Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

28. En menos de lo que canta un pájaro (Gallo).


El día pasó prácticamente volando. O no del todo. Halley, a pesar de su pesado sueño, los nervios se reflejaban en su estómago. La visita de su madre sería dentro de poco. Y si ella quería, permitiría a su madre quedarse durante el show. Aunque su padre no estuviera el cien por ciento de acuerdo.

Lo que sí la mantenía en calma, era Jeremy, Robert, y Liberty. Conocer a la mamá de Liberty, la hizo ver lo importante que era tener, en fin de cuentas, a tu madre. A pesar de todo, la familia es la familia.

Aunque por dentro, Halley sabía que no se merecía su perdón, haría lo que sea para poder aceptarla de apoco en su vida de nuevo.

Gissel se acercó a la puerta. Con una sonrisa, dijo:

-Tu madre llegó Halley. Está en la biblioteca.

Liberty levantó su cabeza.

-¿No será aquí?

Halley movió sus manos para ventilarlas, y secarla transpiración en ellas. Tomó su chalina, y sonrió. Confiada.

-Mi padre decidió que lo mejor sería dejarnos solas, y pensó que la biblioteca, si era posible sería lo mejor. Por si le grito o...algo.

Liberty sonrió.

-Estarás bien. Sino, mi madre quedó encantada contigo, y está dispuesta adoptarte.

Halley la miró y revoleó los ojos.

-Ja, ja... todo saldrá bien.

Liberty se sentó.

-No tienes que hacer esto, ¿sabes? Digo, ella...no se merece.

Halley se acercó a la puerta. Antes de salir del cuarto, miró a su amiga.

-Tal vez no se lo merece, pero no puedo escapar de esto toda mi vida. Necesito un cierre.

Liberty asintió.

-Estaré aquí cuando vuelvas.

La biblioteca tenía por lo menos cinco libreros. Con revistas incluso. Parecía bastante abastecida. Con Jeremy a veces venían a leer, y a besarse. Pero más que nada a besarse.

Ni bien abrió la puerta. Vio el pelo perfectamente planchado de su madre. Con Brillo, en una coleta alta. Sus manos estaban sobre la mesa, una encima dela otra, como esperando su sentencia. Siempre, a Halley, le molestó un poco que su madre siempre buscara la perfección en todo lo que hacía. Incluso en una comida, siempre tenía que estar el plazo limpio, sin ninguna mancha. Digno de un plato de un restaurante de Beverly Hills.

Tomó aire, y se acercó. Lo primero que vio fueron los ojos azules bien delineados de su madre. Su rubor color chocolate resaltaba perfectamente sus mejillas. Sus labios pintados de un suave color rosa. Con una sonrisita, su madre se levantó. Esperando, tal vez, un pequeño abrazo.

Pero Halley solo se dejó caer en el asiento. Puso su aparato en la mesa. Con seguridad, la observó. Verla ahora, todo lo hacía más fácil. Tal vez si hubiera venido demacrada, o con ojeras, entendería que estos meses habían sido difíciles. Pero estaba igual que la última vez que la vio.

-Veo que el salón de belleza sigue siendo un gran gasto.

Dijo Halley.

Su madre carraspeó.

-Solo... hice, hum, cursos. Lo hago todo yo.

Halley levantó sus cejas.

-Me alegro que hayas estado ocupada.

Margaret estiró sus manos en un vago intento de tocar las de su hija. Pero ella solo las retiró, apoyándolas sobre su regazo.

-Yo... no sé bien como...empezar a explicarte como fueron las cosas.

-Puedes empezar por el principio. ¿Por qué te fuiste?

Margaret acomodó un pelo invisible de su peinado, buscando las palabras.

-Cuando... enfermaste yo... me odie por eso. Todo el estrés que tal vez te hice pasar, obligándote a hacer cosas que... tú no querías hacer. Metiéndote todas mis cosas fallidas de mi vida en tu cabeza-tragó-me sentí culpable. Fue como el momento culmine en donde me di cuenta que no era una madre. Ni una esposa. Así que... me fui. No pude aguantar verte en un hospital, o tener esa carga de que si mejoraras yo haría todo lo malo para que vuelvas a enfermar. Claro que.... Ahora es distinto.

Halley cruzó los brazos.

-¿Cómo es diferente?

-Estando fuera, hice cosas que siempre quise hacer. Pero que no pude porque pensaba que eran cosas de gente poco adinerada y sin un futuro probable. Estoy esperando para poder abrir mi salón de belleza, estoy empezando a sentirme firme. Pero... tú, estabas lejos, y la verdad es que me di cuenta cuanto te necesitaba. No quería una vida sin ti.

-¿Y papá?

Su madre jugó con un anillo.

-Hace mucho que lo dejé de amar. Aunque sabrás que su dinero era lo único que me importaba.

Halley sintió como su corazón caía, y se rompía en mil pedazos. La imagen de su madre empezó a nublarse.

-Oh... entonces digamos que yo fui un pequeño error. Lo sé, me lo imaginé. Tu lo que quieres es vivir la vida loca, ser independiente. Lo entiendo.

-No Halley. Yo... amé a tu padre, pero la verdad es que lo dejé de amar con el tiempo, y ahora sé que no puedo vivir con alguien a quien no amo. Pero te amo ti. Hice mal, cometí un error enorme en dejarte. Pero no quería que mientras estabas así, tengas que lidiar con nuestra separación.

-Era más fácil irse.

-Si...-miró sus manos-estoy siendo sincera contigo Halley. No me odies por eso. Sé que prefieres que te diga la verdad, a que te mienta. No era feliz, lo admito. Pero te amo de verdad, lo hago. Quería redimirme conmigo, para poder ser mejor para ti.

A Halley se le cayó una lágrima.

-A las semanas que me fui, hablé con tu padre, y le pregunté por ti. Me contó que habías tenido otro ataque. Yo... yo no pude contenerme, me sentía la persona más egoísta y vacía del mundo. Te juro que... no volveré a hacer algo como eso. Te necesito. Necesito que me quieras, y me perdones. Cometí errores, pero pienso hacer lo posible para que vuelvas a confiar en mí.

Halley mordió su lengua. Tratando de contenerse, o tal vez, de buscar una respuesta.

-Tardaré demasiado en volver a confiar en ti. Creo que lo peor que pudiste hacer, no importa los motivos es irte. Tal vez no estabas preparada para ser madre, pero eso no te da el derecho a dejar a papá como si fuera un saco de papas. A veces me pregunto si cuando te fuiste no se te cruzó que el sí te quería. Que si hubieras hablado con él, las cosas hubieran sido diferentes.

Sobó su nariz, limpió cualquier rastro de lágrimas. Su madre tragó el nudo que se le había formado en la garganta.

-Esperaré. Me lo merezco. Pero ahora estoy aquí, y quiero lo mejor para ti. Quiero que pases conmigo algunos fines de semana. Podemos... hacer lo que quieras.

Halley negó.

-Lo pensaré.

Se levantó, acomodando su saco de lana.

-Si quieres, puedes quedarte en el festival que vamos a hacer esta noche. Conocerás a Jeremy. Es mi novio. Va a estar papá. Te recomiendo que no lo presiones.

Margaret asintió. Sacó una tarjeta de su bolso y se la entregó.

-Este es mi número, cuando estés lista podemos vernos.

Halley la tomó, y se salió de la biblioteca lista para largarse a llorar.

El doctor Ninman, estaba a punto de firmar el acta de salida para Jeremy. Ese día era el cumple años, y mañana a la mañana ya no estaría en el hospital. Jeremy ya se había encargado de pedirle todo a su madre, incluso heredó un edificio, una casa, y un auto. Además de un par de millones de dólares. Eso, le dijo Jeremy, le alcanzaría para formar la empresa de arte que quería hace años. Estudiaría la historia del arte, juntaría un buen grupo de chicos dispuestos a trabajar y encontrar arte por donde sea, y si todo salía bien, empezaría una escuela para quienes quieren vivir del arte y no tienen el dinero para pagarlo.

Ninman sonrió. Estaba feliz de ver a Jeremy con la vista en un futuro. Lo que no le gustaba, era que deje atrás a las personas que habían sido sus amigos hace tanto tiempo. Incluso pensó en Halley. Que era una de las razones para que él haya querido seguir. Aunque él no lo admita tanto como lo ignora.

Ninman limpió sus labios con su dedo índice y gordo, suspiró, rascó su cabeza, y... firmó.

Jeremy abrazó fuerte a Halley. A veces, en momentos como ese, deseaba no quererla tanto. No se le haría tan difícil irse si ella fuera un poco perra. Pero no lo era.

-Sabes... puedo volver y darle un paliza a tu madre. Si quieres.

Halley tembló por la pequeña risa que salió de su pecho.

-Eres un tonto.

-Lo sé.

Acarició su espalda, y la apartó para besarla. Estaban en la habitación de Jeremy, y ya que todos sabían que él se iría dentro de unas horas, no se alteraban tanto. Bonita se despidió de él sin ningún remordimiento, pero él nunca la llamó por su verdadero nombre. La cosa era que todos los médicos y enfermeras\os sabían que era el último día de Jeremy. Pero no podían  decir nada ya que Ninman pidió no hablar de eso, era una cosa interna. Así que todos actuaron de forma normal, esperando que todo sea una gran broma, pero al ver pasar a Jeremy, se dieron cuenta que era tan real como se había dicho. 

-Dentro de una hora voy a cantar delante de muchas personas.

Jeremy sonrió.

-Lo sé...

-Estoy nerviosa.

Sonó su nariz, y terminó de secar las lágrimas que corrían por sus mejillas.

-Estarás genial. Y sino... estaré ahí para tomar el concierto con mi pandereta.

Ambos rieron.

-Eso me gustaría verlo.

Jeremy soltó un suspiro.

-Mañana es tú gran día.

Halley levantó los hombros

-Lo que me mantiene en paz es que sé que tú, papá y Liberty van a estar del otro lado.

Jeremy asintió, pero no dijo nada.

-Saldrá todo bien.-Jeremy buscó la mirada de Halley-prométeme que no te enojarás pase lo que pase después de la operación.

Halley frunció el ceño.

-¿Por qué lo haría?

Esta vez, Jeremy fue el que levantó los hombros.

-Solo no lo hagas. Te veré en menos de lo que canta un pájaro.

Halley rió.

-Creo que es gallo.

Jeremy revoleó sus ojos.

-Lo que sea.

Y se besaron. Estuvieron así hasta que la hora de tocar llegó.

Todos bailaron y cantaron las canciones que Halley cantó. Además de que su timidez duró muy poco, y los movimientos de Jeremy la hicieron reír más de lo que hubiese querido.

Halley vio a su madre al fondo viendo todo sorprendida y con una sonrisa. Robert se quedó a un lado, gritando y apoyando a la banda. Además de quedarse hablando con Gissel más de lo que él esperaba hacer. Terminaron quedando para tomar algo en un día de la semana entrante.

Halley y Jeremy bailaron y se besaron durante toda la noche, hasta que se hizo tiempo para irse cada uno para su lado.

Halley se despidió con un beso y un abrazo. Pensando que mañana sería otro día glorioso.

Jeremy llegó a su cuarto armó la maleta y se puso el despertador para levantarse temprano a la mañana. Se durmió, sintiendo la sensación más espectacular de toda su vida. 


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro