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Capítulo 21

Amy, Shadow y Silver recorrieron un largo camino hasta llegar al parque de diversiones "Magic Kingdom". La eriza entró rápidamente, su corazón latiendo con ansiedad, y comenzó a buscar a Cream. Los chicos la siguieron, buscando en cada rincón.

Amy se desesperaba por encontrar a su amiga, no quería perderla como había perdido a Sally. Su mente estaba llena de pensamientos sombríos. Silver buscó entre los puestos de comida y bebidas, Shadow en los juegos, Amy entre la multitud.

A pesar de no encontrarla, la eriza insistía en seguir buscándola. Se abrió paso entre la multitud, pidiendo permiso para pasar, mientras miraba si Cream estaba por ahí. De repente, se percató de que a su lado estaba Sonic.exe, observándola con una sonrisa siniestra.

Amy se quedó con la mirada fija en él, su corazón helado. El demonio movió sus labios: "Te encontré". Cuando alguien pasó, desapareció. Amy se quedó paralizada, pensando que tarde o temprano tendría que enfrentarlo.

Sacudió su cabeza y continuó la búsqueda. Caminó un rato más, todo estaba tranquilo y silencioso. De pronto, vio una sombra y decidió acercarse. La silueta corrió. Amy alzó una ceja y decidió seguirla.

Poco a poco logró ver que la figura era idéntica a Cream.

- ¿Cream? ¡Espera! - gritó.

Siguió a la niña, que la llevaba a una parte desconocida del parque.

- ¡Cream! - llamó de nuevo.

Pero la perdió de vista. No se detuvo hasta que encontró los zapatos y partes de un cuerpo. Gritó horrorizada y retrocedió.

Luego se arrodilló, bajó la mirada y comenzó a llorar. Después de unos momentos, regresó al lugar donde se separó de los chicos.

En cuestión de minutos, Shadow y Silver aparecieron.

- ¿La encontraron? - preguntó el azabache.

Silver bebía un batido.

- Hmm, en el puesto de comida no está.

Amy seguía pálida y con una expresión triste. Shadow se percató y se acercó.

- ¿Amy?

La eriza comenzó a llorar lágrimas.

- La encontré... muerta. - reveló, su voz temblorosa.

Shadow quedó conmocionado, su expresión cambió de curiosidad a shock.

- ¿Qué... qué pasó? - preguntó.

Silver dejó caer su batido y se acercó a Amy, poniendo una mano en su hombro.

- Lo siento, Amy... lo siento mucho. - dijo, su voz llena de compasión.

Amy levantó la mirada, con los ojos rojos e hinchados.

- Tenemos que encontrar a Sonic.exe... tenemos que detenerlo antes de que haga algo más. - declaró, su voz firme.

Shadow asintió.

- Estoy contigo, Amy. Vamos a encontrarlo y hacer que pague por lo que ha hecho.

Silver también asintió.

- No lo vamos a dejar escapar. Vamos a hacer justicia por Cream. - prometió.

****

Knuckles y Rouge buscaban un refugio seguro, sus sentidos en alerta máximo. Vanilla solo podía pensar en su hija, Cream, cuya suerte desconocía.

- ¿Estás seguro de que es por aquí? - preguntó Rouge, su voz llena de inquietud.

- Sí, ya casi llegamos. - respondió Knuckles, su mirada escaneando el entorno desolado.

Rouge observó a su alrededor, notando la ausencia total de vida y el silencio opresivo.

- Esto no me gusta. - dijo, su voz baja y tensa.

- Tranquila, en cuanto lleguemos buscaremos a los otros. - la tranquilizó Knuckles, su expresión seria.

Los tres continuaron su camino, hasta que se toparon con un escenario macabro: animales muertos y descompuestos. Rouge cubrió su boca, nauseabunda.

- Chaos, esto no puede estar pasando. - exclamó, su voz llena de horror.

- ¿Podemos apresurarnos? No quiero estar aquí. - pidió Vanilla, desviando la mirada al suelo, su voz temblorosa.

- No vean. Piensen en otra cosa. - sugirió Knuckles, intentando mantener la calma.

Conforme avanzaban, Knuckles se percató de una figura en la distancia.

- Estén detrás de mí y no se vayan a otro lado. - advirtió, su voz firme.

La silueta se definió, y Knuckles se sorprendió al ver a Tails, su amigo de la infancia. Pero algo estaba terriblemente mal. Tails tenía cicatrices y una sonrisa sádica.

- ¡¿Tails?! - exclamó Knuckles, su voz llena de sorpresa y preocupación.

El zorro dirigió la mirada, su expresión cruel.

- Hola. - dijo, su voz llena de ironía.

Knuckles se puso en guardia, listo para defenderse.

- ¿Qué te ha pasado, Tails? ¿Qué te ha hecho cambiar así?

Knuckles sabía que debía actuar.

- Rouge, lleva a Vanilla. Yo lo distraeré.

Rouge dudó, pero luego consideró la gravedad de la situación y agarró a Vanilla del brazo.

- Vamos. - dijo, y corrió.

Knuckles se lanzó con furia hacia Tails, desatando una tormenta de golpes que resonaban con una potencia devastadora. Cada puñetazo era como un relámpago, una explosión de energía que cortaba el aire y hacía temblar el suelo.

El lugar, antes tranquilo, se transformó en un escenario de caos absoluto. La sangre brotaba en arcos rojos, convirtiendo el enfrentamiento en un siniestro espectáculo. Ambos combatientes, enfocados y decididos, entregaban su máximo esfuerzo en ese ballet destructivo, sin tregua ni contemplaciones.

Tails contraatacó con una velocidad y fuerza inhumanas, sus golpes cortando el aire con un silbido mortal. Knuckles usó sus puños para protegerse, pero el zorro era implacable. Lanzó un golpe después de otro, cada uno más fuerte que el anterior.

Knuckles retrocedió, esquivando los ataques con dificultad. Su respiración era agitada, su corazón latía con fuerza. Sabía que no podía mantener ese ritmo por mucho tiempo.

Tails se agachó y movió su pierna por los pies del equidna, haciendo que este se tropezara. Cuando Knuckles cayó, Tails se puso arriba de él y agarró su cuello con fuerza.

Knuckles tomó sus manos y forcejeó, su rostro congestionado por el esfuerzo. Su mente era un torbellino de pensamientos desesperados. ¿Cómo podía Tails ser tan fuerte?

- Muérete. - dijo Tails con una sonrisa macabra, su voz helada y desprovista de emoción.

Knuckles intentaba resistir, buscó con la mirada y vio una garra lo suficientemente grande a su lado. Soltó a su "amigo" y agarró el objeto, sin pensarlo dos veces, lo estrelló contra la cabeza de este.

Tails se quedó inmóvil y cayó al suelo con un golpe seco. Knuckles empujó su cuerpo a un lado, lo miró fijamente, y sintió una mezcla de tristeza y horror. El Tails que conocía había desaparecido; ahora era un psicópata con un comportamiento errático.

- Maldición, ¿qué te hicieron? - se preguntó mientras tomaba su cabeza y cerraba sus ojos.

Se quedó en silencio por unos segundos, hasta que escuchó algo y volteó... Tails estaba de pie, su mirada cruel y burlona.

- No fue suficiente para matarme. - dijo Tails, su voz llena de desdén.

El zorro alzó su pie y pateó la cabeza de Knuckles, haciendo que el equidna se cayera al suelo.

- Vamos... intenta defenderte. - se burló Tails, su risa macabra resonando en el aire.

Knuckles estaba a punto de atacar, pero Tails pisó sus cosquillas, haciendo que el equidna gritara de dolor.

- ¿Qué pasa? ¿Ya no quieres jugar? - se mofó Tails, su sonrisa cruel.

Knuckles tenía que pensar rápido, pero el zorro agarró un pedazo de vidrio y lo clavó en su estómago.

Justo cuando Tails iba a rematarlo, recibió varios disparos.

- ¡¿Qué mierda?! - gritó Tails, antes de ser electrocutado y caer al suelo.

Los erizos habían llegado justo a tiempo, Amy se acercó a ayudar a Knuckles.

- ¿Estás bien? - preguntó, su voz llena de preocupación.

- Llegaron a tiempo, creía que iba a morir. - respondió Knuckles, su voz débil.

Silver se acercó.

- Descuida, ya todo está bien. - dijo, su mirada seria.

Shadow se acercó al zorro, le dio unas patadas.

- Aún me pregunto qué demonios le pasó a Tails... - dijo, su voz llena de rabia.

Silver miró al azabache con los ojos entrecerrados.

- Eso no era necesario. - dijo, su voz calmada.

Los erizos ayudaron a su amigo a levantarse, recargando sus brazos en sus hombros.

- Vámonos de aquí. Rouge debe estar en el refugio con Vanilla. - dijo Knuckles.

Amy sabía que tenía que prepararse para decirle a Vanilla lo de Cream, no sabía cómo, tenía que encontrar las palabras. La chica soltó un suspiro, su corazón pesado.

Pero antes de que los chicos pudieran relajarse, Tails comenzó a moverse. Su cuerpo se convulsionó, y su mirada se iluminó con una luz siniestra.

- ¡No! - gritó Knuckles, su voz llena de horror.

Tails se levantó, su cuerpo cubierto de heridas. Su mirada se fijó en los erizos, y su sonrisa se ensanchó.

- Esto no se acaba aquí... - dijo Tails, su voz baja y amenazante. - ¡Los vamos a matar! - gritó, su voz resonando en el aire.

Los erizos retrocedieron, aterrorizados. Tails comenzó a reír, su risa macabra y demencial.

De repente, Tails alzó sus colas y comenzó a girarlas con una velocidad impresionante. El aire se llenó de un zumbido ensordecedor, y los erizos se cubrieron los oídos.

Con un movimiento rápido y fluido, Tails despegó del suelo y se elevó en el aire. Su risa macabra se escuchó por última vez antes de desaparecer en la distancia.

Los chicos se quedaron en silencio, su corazón aún latiendo con miedo. Sabían que Tails no se detendría hasta que los hubiera matado.

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