Capítulo 5
Después de los fuegos artificiales, Sonic regresó a Amy a su casa, ella se despidió con un abrazo cálido y entró a su hogar. Sonic decidió volver a su casa, en unos instantes ya estaba frente a la puerta, que abrió con las llaves con un clic metálico. Adentro era oscuro, la luz de un rayo se asomó por la puerta, iluminando la silueta de Sally en el fondo de la habitación.
Sally se acercó a él con pasos mecánicos, su mirada vacía y sin expresión, sus ojos cosidos con una tela negra que ocultaba la ausencia de su vista. Su piel parecía pálida y fría, y su cabello estaba perfectamente peinado, como si fuera una muñeca de porcelana. La gema roja brillaba en su pecho, incrustada en su piel como un símbolo de control, recordando a Sonic.exe que ella era suya, completamente bajo su dominio.
- Sally, sé que estás esperando órdenes. - dijo Sonic con voz suave y persuasiva.
Sally asintió con la cabeza, su rostro inmóvil.
- Tengo un regalo para ti. - dijo Sonic, ofreciéndole un trozo de carne.
Sally lo rechazó con un gesto.
- No necesito eso, amo. - dijo Sally con voz baja y sin emoción. - Solo necesito cumplir tus órdenes.
Sonic se sorprendió por su respuesta, pero pronto se recuperó y sonrió.
- Por supuesto, Sally. Estoy aquí para ti.
Mientras Sally se acercaba a él, Sonic pensó en Amy, en cómo había llegado a la cita con un vestido rojo que la hacía parecer una diosa.
Se sintió invadido por una oleada de deseo y posesión.
- Se veía preciosa. - dijo Sonic, su voz baja y ronca.
Sally levantó la cabeza hacia él, su rostro inmóvil.
- ¿Quién es preciosa, amo? - preguntó Sally, su voz llena de curiosidad.
Sonic se rió.
- Nadie, Sally. Solo una fantasía.
****
Amy intentaba dormir, pero su mente estaba llena de imágenes aterradoras. Se movía de un lado a otro, expresando incomodidad. Las agujas del reloj pasaban rápido, su corazón latía aceleradamente y su respiración era agitada.
En su sueño, veía escenarios en los que aparecía ella rodeada de rosas rojas marchitas y negras, sus pétalos caídos como lágrimas de sangre. Luego, sus amigos se unían a ella, cada uno con una rosa roja en la mano, sus rostros distorsionados en una sonrisa macabra.
Pero la escena se tornaba aún más aterradora cuando la piel de Amy comenzaba a derretirse y caía a un lago rojo. Se ahogaba, intentaba nadar, pero unas manos frías y huesudas la atrapaban. Eran los cadáveres de sus amigos, que la hundían hasta el fondo del lago.
La imagen de Sonic con ojos negros y pupilas rojas se cernía sobre ella, su boca abierta y sus dientes filosos. Amy se despertó asustada, con la respiración entrecortada y el corazón latiendo a toda velocidad.
Quería que las pesadillas pararan, pero parecía que jamás iban a detenerse. La noche había sido interminable. Cuando amaneció, Amy tenía ojeras y se sentía exhausta.
Pensó que no podía más y le envió un mensaje a Sonic.
- Te necesito... por favor.
Luego revisó los otros mensajes, respondió rápidamente y se vistió con prisas. Pensó en salir a desayunar, agarró su bolso y su cartera y salió.
Mientras caminaba, recibió una notificación en su celular.
- ¡Sonic!
Pero su corazón se desplomó al ver que era Rouge.
- "¿Has visto las noticias? Sally está desaparecida."
Amy se detuvo en seco, sintiendo que el mundo se derrumbaba a su alrededor. Negó con la cabeza, no quería creerlo. La imagen de Sally sonriente y llena de vida se imponía en su mente, y la idea de que podría haberle pasado algo terrible la llenaba de horror.
- No... no es cierto.
La eriza se quedó mirando el texto, deseando que fuera un sueño, pero estaba viviendo la terrible realidad. Cubrió su boca y pensó que era su culpa.
- Perdóname, Sally. - susurró, soltando un sollozo.
Las lágrimas salieron y sintió un dolor en el pecho, como si su corazón estuviera partido en dos.
****
Tails y Knuckles se sentaron en la sala de estar, rodeados de un silencio tenso y una atmósfera de preocupación. La desaparición de Sally pesaba sobre ellos como una losa.
Tails rompió el silencio, su voz llena de inquietud.
- ¿Crees que pueda estar relacionado con... Scourge?
Knuckles frunció el ceño, su rostro serio.
- No lo descartemos, Tails. Pero debemos considerar todas las posibilidades.
Tails se inclinó hacia adelante, su ansiedad creciendo.
- ¿Qué sabemos hasta ahora? ¿Alguna pista sobre dónde podría estar Sally?
Knuckles suspiró, su expresión sombría.
- Solo que desapareció hace días y no hay rastro de ella. Eso es demasiado tiempo.
Tails se levantó de su asiento.
- Es terrible. Debemos actuar rápido. ¿Has hablado con Sonic?
Knuckles negó con la cabeza.
- Todavía no. Pero debemos informarle. También debemos hablar con Amy.
Tails asintió, su mente trabajando en el plan.
- Voy a llamar a Amy. ¿Y tú vas a buscar a Sonic?
Knuckles asintió, su rostro firme.
- Sí. Debemos reunirnos y discutir nuestro plan de acción.
Tails se detuvo un momento, su mirada buscando la respuesta a la pregunta que lo atormentaba.
- ¿Qué podemos hacer? ¿Cómo vamos a encontrarla?
Knuckles se levantó de su asiento.
- Primero, recopilar información. Luego, seguimos cualquier pista.
Tails asintió.
- ¿Y si no encontramos nada?
Knuckles lo miró fijamente, su voz firme.
- No nos rendimos, Tails. Vamos a encontrar a Sally.
Tails sonrió, su corazón lleno de esperanza.
- Estoy contigo, Knuckles.
****
Amy estaba perdida en sus pensamientos, su mente consumida por la desaparición de Sally.
De repente, chocó con alguien y cayó al suelo.
- Lo siento. - dijo sin ver.
Amy se levantó lentamente, aún confundida.
- ¿Amy? ¿Estás bien? - preguntó Shadow, su voz suave y llena de preocupación.
Amy miró hacia arriba y vio a Shadow, su rostro serio pero con un destello de empatía en sus ojos.
- Sí, estoy bien. - dijo Amy, aún trastornada.
Shadow la ayudó a levantarse, su mirada con un toque de calidez.
- ¿Sucedió algo? - preguntó Shadow, su tono suave.
- Sally... - dijo Amy, su voz temblorosa -. Desapareció.
Shadow asintió.
- Probablemente fue secuestrada. - dijo. - Pero no te preocupes, Amy. La encontraremos.
Amy se sintió conmovida por la empatía en la voz de Shadow.
- Gracias, Shadow. - dijo. - Significa mucho para mí.
Shadow la miró fijamente.
- No te preocupes, Amy. - dijo. - Estoy aquí para ti.
Amy sonrió débilmente.
- Lo sé. - dijo. - Confío en ti.
- Vamos a encontrar a Sally.
- Juntos.
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