Capítulo 7 El primer día Parte I
Hola de nuevo. Primeramente gracias a quienes siguen esta historia. Si alguna vez la leyeron en Amor Yaoi podrán darse cuenta que a partir de aquí es muy diferente, quiero pensar que la he cambiado para bien, pero bueno, solo espero que sea de su agrado.
Les envío un fuerte abrazo.
Estaba listo, se sentía fuerte y seguro, y lo más importante, tenía claro su objetivo: dejar atrás todo el asunto con los hermanos Antares y comenzar de nuevo en otro colegio. Pese a haber renunciado a mediados del año escolar, gracias a algunas llamadas y recomendaciones por parte de Hasgard, había logrado conseguir varias entrevistas en prestigiosos colegios, por lo que su horario estaba bastante apretado.
Pensando en ello, miró a su hermano quien distraído desayunaba del otro lado de la mesa.
-¿Estás seguro que vas a estar bien?- cuestionó algo preocupado. No por el castigo impuesto por Hasgard, quien al final decidió sancionarlos haciendo que ayudaran en labores de limpieza de la escuela por las tardes durante todo un mes, tampoco por que el castigo implicara que Camus y Milo trabajaran juntos, después de todo había tenido una larga charla con su hermano en la que acordaron que lo último que necesitaban eran mas problemas innecesarios. Además conocía a Milo y sabía que sería incapaz de hacerle daño...Sin embargo, la posibilidad de que se encontrara con el imbécil del tal Kardia, lo hacía sentirse realmente inquieto.
-¿Camus?...-volvió a cuestionar con la mirada fija en el rostro del menor -¡¡Camus!!
La fuerza del último llamado sobresaltó al pelirrojo quien dio un saltito en su asiento, antes de mirar confundido a su hermano.
Degel lo observó un momento en silencio -¿Te encuentras bien?...Pareces algo distraído esta mañana.
Camus parpadeo un par de veces –Estoy bien...solo...estaba pensando en...algo...-contestó regresando la mirada a su plato de donde tomó un último pedazo de pan con mermelada.
-Si es por el asunto del castigo...podría hablar con Hasgard y...
Camus levantó el rostro. En realidad se había olvidado por completo del asunto del castigo, y cómo no hacerlo, cuando su mente estaba llena solo de Shaka y su beso. Por fortuna su rostro inexpresivo impidió que Degel notara el rumbo de sus pensamientos...-De verdad todo está bien, y no tienes que alarmarte. Cumpliré con mi sanción como se debe, y pronto volveré a mi vida normal.Además...Shaka me acompañará, así que no estaré solo –dijo usando todo su autocontrol para evitar que su rostro se pintara de un llamativo e intenso color rojo.
A penas escucho el nombre del rubio, Degel suspiró un poco más tranquilo y tomó un sorbó de café –De cualquier modo, si algo pasa, llamame de inmediato, ¿de acuerdo?
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Mientras tanto en la casa de los Antares Milo aun se encontraba atrincherado en su habitación. Observó una vez más el reloj, sabía que si no se daba prisa llegaría tarde a la escuela, sin embargo no se sentía preparado para ver a Kardia.
Enterarse de que Aioros y Degel habían estado en una relación lo pusó tan mal, que en cuanto llego a casa se encerró en su habitación con la intención de no ver a nadie. Por eso aun cuando Kardia llegó furioso por ser dejado atrás, Milo se negó a abrirle la puerta, sin importar los gritos o amenazas de su hermano...y bueno, ahora probablemente el mayor estaría furioso.
Milo tragó saliva, y se armó de valor..."Es ahora o nunca"...se dijo girando suavemente la perilla. El plan era simple, salir silenciosamente para no ser detectado y dirigirse lo más rápido posible a la puerta.
-Buen día Milo...-saludó Kardia, sorprendiéndolo desde el otro lado del pasillo.
Milo saltó asustado al escuchar su voz, y cerró los ojos en espera de un fuerte regaño, mas este nunca llegó.
-Vamos, si no te das prisa vas a llegar tarde –comentó el rubio regresando a la cocina.
Milo frunció el entrecejo confundido. Contrario a lo que imaginó, Kardia lucía muy sonriente esa mañana, tanto que había empezado a tararear la melodía de un bobo comercial de pañales.
Con la misma prudencia con la que se dirigiría a un animal salvaje, el peliazul caminó hasta la mesa, alerta ante el mas minimo movimiento de su hermano, porque era casi seguro que estaba planeando algo, no por nada lucía tan extrañamente tranquilo.
Mientras Kardia estaba de espalda, el menor recorrió con la mirada todo el lugar, tratando de predisponerse a cualquier posible ataque, pero nada pasó.
Con una sonrisa radiante el rubio se giró poniendo los platos sobre la mesa...-Oye...-dijo de pronto haciendo que Milo saltara asustado, reacción que le causó una suave risita –No podré ir a la escuela hoy, ¿crees poder manejar todo?
Milo parpadeó un par de veces y luego frunció el entrecejo -¿Por qué no habría de hacerlo?
-Hoy empieza tu castigo, ¿recuerdas?- cuestionó el mayor arqueando la ceja.
Milo giró los ojos –Lo se...no es nada que no pueda hacer.
Kardia permaneció en silencio unos segundos...-No lo sé...Ayer hiciste un gran berrinche enfrente de tu mejor amigo, y no olvidemos que te verás con ese salvaje pelirrojo que ya te dio una paliza, asi que como hermano estoy algo preocupado por ti.
El tono de burla en esas palabras, hizo que al peliazul se le crispara la piel. De golpe se puso de pie, y furioso se encamino a la salida.
El rubio por su parte se mantuvo tranquilo, y siguió desayunando sin mostrar la mas mínima intención de detenerlo...-¡Si pasa cualquier cosa me llamas!-gritó despreocupado antes de que Milo azotara la puerta.
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Camus llegó a la escuela un poco mas tarde que de costumbre. Debido a las entrevistas de trabajo su hermano no lo había podido llevar, eso sumado a que iba tan distraído durante el camino pensando en Shaka, que se equivocó dos veces de ruta. Pese a todo ahí estaba, 15 minutos antes de que las clases comenzaran.
Aunque se sentía cansado y sabía de antemano que sería un largo día, la sola idea de ver a Shaka lo llenó de la fuerza y vitalidad necesaria para subir aprisa las escaleras..."Quiero verlo"...pensó entusiasmado, recorriendo los pasillos aprisa sin prestar mucha atención a nadie hasta que llegó a su salón.
-Hola Camus...-saludó con su habitual amabilidad un lindo chico de ojos verdes y larga cabellera lisa.
-Hola Mu...-Camus respondió sin mirarlo, pues sus ojos estaban ocupados buscando anhelantes una cabellera rubia.
-Shaka salió...-informó Mu, atrayendo la mirada interrogante de su compañero –Otra chica vino a buscarlo hoy para...ya sabes...una confesión...- explicó totalmente ruborizado al no estar acostumbrado a tocar esos temas.
Al instante una extraña tensión acompañada de celos invadió al pelirrojo quien dejó las cosas en su escritorio para inmediatamente salir hacia el patio donde por lo regular la gente se confesaba a Shaka.
"¡Demonios!"...pensó realmente molesto. Cada día era la misma pesadilla, Shaka era tan popular que era frecuente para él recibir confesiones. Hombres y mujeres se desvivían por llamar su atención, aunque hasta ahora todo había resultado inútil. Sin embargo la sola idea de que en algun momento Shaka conociera a alguien y se enamorara era suficiente para mortificarlo.
Al girar hacia el patio tropezó con una chica que iba llorando..."Lo sabía, la rechazó"...pensó. Se sentía tan aliviado que olvido por un momento su enojo y ayudó a la torpe joven a ponerse de pie, después de todo en parte la comprendía, al igual que ella lo que mas deseaba era estar con ese hermoso rubio, pero tenía tanto miedo de ser rechazado que había preferido cargar con ese amor no correspondido durante mas de 10 años..."Shaka...si tan solo pudiera saber lo que quieres".
De golpe una brillante idea llegó a su mente, y presuroso avanzó los últimos pasos hacia el exterior del edificio.
Ahí estaba Shaka, de pie junto a un cerezo, de modo que sus cabellos ondeaban con el viento en medio de una lluvia de petalos rosas, dejando al pelirrojo completamente paralizado.
-Camus, hola...¿está todo bien?...Hoy se te hizo un poco tarde. - saludó de pronto el joven Virgo acercándose.
Camus le respondió sonriente –Si, de hecho acabo de llegar...Me sorprendió un poco no verte en el salón...-comentó tratando de llevar la conversación hacia un rumbo que le interesaba.
Shaka frunció un poco el entrecejo y sonrió incómodo –Bueno...algo se presentó y tuve que bajar.
"Es tan genial"...pensó desde el fondo de su corazón Acuaruis, porque eso era parte de lo que le gustaba tanto de él, en lugar de ir por ahí alardeando siempre se comportaba como un caballero...lo que en parte también lo hacia hermético. Pero esta vez estaba decidido a ir por todo y hacerlo hablar.
-Vi a la chica que se te confesó...lucía muy triste.
Virgo lo miró de reojo y suspiro –No era mi intención hacerla sentir mal...
-Lo sé...Siempre has sido muy claro con todos respecto a que no quieres involucrarte en una relación, así que debió saber que la rechazarías.
El rubio lo pensó un momento –En realidad...eso no es del todo cierto –dijo atrayendo la mirada carmesí que lo observó interrogante –No es que no quiera una relación...solo...
-Podría ser que...¿ ya hay alguien que te gusta?
Al instante Shaka sonrió divertido –En realidad no. Simplemente quiero esperar por la persona adecuada, eso es todo.
-¿Adecuada?...-repitió Camus realmente intrigado, poniendo profunda atención a cada palabra pronunciada por su compañero.
Virgo asintió y miró al cielo...-Si, del tipo que estremece tu mundo.
La romántica alusión solo generó mas preguntas en Camus, pero el sonido de la campana avisando del inicio de las clases los interrumpió.
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Eran apenas las 10:30 cuando llegó al Instituto Von Newman. Aunque se sentía preparado y listo para dar lo mejor de si, el que las dos entrevistas que tenía previstas por la mañana se hubieran cancelado de último momemento lo tenía algo ansioso.
Antes de llegar al portón, se reacomodó el traje y dio un vistazo a sus documentos..."De acuerdo, hagámoslo"...se dijo a si mismo emprendiendo una segura caminata hacia la entrada.
Con amabilidad saludó al portero, pero su sonrisa desapareció pronto cuando el hombre le dijo que no podía pasar.
-Debe ser error. Tengo una cita con el Director Williams hoy a las 11.
El portero gruñó molesto -¿Su nombre es Degel Acuarius?
Degel asintió.
No hay un error, nos notificaron esta mañana que su cita fue cancelada, así que voy a pedirle que se retire.
-Pero yo no fui notificado.
-Yo solo se que no puede pasar, así que vayase o tendré que llamar a seguridad.
En cualquier otro momento Degel se habría retirado, después de todo este tipo de cosas suceden, pero presentia que algo estaba mal.
-No...No me iré hasta hablar con el director.
Un par de minutos después, se hallaba frente a frente con el directivo. Se trataba de un hombre mayor, de cabello completamente cano y unos enormes lentes de armazón duro, quien lo miraba con evidente molestia.
-¿Y?...¿qué puedo hacer por usted?- preguntó con arrogancia el mayor.
Degel tuvo que respirar profundo para no estallar...-Teníamos una cita programada para esta mañana, pero al llegar aquí me dijieron que había sido cancelada.
El director se reclinó en su asiento -¿Y?...no entiendo cual es el problema-exclamó pedante, como si estuviera viendo a un pedazo de basura.
Degel apretó los puños, pero mantuvo la compostura –Ustedes tenían mis datos de contacto, si se iba a cambiar la fecha de la entrevista podían haberme notificado antes y...
-No se equivoque Sr. Acuarius –interrumpió el mayor –La cita no fue ni será reagendada. Así que espero que lo haya entendido y ahora pueda salir de nuestras instalaciones.
-¿Disculpe?...-cuestionó el peliverde incrédulo ante toda esa situación. Era cierto que ese colegio tenía una gran reputación, pero eso no significaba que podían tratar a la gente como quisieran –Entiendo perfectamente que mis servicios no sean requeridos, pero eso no justifica la forma en que me están tratando, no es correcto que...
-¡¡Lo que no es correcto es que alguien como usted tenga la desfachatez de buscar trabajo como docente!!- gritó el anciano poniéndose de pie.
Degel lo miró desconcertado –Yo...no entiendo...
-¿Ah?...¿Acaso pensó que seriamos tan tontos como para no enterarnos de lo ocurrido en su trabajo anterior?...¡¡Estuvo a punto de abusar de un niño!!
-¡¿Qué?!...-cuestionó Degel al borde del colapso -¡¡Eso es un terrible error!!...¡Lo que pasó en realidad fue solo un malentendido!
-¿Un malentendido dice?...-preguntó de nuevo el director, tomando de su estante un pequeño folder que lanzó con disgusto hacia el docente -¡El malentendido es que alguien pueda creer que usted es un docente!...Ahí esta todo, por qué no lo ve...
Degel tomó el folder y lo abrió...-No puede ser...-musitó sintiendo como se le helaba la sangre. En el interior encontró unos documentos, una clase de denuncia donde se exponían sus supuestos actos de acoso sexuala un menor y como el sistema administrativo de la anterior escuela estaba coludido para apoyar sus actos, todo firmado por un nombre que bien conocía –Kardia Antares.
-Así es. Esa carta fue enviada a todas las escuelas del área, para impedir que alguien como usted pueda acercarse de nuevo a algun inocente niño. Espero que pronto el Sr. Antares pueda proceder con una demanda formal, pero mientras tanto ni nosotros, ni ninguna otra escuela le permitiremos seguir con su vergonzosa y vulgar conducta.
Ni bien terminó de hablar, el peliverde se puso de pie para dirigirse a la salida hecho toda una furia..."Kardia Antares"...repetía una y otra vez en su mente,con unas ganas tan grandes de matarlo que si lo encontraba ahora mismo en la calle, no dudaría en pasarle encima con el auto.
Al salir del plantel, un viento frío lo instó a cerenarse un poco. Mas allá de lo ocurrido hacía unos minutos, el problema parecía ser en verdad enorme, y debía pensar muy bien en como actuar para terminar de una vez con ese embrollo.
La vibración de su celular, lo hizo olvidar por un breve instante la situación, y rogando que no fuera otra llamada indicando que Camus estaba en problemas sacó el aparato.
De inmediato su rostro se suavizó al ver el nombre de su amigo en la pantalla.
-Hola Aioros...
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Cuando Milo llegó a la escuela vió Aioria lo esperaba en la entrada. Por su rostro podía saber que casi no había dormido, y se notaba preocupado.
Claro que Milo seguía enojado con él. No entendía por que le había ocultado tantas cosas sobre Degel, los amigos no hacían ese tipo de cosas. Con ello en mente pensó que lo mejor sería castigarlo durante una o quizás dos semanas, sin hablarle, ni ver sus mensajes; sin embargo con ello no ganaría nada. En cambio, tal vez podría usar toda la situación a su favor..."Muy bien, que el plan comience".
-¡Milo!- llamó Aioria en cuanto lo vio –Milo...yo...creo que te debo una disculpa- dijo cabizbajo, esperando no perder su amistad, pero conociendo el carácter del peliazul sabía que sería difícil que las cosas fuesen como antes.
Contra todo pronóstico Milo le mostró una gran sonrisa –No te preocupes. He pasado toda la noche pensando en lo que ocurrió y creo que entiendo tus motivos. Así que, todo esta bien entre nosotros –exclamó abrazandolo por los hombros –Ahora vámonos o llegaremos tarde.
El castaño lo miró confundido por su extraña actitud, pero prefirió no complicar las cosas, y alegre caminó a su lado.
Después de eso el día continuo con normalidad hasta que llegó la hora de la salida.
"Bien, es momento de la segunda parte del plan"...pensó el peliazul preparandose para recibir a Camus. En realidad no era que el pelirrojo le cayera particularmente bien, pero tenía claro que si quería llegar a Degel lo primero era ganarse a su hermano.
-¿Estás listo Milo?-cuestionó Aioria recogiendo su mochila –Te acompañaré a la dirección, y si quieres luego podemos ir a tomar algo –propuso decidido a hacer las paces.
El peliazul asintió y sin perder más tiempo tomó sus cosas.
Al llegar a la dirección de inmediato reconoció la cabellera roja frente a la puerta.
Camus se hallaba feliz hablando con Shaka, cuando de pronto sintió una suave palmada en la espalda.
-¡Camus!...¡Que gusto verte!-gritó emocionado el joven Antares, dejando a todos desconcertados, especialmente el pelirrojo quien molesto se hizo a un lado.Pero no, eso no era nada para el peliazul –Y dime, ¿cómo ha estado tu día?
Camus entrecerró los ojos –Eso no te incumbe...-contestó fríamente, girándose hacia Shaka dando fin a la conversación, o al menos eso intentó, pues entonces Milo caminó hacia el rubio.
-Hola, creo que no nos habían presentado. Mi nombre es Milo Antares –se presentó estrechando su mano enérgicamente.
-Soy Shaka Virgo, mucho gusto- contestó bastante divertido el ojiazul, intrigado por la inusual actitud del otro.
Ese acercamiento tan amistoso no le gustó para nada a Camus, quien se movió poniendo distancia entre los dos.
-Y...¿estas listo para empezar?- cuestionó de nuevo Milo quitándose el suéter del uniforme –Quiero decirte que sin importar que sea, si necesitas algo puedes venir a mi. Quizá hacer algunas cosas te resulte difícile, pero no te preocupes yo no voy a dejarte solo, porque tu en realidad me agradas –dijo poniendo la mano en su hombro.
-¿Ah?...-cuestionó Camus, alejando esa mano como si se tratara de un insecto asqueroso –Déjame aclararte una cosa...Yo no necesito nada de ti, pienso cumplir el castigo lo mejor que pueda por mi propia cuenta, sin tu ayuda ni tu presencia, porque tu realmente me desagradas –dijo fijando sus frías orbes carmín en los ojos turquesa del otro.
Milo ni se inmutó, y en respuesta mostró una amplia sonrisa –Me gusta que seas tan sincero, y no importa si ahora no te agrado, ya verás que pronto seremos buenos amigos- dijo muy alegre, causando que Camus lo mirara como si se hubiera vuelto loco, pero antes de que el pelirrojo llegara a hablar, Milo continuó -¡¡Bien, es hora de empezar con nuestro trabajo!!
Y sin darle oportunidad de reaccionar lo tomó del brazo jalándolo hacia el cuarto del conserje.
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Unos ojos violetas miraban por centésima vez los papeles dentro del folder. Con cada nueva lectura toneladas de rabia se aglomeraban dentro de su ser, y todo por Kardia Antares.
El sonido del timbre lo hizo guardar los papeles y apresurarse a abrir.
-¡Degel!, ¿qué pasó?...¿te encuentras bien?- preguntó preocupado Aioros. Por el sudor que bañaba su rostro además de su agitada respiración era evidente que había llegado corriendo. Y Degel se sintió mal por ello.
-Lamento haberte alarmado. No era mi intención sacarte de tu trabajo.
Aioros negó con la cabeza –No tienes que disculparte. Me asustó escucharte tan mal por teléfono, así que no podía quedarme sin hacer nada. Te lo dije antes, ¿no?...Puedes contar conmigo para lo que sea –dijo tomándolo cariñosamente por los hombros. Ese simple toque lo hizo estremecer, después de todo llevaba años sintiendo un cariño muy especial por él, y ahora que lo había encontrado de nuevo estaba dispuesto a todo para hacerlo feliz y demostrarle que aun pese al paso del tiempo sus sentimientos no habían cambiado.
Degel le sonrió en respuesta –De verdad gracias...-dijo con los ojos cristalinos, lo que terminó de conmover el corazón de Aioros quien lo estrechó fuerte entre sus brazos.
-Tranquilo...No importa que tan malo sea, hallaremos el modo de solucionarlo –susurró acariciando suavemente su cabeza para calmarlo –Ahora, cuéntame que es lo que ocurre.
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En el área de diseño de una importante Editorial, un sexy rubio movía frenéticamente el mouse.
La realidad es que iba bastante atrasado con el rediseño del sitio web, y cómo no estarlo si durante los últimos días había enfocado todo su esfuerzo y tiempo en prevenir al mundo de un asqueroso predador sexual. Así es, al menos para él ese asunto del maestrucho de Milo aun no estaba resuelto, y no pararía hasta dar a ese peliverde lo que se merecía por tratar de sobrepasarse con su bobo hermano.
Pensando en ello, pese al cansancio, una sonrisa de satisfacción adorno su rostro..."No importa cuanto lo intenté, juro que nadie va a volver a contratar a ese asqueroso peliverde".
Su momento de felicidad se vio interrumpido cuando la puerta de su oficina fue abierta con violencia, dejando ver bajo el marco a Aioros quien lucía furioso.
-Oye, ¿qué pasa con...
Antes de si quiera terminar, Aioros lo tomó de la camisa estampándolo contra la pared.
El cuerpo de Kardia se estremeció. Si bien era mucho mas alto y fuerte que él, el odio con el que lo miraba el castaño, como si deseara pulverizarlo, resultaba bastante aterrador.
-¿A-Aioros?
-Tú...-gruñó furioso el aludido, con una voz grave y profunda-¿Qué fue lo que hiciste maldito imbécil?
El rubio frunció el ceño sin entender, y molesto por la extraña actitud del otro trató de empujarlo, pero eso solo sirvió para que Aioros apretara su camisa aun más.
-Mira, no se que demonios te pasa, pero si no me sueltas ahora...
-¡¡Cállate Kardia!!...¡¿acaso tienes idea de lo has hecho?!
-¡¡Que yo no he hecho nada!!
La respiración del castaño era tan fuerte que parecía fuertes bufidos de un animal salvaje...-¿De verdad no tienes idea?...-cuestionó con una voz que sonaba peligrosa -¿Cómo puedes destruirle la vida a alguien y seguir tan tranquilo?
Al escuchar lo último la mente de Kardia por fin ató cabos –Ah, con que es por ese imbé...
Un fuerte golpe directo a su mandíbula lo hizo callar, pero más que el mismo golpe lo que lo tenía sorprendido era esa forma de actuar tan impropia de su amigo, quien usualmente era muy amable y jamás decía groserías.
-Kardia, escúchame bien porque no pienso repetirlo...Más te vale dejar en paz a Degel y terminar con esa estúpida campaña de desprestigio, o juro que lo vas a lamentar.
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