Capítulo 2
Los pastelitos habían sido todo un éxito. La gente los veía en la vitrina y preguntaba por ellos. Juliette tenía una bandeja con pedacitos cortados para que pudieran degustar, mientras que Thania se ocupaba de la caja registradora. Algunos, pedían lo mismo de siempre, pero otros se animaban a lo nuevo.
—Estoy exhausta—dijo Jul, sentándose sobre el mostrador de madera. En su mano derecha tenía un refresco de uva que bebía con pajilla. El sabor dulce y el tinte del líquido había pintado los labios de la chica.
—Cincuenta y dos dólares con treinta centavos. —Su compañera le dio el dinero del día correspondiente para ella. Siempre se repartían la mitad para cada una. Había sido una buena venta.
—Venderemos más de esos, ¿no? Parecían gustarles mucho. Tu abuelita sin duda nos pasó bien la receta.
Siempre que iban a casa de la abuela Rose, ella les preparaba esos manjares de chocolate y pasas para tomar té. Las chicas amaban tanto eso, que terminaron pidiéndole la receta, creyendo que sería una buena inversión para su panadería, diciéndole que les pondrían su nombre. Rose encantada, anotó todo en un papel y ellas nerviosas rogaron que les saliera. Y tal vez no eran como los de la viejecita, pero se les parecían bastante.
—Si, además se nos hará más fácil con la práctica—habló Thania, mientras guardaba su dinero en la cartera—. Limpiemos y vamos por un helado, ¿va?
—Hum, no puedo. —Jul suspiró—. Le dije a mamá que la ayudaría a limpiar el jardín, está hecho un asco, y las malas hierbas brotaron muchísimo.
—Ah. —La rubia parecía decepcionada—. Está bien, mañana entonces. Quería contarte de Nathan.
—Bueno, aquí hay una verdadera catástrofe. —Y eso era verdad. Siempre quedaban los platos sucios, y manchas de pasta por los azulejos y piso—. Tenemos tiempo de sobra.
...
Las chicas ya estaban en las bicicletas. Se despidieron con las manos, y cada una se fue para el lado contrario. El sol de las cuatro estaba en el cielo, dándole un poco de calor a Juliette, que quería llegar deprisa para refrescarse. Le gustaba el verano, pero el calor de esa hora no colaboraba mucho con su piel. Y había olvidado el protector solar.
Por el camino, venía un coche blanco. Levantaba polvo, y cuando estuvieron cerca de Jul, ella se hizo a un lado, porque no había mucho lugar para circular. Se puso del lado de la hierba, dejandoles espacio. Era gente que nunca había visto antes. Apartandola de sus pensamientos, se detuvieron a su lado. Era un hombre de unos cincuenta, con una mujer y dos personas más atrás.
—Disculpa. —Él le estaba hablando a ella. Juliette reaccionó y sonrió hacia ellos—. ¿Conoces la casa de Syson? Es que estamos de visita y bueno... —Ella percibió al instante que provenían de la ciudad.
—Ah si, si. Pueden continuar por aquí, derecho derecho y hacen dos cuadras. Cuando llegan a las piscinas municipales, doblan a la izquierda y van a ver una casa verde clara. —La chica conocía todo el lugar como la palma de su mano. El hombre miró hacia adelante, asimilando la información.
—Pregúntale que color son las rejas. —La mujer del asiento copiloto tocó el brazo de su aparente marido y él asintió velozmente.
—¿Sabes las rejas? Así estaremos seguros. No queremos molestar, dijeron que la siesta es sagrada—rió apenas, y Juliette también.
—Hum no, no tenemos rejas. —Se encogió de hombros—. No se preocupen, es la única casa de ese color. —Se acomodó de nuevo en la bici, dispuesta a seguir con su camino, antes de que su madre se pudriera esperando.
—Está bien, muchísimas gracias.
El extraño salió disparado, como si las calles fueran de cemento y los baches inexistentes. Jul mordió su labio, negando la cabeza, y empezó su pedaleo, un poco más fuerte que antes. No iban muchos turistas y personas al pueblo por esas fechas, así que esos encuentros eran raros. Sin embargo, en navidad, si se podían visualizar coches que andaban a más velocidad de la frecuente y personas que preguntaban por el almacén o panadería.
La casa pintoresca de ella se visualizó y bajó de la bicicleta. Se desperezó un poco y caminó hasta la entrada, apoyando su vehículo contra la pared.
—¡No!—La voz de su padre la hizo sobresaltar. Tenía un pincel en mano y un balde de pintura en la otra—. La pintura está fresca, quita la bici de ahí.
—Ups. —Jul la sacó con cuidado, y vio que la gomita negra del manubrio se había manchado con blanco, la chica suspiró y la llevó hasta el árbol de manzanas, para después sacar una carilina y pasarla por la mancha. Por suerte salió al instante.
—Hey, hola. —Simón se frotó por sus piernas y ella lo levantó—. Vamos adentro.
Humana y felino entraron adentro tranquilamente, y escucharon el sonido de la televisión, con la novela típica de las cinco. ¿¡Ya eran las cinco!? Si que se había retrasado.
—Hola ma. —Juliette saludó a su madre que miraba el programa atentamente, con una taza de café en sus manos. Tenía puesto su uniforme de enfermera.
—Buenas tardes, cariño. Perdón que no te esperara para limpiar el jardín. Aprovechamos de que tu padre no trabajaba y adelantamos. Yo me voy en media hora, pero quiero ver si esta tonta mujer vuelve a engañarlo. ¡Si siguen así dejaré de ver esta novela!—añadió frustrada, para luego darle un sorbo a su taza.
—Vaya. —La joven dejó a la mascota en el suelo y se dirigió a la cocina, para servirse zumo de naranja y tomar galletas con relleno de fresa.
Si sabía que no harían lo del jardín, se hubiera quedado con Thania. Se le apetecía un buen helado de chocolate. Volvió hasta el sillón y se sentó junto a la mujer que despedía concentración.
—¿Y algo interesante pasó hoy? ¿Qué tal los pastelitos?
—Ah, ¡excelente! Les encantaron. Thania dijo que vamos a hacer más, porque encima son muy fáciles de hornear. Después cuando salí, iba por el camino y me crucé con un coche blanco, que al instante reconocí por venir de la ciudad. Me preguntaron por la casa de la señora Syson. —Jul tomó un largo sorbo a su jugo y mordió una galleta.
—Debe ser el hijo de la viejecita. Se va a poner muy contenta por verlo de nuevo.
—Si, seguro. También estaba su, supongo esposa, y dos más atrás que no vi quienes eran —contó la chica—. Me alegra que los hijos no olviden a sus padres de viejos. La señora Syson es muy buena.
—¡Pero mira que lo ha hecho otra vez!—El grito de su madre la hizo rodar los ojos—. Esta mujer me hace envejecer más rápido. —La novela había terminado y ahora estaban en las publicidades—. ¿Me quiere decir alguien por qué ésta mujer le hace eso? ¡Él es perfecto!
—¡Es tu hora! ¡Ha venido Florence!—Su padre Gerard, apareció en la puerta y avisó a su esposa que habían venido a recogerla.
—Ya voy, ya voy. —Ella saludó a su hija de mala gana, porque el programa había logrado ponerla de malhumor.
Juliette se rió.
—Ay, mamá, sabes como son. Después de tanto drama y siempre terminan juntos.
—Si, si, si. Pero no entiendo porque tienen que ser tan complicados. —El claxon volvió a sonar y el hombre tocó la puerta insistiendo para que se apurara—. ¡Ya voy! —Volvió a saludar a su hija, con un beso rápido en la cabeza y se dirigió hasta la puerta—. ¡La comida está en la estufa! Calientenla antes.
Dicho eso, salió disparada hasta su trabajo. La casa quedó sólo con el sonido de las publicidades. Jul cambió de canal y empezó a hacer zapping, sin saber bien que hacer. Afuera todavía había sol, y no tenía muchas ganas de ir hasta casa de Thania.
—Permiso. —Esa había sido la voz de su amiga. Thania apareció en la puerta, tomada de la mano con un chico. Claramente, la cara de Juliette era de sorpresa total—. Perdón, es que quería presentártelo. Él es Nathan.
Un poco más alto que la rubia era, y su cabello también era castaño claro. Era bastante guapo. Jul caminó hasta él y lo saludó con dos besos, como era la costumbre allí. Olía a tierra. ¿Es qué no se había bañado?
—Es un honor conocer a la mismísima Juliette en persona. Creo que recién nos vimos, ¿eras la de la bici blanca, no? —preguntó él. Su voz era amable y ya le había caído bastante bien.
—Un gusto, Nathan. ¡Me enteré de ti esta mañana!—rió la chica—. Ah, y si, esa era yo.
...
Ay :3 amo esta novela :3 Aunque me da lástima Juliette u.u va a estar un poco sola ahora que su amiga anda enamorada jaja u.u
¿Qué les parecio? :3 Díganme porfis.
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