mi demonio
El corazón del heleno latía con demasiado rapidez y nerviosismo, sus manos temblorosas intentaban inútilmente perfeccionar aquel disfraz de Ángel.
-camus, se que no soy la mejor persona, pero, yo....
Detuvo sus palabras suspirando con fuerza, intentando recordar las líneas que Afrodita y Shura habían preparado para el con anterioridad, en un empático intento que el escorpión le confesara sus sentimientos al maestro del hielo y del agua, aun que tenia que admitirlo, aquella idea le aterraba, pues tarde se dio cuenta de lo que sentía en verdad por su mejor amigo, ya que en el pasado y sin pudor alguno le contó a este su más oscuro y perverso secreto y aquello le hacía dudar de todo.
Un nuevo suspiro pesado se hizo presente, mientras se miraba listo en el espejo, pensando que si seguir memorizando las líneas o no, se arrepentía de haberle contado a Camus todo su pasado y lo que había hecho y como lo había hecho con sus antiguas parejas, mas todo eso lo hiso antes de darse cuenta de la verdad, que amaba a Camus sobre todas las cosas ; tanto que incluso cambiaria todo de el, por estar un solo instante a su lado.
Negó con la cabeza aun frente el espejo, echando un ultimo vistazo a sus ropas totalmente blancas como sus alas y su pequeña aureola encima de su cabeza .
- milo ¿Qué te pasa? No es tiempo de vacilar, es ahora o nunca ; Camus, tu en verdad serás mío.
Dijo fingiendo una sonrisa angelical, dando media vuelta comenzando a caminar rumbo a la fiesta de disfraces.
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se miraba frente al espejo, totalmente avergonzado al ver la ropa que traía puesta; un ajustado traje que hacia denotar su cuerpo al máximo, unas negras alas a su espalda y un par de cuernos en su cabello. Le hacían sentir extraño, mas extrañamente excitado.
- ja un Ángel y un demonio ¡he!
dijo para si mismo frente al espejo , sintiendo que algo no estaba del todo bien, ya que horas atrás, Death le había traído aquel traje, inventándole un excusa demasiado extraña, mas acepto porque milo iría disfrazado de Ángel; ni siquiera quería ir a aquella fiesta de disfraces, solo hacia todo aquello por milo, porque al menos así podía estar un poco de tiempo a lado del escorpión, disfrutar de su sonrisa y sus ocurrencias, verlo ser feliz por un rato.
- cuanto me encantaría que estuvieras todo la noche a mi lado, pero me conformaré con poco, con tal de estar a tu lado.
no le agradaba asistir a cualquier fiesta ya que esta implicaba finalizar viendo a Milo marcharse con alguno de sus nuevos amantes, amantes de una noche más bien, aquellos que solo le atraían por su físico o resistencia, como el solía decir, amantes que al día siguiente actuarían como si no lo conocieran, así que no creía que aquella noche seria la excepción, mas no podía evitar ir, si eso significaba estar a lado con el hombre que más ha amado en la vida y por el cual fingiría un sonrisa cuando al día siguiente, le contara a detalle su experiencia sexual.
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La fiesta había comenzado ya en el gran salón, todos reían y se divertían olvidándose de viejos rencores del pasado.
El escorpión se encontraba sentando en una mesa bebiendo una botella de cerveza, repitiendo una y otra vez las palabras que sus compañeros le aconsejaron para declararse, sentía sus manos temblar y nerviosismo no había disminuido en lo más mínimo; era la primera vez que se encontraba en una situación así en su vida.
- tranquilo hombre, Camus te corresponderá, confía un poco más en ti.
Escucho decir a su espalda, volteando su mirada viendo a su compañero de capricornio acompañado de afrodita ambos tenían disfraces similares al videojuego assassin's creed si bien recordaba ellos y Death vestirían aquellos uniformes para representar la hermandad de asesinos.
-si, claro
Les respondió imitando la sonrisa de alegría que tenían sus compañeros, invitándolos a sentarse a su lado.
- animo, todo estara bien.. tu solo respira..
esta vez fueron las palabras de Afrodita las que se hicieron presente, el cual con total tranquilidad robaba un trago a la cerveza de su compañero.
- no se chicos estoy muy nervioso, Camus sabe todos mis secretos y mi vida, no se si aun sabiendo eso el quisiera estar a mi lado, sobre todo porque pues.. ya saben mis gustos en la intimidad son raros y yo...temo lastimarlo.. y además ¿qué pasa si el no siente lo mismo por mi?
Contesto ligeramente cabizbajo sintiendo la mano de Shura en su espalda.
- hombre relájate si en verdad le amas pues cambiaras o tal vez puede que ha el guste eso, pero es cosa de futuro.. por el momento tu solo enfócate en tu declaración... lo demás no importa.
Estuvo a punto de contestar cuando por fin le vio, venía acompañado de Death, mas eso no le importo en lo más mínimo, pues solo podía enfocarse en el sexi traje negro que el francés tenia puesto y el cómo sus largos cabellos turquesa le hacían un juego excepcional.
-rayos.
Se dijo para si mismo, apretando un poco las piernas, olvidando por completo sus molestias anteriores, pues solo podía mirar totalmente embobado a aquel demonio al quien le vendería aun más que su alma.
- bueno francesito, se de antemano que no creíste mi escusa, aun que aun si no creo que sepas de qué va todo esto, así que solo te diré algo, no lo arruines, Dita y Shura se han esmerado mucho por esto y yo solo vivo para verlos felices, así que no lo arruines.
Death adelantó un paso a Camus, viéndole a la cara mientras caminaba de espaldas, haciendo una señal con los dedos significando que lo observaba y que estaría al pendiente de todas su acciones.
El menor no entendió de qué hablaba, mas no le tomo importancia, frente a él, a solo unos pasos estaba milo, luciendo como verdaderamente le veía; un ángel, el más hermoso del cielo.
sonrió al llegar a su lado, sintiéndose extraño al ver como milo le miraba con un poco de sonrojo.
- ¿donde firmo?
le cuestiono milo, sonriéndole al tiempo que le ofrecía de su cerveza, dándose cuenta que sus compañeros casi se la habían terminado.
- ¿firmar?
respondió inocentemente tomando de aquel líquido amargo.
- si, ¿donde firmo para venderte mi alma y entregarte mis alas?, por que el infierno debe de ser muy divertido contigo a tu lado.
no respondió, solo le brindo una sonrisa, pidiendo después algunos tragos para todos.
la noche paso como si tuviera prisa, siendo ya las cinco de la madrugada, miro a su alrededor sintiéndose mareado por el alcohol, viendo con una sonrisa a varios de sus compañeros noquedados por sus bebidas, incluso rio un poco al ver como con sumo cuidado el anciano maestro llevaba a al patriarca hasta sus aposentos, mientras este sin alguna vergüenza metía su mano dentro de su ropa.
El igualmente cual estaba ebrio, pero aún estaba consciente, caminando con un poco de dificultad rumbo al sanitario, pasando encima incluso de algunos de sus compañeros a quien el alcohol había tumbado por completo, observando cómo a medida que se alejaba del salón principal en los lugares más oscuros dos personas se encontraban entregándose a su pasión, gimiendo sin importancia, solo dejándose llevar por su deseo.
Camino con paso rápido para no interrumpir, sintiéndose avergonzado ante lo que escuchaba, aun que aun mas por lo que vio al llegar hasta la puerta del sanitario, la cual entre abierta, permitía ver a dos cuerpos de que le resultaban sumamente familiares, logrando hacer que su corazón diera un pequeño salto de la impresión, pues era quien el consideraba uno de los mas inocentes entre los dorados, mu de Aries, el cual, con el pecho desnudo contra las baldosas de aquel lugar, era envestido una y otra vez por el rubio hindú, mismo que besaba sus espalda con pasión, diciéndole lo mucho que le amaba.
Todo aquello le hiso pensar inconsciente a milo y en todas las veces que soñó estar entre sus manos, gimiendo exclusivamente para el, replicando todo aquello que siempre solía contarle sobre sus amantes.
sonrió ante aquella imagen para después cerrar la puerta con sumo cuidado y regresar por su camino.
Sintiendo que el rubor en sus mejillas no desaparecía en lo mas mínimo, comenzando a inquietarse, no podía borrar de su mente aquella imagen, no la de sus compañeros ,si no la que estos le hicieron proyectarse, no podía dejar de imaginarse de una y mil formas en los brazos de Milo, amaba al escorpión y no podía seguir negándolo, tenia que confesarle su amor, no sabia como pero tenia que hacerlo, no podría soportar una nueva experiencia mas, estaba cansado de regresar solo a su alcoba, cansado de que el escorpión no fuera solamente suyo.
- ya, que sea lo que tenga que ser.
Se dijo decidido, pensando en utilizar el alcohol en su sistema como pretexto a cualquier cosa.
Regreso con rapidez al lado de sus compañeros, sonrojándose aun mas al ver como deathmask, lamia de manera sensual el cuello de afrodita, retirando restos de lo que parecía era sal, para después tomar un poco de tequila, directamente de sus labios, siendo mordido por el sueco al finalizar, dando paso, a que Shura, mirándole fijamente, le ofreciera un trozo de limón que reposaba en sus labios, retirándolo antes que Death lo tomara, para besarle, recibiendo un poco de aquel tequila.
Enfoco su mirada en milo quien simplemente ignoraba aquel trio, mismo que se levanto al ver a Camus de regreso, caminado con paso firme quedando frente suyo.
- Milo quiero retirarme, ¿podrías acompañarme a mi templo?, estoy un poco mareado, igual si quieres podemos seguir bebiendo ahí.
Pronuncio aquellas palabras sin pensarlo, sintiéndose nervioso al ver como la fuerza de sus palabras había llamado la atención de todos, haciendo que el trio dejara de demostrar su afecto, para ser Afrodita, quien con euforia se levanto, ofreciéndoles inmediatamente una botella de licor, dentro de una pequeña cubeta plateada, llena de hielos.
- milo, acompáñalo, nosotros nos quedaremos aquí un rato mas pero no importa, mañana será un buen día, descansen.
No recibió mas que una sonrisa del heleno, quien a paso lento comenzó a seguir a Camus fuera del lugar.
- dita, pero, yo no quiero quedarme aquí mas tiempo, por que no mejor vamos algún lugar y bueno, ya sabes que podemos hacer.
Le dijo Shura, tomándolo por la espalda, metiendo su mano dentro de su ropa acariciando ligeramente su abdomen, para así, después de recibir una respuesta positiva, tomar la mano del italiano, guiando a ambos a un lugar por mucho mas privado.
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Ambos habían salido ya , las manos de Camus temblaban, pese al alcohol era consciente que había cometido algo sin pensar, Lo invitó a su templo sin tener un plan, solo actuo por actuar, cosa de la que no estaba acostumbrado, y aun que esto le asustaba, lo hizo sin poder sacar aquellas extrañas imágenes de su mente, comenzando a sentir su cuerpo de manera extraña, nunca había dejado que su imaginación vagara tanto,
Comenzaba a actuaba muy diferente a lo normal un calor lo inundaba junto con una gran ansiedad por acercarse a Milo lo más posible. .
- Milo, no tengo más alcohol en mi templo, y una botella no creo que sea suficiente, ¿podríamos ir al tuyo ? .
Uso aquella escusa para tener un poco mas de tiempo de pensar un plan, o mas bien de armarse de valor para poder confesarse al escorpión.
-claro, pero, ¿estas bien camus?
el heleno lo noto extraño, había algo raro en camus mas no sabia que era, mas su optimismo lo atribuyó al alcohol, verdaderamente su compañero, era demasiado tranquilo, no le gustaba la fiesta como a el, como tampoco era de beber tanto alcohol, mas aquella noche verdaderamente se había sobrepasado un poco.
- ven, no te vez bien, súbete a mi espalda, utiliza las alas de soporte, yo te cuidare hasta que te sientas mejor.
le dijo con una sonrisa, tomando su mano, mirándole frente a frente, viendo como el frances le obedecía, subiendo a su espalda con vergüenza, respirando cerca de su cuello, estremeciéndose al instante.
"creo que no es el momento adecuado"
pensaba con un poco de decepción, observando aquella botella que afrodita les había dado, la cual ahora cargaba Camus.
- Camus, se que dijiste que querías seguir bebiendo, pero no te sobre esfuerces , tu no eres así, por que no duermes un poco, yo, yo creo que regresare a la fiesta, y no te preocupes, dormiré en el sofá al regresar, así que puedes quitarte tu disfraz con tranquilidad, yo no te veré, y como siempre sabes bien cualquier cosa que quieras tómala, mi templo es tu templo.
Sentenció Milo al llegar a su templo, frente a su alcoba, bajando a Camus de su espalda, sintiendo que el hecho que el menor estuviera ebrio no era buena idea para declararse, así que lo mejor era regresar y compartir aquel licor con sus compañeros.
- ¿iras a buscar a alguien mas?
Aquellas palabras lo sorprendieron por completo, pues ahora su mejor amigo mantenía la mirada baja, incluso parecía que un nudo se formaba en su garganta.
- si vas -continuo- a buscar a alguien mas, no me lo cuentes mañana, por favor, yo ya no podría soportar mas saber que estuviste con otra persona...
no entendía con claridad qué era lo que le decía, hasta el momento pensaba que camus no le molestaba que le contara sus experiencias, más al parecer estaba equivocado.
- perdón camus, no pensé que molestaba diciéndote eso, pero no te preocupes, nunca mas volveré a contarte aquellas cosas, en verdad lo siento.
trago saliva, alzando de nuevo la mirada, viendo como el escorpión parecía decepcionado.
- no es que me moleste, o tal vez si, pero no por la razón que me tendría que molestar, si no por algo muy diferente.
el griego alzó una ceja escuchando intrigado cada palabra que el francés pronunciaba.
- ¿por qué razón?
-por.. que...
Sus labios comenzaron a temblar al tiempo que intentaba controlar su respiración tanto como el mareo que el alcohol le había causado; estaba llegando a su limite, ya no podía controlar su mente o sus acciones, mas aun así las palabras no salían de su boca, asi que sin mas y con firmeza, se acercó al escorpión, jalándole la muñeca acorralando contra un pilar cercano.
- Camus, que ha...
Intento decir más los suaves labios de Camus asaltaron los suyos besándolo con brusquedad, al tiempo que acercaba su cuerpo lo mas posible con el de Milo, rozando sus sexos por debajo de las telas de sus disfraces.
- estoy celoso, -dijo separándose un poco del heleno- celoso milo, celoso de todas tus conquistas, celoso de no ser yo quien comparte tu lecho, celoso de escuchar cada una de tus historias, para después solo quedarme con tu recuerdo, celos por que a mi solo me vez como un amigo, cuando yo quisiera ser mas que eso... si tu supieras, -sus mejillas se tornaron carmín- cuántos momento en mi cama y en mi regadera han sido dedicados a ti, a tu imagen, a tu olor, cerrando mis ojos e imaginando que eres tu quien me tocas.
el escorpión guardó silencio, sintiendo la frialdad del pilar, mirando como las mejillas del francés se tornaban color carmín y sus ojos se negaban por un momento a verlo a la cara.
- Milo...
continuo Camus con tono seductor, para después lamer el cuello del escorpión, estremeciendo a este.
- este demonio, quiero conocer el paraíso... ¿se lo permitirías?
La mirada del menor expresaba lujuria a su compañero, esperando que de esta manera, poder convencerlo de quedarse a su lado, dándole lo que el pensaba era lo que deseaba.
La confusión le invadió de inmediato, aun que aquello no le desagradaba en lo mas mínimo, soltando una media sonrisa inconsciente, mirando las acciones de Camus en cada segundo, como también miraba algo mas que lujuria en aquellos ojos turquesa, algo que no lograba comprender, siendo este algo lo único que no deseaba destruir en su vida.
- yo, puedo lastimarte Camus, sabes lo que soy capaz de hacer para conseguir mi placer, solo tu sabes mi lado mas oscuro y mis deseos más perversos... y sabes de sobra que cuando mi mente está en blanco no soy yo... y no me atreveré a lastimar a quien mas amo en el mundo.
Camus abrio los ojos por completo, " a quien mas amo " se repetía una y otra vez en su cabeza
¿Milo, me ama a mi?
Pensó embozando una ligera sonrisa, no esperaba que Milo sintiera lo mismo que el, estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para tenerlo a su lado, mas no esperaba que su sentimiento fuera correspondió.
- Milo puede que me lastimes es verdad – contestó con firmeza sacando uno de aquellos hielos, que lentamente se derretían de aquella hielera. – , pero también puede que me guste... puede que eso es lo que he soñado por años.
respondió de manera seductora, pasando el hielo por los labios del escorpión, introduciéndolo lentamente en su boca, besándole de nuevo, compartiendo esa exquisita sensación fría, sintiendo como milo le tomaba de la cintura acercándolo a su cuerpo, profundizando aquel beso.
sintiendo que sus sentidos se perdían en el olor natural del francés, su mente se nublaba, y pronto ya no sería él quien estuviera ahí.
así que sin mas tomo a Camus de la muñeca, dándole vuelta acorralándolo contra el pilar, mordiendo su cuello dejando una ligera marca, escuchando el gemido embozado de la boca del francés, el cual le mostraba que aquella acción le había agradado.
- no digas que no te lo advertí, mi pequeño demonio.
Sentenció con media sonrisa, tomando nuevamente a Camus por la muñeca llevándolo a donde sabia no era su habitación, si no una oculta de todos, la habitación que mas amaba.
Era la primera vez que entraba en la aquella habitación, mas inconscientemente mordió su labio al ver como había un gran espejo frente a la cama, como también un aro de metal colgando del techo, mas aquello no era lo único en aquel lugar decorado con telas rojas y negras, había lo que reconocía como un sillón tántrico, al igual de algunos látigos y cadenas en la pared, he incluso una jaula dorada, lo cual solamente le hiso sonreír, pensando como era que milo había logrado hacer llegar todo eso hasta ahí, mas que todo aquello le hiso estremecerse, mas al sentir la respiración de milo a su espalda, haciéndole tragar saliva, entendiendo que el juego había comenzado.
- voltéate.
Le ordeno, mirándolo fijamente de pies a cabeza, mordiendo su labio ante la sensualidad de la ropa de camus.
- arrodíllate.
Una nueva orden fue dictada, a lo que Camus, sonriente acepto mirando fijamente los ojos del que ahora seria su amo y señor, el único que le gobernaría.
- si señor.
dijo recibiendo una fuerte bofetada, sintiendo un poco de sangre correr por su labio.
- no hables si no te lo ordeno.
Lamio un poco de su sangre, asintiendo con la cabeza, mirando a su escorpión acercar su mano ante su labio lastimado, limpiando lentamente la poca sangre que aun quedaba, haciéndole lamer sus dedos, introduciéndolos y sacándolos de su boca, simulando sexo oral, dejando una pequeña tira de saliva al entre sus dedos al terminar.
sin apartar su vista un solo momento, retrocedió hasta llegar al borde de su cama, mordiendo ligeramente su labio, al ver como Camus, aun con un sonrisa, seguía de rodillas, esperando una nueva orden.
- ven.
la orden por fin llegó, haciendo que el pequeño demonio de cabello turquesa, gateara hasta su ángel, quien lentamente alzaba su túnica, dejando ver su ropa interior, misma quien mantenía oculto un sexo totalmente despierto.
el francés sonrió nuevamente por alguna razón todo este juego le gustaba y le excitaba más que cualquier cosa en el mundo; arqueo su ceja y mordió su labio al ver la longitud que se ocultaba tras ese trozo de tela, mismo que con permiso de su amo retiro lentamente, tragando saliva al ver el gran tamaño del sexo del heleno.
-wooo
Dijo al verlo, remojando sus labios con hambre, sin notar la traviesa sonrisa de milo ante aquella expresión.
- lámelo.
No hubiera esperado por aquella orden para ser honesto, asi que simplemente lo hiso, tomándolo entre sus manos, conocía por la misma boca de milo, que era lo que a el le gustaba, asi que aquello, pese a ser su primera vez, seria pan comido.
Lentamente comenzó a masajearlo primero, para si meterlo por fin en su boca, sintiendo un extraño sabor salado que no le desagradaba en lo mas mínimo, mismo sabor que a medida que era empujado aquel sexo hasta su garganta fue desapareciendo, mas lo que aumentaba eran aquellos gemidos roncos de parte del escorpión, lo cual le hacían saber que su trabajo estaba siendo perfecto, por un momento pensó que Milo estaba a punto de derramarse en su boca mas de la nada, le hiso detenerse tomándolo del cabello, retirando su sexo palpitante de su boca, levantándolo del piso para aventarlo contra la cama, desgarrando un poco de su ropa con su Antares, dejando un marca roja que comenzaba a arder poco a poco en su pecho.
Gimió con fuerza ante aquel corte de su piel, escuchando el dulce sonido de su ropa siendo desgarrada en tiras, como si fuera un gran felino fuese quien el que le atacaba.
Por un momento no supo si era aquel dolor, el sonido de su ropa siendo desgarrada, o el ser sometido lo que le excitaba tanto ,más lo único que sabía era que ahora era su sexo erecto escondiendo bajo su pantalón, quien rogaba por atención.
Un fuerte gemido fue emitido de sus labios al sentir al escorpión mordiendo y chupando sus pezones, dejándolos rojos por completos, para así al aburrirse de esto y verlo emigrar hasta su cuello dejando marcas carmines por doquier, enterrando y marcando sus dientes en la piel nívea de Camus haciendo que ligeras gotas de sangre comenzaran a brotar, las cuales lamia, con placer.
- Camus, mi Camus, mi demonio.
dijo en un susurro casi para el, mientras volteaba al francés, dejándole de rodillas con el pecho contra la cama, tratando de igual manera su espalda, quitándole ahora el pantalón, la única prenda que le faltaba, dejándole casi desnudo por completo, pues lo único que aun poseía eran sus alas, sus cuernos y unas cuantas tiras de ropa.
- eres perfecto.
recorriendo sus glúteos con la yema de sus dedos, soltando fuertes nalgadas en estos, dejándole la piel roja casi al instante.
Tomo las manos del francés, colocándolas en sus propios glúteos, haciéndole entender que tenia que tomarlos y separarlos, para su deleite,
- Sujétate y mantente asi, que ya vuelvo.
dijo en orden haciendo que Camus abriera sus glúteos, dejando ver su entrada virginal y su sexo totalmente erecto.
- no tardes.
pensó, sintiendo la necesidad de continuar, de seguir sintiendo las fuertes caricias de su amado escorpión, quien rápidamente regresaba, con una pequeña caja de madera, de las cuales, algunos juguetes como el sonido de una cadena sobresalían.
milo colocó aquella caja alado de Camus, mirándolo con una sonrisa como su gran amigo y ahora su amante, abría con sus propias manos camino entre sus glúteos, luciendo sumamente sumiso a sus ojos.
-¿ en verdad te esta gustando?
le pregunto antes de continuar, viendo como Camus se incomporaba algunos segundos viéndolo a los ojos, sonriéndole con ternura y deseo.
-¿sería extraño, si te dijera que si? , ¿Que la excitación que tengo me esta llevando a un éxtasis entre tus manos? ,¿que quiero que sigas hasta no poder más? , pues a pesar de todo, soy consciente que tu milo, mi amado escorpión, el hombre del que me he enamorado desde hace años sería incapaz de lastimarme verdaderamente.
el griego sonrió con felicidad, viendo nuevamente el cuerpo ligeramente rojo del francés por las marcas que le había hecho.
beso sus labios, usando un trozo de tela que le había arrancado para vendar sus ojos, retomando un camino en su cuello para besarlo y morderlo con sensualidad.
-ya no hay vuelta atrás.
le susurro en el oído, tomando sus manos, dejándolo de rodillas, para amarrar estas con una pequeña cadena al aro que colgaba de la cama, mirando al espejo, comenzando a tocar su cuerpo con su Antares, provocándole lentos y desesperantes rasguños para el francés que pida un poco mas que eso.
Deshaciéndose de aquella lentitud con un corte en seco la espalda del francés, mismo corte que le hiso temblar y gemir al mismo tiempo, logrando que su sexo llegara al punto máximo, lubricándose por completo, sintiéndolo gotear, mas al sentir como su escorpión le tomaba de nuevo con fuerza del , mordiendo su espalda, enterrando sus dientes.
- mi amado Camus.
Le susurro al odio sin soltar un segundo su cabello.
- ahora tu eres esclavo y yo seré tu amo. ¿verdad?
Continuo Milo, Camus volteo la cabeza un poco y sin previo aviso beso a Milo.
- solo tuyo, seré tu esclavo hasta el día mi muerte, así que por favor, ¡ho! mi gran amo, dame el castigo que merezco en tus mano, provoca el miedo en mi, para así nunca atreverme a tan siquiera pensar en escapar.
Dijo fingiendo sumisión absoluta, escuchando una ligera risa de placer de su amado escorpión, quien simplemente soltó el cabello del menor, haciéndolo de lado para así poder apreciar las gotas de sangre que brotaban de su espalda.
- entonces gime para mi.
Sentencio enterrando sus uñas en los glúteos del francés, dictando así su domino en su presa, dándole a entender que no había salvación, lamiendo su cuello, estirando su mano para alcanzar de aquella caja, una mordaza la cual le coló sin cuidado.
más no fue lo único que salió de aquella cajita, pues un sonido vibratorio invadió el lugar, como también una agradable sensación de algo húmedo mojando su glúteos, siendo esparcido por los dedos del griego hasta su entrada.
-si quieres que pare, solo házmelo saber.
Introdujo un dedo lubricado en le interior de su amante, escuchándolo gemir con un poco de dolor, más no hubo una orden para que parara, porque lo que introdujo otro más y otro más, preparando lo más posible a su amado demonio, quien simplemente se estremecía ante aquella sensación de sentir los dedos de milo dentro de su cuerpo, golpeando hasta su próstata, mismo quien al sentirlo preparado salió del francés, para meter de un solo movimiento aquel objeto vibratorio, sintiendo como el cuerpo de Camus se estremecía ante la sensación de sentir que aquello no solo vibraba si no que se movía en su interior, viendo atreves del espejo un poco de dolor en rostro de Camus, mismo que en segundos se fue desvaneciendo, haciéndole relajar no solo sus acciones, si no su cuerpo, haciéndole soltar fuertes gemidos ahogados a causa de la mordaza.
lo sintió adentro suyo moviéndose en su interior el dolor le invadía por completo, y una línea se saliva lograba escaparse por la mordaza, gemía y se retorcía ante la sensación de aquel objeto entrando y saliendo de su ser, olvidándose del dolor inicial, convirtiéndolo en mero placer, haciéndole agradecer a la vida de ser un caballero dorado, pues gracias a eso, aquel dolor era insignificante.
sus gemidos ahogados eran como música para los oídos de Milo quien dejando el vibrador dentro de Camus tomo la botella de vino vertiéndola lentamente sobre la espalda de su amado demonio, lamiendo el vino mesclado con un poco de sangre, usando uno de los hielos de aquella cubetilla plateada para masajear los rosados pezones del francés, bajando aquella sensación húmeda y fría por su abdomen, hasta llegar a su sexo, masturbándolo aun con el hielo en mano, arrancándole la mordaza para escuchar los fuertes gemidos de Camus, quien estremeciéndose ante la frían sensación en su sexo, gritaba el nombre del griego, pidiéndole más y más, enamorándose de aquella sensación que le era tan familiar, más que nunca en su vida, pensó usar de aquella forma.
sus muñecas estaban lastimada por la fricción de sus amarraderas, más eso poco le importo, pues ahora, su escorpión ahora con un hielo en su boca se encontraba debajo suyo, lamiendo su sexo descontroladamente, torturándole el hecho de no poderse mover a su antojo ante aquella explosión de placer, pues el vibrador entre sus glúteos y la boca fría de su amado, mezclado con el dolor pulsante por los cortes anteriores en su piel, le habían hecho perder cualquier gramo de conciencia, ahora solo era un pequeño demonio esperando que aquel ángel tuviera piedad de el y le mostrara aun más el paraíso.
y así fue, pues al correrse dentro de la boca de milo, se dio cuenta que aquello no era el fin, pues un ultimo cubo de hielo le esperaba, uno que después de retirar aquel vibrador de su cuerpo tomo su lugar, siendo ayudado por el lubricante ha llegar lo más profundo de su ser, congelándole por dentro arrebatándole un gemido aun más fuerte que cualquier otro, uno que no solo le hiso temblar las piernas, si no rezar a su diosa que aquella sensación nunca terminara pues se encontraba sumido en el deseo absoluto, esperando únicamente por el sexo cálido y viril de quien antes fue su mejor amigo.
- Milo, no... querido amo por favor.. lo necesito a usted dentro de mi, por favor.
Dijo con un tono suplicante en su voz, tragando un poco de saliva y intentando recuperar el aire, sintiendo la tela de sus ojos caerse, permitiéndole ver a su amado por el espejo, ver sus ojos llenos de deseo le hicieron estremecerse una vez mas, su amado aun tenia únicamente sus alas y su aureola al igual como el tenia su alas negras y sus cuernos y aquello hacia que todo se viera aun más fascinante, más perverso
- te amo... en verdad fui un imbécil al tardarme tanto en darme cuenta.
escucho un susurro viéndole desviar la mirada con vergüenza, mientras besaba lentamente sus heridas, causándole una felicidad infinita, más no dijo nada únicamente sonrió, sintiendo las caricias de su amado verdugo.
Disfruto de las suaves caricias un momento, sintiéndose dichoso, pues bien sabia que milo no era de aquel comportamiento, de aquellas palabras, su escorpio nunca se había enamorado jamás y el que ahora le dijera aquellas palabras entre gemidos y extasiado de placer le hicieron sentir totalmente único en la vida del heleno.
Mas aquel comportamiento no duro mucho, casi de inmediato y para no perder el ritmo, Milo volvió inmediatamente a su sádico rol, lamiéndole nuevamente la espalda de Camus, soltando unas cuantas nalgadas que quedaban marcadas en su piel, para así, por fin, introducir su sexo empujando aun mas profundo el hielo casi derretido del interior de Camus,
-Mi..Milo...
Grito su nombre, al sentir su pecho pegado a su espalda y su mano tomándolo juguetonamente del cuello, haciéndole lamer sus dedos, sus ojos le parecían pesados, no podía mantenerlos abiertos ante aquella sensación, sus piernas aun temblantes agradecían que el soporte de su cuerpo fueran sus muñecas amarradas, pues de no estar así se dejarían vencer sin mas, sinceramente aquello no era comparado con aquel juguete sexual, pues esto era cálido, aun mesclado con el hielo provocaba la combinación perfecta,
- Camus, pase lo que pase, no dejes de mirarme.
Ordeno al tiempo que noto que la tela había caído, comenzaba a moverse en el interior de su amante, Las envestidas fueron cada vez mas y mas profundas, así que aun que le costara su amante le obedeciera, mirándolo sin apartar un solo instante la mirada de lo que sucedía en aquella cama,
Miraba con una sonrisa su sumisión tras el espejo, era verdad que nunca se imagino en aquella situación mas ahora se arrepentía por el tiempo perdido.
La sensaciones que Milo le hacia experimentar eran totalmente extinciones.
" EL PLACER DEL DOLOR"
Pensó, mientras sentía a su amante salir de el con brusquedad introduciendo un nuevo hielo, dentro de si, haciéndole soltar un nuevo gemido, sintiéndose ligeramente mareado, su cuerpo se enfriaba por el nuevo hielo, mas el aun se sentía sumamente caliente, con el sudor resbalándole por doquier, lográndose sentir desesperado por volver a sentir a milo dentro suyo, el cual sin mas volvió anunciando su dominio con una fuerte y profunda embestida que logro hacer que el sexo del francés, pese ha no tener mucho de su evacuación regresara a su cúspide, palpitando con fuerza, lubricándose al grado de volver a gotear.
No podía mas, pese al frio su cuerpo ardía cada vez mas por el placer que las fuertes y aumentantes de ritmo embestidas de su amante le brindaba, sus gemidos comenzaban a ser uniformes, pues ya no se enfocaban como tal en éxito a su amante, ya ha ese punto solo eran exclamados por la mera sensación del momento, por su mero placer, en especial al sentir como el heleno le miraba por el espejo, pechizcando sus pezones enrojeciéndolos por completo, sintiendo con aquella acción, usando una de sus manos para comenzar a masturbarlo, sin siquiera perder el ritmo de las embestidas.
Ambos no perdían la mirada del espejo, disfrutando de verse en aquel encuentro, asiendo que una vez mas el francés terminara derramándose por la mano de su heleno, sintiéndose completamente mareado ante tal explosión, riendo un poco al ver que incluso había manchado el espejo.
-muy rápido.
Escucho la burla de su amado quien con ambas manos, se aferraba a su glúteos, enterrándole las uñas, mientras su cuerpo se tensaba, viendo los ojos del francés, para morder su cuelo, dejándole una marca mas que notable, la mas agresiva de todas las demás, y la que le mostraría a todo el mundo que Camus, a partir de ese momento era suyo y nada mas.
-nadie mas te puede volver a tocar, entiendes, ¡nadie!
Fueron sus ultimas palabras antes de un gemido ronco salir de su garganta, sintiéndose invadir el interior de su amado con su blanca semilla, rompiendo inmediatamente aquella cadena que lo sujetaba al ver que su pequeño demonio no podía mas, dejándole caer a su lado en la cama, escuchándolo intentar controlar su agitada respiración, aun dentro suyo, saliendo con lentitud, gozando de ver su semilla salir, resbalando por las piernas de su frances.
Con cuidado le quito aquellas alas y aquellos cuernos, asiendo lo mismo con su traje, viendo los ojos turquesas de Camus observándole en cada movimiento, viendo como este sin palabras pedia devorar sus besos, levantándose con dificultad para hacerlo, jalándole hasta su lado, en la cama, sintiendo como el mayor le acurrucaba en pecho.
No hubo palabras en algunos segundos, solo ligeros besos y caricias que ayudaran a concluir el momento, pues pese a todo; no solo era un encuentro mas para el escorpión, todo aquello era el inicio de amor y de muchos futuros juegos mas.
Continuaron así hasta que sus cuerpos les exigían descanso, sus ojos entre abiertos solo le avisaban que no podían mantenerse abiertos así por más tiempo, fue así, cuando cubriendo sus cuerpos con una de las sabanas, acurruco una vez mas al francés entre sus brazos, dejándole descansar en su pecho, arruchándole con el latido de su corazón.
-Camus, ¿ya te dormiste?
Le dijo al sentir que este ya no se movía.
-perdón, mis ojos se cerraron pero aun estoy despierto.
Sintió un beso en su nuca, como los brazos de su escorpión acercándolo mas a el.
-hay algo que estuve practicando para esta noche que no pude decirte, ¿puedo hacerlo ahora?
El menor asintió, queriéndose mover, mas su amante no se lo permitió.
-yo –limpio su garganta, sintiendo suma vergüenza- no soy la mejor persona del mundo, no soy ni siquiera una buena persona, pero aun así, yo creo que tu lo eres, eres lo mejor que ha este mundo le pudo pasar, en especial por dejarme a mi estar cerca de ti por todos estos años y soportar mis grandes estupideces, es por eso que yo, milo de escorpión, -sus palabras comenzaban a costarle, se podía escuchar la vergüenza en su voz- quiero saber.... Si tu... rayos – una risa nerviosa se hiso presente mientras su voz disminuía su sonido- ¿quieres darme la oportunidad de ser tu novio-
Tomo a Camus con una fuerza mayor, no quería que intentara verlo, aquellas palabras no eran suyas, el nunca diría algo así, mas dita le había jurado que aquello le encantaría a Camus, así que pensó que lo mejor seria decirlas, en especial cuando este le había dado la mejor noche de su vida.
-¿esta noche ibas a declararte a mi?
-si.
Una gran sonrisa se dibujo en los labios del menor, deseando querer zafarse de la fuerza de milo y devorar sus labios con felicidad, mas no lo haría sabiendo de ante mano lo avergonzado que su escorpión se encontraba.
-claro que quiero, nada me haría mas feliz.
Beso el pecho de milo, aferrándose mas a el, suspirando con gran emoción, sintiendo como su amado acariciaba su cabello, llegando rápido hasta la mordida fresca de su cuello, acariciándola lentamente con la yema de su dedo.
-camus
-mande
Se aferro mas a su amado escorpión, dejándose llevas por aquellos mimos.
-¿en verdad te masturbabas pensando en mi?
Sus mejillas se sonrojaron por completo, haciéndole esconder su rostro.
- no me molestes.
El escorpión sonrió con fuerza, soltándolo de su agarre para besar sus labios y admirando el color de sus mejillas,
-Oye, no te estoy molestando, solo que, espero, en el futuro me permitas verte hacerlo.
-claro.
Respondió con vergüenza, sintiendo los brazos del mayor abrazarlo, regalándole un ultimo beso antes de acomodarse de nuevo a su lado.
-descansa, Camus, pues a partir de este momento, no habrá un solo minuto en el que no me pertenezcas tanto como yo te perteneceré.
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bueno, por fin puedo ser feliz al mostrarle al mundo esta locura que salio de mi cabeza, sinceramente no se si es buena o no pero en lo persona y creo yo mas importante, disfrute muchisisisimo escribiendo y aun que ya tenia algunos meses que la escribí apenas me atreví a subirla, así que bueno espero haya sido de su agrado y aprovechando el momento quiero dar ciertos créditos, pues este fic no hubiera sido creado (sinceramente) de no ser por la creadora delas imágenes que use de portada, en verdad quien hiso esas imagenes, me inspiraron a esto jejeje, bueno las imágenes y mi "camus" de la vida real ( y si es el mismo "camus" que esta plasmado en varios de mis historias) asi que bueno me sentí con la necesidad de dar los creditos.
asi que sin mas nos vemos a la proxima. ;)
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