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II

—¿Y de pronto a qué viene tanto empeño hoy, señorita Marks?

Aquella voz era tan familiar para la practicante de periodismo, que no pudo evitar reír y dar media vuelta con ayuda de su silla giratoria. El joven, quien en realidad era su superior al ser el hijo del director, la miró con curiosidad sin despegar su sonrisa y una ceja arqueada, a ver con qué disparate salía esta vez.

—Buen día, Sir Arthur Conan Doyle. —el chico de cabello negro recortado por debajo de las orejas, mirada café y tez algo pálida rio por lo bajo, para no molestar al resto de los trabajadores— Solo estaba buscando unos archivos como base para una investigación que estoy haciendo por mi cuenta.

—¿Puedo saber de qué se trata?

La muchacha tragó en seco y al final se volvió a mirar la pantalla de su ordenador. Fallaba mucho en lo que trataba de tecnología, le iba mucho mejor en la máquina de escribir que tenía en casa. Su consuelo era que la red de la Editora podía permitirle entrar a algunos archivos con mayor profundidad, excepto por otros, que simplemente el acceso era denegado.

En resumen, odiaba a las máquinas y la nueva tecnología.

—No creo, realmente...

Pero cuando Arthur supo que la chica tardaba tanto y tanto para una simple contestación, supo que debía meter sus narices en donde no le correspondía, así si tenía que volver a tomar su rol de jefe de área.

—Déjame ver. —la hizo a un lado para revisar los escritos en aquel cubo blanco.

—B-bueno...

Solo para que el joven se llevara una gran sorpresa con respecto a los pequeños datos que la de gafas logró recolectar.

—Espera ¿Por qué estás buscando sobre el caso de Drake Ryan? —su voz parecía echar cierta alegría y nostalgia, a su misma vez. Volvió hacia ella y se puso de pie de forma correcta— Lo conociste ¿O has oído de él antes?

Shania pestañeó, incrédula.

—Espera... Tú...

Arthur rio sin hacer mero ruido.

—Fue mi compañero de estudios junto a Barnett, un compañero del que te hablé —a Shania se le hacía algo conocido aquel nombre por noticias, por lo que asumió que era alguien con un peso importante en la sociedad americana, si es que se trataba de esa persona— No he sabido nada de él desde que se retiró a cuatro semestres faltantes de concluir su carrera. —sus dedos tamborilearon sobre la rasposa mesa de madera, pensando. Estaba olvidando a su antiguo compañero y amigo de la universidad— Dicen que estuvo metido en problemas y al final su asesinato fue por un ajuste de cuentas, realmente.

Ajá, ya tenía una pista de la situación y de lo que posiblemente pudiera haber sucedido con Drake.

—¿Lo asesinaron?

Arthur suspiró.

—Sí. —afirmó con desgano, su voz parecía apagarse ante aquel monosílabo— La policía lo halló muerto por un par de disparos en la cabeza. Adolphson me lo contó hace un par de años atrás.

Adolphson, Adolphson, Adolphson...

Parecía tener más claras las cosas.

—Te estás refiriendo a Barnett Adolphson ¿Verdad?

—Sí, el jefe actual de criminalística de la central.

A la inocente muchacha en serio le estaba poniendo los pelos de punta aquel misterioso caso. No estaba segura de si fuese una buena idea el seguir indagando más. Lo único de lo que estaba segura era que su amigo fantasma por fin pudiera irse a otra dimensión a descansar, si es que existiera otra dimensión.

—¿Te molestaría contarme un poco de la historia, por favor?

Su joven jefe negó con la cabeza y atrajo una silla vacía cerca al escritorio de la muchacha universitaria. Si de por sí se llevaban muy bien con respecto a su relación laboral, como amistad estaban comenzando a ser lo suficientemente cercanos como para considerarse "mejores amigos".

—¿Conociste a Drake Ryan alguna vez? —cuestionó Arthur McKenna ni bien tomó asiento.

"Literalmente vive en mi apartamento" fue lo que anunció Shania mentalmente.

—No exactamente, pero he escuchado a mis vecinas hablar sobre él y, no sé si sea idea mía —dijo con intenciones de no verse muy evidente—, pero se quedan en silencio cada vez que me ven y paso a entrar a mi casa.

—El caso fue muy sonado en esos días. —alegó Arthur, mirando hacia la nada.

Shania asintió.

—No recuerdo muy bien, quizás y sí fue así, pero lo habré olvidado.

El joven se encogió de hombros.

—¿Qué es lo que quieres saber? —La chica se llevó un dedo al mentón ni bien obtuvo aquella interrogante.

—¿Ryan fue un buen estudiante? —aquello pareció ser divertido para el hijo del director, cosa que confundió a la chica— ¿Qué?

—Pues claro, no era el mejor, pero lo intentaba. —sonrió con pena— Creo que pedía ayuda a alguien de su facultad... Ah, sí, ya recordé su nombre. —se irguió apenas, sintiéndose orgulloso de, aún, recordar los nombres de algunas personas de su escuela universitaria— A un chico de cabello negro e igual de serio que él, Marcel Robinson.

Shania entrecerró los ojos.

—El nombre se me hace familiar.

—¿Sí? —Arthur inclinó la cabeza— ¿Por qué lo mencionas?

—Mi mejor amiga tiene un amigo que se llama así, pero no estoy seguro de si sea él.

—Tal vez y sea, como puede que no, pero en fin. —como Arthur tenía la silla del lado contrario, apoyó su mentón en el espaldar de esta. Si su padre lo veía sentarse desparramado en la oficina, seguro le daría la regañada de su vida— Siempre lo veía en la biblioteca con él a pedirle ayuda en francés, no estoy seguro de si le pediría ayuda en más materias.

Shania fue apuntando cada cosa que recordaba ni bien escuchó el nombre de "Marcel", fue un detalle que se le había ido y no estaba segura de si lo que estaba escrito en su libreta siquiera estaba del todo bien, pero confiaba en que sí. 

—¿Algo más?

—¿Por qué Ryan se retiró de la escuela?

—No podría responder a eso, realmente.

Shania parpadeó y Arthur lo pensó un poco, intentando hacer memoria.

—Decían que estaba en cosas malas, pero no sé en qué exactamente, si fue en tráfico de drogas, lavado de activos, extorsión, o... no sé, quizá y estoy hablando de más. —su mirada aún seguía desviada hacia otra parte, fue como si el chico jovial de siempre no estuviera presente, sino otra persona en su lugar— Solo te puedo decir que lo veía asustado de manera constante, era como si no fuese él en ciertas ocasiones. —de pronto, su mirada volvió a elevarse viendo en dirección a Shania— Cuando le preguntaba qué sucedía, solo me decía "nada, tengo que irme" y ya, se marchaba. A duras penas se despedía... y esto es.

Fue ahí cuando la chica tuvo un mal presentimiento conforme su compañero le iba contando más cosas.

—Y... ¿Cómo fue lo de su asesinato?

Nuevamente, notó una mirada perdida en Arthur, aunque más que perdida, parecía pensar, o divagar.

—Barns dijo que habían intentado inculparlo de que lo suyo fue un suicidio, pero fue demasiado... demasiado —entonó aquella palabra— imposible debido al escenario.

Shania no hacía más que prestar atención y apuntar todo en su libreta, lo más rápido que le permitían sus delgadas manos.

—Incluso dijo que había estado forcejeando, según una huella en su cuerpo, pero no me quiso decir más detalles sobre eso.

Ella suspiró.

—¿Sabes quiénes podrían ser los culpables?

—Tengo mis sospechas. —dijo sin despegarle la mirada y ya poniéndose de pie. Shania notó que sus brazos temblaban muy, muy apenas— Pero mejor dejemos esto para otro día, tenemos mucho qué hacer.

—¡Espera, Arthur, tengo una última pregunta!

El aludido seguía algo ido por ese asunto.

—Que sea rápido. —El tono gélido de su voz fue lo que activó en Shania un "una última y ya no preguntes más, Shani".

—Tú que lo conociste mejor que nadie ¿Qué hubiera pedido Drake Ryan como último deseo antes de morir?

Arthur quedó pensativo ante aquella interrogante. No estaba muy seguro de qué es lo que el azabache hubiera pedido como un último deseo antes de trascender a un plano existencial completamente distinto al de ellos.

—Que descubran a su culpable y... —elevó su mirada al techo, hasta continuar lo último de lo que había hablado con Ryan— Me comentó alguna vez que gustaba de alguien, incluso dijo que me lo contaría, pero, ya sabes —se rascó la nuca—, al final, no lo hizo.

Aquel chico amargado ¿Enamorado?

—Eso quiere decir que él hubiera querido confesarle sus sentimientos a esa persona ¿No es así?

—En efecto, Shania Marks. Eres inteligente.

Shania se irguió de golpe ante ese comentario.

—¿Fue sarcasmo eso?

—Puede. —sonrió con socarronería.

El muchacho se retiró ni bien se despidió la empleadora y, si bien ya tenía más preguntas que respuestas ante el caso, sabía a quién podría recurrir para aclarar un par de cosas. En especial con aquel tipo de nombre "Marcel".

Sí, definitivamente iría con ella. Con su mejor amiga.

—Iré con Winnona. —se dijo para sí.

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