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Capítulo 21

Gerard sacó la cabeza por la ventanilla del vehículo y miró el panorama, para luego suspirar. Tocó el claxon y las vacas lo miraron de manera despreocupada. ¿En serio? Justo en ese momento tenían que pararse allí. Jul lo supo bien, tendrían que bajar y apartarlas ellos mismos. 

Una vez fuera de la camioneta, se hicieron con dos varas de árbol, y comenzaron a golpear el suelo. Sin embargo, los animales los miraban, con sus ojos aburridos. Juliette suspiró, y cuando se estaba acercando a una de ellas, su padre la detuvo.

-No, espera, pueden patear, no te conocen.-el hombre se rascó la cabeza y miró si podían rodearlas, pero había dos enormes zanjas a los costados, llenas de agua, de las que algunas bebían.

-Ay, papá. Estas obesas no pueden deternos...-ella suspiró y comenzó a dar palmadas, pero seguían sin hacerles caso.

Por allí, pasaba una camioneta reluciente y recién salida de fabrica, recargada de cosas. Tenía valijas en el portaequipaje, y dos sillas atadas con cuerdas. Parecía que todo eso haría una explosión en cualquier momento. Gerard, sin pensarlo más, se acercó, al mismo tiempo que se detenía justo detrás de ellos. Eso tenían de malo las carreteras pequeñas y estrechas, y la mayoría de por ahí eran así.

-Buenas noches.-dijo el padre de la chica, mientras veía al conductor descender con el ceño fruncido. Aparentaban tener la misma edad-Estamos atascados y no podemos moverlas. Al parecer, escogieron la calle para pasar la noche.-dijo él, intentando ser divertido. Jul levantó la mano a modo de saludo.

Dentro de el vehículo, habían más personas, que después de unos minutos, se dispusieron a bajar. Una señora de mirada malhumorada, miró el panorama con notable molestia. Una chica de la edad de Jul, tenía una sonrisa, que denotaba diversión. Ellos tres, definitivamente, no eran de allí. 

-Ah si, ya veo.-el señor rascó su nuca nervioso. 

¿Cómo afrontaría sus primeros problemas fuera de la ciudad? Debía demostrarle a su esposa, Grace, que él tenía la razón. Eso no podía ser tan malo como se lo imaginaba.

-¿Ves? Te lo dije Will, debíamos dejar que los camiones de la mudanza se encargaran de todo. Si hubiéramos...-él la interrumpió levantando un dedo al aire. Sin duda, los demás se hallaban un poco incómodos-No, no me hagas callar. ¡Esto es absurdo! Si hubiéramos aceptado el avión privado...-Juliette se preguntó con quienes se encontraban hablando. ¿Avión privado? Y pensar que su bici tenía el asiento que el padre le había dado. Justo en la pobreza.

-Llamaré a mi hermano.-el recién conocido Will, sacó su teléfono y cuando estaba por marcar, su mujer volvió a hablar quejándose.

-No, no tenemos un jet privado. Mi tío nos lo ofreció.-la chica que antes se reía divertida, se había acercado a Jul y le platicaba en voz baja-Por cierto, soy Danielle, pero si quieres algo más corto, dime Dani.-ella se encogió de hombros y chequeo su celular, para luego dejarlo en su bolsillo-¿Son de por aquí?

-Me llamo Juliette, pero puedes decirme Jul.-habló amigable-Somos del pueblo, está por...-Dani abrió sus ojos emocionada y aplaudió feliz.

-¿Sapo Muerto? ¡Justo allí nos estamos mudando!-la residente del pequeño lugar se quedó asombrada. Era muy especial que alguien nuevo llegara, porque no muchos lo elegían como un lugar optimo para vivir. La gente joven se mudaba en busca de oportunidades, y las familias promedio, preferían trabajar en la ciudad. 

-¡Eso es muy bueno!-la chica le había caído bien y, ¿quién sabe? Quizás serían futuras amigas-¿Así que tienes un tío rico?-eso sin duda había llamado su atención. No sabía de nadie que tuviera tanto dinero como para tener un jet. 

Al instante, su padre Gerard le habló desde unos metros atrás.

-Son familia del alcalde-y ahí estaba su explicación. Danielle, chasqueo la lengua y le dio la razón a su padre, que ya había vuelto a platicar.

-¿Así que Nelly es tu prima?-no diría nada de ella, pero se compadecía de la chica si ellas no se llevaban. Aunque descartó esa idea en cuanto la vio asentir sonriendo, para luego encogerse de hombros.

-Me alegra haberte conocido, es raro mudarse después de tantos años.-las chicas se apoyaron en la parte trasera de su camioneta. Los adultos seguían hablando, seguro esperando que el alcalde enviara alguna especie de domador de vacas. Bueno quizás esa no era la palabra, en fin, el alcalde sería su rescatista con dinero. Dani siguió hablando-¿Hay muchos chicos de nuestra edad?-preguntó, volteando a mirarla.

-Hum no, bueno, suponiendo de que tienes...no sé, ¿dieciocho?-ella no era buena con las edades, pero en ella no podía errarse mucho, ¿no? 

-¡Exacto!-dijo al instante-Eres buena en eso.-ah sí, sí, claro-¿Así que no hay muchos? O sea que tendré amigos de cuarenta, genial, quizás podría hablarles de niños que no tengo, fingir haber tenido un embarazo o de mi marido gordo.-las dos rieron. Eso era cierto, ya que sus padre solían hablar de eso.

-No bueno, son pocos pero algunos hay. No te preocupes por eso.-Juliette le restó importancia. De todas formas, ella se ofrecería a mostrarle el pueblo y a presentarle personas-Este fin de semana es el festival de los tamales españoles. Nos juntamos todos en la plaza central y bueno, habrá una feria con comida, música, y un escenario en donde al final, se tocará la canción final...-al recordarlo, su estomago se revolvió y se imaginó toda la gente mirándolos. Si, porque también sonrió al pensar en Mark. Sacudió sus pensamientos, de forma veloz.

-Calma a ese dragón.-Danielle rió al escuchar como el estomago de Jul se revolvía, pero no por hambre. Solo que ella no lo sabía-Que lindo lo del festival. Mi padre me había dicho que solían hacer esas cosas aquí, pero no se la creí, era muy de película romántica. Ya sabes, la típica en donde se vuelven a encontrar después de un tiempo, en el medio de las luces y todo el gentío.-Jul levantó una ceja y calló una risa, obligando a Dani para salir de sus pensamientos románticos -No me hagas caso.

Escucharon un camión, que venía del otro lado de la calle, detenerse. Las vacas quedaron arrinconadas entre ambos vehículos, el de Gerard y el camión fantasma. Un sujeto bajó, con una soga larga y comenzó a hacerla girar, para luego enrollarla en el cuello de una. Poco a poco, después de varios minutos, había apartado a todas las obesas, a un lado del camino. Todos suspiraron y agradecieron al vaquero. Seguro que el alcalde le pagaría bien por haberlo despertado a esas horas de la madrugada.

-Bueno, creo que nos veremos después Jul.-Dani le dio un beso en la mejilla, pero Jul le dio otro, provocando que la otra la mirara extrañada-Wow, ya sé que me quieres pero...-Jul la interrumpió riendo.

-Aquí nos damos dos, deberías acostumbrarte a ser muy besada.-Dani abrió sus ojos sorprendida y luego le restó importancia haciendo un ademán. Su padre Will la llamó ya desde adentro de la camioneta.

-Ups, bueno nos vemos.-ella se fue dando un trote, para que su madre no se pusiera más histérica de lo que ya estaba. 

-¿Te cayó bien la hija, no?-Gerard ya había dado arranque al motor y la miraba de reojo. Jul asintió, con la vista fija en el camino, preguntándose porqué se habrían mudado. Al parecer la mujer no estaba de acuerdo-Que bueno. Will parece un buen tipo, la esposa es un poco...si bueno, aun no la conocemos. Deberíamos invitarlos a cenar uno de estos días, para que se sientan cómodos. 

-Ah, si, es una buena idea.-ella ya estaba cayendo en el sueño, así que respondió con los ojos cerrados.

-¿Por qué no invitas a Thania y a Mark para que le den la bienvenida?-Jul abrió los ojos y lo miró con el ceño fruncido.

-¿Mark?-preguntó divertida-Ay, papá, eres todo un caso.

...

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