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5. Luces y más luces.


Robert estaba juntando todas las cosas que le había pedido su hija que le llevara al hospital, el reproductor de música, la laptop, frazadas y una colcha. Cuando terminó de guardar todo en la maleta, salió de la casa y se subió a su auto. Estaba a punto de arrancar cuando su celular empezó a sonar. Era un número desconocido, así que tardó en contestar. Al final contesto.

- ¿Si?

- ¿Ro-Robert?

Su voz hizo que temblara, no lo podía creer. Era ella, la mujer con la que estuvo casado todos estos años y que hace unas semanas atrás, lo dejó sin dejar rastro alguno.

- ¿Qué quieres?- Escuchó su suspiro en la otra línea y pensó que había sido muy rudo, pero no podía tratarla de otra forma. Ella decidió irse, y en el peor momento de todos. Dejando a su hija enferma sola.

- Quiero saber cómo está.

Una risa seca emanó de la garganta de Robert.

-¿Por qué querrías saber cómo está? La dejaste, nos dejaste, sabiendo por todo lo que está por pasar.

-No llamé para pelear, por favor, quiero saber.

-Ella, tu hija, está bien. La operan la semana que viene.

-¿En qué hospital está?

-Si crees que te voy a decir, estás muy equivocada. Tú decidiste irte, podrías ahora estar con ella en el hospital hablando, o leyendo, o simplemente estando con ella. No es así como nos vamos a manejar. Pronto vas a tener que aparecer, mi abogado te va a contactar. Espero que pienses lo que hiciste.

Y antes de que pudiera contestar cortó.

Cuando llegó al piso donde estaba Halley, se dirigió directo a secretaría. La verdad es que todos eran muy buenos y notaba que el hospital no paraba en ningún momento. Se preocupó mucho dejarla sola en un lugar así, pero por eso eligió uno privado, aunque fuera bastante caro, él quería que ella se sintiera cómoda.

Al llegar y ver a Gissel se acercó.

-Hola, ¿Cómo está?

Gissel que estaba terminando de rellenar unos papeles, levantó la vista y al ver a Robert sin darse cuenta, se arregló la cola de caballo que tenía desordenada y sonrió.

-Hola, bien ¿Y usted? ¿Viene a ver a Halley?

Al terminar de hacer la pregunta Gissel quiso pegarse la frente contra una pared, claro que iba a ver a su hija.

-Si, vengo a verla y a traerle algunas cosas.

-Claro, ya sabe por dónde es.

Gissel sonrió cuando Robert asintió y se fue.

-¿Quién era ese bombón?- La voz de Patrick hizo que se sobresaltara. Suspiró y agarrando los papeles salió del secreter.

-Es el padre de Halley Markson, entró ayer. Tuvo un infarto hace una semana y le hicieron análisis. Tiene necrosis, la van a operar la semana que viene.

-Pobre niña, tan joven.

-No se va a morir Patrick, no especules.

-Necrosis es algo serio.

-Lo sé-Gissel hizo una mueca-Pero viendo a todos los demás, ella es la más suertuda.

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-Te traje todo lo que me pediste. ¿Te ayudo a acomodar?

Halley sonrió y asintió. Extrañaba a su papá, nunca pensó que cenar así por primera vez sin él, iba a ser tan... raro e incómodo. Aunque tenía a Liberty que era una muy buena compañía.

-¿Cómo está el trabajo?

Su padre sonrió mientras cambiaban las sábanas de la cama, ahora estaban poniendo las de Halley que eran azules con muchas estrellas y el acolchado de los Vengadores.

-Muy bien, tengo nuevos clientes y Rudy es de mucha ayuda, te manda saludos y promete venir a visitarte.

-No voy a hacer venir a una mujer tan grande hasta aquí. Dile que la extraño, pero que no es necesario que venga.

-Se lo diré, pero no creo que escuche.

Los dos rieron y terminaron de ordenar la cama. No era su cama, pero se parecía, y mientras ponían algunas fotos en las paredes y ordenaban el escritorio, parecía como si todo fuera normal y estuviera bien. Como si su mamá no se hubiera ido, como si no estuviera enferma. Todo estaba bien. Pero los pensamientos de Robert iban y venían, entre la realidad y los recuerdos. Margaret había llamado, tal vez se lo tendría que decir, o tal vez no. Si se lo decía a Halley, podía reaccionar mal, y en su estado no es bueno. Decidió que por ahora, lo mejor era esperar hasta la operación.

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-Tienes visitas.

Bonita estaba con los brazos cruzados en la puerta de la habitación de Jeremy. Este levantó la vista de su cuaderno y sonrió.

-¿Quién aparte de mi padre, el cual nunca viene, quiere verme?

La enfermera suspiró y se hizo a un lado para dejar ver a un chico con el pelo rubio más claro que el de Jeremy, pero corto. Sorió y se acercó casi corriendo.

-¡Hermano!

Jeremy pudo apenas darse cuenta de lo que pasaba, estaba petrificado. Su hermano Oliver vivía en Nueva York, lo bastante lejos como para no poder venir seguido. Oliver trabaja en una de las empresas de su padre, pero no como jefe sino como uno más. Pero eso no significa que no ganara bien y tenga un buen lugar para vivir.

-¿Qu-que haces aquí?

Oliver se apartó y lo miró detenidamente. Veía a su hermano peor. Al mismo tiempo parecía como si estuviera en otra dimensión.

-Vine a visitarte, ¿Qué, no puedo?

Jeremy se quedó viendo a su hermano por unos instantes. Oliver era mayor que él, se llevaban cinco años; pero entre los dos, aunque parezca raro, Jeremy fue el más responsable.

-No, digo, si puedes. Pero no me lo esperaba, pensé que tenías trabajo, e ibas a estar con Amanda...

-Ah, Amanda, terminamos. Te vengo a hablar sobre eso también.

Pasaron unos minutos antes de que Jeremy se acostumbrara a su hermano, las enfermeras que pasaban a cada rato para "ver" como estaba el paciente, no podían creer que Jeremy estuviera tan calmado, como si el verdadero Jeremy hubiera salido de su cuerpo.

-Entonces... ¿cómo es que estás llevando la vida en un hospital?

-Bueno, hace dos años que vivo aquí, ya lo tomé como algo cotidiano. Creo que salir a la calle me haría mal.

Los dos rieron.

-¿Y qué pasa con el pijama? No te dejan usar ropa normal, ¿no?

Jeremy vio su jogging gris suelto y su remera negra.

-No, sabes que traté de suicidarme, ¿cierto?

Oliver dejó de sonreír y se paró de la cama.

-Claro que lo sé. Una de las veces estaba yo en casa. ¿Recuerdas?

-Fue la última vez que te vi, luego de eso me enviaron a este lugar.

-¿Cómo no iban a hacerlo? No sé por qué te sigue sorprendiendo.

-No me sorprende.

Jeremy hizo un gesto despreocupado, restándole importancia a la mirada de su hermano.

Oliver no soportaba ver a su hermano así, ¿Por qué quería quitarse la vida?, Esa era la pregunta del millón en el hospital y fuera de él.

-Solo vine aquí para que hablaras conmigo, pero desde que... desde que trataste de quitarte la vida la primera vez, me apartaste, igual que ahora.

Jeremy se levantó de la cama y se acercó a su hermano.

-¿Yo me alejé? Oh, vamos, tú te fuiste a estudiar a Nueva York, cosa que podrías haber hecho aquí y quedarte un tiempo más, pero eres igual que papá, huyes de los problemas. No te culpo, que quisieras ir a ver la gran manzana, pero te fuiste justo cuando las cosas se pusieron feas, y no es mi culpa, créeme.

-¿Así que me estás diciendo que la vez que trataste de suicidarte justo cuando yo estaba de visita, no fue por casualidad? Lo hiciste para llamar la atención, cuando aparezco es como si... te nublaras, no éramos así.

Jeremy tiró la cabeza hacia atrás y soltó una carcajada.

-¿Piensas que todas las veces que me he tratado de suicidar lo he hecho porque quiero llamar la atención? Si quisiera llamar la atención, solo lo haría con mi carisma, soy jodidamente bueno en eso. Si piensas que en serio quería que papá se fijara más en mí más que en ti, entonces... no somos de la misma sangre.

Oliver se quedó viendo a su hermano por un instante, luego agarró su chaqueta y se la puso.

-¿Sabes? Solo quería pasar el día contigo, me vuelvo esta noche. Si fuera como papá ni siquiera te hubiera venido a ver. Estamos de viaje por negocios y él está aquí, no pude convencerlo para que venga, pero igual vine. Que te quede claro Jer, soy tu hermano, no tu enemigo, hice de todo para que me digas algo, queda en vos si quieres volver a tener un hermano. Que te diviertas con las pastillas de colores.

Oliver salió como una bala fuera de la habitación. Jeremy se quedó solo, agitado y aturdido. Agarró el pequeño sillón que tenía y lo estampó contra la pared. El estruendo se escuchó por todo el piso, pero no le importó. Agarró sus mantas y las revoleó, gritando y golpeando la pared. Cuando empezó a golpear su cabeza contra el armario Bonita llegó y llamó a los médicos de seguridad. Al instante llegaron y sujetaron a Jeremy y lo alejaron del armario. Trató de apartarse pero los médicos eran muchos más fuertes que él, pero eso no le impidió para seguir moviéndose y gritando.

Bonita no podía creer lo que estaba viendo, era su trabajo presenciar este tipo de situaciones, pero verlo a Jeremy así... a Jeremy que siempre la molestaba con sus chistes y "confundía" su nombre. Tal vez no tendría que haber dejado entrar a su hermano. Pensó por un momento que era lo mejor, nadie lo había venido a visitar casi desde que entró. Así que cuando vio al hermano...

-¡Suéltame! ¡Suéltame! ¡¡No estoy loco, estoy enfadado!!

-Lo sentimos Jeremy, así es como se comportan los locos.

Dijo uno de los guardias, ellos siempre iban en las situaciones de Jeremy, y lo conocían muy bien.

Bonita agarró el tranquilizante que hace un momento otra enfermera le trajo, puso el líquido en la jeringa y lo presionó en el brazo de Jeremy. Al hacerlo vio por primera vez con lo que se tenía que enfrentar todos los días.

Jeremy empezó a ver luces, luces y más luces. Hasta que de repente, todo se volvió negro.


Hola!! les traigo un nuevo capítulo de esta historia! <3 gracias por votar, y comentar, se los agradezco mucho. Y espero que me regalen sus estrellitas, y comenten que es lo que piensa <3

Saluuudos <3<3 

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