10.Lo mejor.
Era lunes, y durante los días que pasaron Halley estuvo pocas horas con su compañera y más horas con Jeremy. Cada vez que estaban juntos los dos parecían pequeños niños corriendo en el campo.
Antes de irse a dormir, las veces que podían, iban al sótano, comían dulces y mientras que Jeremy le contaba todas las bromas que hizo durante estos meses. Halley reía tanto que a veces lloraba, y Jeremy la miraba unos segundos antes de reírse con ella.
Era eso. Con ella. Después de pasar casi una semana entera, Jeremy se dio cuenta que quería hacer todo con ella. Le gustaba la forma en que se reía, le gustaba cuando se ponía nerviosa y se tocaba las cejas, le gustaba la forma en que se trenzaba el pelo y como le caían las ondas rodeándole su rostro, le gustaba que lo mirara con esos ojos cuando estaba a punto de darle un golpe en el hombro por lo que acaba de decir o hacer, le gustaba que siempre que la iba a buscar o encontraba, estaba leyendo o escuchando música con los ojos cerrados, le gustaba como se mordía el dedo cuando estaba a punto de estallar de risa, le gustaba la forma en que siempre trataba de hacerlo bailar... Le gustaba porque era la mejor cosa que le había pasado hasta ese momento.
-Lamento no poder estar el jueves contigo.- Liberty se sentó junto a Halley, que estaba mirando por la ventana.
-No te preocupes, Jeremy va a estar conmigo al principio.
Liberty sonrió socarrona y achinó los ojos.
-¿Qué?- Dijo Halley atenta a su mirada.
-¿Te das cuenta que pasaste todos los días desde que se conocieron con el tonto?
Halley suspiró y con una sonrisa miró otra vez a la ventana para ver a Jeremy seguir corriendo.
-¿Qué tiene de malo? Nos llevamos bien, nos reímos... no es tan malo como parece.
Liberty suspiró y negó con la cabeza.
-No tiene nada de malo, es solo que... mira, no quiero que la pases mal cuando te vayas o él se vaya. Él es de otra clase, creo que ahora su familia vive en New York. ¿Acaso sabes algo de su vida aparte de que está en este hospital?
Y la verdad era que no. Si estaban juntos ambos trataban de evitar el tema de la vida personal de cada uno, era como un cuento de fantasía, pero en esta los dos sabían que no iba a durar mucho y para hacer las cosas más fáciles no había información de la vida personal de cada uno. Era mejor.
Halley trataba de no soltar la pregunta obvia que quiso hacerle desde el primer momento en que lo vio. "¿Por qué estás aquí?". Jeremy no sabía por qué ella estaba en el hospital y lo mismo pasaba con Halley. Por dentro, ambos querían saber, pero al mismo tiempo les aterraba.
-No, no sé mucho de su vida, y la verdad es que no quiero. Podemos ser amigos, tal vez luego le pregunte su color preferido.
-Ja, ja. Si ustedes son amigos yo soy Britney Spears.
-¿Qué quieres decir?
Liberty puso los ojos en blanco.
-Las dos sabemos que estuviste pasando tiempo de calidad con el chico, y he visto como se miran y se ríen. Cuando están juntos los dos brillan.-Halley abrió la boca pero no salió ningún sonido. Liberty sonrió.- Y eso es bastante genial, estando en un lugar como este.
Halley sonrió sin poder evitarlo.
- Y ¿Ahora él acepta sin pedirte ninguna explicación estar contigo el jueves? Creo que por lo menos tendrías que decirle que vas a tener una operación, no entiendo todavía como es que no lo sabe.
-Porque no quiere saberlo, y eso está bien por mí. Es algo insignificante, es una operación, mi única operación, luego me iré. Y te vendré a ver y a él también.
-No prometas cosas que no vas a cumplir Gley. Esto es la vida real, no puedes decir cosas como esas.
-¿Halley, nena?- Las dos se dieron vuelta para ver a Robert con una sonrisa.
Halley se levantó y corrió abrazarlo.
-Hola pa, ¿cómo estás?
Robert rió mientras la estrecha contra sus brazos.
-La última vez que nos vimos fue el viernes, es una lástima que los fines de semana no me dejen venir a verte.
-Lo sé, pero es así el reglamento, supongo que esos días revisan las habitaciones y esas cosas.
Cuando se sueltan ambos sonríen.
-Te traje algo para que te cambies, ya hablé con Gissel y me dijo que puedo llevarte a almorzar.
Halley sonrió aún más, aunque la sonrisa se le fue apagando cuando recordó que había quedado con Jeremy para almorzar en la terraza.
-Hola Robert, ¿Cómo está?
-¡Liberty! Muy bien, con mucho frío, afuera está helando, qué bueno que tienen calefacción ¿Y tú?
-Todavía cojeando, y con la infección, pero estoy bien.- Sonriendo se paró y se sentó en la silla de ruedas.- Creo que voy a llamar a mi madre. Diviértanse, oh, y Gley, tráeme alguna bolsa de Stikless, estos que hay aquí no se comparan.
Halley asintió con una sonrisa y vio como su amiga se iba de la habitación.
-Me alegro que pueda salir a tomar aire fresco, pero necesito hacer algo antes.
-Bien, pero antes cámbiate.
Darse una ducha después de haber corrido cinco vueltas al jodido hospital era algo asombroso para Jeremy. Después de ponerse uno de sus cuantos joggings negros y una remera de mangas largas negra, sintió que el frío lo abordaba. La calefacción en el lugar estaba bien, pero a veces era tal el frío que no se podía estar. Además a él no le gustaba que todo esté cerrado así que abría la ventana para que entre aire, y aunque tuviera barrotes era lindo sentir el viento. Agarró un sweater negro liviano y se lo puso. Se miró en el espejo, y todavía veía a ese chico indefenso que se quedó sin nada, veía a ese chico que todavía quería morir.
-¿Jer?
La voz de Halley resonó en la habitación, haciendo que todo pensamiento se aleje de la mente de Jeremy. Al darse vuelta la vio diferente. Estaba con unos jeans grises ajustados, unos borcegos, un sweater azul largo y un gorro color guinda de lana que le caía. Hermosa, pensó.
-¿Vas a algún lado?- El terror cruzó sus ojos, no podía irse, ingresó hace una semana.
-¿Siempre vas a ser así de directo?
-Siempre es mucho tiempo.- Jeremy se acercó cauteloso.- ¿A dónde vas?
-Papá vino a buscarme, me va a llevar a almorzar.- Halley lo miró y suspiró. Está muy lindo. Siempre lo está, se dijo a sí misma.
Jeremy hizo una mueca y se acercó hasta rozarla, levantó una mano y le sacó un cabello que se le había pegado al labio. Un escalofrío recorrió la espalda de Halley, su tacto era suave, y sin pensarlo dejó recaer su cabeza en el hombro de Jeremy. Solamente porque quería. Aspiró su perfume y antes de alejarse, le dejó un beso en la mejilla.
-Nos vemos dentro de unas horas.- Susurró y se alejó, dejando a Jeremy con un dolor inmenso en el pecho.
Robert condujo hasta un bonito restaurant en el centro de la ciudad. Hablaron todo el camino como si hace años no se hubieran visto. El lugar era bastante grande y estaba bastante repleto, pero consiguieron una mesa para dos al fondo con vista a la calle.
-Sara estuvo llamando.
Halley levantó la vista de su menú y sonrió.
-Seguramente, lo raro es que no me haya venido a visitar.
-Dice que en la escuela están llegando los exámenes de mitad de año, está cargada de cosas.
-Seguro... ¿es raro que lo extrañe?
Robert rió.
-No, no es raro. Pero pronto vas a volver, aparte te fuiste una semana, que tanto pudo ocurrir, cuando te fuiste habías entregado trabajos por adelantado.
-Créeme, puede ponerse muy duro en una semana.
-¿Saben ya que van a ordenar?- El mesero interrumpió, haciendo que Halley se sobresaltara.
- Voy a pedir una hamburguesa completa.
-Wow, ¿no te tratan bien en el hospital?- Robert sonrió, y el mesero levantó las cejas sorprendido.- Yo voy a pedir unos canelones.
Cuando el mesero se fue, Halley se sintió avergonzada. Tal vez la idea de que sepan que está o estuvo en un hospital le resultaba vergonzosa. Y ahí fue cuando comprendió lo que hace unas horas le dijo Liberty.
Cuando empezaron a comer Halley sintió un malestar muy fuerte en su brazo derecho, se alarmó al instante, pero recordó que había tomado sus medicamentos, así que no podría pasar nada. Pero el malestar siguió, y siguió hasta llegar a su pecho y hacer que todo duela.
-¿Nena, que pasa?- Robert se alarmó al ver a su hija con la mano en el pecho, poniendo fuerza.
-El... pecho...
Se estaba quedando sin aire, por lo que sus palabras salieron como suspiros. Robert se levantó y empezó a gritar para que llamaran a una ambulancia. Halley escuchaba voces a lo lejos, pero tenía tantas ganas de cerrar los ojos y que el dolor se vaya que lo hizo. Se dejó caer.
La ambulancia llegó al hospital Heggins diez minutos después. El viaje desde el restaurante fue un caos, había demasiado tránsito y aunque la sirena estaba encendida fue complicado. Al llegar cuatro doctores, dos mujeres y dos hombres, abordaron la camilla en donde se encontraba Halley.
-¿Cuál es el estado?
-Tuvo un ataque cardiaco, junto con un ataque de pánico. No puede respirar por ella sola, necesita un tanque de oxígeno.
-La llevaremos a la sala de emergencias.
-¿Hay que operarla?
-No, he leído su informe, en este estado no será posible.
-¿Qué le va a pasar doctor? Dígame, por favor.- Robert acompañaba a los doctores que iban corriendo por la sala con la camilla.
-No le podemos decir nada todavía, necesita quedarse aquí, no puede pasar.
Los doctores pasaron una puerta vaivén, dejando a Robert en la sala de espera.
Hola a todos!!! Perdón por ausentarme tanto... espero que sigan comentando y votando por esta historia <3 Graacias! Besootes
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