Capítulo 22
Vieron a Diane asomarse por la ventana, la mujer salió disparada hacia ellos y tenía toda su cara de preocupación y enojo. Claro, le habían dicho que volverían para mas tardar la una, y ya eran las tres de la mañana. Gerard enarcó la cejas hacia Jul, antes de bajar, y le hizo un ademán de que estaban en problemas.
-Querida mía...-Diane lo fulminó con la mirada y él calló.
-¿Cómo se les ocurre ni siquiera avisarme que se quedarían más tiempo? ¡Ni siquiera se hubieran molestado en regresar a esta hora! ¡Son las tres de la mañana! Pensé que les había pasado algo.-Juliette caminó hasta su madre y comenzó a hablar.
-No fue culpa de papá. Nos quedamos varados en la carretera, por culpa de veinte vacas que se negaban a moverse. De hecho, creo que si ese señor no aparecía, aun seguiríamos allí.-la mujer frunció el ceño sin comprender. Había estado tan molesta que su cerebro tenía una especie de bloqueo-Resulta que el hermano del alcalde...-Gerard la interrumpió al colocarle una mano en su hombro, agradeciéndole por dentro que lo haya salvado de su madre hecha una fiera.
-¿Te parece si te lo explico ya acostados? Gracias a dios que mañana es domingo y podemos dormir un poco más.-Jul suspiró, sabiendo que no habría descanso para ella, mas bien, más trabajo que todos los demás días. Los domingos eran esos momentos en los que todos querían comer algo delicioso y romper la dieta aunque sea un poco.
-Si bueno, suertudos.-ella se colgó de los hombros de sus dos padres y los tres caminaron juntos hasta la casa. Después de todo, no tenían energías ni para bajar las cosas.
...
El cacharro viejo volvió a sonar y ella se extrañó de que lo hiciera. El reloj decidía cuando despertarla. Para colmo, no dejaba de sonar y ya se estaba hartando. Todo culminó en cuanto Simón subió a la mesilla de noche y lo empujó con su patita al suelo. Rin. Esas fueron sus últimas palabras, debía comprar otro. La chica lo tomó en brazos y le dio un tronado beso en la cabeza, a lo que el gato movió la cola. Él tan solo quería su atún.
Dispuesta a comenzar un nuevo día, fresca como una lechuga, se metió a la ducha. El agua tibia, comenzó a caerle, ocasionando que un escalosfrío la recorriera. Sus poros comenzaron a abrirse, con el contacto del agua, y ella se comenzó a poner el shampoo. Su celular dio alerta de mensaje, y luego otro, y un tercero. Sacó su mano de la regadera, y tomó la toalla, para secarse los ojos, y tomar el teléfono. Claro, evitando que se mojara. Dos eran de Thania, y uno de Mark. Un aleteo en su estomago, y eso no era por la ducha. Abrió primero el de su amiga.
>Una chica nueva. ¿Amiga de Nelly? No lo creo, vino con su familia...<
>Ups, siempre creo que esto es Whatsapp y te mando los mensajes separados -.- Te espero para chismorrear un poco. Espero tengas info.<
Juliette sonrió, extrañando esos mensajes de la rubia. Ella si que la extrañaba mucho. Tecleo.
>Si. Tengo info recién salida del horno, pero...no me parece demasiado jugosa, tú me dirás.<
Nerviosa por leer el siguiente mensaje, lo abrió mordiendo su labio, hasta el punto de ponerlo blanco. ¿Por qué rayos estaba actuando así? No lo sabía. Leyó:
>¡Buenas! Pasaré como a las nueve para buscar uno de esos cup cakes del otro día. Abren los domingos, ¿no? Espero que si porque mi estomago necesita chocolate D: Iba a pasar ayer, pero como sabía que no estabas...quería saludarte <
Quería saludarla. Quería saludarla. ¿Cómo se respiraba? Ah si, ya lo había recordado. Esa sonrisa tonta volvió a crecer en su rostro, así como esos revoloteos. ¿Qué era aquello? Debía desayunar pronto. Con unas tostadas se le pasaría. Se apresuró a teclear, porque debía terminar de bañarse. Su madre comenzaría a quejarse del derroche de agua.
>Los domingos todos olvidan quienes son y comen como si no hubiera mañana. Así que te estaré esperando.<
¿Ella también quería saludarlo, no? Pero no se animó a escribirlo, porque segundos después, y ya lo había enviado. Miró hacia un lado, decepcionada de ser tan cobarde. Le costaba demasiado todo. Quizás él si le...no. No. ¿Era siquiera posible? Gustar de alguien que conocías hace tan poco tiempo. Dos golpes en la puerta.
-¿Juliette? ¿Estás ahí?-la chica abrió los ojos asustada por un segundo. Si su madre entraba al baño, a buscar algo, la vería con el celular en la ducha y comenzaría. "¿No puedes esperar a terminar de bañarte? ¿Es algo importante? ¿Con quién tanto hablas?". Para evitarse todo eso, dejó el celular donde estaba, en la tapa del váter, y tosió.
-Si, si...-tos-Tragué jabón y...-tos. Eso había sido tan ridículo. ¿Quién se tragaba el jabón? Ni que se lavara los dientes con él.
-No te retrases, hija. Ya son las ocho treinta.-escuchó los pasos de ella perderse en el pasillo y suspiró, cerrando sus ojos, para perderse en la calma que el agua le daba.
...
Llegó al negocio y vio que Thania había llegado un poco más temprano. Se encontraba afuera, tarareaba una canción y sacudía la alfombrita de la entrada. Sus pies se movían, siguiendo el ritmo de su mente. Jul se acercó y dejó la bici, para carraspear y sacarla de su mundo. La rubia la miró confundida y luego la saludó con dos besos.
-Perdón, estaba en mi mundo de unicornios comiendo malvaviscos.-ella se desperezó un poco y miró el cielo azul. Llevaba un pañuelo en la cabeza, a modo de lazo.-Así que tienes info, ¿qué tal eh? ¿Cómo sabes de ellos?-le preguntó, sacando chicles de su bolsillo trasero, y ofreciéndole uno a su amiga.
-Gracias. Ah y...es una historia un poco ridícula.-dijo, mientras mascaba la goma. Ambas entraron dentro, mientras la castaña contaba todo, y la otra la miraba un poco extrañada de esas vacas alienígenas-Son primas. Pero aunque no lo creas, me pareció de lo más agradable. Se mudaron, por cierto, así que no vienen de visita.-su mirada fue hacia su celular.
Ya eran las nueve. Su estomago rugió, y no, no de hambre. Él quizás estaría en camino. Peinó su cabello de forma involuntaria. Para su suerte, Thania no había notado su repentino nerviosismo.
-Uf, bueno, espero que esa mudanza no nos traiga cosas negativas. No la conocemos, y al ser prima de la bruja...no la perdamos de vista.-Jul sonrió ante su amiga cautelosa. Tomaron lugar en sus puestos y justo a tiempo, porque ahí venía su primer cliente. Jul sintió ese revoltijo de nuevo y notó que ni las tostadas de esa mañana podían matar esos aleteos.
-Buenos días...
Mark llevaba una bolsa floreada, esas que usan las viejecitas para comprar, cosa que no les pasó inadvertida a las chicas. Casi rieron, sobretodo Thania, Juliette estaba mentalizándose que decir. Con un hola bastaría, se repitió, con un hola estaría bien...¿o sería muy cortante? Quiso gruñir. ¡Estaba siendo tan tonta! ¿Qué rayos le pasaba?
-Te estaba esperando.
¿Qué? ¡¿Qué había dicho?! ¡Esas palabras ni siquiera las había planeado! Su boca, su cerebro, ella, todo estaba mal. Para colmo, Thania volteó hacia ella y la miró con el ceño fruncido. ¿Dónde se había quedado su amiga siempre tan tímida? Mark, al instante, clavó su mirada en ella, observándola de una manera fija.
-Que bien, porque venía especificamente a saludarte.
Bueno, Thania ya a ese punto, casi que se desmayaba. ¿Esos dos estaban coqueteando? Interrumpió la situación, para un bien.
-Uf, creo que olvidé algo en casa...-comenzó a irse, casi corriendo, y aprovechando que Mark estaba de espaldas a la puerta, le hizo un ademán a su amiga. "La cosa está que arde aquí". Al menos eso quiso ella decir. Segundos después, la rubia había dejado solo su estela de perfume dulce en el ambiente. En cuanto salió del negocio, corrió a la parte trasera. Esperaría allí unos minutos, hasta que esos dos relajaran las hormonas. Bueno, aunque sea hasta que ella no sobrara. ¿Se había perdido de mucho?
Mientras tanto, ahí dentro, Juliette fingía estar viva. Fingía respirar con normalidad, y también que no tenía esos revoloteos todo el tiempo desde que él había entrado a la panadería. Se habían vuelto más violentos cuando dijo "Que bien, porque venía específicamente a saludarte". Sonrió en su dirección y colocó sus manos en el mostrador, mientras lo veía voltear hacia afuera. ¿Esperaba a alguien?
-No hay tanta gente como dijiste...-añadió él. Jul escuchó el estomago de su visitante rugir. Seguro no había desayunado-¿Cómo estás? ¿Tu tía se siente mejor?-Mark se acercó hasta el mostrador y apoyó su codo izquierdo, recargando su peso. Jul sintió un sudor frío en sus manos, al sentirlo más cerca que antes.
-Ah si, bueno...supongo que un poco mejor que antes. No sé cuando una persona se recupera del todo, y no sé si alguna vez podrán olvidarlo. No lo creo.-ella soltó todo el aire que tenía en sus pulmones y jugueteo con sus manos. Mark bajó su mirada, sacándola por primera vez de los ojos almendrados.
-No podemos olvidar a una persona que fue tan importante para nosotros, pero respecto a sanar...eso espero algún día. Con "sanar"...-recalcó las comillas-me refiero a dejar de llorar cada vez que piensas, y quizá de vez en cuando, sonreír ante buenos recuerdos. No sé explicarme bien, pero, quisiera poder llegar a eso algún día. Y le deseo a tu tía lo mismo.-culminó sonriendole de manera triste y volviendo a mirarla.
-Gracias.-le dijo ella-Estoy segura de que lograrás dejar estos días tan tristes en algún momento.-su mano viajó hasta el brazo que él tenía sobre aquel mostrador, y se quedó ahí hasta que hubo terminado la oración-Siempre que necesites desahogarte o cualquier cosa...-Mark se quedó con su mirada el agarre y habló.
-Eres la primera a quien acudiría. Gracias por ser así...-no supo como expresarse. Su nerviosismo, por primera vez, se notaba desde la distancia- Ser simplemente Jul.
...
UYUYUYUYUYUYUY. ¿Ustedes los están viendo a estos dos? Cada día están...más cercanos. ¿Les va gustando como transcurre? ¡Cuéntenme de donde son! <3
Nos leemos <3
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