apenado le doy una sonrisa a Jonah.

—¿En serio no te molesta quedarte y cubrirme por un rato? Le prohibí a Anna venir, porque es capaz de hacer un desastre en un minuto.

Él niega y pasa su brazo sobre mis hombros, acercándome más a él.

—Te dije que estoy bien con ello. —Jonah ve algo detrás de nosotros y parece asustarse—. Con respecto a Anna...

—¡Maldito! —grita alguien detrás de mí.

Trato de darme vuelta para ver de quién de trata, pero lo único que alcanzo a ver es una cabellera rojiza antes de caer al suelo.

—¿¡Cómo te atreves a prohibirme que venga al hospital a apoyar a mi mejor amigo?! —Anna está sobre mí, me da algunos golpes suaves en la espalda como si fuera una niña de cuatro años—. Sabías que aunque me dijeras eso vendría aquí.

—Fósforo —jadeo—. Necesito aire, quítate de encima.

—No lo haré hasta que me pidas perdón.

—Perdón...

—Así está mejor.

Anna se levanta y de inmediato siento un gran alivio en mis pulmones. Me reincorporo apoyándome sobre mis brazos, y quiero reírme al ver la expresión de miedo que Jonah tiene justo ahora, pero aún estoy recuperando el aire. Mi mejor amiga, aun sabiendo lo que acaba de hacer, no espera mucho y vuelve a lanzarse sobre mí para abrazarme.

Hago lo mismo y nos quedamos así un rato, en silencio.

—No vuelvas a prohibirme cosas así, nunca te haré caso.

—Tenía que intentarlo —digo soltando un suspiro—. Tengo que irme Anna, mi madre se preocupará más si no llego a casa en la próxima hora. Por favor, si pasa algo con Logan... avísame.

—Lo haré. —Anna sostiene la mano de Jonah, tomándolo por sorpresa—. Jonah y yo nos encargaremos.

—Ok. Me voy, chicos.

Me despido de ambos. Jonah me ruega con su mirada que no lo deje solo con Anna, pero lo único que puedo hacer es restarle importancia y darle una sonrisa burlona antes de salir del hospital, por lo que me gano algunas maldiciones hacia mi persona.

Llego hacia el estacionamiento, quito la alarma y subo al auto. Las manchas de sangre siguen frescas en el asiento, y mi cuerpo se estremece cuando recuerdo a Logan inconsciente y lleno de sangre.

«Todo estará bien, todo estará bien».

Logan estará bien, si algo malo le hubiera pasado ya nos lo habrían dicho, las malas noticias siempre llegan primero. De lo que me tengo que preocupar ahora es del sermón de mi madre al llegar a casa.

(...)

Estaciono el auto en la cochera y entro a mi casa. Todo está en completo silencio, intento buscar alguna señal de vida de mi madre, pero no encuentro ninguna.

«Tal vez salió con sus amigas».

Dejo el tema de lado y subo a mi habitación, busco ropa cómoda para ponerme.

«Me pregunto si será buena idea llevar algo de ropa para Logan, la que tenía puesta ayer estaba mojada y tenía sangre encima».

Tomo algunas prendas extra de mi armario, las meto en una mochila, y la acomodo junto a mi cama.

Entro al baño y enciendo la regadera, me desvisto y me pongo bajo el agua caliente que logra relajar mis músculos, observo mis manos y me doy cuenta que olvide quitarme las vendas.

Me las quito y pongo mis manos debajo del agua, mis nudillos aún están un poco hinchados y tienen rastros de sangre sobre ellos. Tomo el jabón y lavo mis manos para que esas manchas desaparezcan. Unos minutos después salgo del baño y me alisto con todo lo necesario, reviso de nuevo si llevo todo en mi mochila y bajo al primer piso. Me llevo una sorpresa cuando veo a mi madre sentada en completo silencio en la sala.

Por la hora que es decido que la mejor opción es irme.

—Me voy, mamá. Estaré en casa por la noche.

—¿A dónde crees que vas? —Mi madre se levanta del sofá y se acerca a mí con una expresión neutra en su rostro—. Nosotros dos tenemos una conversación pendiente.

—Hablaremos cuando regrese, tengo que llegar rápido al hospital y...

—¡No irás a ningún lado! —grita, sorprendiendome—. Lo que harás ahora será ir a ese sofá y tomar asiento, tenemos mucho de que hablar.

Dejo mis cosas en la entrada y obedezco a mi madre, me siento en el sofá y bajo la mirada avergonzado. Muy pocas veces he visto a mi madre enfadada, si me comportaba mal o hacía algo que no le pareciera correcto, lo único que hacía era darme un castigo, pero nunca me gritó como lo hizo ahora. Así que no tengo idea de qué hacer o qué decirle, solo puedo callar y obedecer.

Ella se sienta frente a mí, aún con la misma mirada de antes.

—¿Sabes lo preocupada que estaba anoche? Pensé en tantos escenarios aterradores donde tú salías herido. Thomas, necesito que me digas qué es lo que está pasando, necesito saber por qué mi hijo regresa llorando de la escuela, necesito saber por qué te encierras en tu cuarto e intentas ocultar que no estás bien...

—Mamá, yo... no creo que lo entiendas aun si te lo explico. Ni siquiera yo entiendo qué es lo que le pasa a mi mente y a mi corazón —digo con sinceridad.

—Eso no me importa, aun si no lo entiendo trataré de hacerlo y apoyarte. Hijo, de verdad necesito que me digas qué es lo que sientes.—intento decirle algo a mi madre pero al final termino callado, no encuentro las se quedan atoradas en m garganta— O ¿Acaso todo ese sufrimiento que veo en tu es por alguien que te gusta?

—No puedo mamá, lo único que puedo decirte es que aunque no sé que tipo de relación tengo con esa persona, mi corazón duele de solo pensar que puede pasarle algo.

—Thoma. —Mi madre se acerca y se pone de rodillas frente a mí—. Rspetaré tu desición, pero por favor, no dudes en contarme si algo te pasa, si te hacen daño o sientes que ya no puedes más. Soy tu madre y mi deber es cuidarte y protegerte.

Lo único que puedo hacer es un gesto de afirmación. Siento que si digo algo más comenzaré a llorar, y mi madre ya ha tenido suficientes emociones por un día.

Tomo mis cosas de nuevo y salgo de casa. Por suerte pude sacar los malos pensamientos de la cabeza de mi madre, y también le dije que era mejor que no usara el auto —no hasta que lo lleve a un autolavado y saque las manchas de sangre—.

Todo estaba bien hasta que recibí un mensaje de Anna y mi corazón se detuvo por el miedo que sentí.

(...)

El taxi se estaciona frente al hospital, le pago rápido al hombre que conducía y bajo a toda prisa del auto, tropezándome en el camino. Llego a la recepción y busco a Anna por todos lados, hasta que logro verla hablando con el doctor que atendió a Logan, y aun cuando mis piernas están temblando, corro hacia ellos.

—Ya... ya estoy aquí —digo sin aliento—. ¿Qué es lo que pasa con Logan? ¿Es grave?

—¿Usted es el señor Thomas Garkson?

—Sí

—¿Que tipo de relación tiene con el señor Anson?

—Eh... yo soy... ¿su novio?

—Lo siento por tantas preguntas, pero no podía darle información sobre el paciente a menos que fuera algún familiar, pero ya que es su novio, no veo ningún problema.

—No se preocupe.

—El joven Anson sufrió un golpe en la cabeza, gracias a la perdida de sangre y el alcohol en su cuerpo se desmayó. Afortunadamente pudimos cocer la herida de su frente, tiene algunos grupos golpes en el cuerpo que lo molestarán por algunos días, pero no hay fracturas en ninguna parte. Tendrá que regresar en ochos días para retirar los puntos. —Yo suelto un suspiro de alivio y me dejo caer en el suelo—. Por ahora él sigue un poco aturdido por la anestesia, pero si usted quiere puede pasar a verlo, ha estado preguntando por usted desde que despertó.

Mi corazón comienza a palpitar ante esas palabras, volteo a ver a Anna y ella está escondiéndose detrás de Jonah. Me levanto y me acerco a ella sin dudarlo.

—Anna.

—Thomas.

—¡¿Se puede saber en qué estabas pensando cuando me enviaste ese mensajes?! "Algo grave pasó con Logan, necesito que estés aquí". ¡Casi se me sale el corazón por los nervios!

—Lo siento mucho, pero el médico no quería decirme nada sobre Logan, y no se me ocurrió otra manera de hacer que estuvieras aquí.

—Anna, ¿podrías soltarme? —le pide Jonah.

—No lo haré. Tú eres mi maldito escudo, si te vas no habrá nadie que me proteja.

—Yo puedo hacerlo sin ningún problema, señorita Martínez.

Anna se queda quieta como una estatua al escuchar la voz de nuestro profesor.

—¿Profesor Davis? —Anna voltea a verlo y puedo jurar que lo está matando con la mirada—. ¿Qué hace aquí?

—Un familiar fue hospitalizado ayer, los ví y decidí saludarlos.

—Leo... profesor —se corrige a tiempo—. Que casualidad encontrarlo aquí. —Anna parece un poco nerviosa, pero trata de dimularlo—. Pensé que hoy estaría muy ocupado como para venir a ver a su familiar.

—Pues bien, escuché que su situación era muy delicada, pero por lo visto no es el caso ya que se la está pasando muy bien aquí.

De algún modo siento que ya no están hablando del familiar del profesor, se siente más como una conversación personal.

—Anna, regreso en un momento, iré a ver a Logan. —Ella ni siquiera me presta atención—. Jonah, tú puedes irte si quieres, sé que tienes que trabajar en el bar hoy y será mejor que descanses.

—Sí, creo que es lo mejor, hoy tengo que cubrir a un compañero. —Él me abraza y deposita un pequeño beso en mi mejilla—. Te escribiré más tarde. Adiós, fresita.

—Adiós, sexy Jonah.

Jonah sale del hospital y yo me quedo solo con el par de locos discutiendo a mi lado, no les presto atención y me acerco a una enfermera para que me indique qué habitación es la de Logan. En menos de lo que esperaba estoy frente a su habitación y preparo a mi pobre corazón antes de entrar, abro la puerta y lo primero que veo es a Logan sobre una camilla, está en una bata y tiene conectada algunas cosas a su pecho —llego a la conclusión de que son los aparatos que controlan sus signos vitales o algo por el estilo—, también tiene un suero inyectado en el brazo derecho y sus cosas están en una bolsa al lado.

La abro y reviso si todas sus pertenencias están ahí. Cuando me aseguro de ello vuelvo a cerrar la bolsa y me siento a su lado.

«Supongo que no volverá a despertar hasta dentro de una horas».

Su cara está un poco palida y sus labios están resecos, mi mente divaga un poco y me encuentro pensando de nuevo en lo que ocurrió hoy en la madrugada. ¿Qué hubiera pasado si yo no atendía tu llamada? Si no llego a tiempo ¿Qué habría sido de él? Tomo la mano de Logan, que está muy fría y dejo un pequeño beso en ella.

—Me diste un buen susto, castaño.

—Esa... no era mi intención, capucha.

—Pensé que estabas dormido —digo avergonzado.

—Lo estaba, hasta que te escuché entrar a la habitación. —Él aprieta mi mano—. Perdón por preocuparte.

—No tienes que disculparte, lo importante es que te encuentras bien. Pasarás un poco más de tiempo aquí, tienen que asegurararse de que el golpe en tu cabeza no empeore o algo así. ¿Cómo te sientes?

—¿La verdad? Me siento como la mierda.

—Estúpido.

—Solo te estoy diciendo la verdad.

Ambos nos quedamos en un agradable silencio, solo observándonos el uno al otro, y tal vez fue mi mente la que me traicionó, pero creo haber visto un leve sonrojo en el rostro de Logan. El comienza a removerse en la camilla y luego cubre su rostro con una de sus manos, justo antes de susurrar algo que no logro escuchar.

—Capucha. ¿Podrías acercarte un poco? Necesito decirte algo.

—Claro, ¿qué necesitas?

—Por favor, olvida solo por un momento todo lo malo que te he hecho y deja que pague tu amabilidad con esto.

—De que estás...

Los labios de Logan fueron lo que sentí después de eso. Debí apartarme y preguntarle por qué estaba haciendo eso, pero yo sabía que en lo más profundo de mi corazón yo anhelaba un beso de aquel chico. Con el poco razonamientos que me queda intento alejarme, pero eso no duró mucho, ya que volví a ser atraído por los suaves labios de Logan. Me dejo llevar, y le permito a mi tonto corazón llevar el mando de mis acciones.

No puedo asegurarlo del todo, pero en este beso puedo sentir por primera vez... que tal vez podría haber algo entre nosotros, aunque eso se aleje mucho de nuestra verdadera realidad.

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