14. Sunday Morning.
Estar en la oficina del director de tu escuela es horrible. Pero estar en la oficina de tu médico es aún peor. Jeremy había estado escuchando el sermón de Ninman por casi media hora.
-Primero le juegas una "broma" a Bonita, y luego esto. ¿Qué es lo que te sucede?
-¿A qué se refiere?
-No me vengas con eso. Sabes muy bien que nadie puede deambular por el hospital en plena noche, y menos si es una chica.
Jeremy se recostó en el respaldo de la silla y lo miró con las cejas elevadas.
-¿Qué chica?- Ninman se levantó de su asiento frustrado. Se quedó mirando un cuadro que tenía colgado en la pared de su oficina. Era su hija, Cindy, de cinco años.
-¿Sabes por qué quise ser tu médico? Te seré sincero.
Jeremy sonrió.
-¿Porque mi padre le pagó?-Ninman dio media vuelta y lo miró.
-No, tu padre nos pidió que te cuidáramos y que te tratáramos. La verdad, no podía creer que hayas tratado de hacer eso, un chico como tú, viviendo la vida que vivías. Pero luego, me di cuenta que no todo es color de rosa, bueno, hace un tiempo que me vengo diciendo eso. Mi trabajo es tratar de curar a las personas, a veces lo logro y otras no. Pero tuviste suerte, demasiada, diría yo. Hay personas que matarían por tener tu cuerpo y tu salud. Como esa chica, Halley.
Jeremy alzó la cabeza y suspiró.
-¿Qué pasa con ella?
-Me parece que eres un chico inteligente Jer. Tú dime que pasa.
-Está enferma, lo sé. No soy tonto.
-Yo no dije eso. Solo quiero que pienses, estás con ella la mayoría del tiempo. Usa unos minutos para ponerte en sus zapatos. Un día estaba bien, sana, feliz. Y al otro enferma. Pero ella no lo decidió. Tú sí, lo hiciste.
Jeremy se paró y se frotó las manos en los pantalones. Hace un tiempo que no estaba nervioso, pero que haya sacado al tema a Halley, lo había dejado helado, aunque no lo demostraba como algunos querían que lo haga.
-¿Ya me puedo ir? Tengo que rescatar una banda.
-Hagamos algo, te dejaré pasar esta vez lo que pasó anoche. Pero si la veo otra vez en horas no correspondidas...
-¿Qué hará? ¿Le dirá a mi padre? Suerte con que le conteste el teléfono.- Jeremy le dio una mirada fría, y cortante. Dio media vuelta y salió del despacho.
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Gissel se acomodó en la cama de Halley y le empezó a tomar la presión.
-¿Puedo hacerte una pregunta?- Preguntó Halley, mientras sentía como la goma le apretaba el brazo.
-Claro, lo que sea.- Dijo con una sonrisa.
-¿Qué piensas sobre que vaya al salón de música?- Gissel anotó en una libreta el resultado, y sonrió aún más, mientras la liberaba.
-Me parece estupendo, ya habrá empezado hace unos... diez minutos.- Halley saltó de su cama sonriendo, y miró a su compañera. Estuvo dormida hace una hora.- Son los remedios.- Dijo Gissel.- Perder la pierna fue difícil, pero lo aceptó muy bien... es una luchadora.
Halley sonrió.
-Lo sé, lo veo todos los días.- Gissel sonrió, y se levantó de su asiento.
-Ahora, ve, que vas a llegar más tarde.
Halley se miró en el espejo una vez y salió disparada de la habitación.
Cuando entró en la sala, vio que había bastantes chicos de distintos pisos. Había muchas chicas del piso juvenil, y otras de infantes. Buscó con la mirada a Jeremy y cuando lo encontró, no pudo contener la risa. Estaba agitando dos panderetas por los aires, mientras que los otros trataban de seguirle el ritmo. La risa de Halley no se podía oír muy bien, debido al estruendo que provenía de las panderetas y de un nene, que no pasaba de los doce años, que estaba con un tambor, tocando de la misma forma que Jeremy.
Halley se adentró más y se sentó en una esquina a esperar que Jeremy se diera cuenta de su presencia. Pero este estaba tan preso de su "música", que no se dio cuenta de la entrada, ni de la risa de ella.
Al cabo de unos minutos Halley no podía más de la risa. Era raro, para ella, verlo tan suelto. Era como ver a una piedra moverse por sí sola, pero Halley sabía que él en algún momento de su corta vida, había sido el chico que ahora estaba viendo.
-Hola.
Halley dejó de mirar a Jeremy, para mirar al chico que le estaba hablando. Tendría unos doce años, pelo marrón, y ojos verdes muy bonitos. Llevaba un pantalón de algodón color caqui y una remera suelta blanca. Lo que Halley trató de no hacer fue mirar su tubo endotracheal, pero se sintió mal con solo tener ese pensamiento.
-Hola.- Respondió ella con una sonrisa y una voz neutra.
-¿Es la primera vez que vienes aquí verdad?- Dijo lo más alto que pudo, para que se escuchase encima de ese ruido.
-Si, así es.- El chico asintió con la cabeza, acomodándose el tubo de la nariz, mientras sonreía.
-¿Conoces a ricitos?
-¿Quién?- Pregunto confundida.
Sin decir nada, le señaló con el dedo a Jeremy. Que en esos momentos se encontraba hablando con un chico que parecía de la misma edad que él.
- Oh... ¿Así lo llaman por acá?
-Al principio no. Era más bien un chico odioso, que lo único que quería era irse. Pero luego, nos dimos cuenta de que era otra persona más atrapada en este lugar. Yo lo apodé así.
Halley sonrió con gusto.
-Me gusta. Le queda.
-Lo sé.- El chico le tendió su mano y sonrió a medias.- Me llamo Trent. Tengo doce, tengo fibrosis quística, y por eso tengo que llevar a este amigo a todos lados.- Halley se sorprendió al oír lo cuan tranquilo estaba contando su enfermedad. Algo que ella no podría haber hecho jamás. Pero debido a las circunstancias, decidió decirlo en voz alta y aceptando su mano dijo:
- Hola, Trent, soy Halley, tengo diecisiete años, y tengo necrosis. Tuve mis tercer ataque cardíaco esta semana y por eso tengo que llevar a este bebé a todos lados.- Concluyó mostrando su marca pasos, que lo llevaba en el bolsillo de su saco.
-Wow, tenemos algo en común.
-¿Qué?
-Dependemos de un aparato.
Trent se la quedó mirando por unos segundos, antes de seguir mirando el espectáculo, dejando a una consternada Halley. Porque ella nunca lo hubiera pensado así, no creía que tendría que llevar esa cosa a todos lados por siempre, pero ahora viendo a Trent con su tanque de oxígeno, algo en su interior hizo click. Nunca tuvo que depender de nadie, antes de que todo pasara, ella tenía un trabajo de medio tiempo que le proporcionaba todo el dinero para sus gastos mínimos. A veces cuando no alcanzaba le pedía a su padre, pero no era todo el tiempo. Nunca tuvo que pedirles ayuda a sus padres, siempre pudo hacer todo por ella misma. Pero ahora, ahora, dependía de un aparato.
-Entonces... no me has dicho si conoces a ricitos.
Trent la sacó de sus pensamientos, y le regaló una mini sonrisa.
-Fue algo así como que él se presentó. La verdad no sé si eso fue presentarse.
-Si... creo que lo entiendo. Espero que no te haya cambiado el nombre. Por lo que va de estos meses que lo conozco tengo tres nombres.- Halley sonrió y negó con la cabeza.- Que bien.
-Pero me puso un apodo. Snow White.- Trent la miró con sus ojos verde selva, por unos segundos, antes de asentir.
-Te queda perfecto. Aunque yo diría una Snow White nueva, como la película que hizo Kristen Stewart.
-Ah sí, creo que la he visto.
-¿Crees? Tienes que verla, es muy buena.
-La veré, lo prometo.- Trent sonrió.
-Genial, me caes bien Halley. Eres linda, y simpática. Puedo entender por qué Jeremy se interesó en ti.- Halley frunció el ceño, y negó con la cabeza.
-Solo nos conocemos hace unas tres semanas, creo que somos amigos.
-El chico nos está mirando hace más de cinco minutos. ¿No percibes su mirada?- Halley miró disimuladamente a donde los ojos de Trent apuntaban. Y notó como Jeremy había dejado las panderetas, para quedarse mirándolos.
-No, no me he dado cuenta.
-Eso es porque todavía no estuviste suficiente tiempo con él.- Trent se levantó y le dio un beso en la mejilla.- Fue un gusto conocerte, si estás en el piso juvenil te iré a visitar.
-Será un placer recibirte Trent. Estoy en la 212.- Trent le guiñó un ojo y se encaminó hacia Jeremy, que con un movimiento casi sutil, hizo parecer que no estuvo mirándolos todo ese tiempo. Halley vio como Trent le susurraba algo y éste funcia el ceño, mientras lo ignoraba y se dirigía a su amiga.
-Veo que has conocido a Travis.- Halley revoleó los ojos.
-No conozco a ningún Travis.- Jeremy se sentó junto a ella y empezó a mirar a los demás. Ignorando totalmente a Halley.- ¿Esta es la parte en donde me dices que eres un desastre como músico?
Jeremy sonrió.
-No soy un desastre. Se llama tener estilo.
-Claro, como tú digas campeón.
-No me había tomado enserio eso de que ibas a venir. Estamos en nuestro descanso, además Bob no vino.
-¿Bob?
-Nuestro cantante. Es un médico que se ofreció a ayudarnos, hasta encontrar a un paciente que cante. ¿Qué tan retorcido es eso?- Halley se mordió el labio, admirando a los chicos que estaban sentados. Algunos tocaban la guitarra, y otros simplemente agarraban instrumentos de una caja y empezaban a hacer ruido.
-¿Y quién es el encargado?
-Además de Bob, está Edgar, que está por allí.- Señaló a un hombre con poca barba, bajo y algo pachoncito, que estaba hablando con una chica.
-¿Y te ha dejado tocar así?- Jeremy la miró con los ojos entrecerrados, mientras ella se reía.
-Muy graciosa. Yo soy una parte de la banda muy importante, tienes que ser buena conmigo si quieres entradas VIP para nuestro próximo concierto.
-¿Concierto?-
Jeremy la miró de soslayo y esbozó una sonrisa pícara.
-Ya te vas a enterar.
En ese momento Edgar llamó la atención de todos. Jeremy se levantó de su asiento y Halley lo siguió. Se sentaron juntos en ronda, mientras que Edgar quedó en el centro.
-Buenos días, espero que hayan venido con muchas ganas de improvisar, porque aunque nos falta un o una cantante para el gran día, hay que practicar. Y además los hace sentir bien. Así que agarren un instrumento, vamos, vamos.
Todos se movieron demasiado rápido, como para que Halley reaccionara. Así que cuando se levantó solo quedaba una cosa.
-Vaya, creo le ha tocado a la chica nueva el honor.- Halley estaba muda, trató de decir algo pero solo tartamudeó.- Vamos, di tu nombre.- Edgar parecía bastante entusiasmado, pero ella solo quería correr.
-Eh...uh... me-hum- me llamo Halley Markson.
-Bien Halley, agarra la lista que tienes pegada ahí.- señaló a la pared detrás de ella.- Elije una canción y empieza. Nosotros te seguiremos.
Halley empezó a refregarse las manos, mientras se daba vuelta despacio y miraba el papel. En realidad, no lo leía, solo vía letras y más letras... Hasta que decidió tomar aire, y empezó a ver las canciones. Hasta que la encontró. Se dio la vuelta, y se encontró con la mirada de Jeremy. Era segura y expectante. Quería que cante, quería escucharla.
Vio un teclado justo al lado de ella, y posicionó el micrófono en su lugar, preparándose para empezar a tocar las notas. Vio que los demás se la quedaban mirando esperando que empezara a cantar. Las primeras estrofas fueron solo susurros, para luego convertirse en verdaderas voces.
Al piano se le sumó unos platillos, y unas panderetas. Haciendo que Halley se sintiera más cómoda.
-Sunday Morning rain is falling...-Comenzó.- steal some covers share some skin... Clouds are shrouding us in moments unforgettable, you twist to fit the mold that i am in...
Pronto se le sumaron, tambores y guitarras. Todos asombrados por la melodiosa voz que estaban escuchando. Jeremy la miraba asombrado, encandecido por la belleza y la voz que sumergían de su cuerpo, como hondas eléctricas. Se veía más cómoda y calmada, cada vez que cantaba otra palabra.
-But things just get so crazy, living life gets hard to do (...) That someday it would lead me back to you...- Luego de esa última frase, todos empezaron a tocar acompañándola, sabiendo que venía el estribillo. Todos se juntaron como si fueran una sola alma, juntada por la voz que los guiaba.-¡That maybe all i need... in darkness, she is all i see! Come and rest your bones with me. ¡Driving slow on Sunday Morning, and I never want to leave...!
Halley sonaba cada vez mejor, mientras la canción avanzaba, y llegaba a su fin. Se dejó llevar por todas las palmas de sus compañeros que la acompañaban, mientras ella se dejaba el alma en las estrofas. Y todos cantaron la última parte sorprendidos, por su sorprendente voz.
-Driving slow on Sunday Morning, driving slow...There is a flower in your hair, I'm a flower in your hair...- Aplaudiendo y siguiendo el ritmo final, la canción había terminado, pero ella seguía susurrando algunas letras. Hasta que abrió los ojos y vio que todos la estaban mirando. Trent estaba con la boca abierta, Edgar asentía y sonreía, y cuando miró a Jeremy su corazón empezó a latir como nunca. Estaba sonriendo, como un tonto. Y tocándose la boca con una mano, asintió a su dirección.
-¿Esta es la parte en donde me dices que cantas como los dioses?
Voten <3 lean <3 sigan viviendo <3
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