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Tercera Parte final



Para los Blackwood era difícil vivir pensando en tres seres queridos que estaban quien sabe en ¿dónde? Seguían en la búsqueda de Isabella; habían ido a la universidad donde ella había estudiado en busca de alguien que les diera una pista. Lo que habían conseguido era nada. Los profesores hablaban muy bien de ella, lo que, si lamentaban, era que a la muerte de sus padre se había cerrado como una ostra y solo de dedicaba a estudiar, más no a socializar, así que no hizo ningún amigo ni cuando se graduó, ni en su trabajo; ahí en esa empresa lo que habían descubierto es que sus compañeras la envidiaban por tener de novio al que era uno de los clientes más poderosos de la empresa.

Un día viendo aquella ecografía, el dolor le llego de manera lacerante a Alexander Blackwood.

Se agarro el cabello con fuerza, tal vez así el dolor en su pecho era más soportable, su lágrimas corrían por su mejillas. Comenzó a gritar y a lanzar todo cuanto llegaba a sus manos; asustada su secretaria llamó a Michael para que detuviera aquel desastre.

-¡Alex! ¡ Alex! Hermano, detente o llamo a nuestra madre. Vas a destrozar la oficina -Trató de negociar Michael.

-Hoy es la fecha, la fecha en que posiblemente mis hijos nacerían y no estoy ahí para verlos venir al mundo y decirles cuanto los amo -Por millonésima vez Alexander Blackwood se dejó caer y lloró como niño en los brazos de su hermano y Michael también lo hacía porque se sentía impotente al no poder quietarle aquel dolor a su hermano.

Michael llevaba meses contactando editoriales de todo tipo, agencias publicitarias, medios de comunicación y nada de nada, tampoco había registro de Bella, era como si la tierra se la hubiese tragado. También la buscaba entre los registros médicos, porque ella debía llevar un control prenatal y tampoco nada, la última opción es haberse ido del país y eso de tratarla de ubicar era una proeza más que titánica.

Otro problema era el de Natasha, alguien la estaba protegiendo de eso ya no le quedaba duda a la policía y a los Blackwood, porque habían conseguido que un juez le levantara cargos por intento de homicidio cuando a manos de la policía llego un video, donde ella había tratado de arrollar a Isabella con su auto a la salida del hospital y posteriormente le congelaron todos sus bienes y empresas de su familia.

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Era de madrugada cuando el avión aterrizó en el aeropuerto Berlín-Brandeburgo Willy Brandt; Isabella bajo del aquel avión con el corazón partido. Quiso devolverse, pero el miedo a lo que les podría hacer Natasha era más fuerte.

Amaba a Alexander, pero su miedo a perder lo único que realmente era suyo, sus bebes. El fruto de su amor solo esperaba que la atraparan pronto y poder regresar a los brazos del amor de su vida.

La familia de Anja provenía de una línea extensa de editores; eran los dueños de la más grande editorial de Alemania Haufe y Klett, había llegado como editora de romance en idioma ingle y la casa de los Jensen ahora también sería suya.

Llegaron a la casa en total silencio, la acomodaron en la que sería su habitación, para irse a dormir, más tarde harían las presentaciones.

Eran la una de la tarde cuando el estómago de Bella la despertó, sus bebes también tenían hambre. Se ducho, al verse al espejo de cuerpo entero en el baño, ya sus hijos eran notorios.

-¿Cómo no los había notado? -Se acaricio en vientre. Se vistió y bajó a la primera planta, en la sala principal se encontraba Alton con su familia, conversado. Se sentía fuera de lugar y que abusaba de la amabilidad de su exjefe.

-Es una chica preciosa, amable, inteligente y tiene casi tres meses de embarazo? -La voz emocionada de Anja se escuchaba en el salón.

-Ya queremos conocerla -Decía la voz de una joven.

-Pero miren quien se levantó -Dijo Alton poniéndose de pie para saludar a Isabella.

-Lo siento, he dormido demasiado -Se disculpó Bella.

-Nada de disculpas. Nosotros recién nos levantamos, el jet-lag nos ha afectado y a ti más en tu estado. Ven quiero presentarte a nuestros hijos -La guía al salón y la presenta a los jóvenes son de su edad.

-Ambos trabajan en la editorial, así que serán tus guías y tus profesores de alemán -Le informa Anja. Los jóvenes se presentan y la saludan con efusividad y alegría.

-Todo está arreglado, trabajarás a distancia. Los escritos te llegar por correo electrónico, una vez revisados y con las recomendaciones hechas, los devuelves. Trabajarás de esa manera hasta que te hayas acomodado -Le informó uno de los jóvenes.

-Yo te enseñaré el idioma. También puedes llevar clases en línea, si lo prefieres -Le dijo el otro joven.

Isabella estaba tan emocionada que comenzó a llorar. Solo los Blackwood habían sido amables con ella.

-Tranquila Bella. Nos estas sola en esta travesía -La abrazó Anja como si fuera uno de sus hijos.

Con el pasar de los meses Bella se había ajustado muy bien a aquella vida, trataba de ser fuerte ante todos, en la santidad de su habitación se permitía llorar. Muchas veces estuvo tentada a llamar a Alex, no obstante, pensar que cabía la posibilidad que lo estuvieran espiando la mantenían a raya.

Dos veces a la semana llamaba a Alton para saber algo de Natasha y también de los Blackwood, claro estaba que Alton solo le daba la información a medias para que no sufriera, aun así, Bella en sus momentos a solas buscaba en los medios digitales, noticias de los Blackwood en la mayoría de las fotos solo se veía a Michael o a Antonella, de Alex solo se preguntaban ¿Dónde estaba? Se supone que como presidente de la empresa debería ser él quien apareciera en los eventos públicos. Otro medio amarillista había publicado una foto de Alex siendo sacado por su hermano de un bar muy ebrio, Isabella se tapó la boca con sorpresa y dolor, Les juró a sus hijos que tendrían a su padre, solo que primero deberían atrapar a la mujer que les quería hacer daño.

Trabajó buro para hacerse de una reputación, no por el reconocimiento, si no por el poder que esa posición le podría brindar, era un hecho que Natasha contaba con alguien poderoso que la apoyaba para no ser encontrada y ella haría que la víbora saliera de su lugar.

Era el quinto mes de embarazo de Bella, los Jensen habían volado a Alemania para ser testigos de la cita de ese mes, por fin conocerían el género de los bebes y era el evento más importante.

-¿Lista conocer a los niños? -Le preguntó Anja a Isabella mientras la abrazaba cariñosamente.

-Si, lo he ansiado desde el primer día -Le respondió.

-Bueno, es hora de irnos. Los chicos nos estarán esperando en la clínica -Las apresuró Alton.

-Alton, Anja -Llamó la atención de ambos.

-¿Pasa algo? -Se preocupó Alton.

-No, solo quiero que me ayuden en algo -Les dijo un poco apenada porque sentía que se estaba aprovechando.

-¿Qué será? –

-Quiero que me ayuden a recuperar la editorial de mi padre. Es su legado y he visto que su valor en la bolsa a decaído mucho. Muy pocos de los libros que salen de ella llegan a los primeros lugares. Alguien debe haberse apoderado de los documentos de propiedad -Ella los miraba con vergüenza.

-No te preocupes, eso ya lo empecé yo. Comencé a indagar a nuestro regreso cuando te viniste a Berlín y he descubierto algunas cosas que debes saber, más no será ahora, será al regresar de la cita.

Entraron en aquel consultorio con alegría desbordada, la doctora la atendió con cortesía, miro los análisis de sangre que Isabella se había realizado unos días atrás.

-Sus análisis están normales, el problema es su peso, no ha alcanzado el ideal para la etapa gestacional en la que se encuentra y eso no es bueno. Debe alimentarse correctamente, por dicha su presión arterial está bien -La puso al tanto la doctora, con regañada incluida.

-Yo me encargaré de que trabaje menos y coma más -Prometió Hans uno de los mellizos.

-¿Imagino que esperan con ansias la ecografía para conocer a los bebes? -Todos asintieron con sonrisas en sus caras.

-Bien, síganme -Todos la siguieron obedientemente.

-Acomódate aquí, por favor -Isabella iba preparada con ropa maternal para hacerle el trabajo fácil a la doctora.

La doctora esparció aquel gel frio en el vientre abultado de Bella, sus bebes sintieron y también se movieron haciéndolos reír a todos.

-Al parecer no les gusta el frio -Comentó la doctora sonriendo.

Aquel aparato recorrió el vientre de Bella, la doctora hacía medidas aquí y haya, bajo la atenta mirada de todos, quienes estaban que se comían las uñas de la emoción.

-Bueno, ¿quieren saber que son? Porque hoy están dispuestos a dejarse ver -Volvió sonreír la doctora.

-Si, claro que si queremos -Respondió Bella emocionada.

-Bueno son unos chicos muy inquietos -Dijo la doctora mostrando la pantalla dividida, donde se podrían apreciar la hombría de cada niño.

-¡Wau! -Expreso Anja con un carraspeo.

-Cuando crezcan, habrá que quitarles a las chicas de encima -Comentó Alton y a Bella se le subieron los rubores al rostro.

-Ahora veremos a quien se parecen -La doctora comenzó nuevamente a mover aquel aparato para ver el rostro de los mellizos.

-Señores, saluden, son totalmente distintos -Era cierto cada uno ocupaba un saco diferente.

-Bella del de la derecha se parece a ti -Comento Hanna, la melliza de Hans.

-Y el otro se debe parecer al padre porque no se parece a ti en nada, Bella -Bella solo guardaba silencio, estaba pasando por uno de los mejores momentos de su vida sin la presencia de Alexander. Se tragó aquellas lágrimas que estaban al filo de sus ojos.

Por otro lado, Alton y Anja se miraron, conocían a Alexander, por lo que en algún momento cuando estuviera el niño frente a su padre no habría manera de negarlo. El ultrasonido cuatro K es el más moderno del mundo, se podía ver el rostro del bebe como si estuviera fuera del vientre materno.

Regresaron a la casa felices y contentos, Bella no dejaba de llorar viendo las impresiones de los rostros de sus hijos. Tomó asiento en sillón principal de la sala, apenas podía caminar.

-Voy a enmarcarlas y las voy a poner sobre la chimenea, al menos alguien me está dando nietos -Aseguró Anja haciendo un puchero. Sus hijos biológicos se han negado a darles nietos. Los mellizos hicieron gesto de asco.

-Ya vas a tenerlos. No presiones mamá -Se quejo Hanna. Todos rieron.

-Alton podemos hablar de la editorial de mis padres, por favor -El hombre suspiro, el embarazo de Bella estaba muy avanzado, no quería causarle más estrés del que ya estaba pasando.

-Quiero que guardes mucha calma, lo último que quiero es que vayas a dar al hospital y poner en riesgo a mis nietos -Le pidió Alton tomando sus manos. El resto de la familia tomó asiento para escuchar lo que diría Alton.

-Max Hamilton, el gerente de la editorial se apodero de las acciones de tu padre, así logró hacerse el propietario, dijo que tú padre se las había vendido, luego se apoderó del testamento de tu padre. No sé cómo lo hizo, supongo que compro al abogado de tu familia. Lo peor de todo es que ha estado sacando dinero de las cuentas de las empresas, ha favorecido a escritores mediocres amigos suyos, lo que ha provocado la caída en las ventas -Alton suspiro.

-Me imaginé que algo así había pasado. Max siempre le llevaba la contraria a papá en todo, sugiriendo autores mediocres. Leí algunos manuscritos y eran un asco. Lo que me preocupa es el testamento. El ¿cómo recuperarlo? Porque la empresa la puedo recuperar sin el testamento -Todos la miran asombrados.

-¿Qué estas planeando, hija? -La increpó Alton preocupado.

-Al nacer los mellizos y que el pediatra me dé el visto bueno para que viajen regresaré con una nueva identidad -Todos se miraron porque aquella Isabella, la que establa hablando no es la chica temerosa y llorona que conocían.

-Eso es muy temerario, Bella -Dijo Anja.

-E implica infringir muchas leyes y podrías ir a prisión -Se asustó Alton, continuando con lo que había empezado a decir su esposa.

-No, si Hans me ayuda en este plan -Bella miro a Hans que la veía con los ojos como platos, porque se hacía una idea de lo que le pediría.

-¡Yooo! ¿Por qué? -Preguntó Hans.

-Porque implica que te cases conmigo. Solo sería en el papel. Necesito otra identidad que sea legal. Por mi parte haré un cambio extremo en mi apariencia -Todos se quedaron perplejos ante aquella propuesta.

-No me estas dejando opciones, mi querida Bella. Las chicas ya no caerán rendidas a mis pies -Lloriqueo falsamente Hans, sin embargo, Bella sonrió.

-Date gusto ahora que estas soltero. Porque dentro de dos meses estarás casado -Y Bella le lanzo un beso con la mano.

A Alton no le agradaba aquella idea, pero al menos no harían nada ilegal. Solo había dos cosas que le preocupaban a él y eran Natasha Smith y los Blackwood; a estos últimos los vería en algún momento.

-Bella. ¿qué hay de tu ya sabes quienes? Los veras más temprano que tarde -La cuestionó Alton.

-Ya estando haya me las apañaré -Le respondió.

-¿Cómo harás para tomar el control de la editorial? -Preguntó Hanna.

-He estado indagando; han tenido que contratar editores, constantemente; así que espero poder obtener uno de esos puestos a mi regreso.

Lo del matrimonio fue muy enserio. No hubo ceremonia, ni fiesta y mucho menos luna de miel, solo se presentó el abogado, tanto Hans como Isabella firmaron aquellos documentos; Isabella firmó como Marie Jensen-Mitchel, ya que Marie era su segundo nombre y Mitchel el apellido de soltera de su madre, mismo que nadie sabía que tenía porque a ella no le gustaba.

Habían atrasado un mes la boda debido a que Alton había estado muy ocupado en su empresa, con el lanzamiento de la nueva marca de los Blackwood, "Bella sportswear" Así que Bella ya estaba en los ocho meses de embarazo. Las contracciones habían aumentado en frecuencia e intensidad.

Mientras almorzaban, luego de irse el abogado, Bella comenzó a sentir una contracción tras otra, mismas que no le permitieron seguir comiendo su almuerzo. Luego de un rato ya no podía disimular aquel dolor, se puso de pie tras dos pasos un quejido salió de sus labios llamando la atención de todos.

-¡AY! -Dijo doblándose en sí misma.

-Te hiciste pipi -Señalo Hans.

-No idiota. Ha roto fuente. Los niños van a nacer -Dijo Hanna poniéndose de pie.

Después de que Hanna dijera labor de parto, todo se había vuelto un caos. Cada uno sabía su roll en ese momento. Alton y Anja fueron por el auto, Hanna por la cosas que ya tenían preparadas para los bebes y Bella, por último, Hans como esposo responsable debía encargarse de Bella, aunque el matrimonio fuese de mentira.

De camino al hospital Anja llamó a la doctora para informarle que Bella estaba en labor de parto para que los esperara y así fue llegaron y todo fue una locura, la familia de Anja es muy conocida y poderosa en Alemania, así que todos corrían por un miembro de su familia. El parto sería normal, así le sería más rápido a Bella recuperarse y poder ejecutar su plan.

A pesar de que, el parto duro siete largas horas y estar exhausta, el llanto de sus hijos le dio fuerzas a Isabella para estar despierta, las lágrimas corrían por sus pálidas mejillas cuando tuvo a sus hijos en sus brazos, uno tenía el cabello negro azabache y otro tenía el cabello castaño. Su alegría no era del cien por ciento, su mente estaba lejos de Berlín, estaba exactamente en California.

-Son hermosos hija -La beso Alton.

-Y muy sanos -Aseveró Anja.

-Y muy gritones -Dijeron a la vez Hanna y Hans.

-Ustedes, no hablen -Los calló Alton, porque ellos habían sido peores

-¿Qué nombres les pondrás Bella? -Preguntó Hans.

-Alexander y Michael -Dijo contundente y nadie pudo oponerse porque siendo sinceros, son el nombre del padre y el tío biológicos.

Los días de recuperación de madre e hijos fue realmente rápido así que tres días después los tres estaban siendo recibidos en casa como si fueran de la realeza. Isabella le había consultado al pediatra cual sería la edad apropiada para que los bebes pudieran realizar su primer viaje en avión, el médico se sorprendió, sin embargo, le recomendó que fueran pasada una semana, más él recomendaba que fuese después de los tres meses, para evitar cualquier enfermedad contagiosa que pudieran contraer durante el viaje. Isabella sonrió porque sabía que Alton y Anja jamás le permitirían tomar un vuelo comercial.

Habían pasado cuarenta y ocho horas de haber salido del hospital cuando Isabella, se enteró que la editorial de su padre estaba a la caza de nuevos editores, incluyendo el puesto de editor en jefe, puesto por el cual pretendía optar, envió su hoja de vida, claro está con ciertos cambios y lo más importante con aquella recomendación de la editorial de la familia de Anja.

Una semana había pasado cuando recibió una solicitud de entrevista, la cual sería virtual por obvias razones. El día antes de la entrevista había comenzado con su cambio. Se corto el caballo hasta la base de su cuello, lo había teñido gris oscuro así que también se puso unos lentes de contacto del mismo color del cabello.

Estaba demás decir que estaba ansiosa, tendría una reunión por primera vez con el hombre que le había quitado todo su patrimonio. "Solo espero que no me reconozca" se dijo para sí misma.

-Buen día, señora Jensen -La saludo Max Hamilton.

-Buen día, señor Hamilton -Respondió Bella.

-La junta directiva y yo hemos visto su hoja de vida y es impresionante. Es más, me extraña que quiera trabajar con nosotros, trabajando en una de las editoriales más grandes de Europa. ¿Por qué quiere trabajar con nosotros, señora Jensen? -La increpó Hamilton.

-Bueno, es sencillo. Mi esposo Hans Jensen. Creo que conoce a Alton y Anja mis suegros. Bueno Alton está considerando jubilarse, así que mi esposo irá a ponerse al tanto de la empresa familiar. Como entenderá, como esposa debo estar con mi esposo. Así que esa es mi razón por la que deseo trabajar con ustedes. Aquí se habla bien de la Editorial Montgomery -Respondió Bella con mucho profesionalismo.

Decir que Max Hamilton se había tragado aquello era falso, el dudaba de todo y de todos, porque muy en el fondo sabía que algún día alguien descubriría como se había apropiado de aquella empresa, no obstante, el resto de la junta directiva le dieron un ultimátum para que la contratara.

-Sé que vive en Alemania, ¿qué tan pronto podría venir para que nos reunamos con usted -Le dijo finalmente Hamilton.

-Deme dos semanas, para arreglar mis documentos personales y un confirmar el lugar donde viviremos mi esposo y yo. Le llamaré una semana antes para coordinar la fecha de la reunión -El hombre asintió con desgano y luego cerró la llamada.

-¡Valla! Me has dejado sorprendida, hermanita. Lo has dejado muy cabreado -Se burló Hanna.

-Si, este hombre es peligroso, en cuanto se vea amenazado, será capaz de hacer cualquier cosa -Y no mentía.

No más cerrando la llamada Max Hamilton comenzó a indagar sobre la señora Marie Jensen-Mitchel, poco encontró de ella, lo más que encontró fue que era una de las mejores de editoras en Alemania y que tenía varios éxitos en ventas para la editorial Haufe y Klett de Berlín. Luego hurgó en su vida privada y nada solo encontró fotos de la familia de su esposo; gruño con desconfianza, tendría que esperar a tenerla cerca, algo en ella hacía que sus alertas se encendieran.

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Los mellizos acababan de cumplir el mes cuando junto a su madre viajaron a Estados Unidos, en el aeropuerto los esperaban tanto Alton con Anja con una comitiva de un poco exagerada. El personal del avión la ayudó a bajar el equipaje, mientras ella cargaba a los mellizos, los Jensen corrieron a recibirlos, Alton tomó al pequeño Michael y Anja a Alexander.

-Hija estas bellísima, no parece que hayas traído al mundo a estas guapuras -Anja la elogió por su cambio, no se parecía en nada a la joven llorona y frágil que se había marchado varios meses atrás.

-Gracias, mamá -Le dijo Bella, se había acostumbrado a llamarlos de esa manera, al fin y al cabo, la trataban como si fuera su verdadera hija.

La alegría del momento no les dejó ver que había unas personas conocidas presenciando aquella bienvenida.

-No sabía que los Jensen tuvieran dos hijas; creí que eran mellizos. Esa no es Hanna -Le comentaba Antonella a Michael mientras esperaban su vuelo.

-Yo tampoco, madre. De hecho, Hans fue mi compañero en el instituto y esa no es su melliza -Michael agudizo su vista, analizó aquella postura, los bebes. No podían tener más de tres meses, entonces una sospecha llegó a su mente.

Isabella no tenía a nadie más que a ellos, para desaparecer, alguien con mucho dinero debió haberla ayudado. Entonces todo se volvió en sumar dos más dos para darse cuenta quien había ayudado a Isabella desaparecer; la pregunta era ¿por qué? No podían suspender aquel viaje, así que durante el mismos se daría la tarea de hacerlo.

Michael se guardó aquel presentimiento, mantuvo aquellas lágrimas al margen, porque en aquel momento sentía rabia, rabia al ver a su hermano destruido y los Jensen tenían el conocimiento de poder detener aquel sufrimiento. Luego también recordó las amenazas de Natasha. ¿Entonces por qué estaban de regreso?

Calmó su agitado corazón, debería tomarse las cosas con cuidado, si aquella mujer era Isabella y los niños sus sobrinos, si los exponía los pondría en peligro.

-¿Qué pasa hijo? No has dejado de mirar a esa mujer. ¿La conoces? -Preguntó su madre.

-No, solo recordé a tu ya sabes quien -Decidió apartar la mirada de aquella escena que le causaba dolor.

Isabella se acomodó en la mansión Jensen, le habían asignado la casa de huéspedes que estaba en la propiedad, así tendría independencia para hacer más creíble la farsa, Hans debía llegar en dos días.

Tres días después de acomodarse Isabella llamó a Hamilton para que programara la entrevista con la junta directiva de Montgomery Publising, estaba muy nerviosa no lo iba a negar, pero debía mantener la cabeza fría, tenía cinco días para hacer a un lado todo el dolor que le causara ver en persona al hombre que le había quitado su herencia, una cosa era verlo a través de la pantalla de su portátil y otra verlo en persona.

-Hija, alguien debe acompañarte. No me fío de ese hombre -Le dijo Anja preocupada.

-Tranquila, no estaré sola con él, también estará la junta directiva de la editorial -Le informó Bella.

Antonella y Michael habían vuelto de su viaje, sin embargo, Michael estuvo distraído todo el viaje hasta casi pierden el contrato que por el cual había viajado por estar distraído. Aquella mujer en el aeropuerto no salía de su mente, ella es tan parecida a Isabella y a la vez diferente. Indagó en la vida los Jensen y no encontró otra hija.

-¡Hey, hermanito! ¿Al fin encontraste a la mujer que te pondría de cabeza? -Lo molestó Alexander.

Michael no sabía que decirle a su hermano, no quería verlo sufrir por una mujer que no es su cuñada.

-¿Qué has sabido de Montgomery Publishing? -Le preguntó para distraerlo de la pregunta que le había hecho.

-Según lo que descubrió Luke, es que el abogado de Mason Montgomery se lo tragó la tierra. Nadie sabe dónde encontrarlo. También que al morir los padres de Bella Max Hamilton el gerente se apropió ilegalmente de las acciones de Mason para hacerse con la empresa y ha tenido el apoyo de algunos miembros de la directiva. No están muy bien financieramente -Lo informó Alex.

-Y si le hacemos una propuesta de asociación, así como inversores pasivos. Hacerles una propuesta que no puedan negarse a aceptar. He trabajado en una; aquí tengo esta -Propuso Michael, entregándole el contrato, el cual leyó letra por letra.

-Si me parece genial. ¿Cuándo iremos a presentárselo? -Preguntó Alex.

-Les he propuesto mañana por la mañana y me han confirmado -Le respondió Michael.

-Deben estar desesperados por dinero -Le comento Alex.

Y así era, tenían que levantar las finanzas porque una se las mejores editoras de Europa trabajaría con ellos.

Isabella estaba en aquella entrevista, estoica como nunca, respondiendo a cada una de las respuestas de aquellas personas con todo el profesionalismo posible los quería matar a todos, ya los aniquilaría social y públicamente.

-Bueno, señorita Jensen es un placer que nos haya escogido a nosotros y aun no entiendo ¿por qué nos ha elegido? -Preguntó uno de los allegados a Hamilton.

-Lo he repetido más de una vez, esta editorial es muy reconocida en Alemania. La familia Montgomery quien fundó esta editorial, compartieron lazos hace muchos años -Uno de los directivos paró la conversación.

-Creo que la señora Jensen ha sido más que educada al responder a la misma pregunta en repetidas ocasiones. Si la vamos a contratar decidamos ahora mismo y no la hagamos perder su valioso tiempo -Sentenció la mujer.

Realizaron la votación ganando la mayoría, obviamente Hamilton votó de forma negativa.

-La esperamos el lunes a primera hora, señora Jensen -Le dijo de manera seca y fría Hamilton.

-Bueno, señorita Sainclare, haga pasar a los señores Blackwood a ver qué propuesta nos traen -Dijo Hamilton a su secretaria y esta se puso de pie para ir por los hermanos.

Bella al escuchar ese apellido le temblaron la piernas, comenzó a sudar frío, la secretaria lo notó.

-¿Le pasa algo señora Jensen? -Se preocupo la joven.

-No, no es nada. Gracias -Salió del salón de juntas, al ver aquellos dos rostros que tanto extrañaba, sintió que el piso se abría a su paso. Al llegar al lado de Alex, el amor de su vida, todo se volvió oscuro. No supo en qué momento se desvaneció. Solo sentía paz, alivio, amor y deseo. Su cuerpo reconocía aquellos brazos, esos mismos en los que había dormido muchas noches.

-¡Señora! ¡Señora Jensen! La voz de la secretaría de Hamilton la trajo al presente. Se apartó de los brazos de Alexander como si quemaran; no podía ser tan débil, no cuando estaba cerca de recuperar lo que le pertenecía.

-Los siento, recién he llegado de viaje y creo que el cansancio me ha ganado. Gracias, señor. Puede soltarme -Pidió con vehemencia a Alex.

-Lo siento señora -Dijo Alex enojado.

No sabía porque su cuerpo no la podía soltar es como si la conociera de alguna parte. Mientras Michael era solo un espectador más de aquella escena. En sus adentros confirmaba lo que sospechaba desde el primer momento que la vio.

-Señores, les presento a la nueva editora en jefe de Montgomery Publishing, la señora Marie Jensen-Mitchel. Señora Jensen les presento a los señores Alexander y Michael Blackwood -La joven los presentó.

-Es un gusto caballeros. Me disculpo por lo que ha pasado y les agradezco la preocupación, si me permiten debo marcharme -Bella trato de mantener el acento germano, sin embargo, a Michael no lo pudo engañar y se marchó todo lo rápido que le permitieron sus piernas.

-Esa mujer me parece conocerla de algún lugar. ¿Será familia de Alton? Digo por su apellido -Comentó Alex y a Michael se le iluminó el foco.

-A lo mejor hermano -Con esas palabras una idea llegó a su mente.

Habían pasado dos días cuando Michael Blackwood irrumpió en la oficina de Alton, sin cita y sin la autorización de nadie.

-Tenemos que hablar y no acepto un no como respuesta -Se sentó frente a su escritorio, con la secretaria tras él.

-Lo siento señor Jensen, no he podido detenerlo -Se disculpo la secretaria.

-No te preocupes, ya lo esperaba y cierra la puerta al salir, por favor -Dijo sin levantar la mirada.

-¿Por qué? -Preguntó Michael sin más.

-¿Por qué? ¿qué? –Preguntó frío. Tratar el tema de Isabella en la oficina no era seguro, sabía que Natasha tenía oídos en la oficina y no había podido descubrir quién es.

-Bella -Dice en un susurro.

-No creo que este sea el lugar y el momento adecuado para tener esta conversación -Michael lo miro sorprendido por su actitud ni siquiera lo miraba.

-Por qué no me mir... -Alton levanto el rostro contrariado.

-Hoy a las seis en mi casa y es mejor que vayas solo, por favor -Alton le ruega con la mirada.

-Bien nos vemos a las seis -Michael se fue con el corazón acelerado, no quería mentirle a su madre y mucho menos a su hermano. Se la jugaría por todas, tenía miedo de que Natasha se enterará de la presencia de Isabella y los niños; era una lucha que se daría más temprano que tarde y esa lucha la darían juntos como familia.

Llego a su casa y citó a su hermano. Michael y Antonella esperaron por Alexander, para almorzar.

-¿A qué debo esta reunión para almorzar? -Pregunto Alex con una sonrisa burlona.

-Nos informarás que tienes novia -Lo picó Alex.

-Chiiicoss -Gruñó Antonella.

-Los Jensen nos han invitado a cenar a su casa, debemos estar a las seis -Dijo mirando a la nada.

-¿Y a que debemos el honor? -Frunció el ceño Antonella.

-No sé Alton solo nos invitó -El almuerzo terminó.

Alexander se sentía inquieto, desde que había visto a aquella mujer, no había podido sacarla de su mente, ella le causaba sensaciones que solo había sentido por dos mujeres y la última estaba muy lejos de él, no podía sentir nada por otra mujer.

Iban los tres muy nerviosos.

-Hermano, voy a pedirte que mantengas tu genio bajo control o la cagarás -Alex pone los ojos en blanco.

-¿Qué está pasando, Michael? -Antonella pregunta nerviosa.

-Solo estén tranquilos -Entraron por las puertas de la mansión Jensen.

Alton miró a los Blackwood y negó con cansancio.

-No podía dejarlos por fuera, en especial a Alex -Le expresó Michael.

-Bien síganme al estudio -Antonella y Alex miraron a Michael; este se encogió de hombros.

Al llegar al estudio de Alton los tres Blackwood tomaron asiento en silencio.

El llanto de un bebe se escuchó al otro lado de la puerta y los Blackwood se miraron entre ellos. Las puertas del estudio se abrieron dejando a los tres visitantes sin sire.

Para Isabella era tarde para retroceder, tres pares de ojos los miraban con lágrimas en los ojos.

-No, no era el momento, papá -Le recriminó Bella a Alton.

-¡QUE MIERDA! ¿CUÁNDO SERÍA EL MOMENTO? -Grita Alex, loco de la ira.

-¡Mierda, Alex! Te dije que mantuvieras ese carácter a raya -Mientras se interponía entre él y Bella.

Isabella dio media vuelta y se marchó con los bebes en sus brazos y con miles de lágrimas corriendo por sus mejillas. No era el día, ni el momento para enfrentarse a Alex, Natasha estaba por ahí asechándolos. Llegó a su habitación encerrándose con sus hijos y tratándolos de calmar tras el susto.

-Su padre es un idiota, mis amores. Ya se calmará -Los consoló dándoles el pecho.

En el estudio de Alton se armó un escándalo descomunal, Alexander Blackwood estaba fuera de sí mientras su madre y su hermano trataban de detenerlo.

-Me has engañado Jensen. Mientras tu disfrutabas de mis hijos y mi mujer, yo me quemaba en el infierno. ¿Dónde han ido? Quiero a mis hijos y a mi mujer -Gritaba Alexander fuera de sí.

-Te recuerdo que estás en MI casa. Acepté que entraran por respeto a tu madre. al único al que convoqué fue a tu hermano, sabía lo voluble que eres. No estuve de acuerdo con que se fuera, luego me puse en su lugar, ya no es solo ella la que está en peligro sino los bebes. Imagina lo que hará Natasha cuando se entere que son dos. No dudó en tratar de matarla creyendo que es uno. Ahora imagina lo que hará sabiendo que son dos. Esa mujer está loca, tiene espías, ya ni me fío de mis empleados. Lo siento. Deben irse -Alex se levantó tratando de ir por su familia.

-Alex, hijo. No se lo hagas difícil -Dijo Antonella.

-¡Difícil! ¿Qué hay de nosotros? ¿qué hay de mí? -Decía Alex a nadie en particular.

-Estuviste bien antes que yo apareciera y luego después de que me fuera. Ella solo es feliz cuando eres miserable, quiere hacerte pagar por su dolor. No fue difícil entenderlo. ¿Sabes que fue difícil? Dejarte, dejarte cuando más te necesitábamos, en cada cita, el día de su nacimiento. Quería que me tomaras de la mano, que me dijeras que todo estaría bien, que recibieras a nuestros bebes a mi lado -Isabella sollozaba mientras hablaba.

-Yo...yo lo siento. Siempre es mi culpa. No debí irme aquella noche. Estaba molesto por tu salud, luego me secuestraron y cuando pude ir por ti te habías marchado. Los hemos buscado -Alex se disculpó. Entendió por lo que Bella había pasado.

-Entonces si sabes que estás en peligro ¿por qué has regresado, Bella? -LA cuestionó Antonella.

-Lo hice para recuperar la editorial y bueno por añadidura estaría cerca de ustedes -Dijo finalmente Bella.

-Se irán con nosotros -Sentenció Alex.

-No, no me iré. Legalmente soy la esposa de Hans y los niños sus hijos. Fue la forma más segura y legal de ingresar al país –

-Ni una mierda Isab... -Alex no pudo terminar porque su madre lo interrumpió.

-Bella tiene razón, estarían en peligro con nosotros -Explicó Antonella.

-Madre -Dijo Alex.

Alexander Blackwood estaba pasando por el peor momento de su vida, la a mujer que amaba estaba frente a él, sus hijos a varias habitaciones de distancia y para hacerlo más duro estaba casada con otro hombre. Alex divagaba entre sus recuerdos cuando una llamada entró a su teléfono.

-Blackwood -Se hizo silencio.

-Señor Blackwood, la señora Smith, continua en el país, y he descubierto como obtiene dinero para financiarse. Tiene una cuenta en las Islas Caimán y lo mejor de todo he descubierto a quienes les está pagando por información -Al fin Welch había logrado obtener la información que necesitaba.

-Envíame la lista de los traidores, antes de que se entere y los mande a matar. ¿No la has ubicado todavía? Ahora más que nunca necesitamos encontrarla -Alex hablaba bajo la atenta mirada de los presentes.

-Hablabas de Natasha, ¿Verdad? -Se exaltó Alton.

-¡MIERDA! Habla, Alex -Le gritó su hermano.

-El investigador privado que he contratado no ha podido ubicar a Natasha, sin embargo, me ha confirmado que continua en el país, y ha logrado desaparece y pagar por información con dinero de una cuenta en las Islas Caimán. Me enviará la lista de las personas que han recibido pagos de su parte por información nuestra -Respondió Alex.

Para ambas partes fue duro saber que personas a las que les habían brindado su confianza les habían traicionado, en la empresa de los Blackwood, Marcia Hill la asistente personal de Alex y la de Michael fueron las traidoras y en su mansión había sido una de las chicas del servicio.

En la empresa de los Jensen fue una de las excompañeras Isabella quien le brindaba información a Natasha. El día en que Bella había discutido con Alex fue el portero quien le avisó a Natasha de su salida, a él fue el último al que atraparon.

Natasha estaba acorralada y no sabía ya quien acudir, así que fue con la persona que la había apoyado antes. El ahora fiscal Wrecker le había ayudado a salir sin ninguna en otras oportunidades.

-Por favor, Wrecker. Tienes que ayudarme, ellos tienen que pagar por lo que me hicieron -Le pedía una Natasha al esposo de su mejor amiga.

-Lo siento Natasha, no puedo hacer nada. No voy a arriesgarme a perder todo por lo que he luchado. ¡Mierda! Mujer intentaste matar a esa joven. Ella ni siquiera conoció a tu hija. ¡Azúmenlo! Ha muerto, dale paz a su espíritu. Ella no querría la muerte de esa muchacha. Estás muy mal deberías buscar ayuda -La mujer lo miraba con los ojos desorbitados no podía creer que aquel hombre que la había ayudado le diera la espalda.

-Ellos son felices, en cambio yo perdí a mi única hija -Le dijo ella.

-Alexander Blackwood no iba en el auto que chocó con tu hija. Él también sufrió su muerte. Solo que él decidió continuar con su vida y tú te quedaste congelada en el tiempo. Lo quiero que te vayas, si te encuentran aquí tendré que entregarte -Natasha salió de aquella mansión más fuera de sí que nunca. "Alexander tiene que consumirse en el dolor como yo lo hago, hasta el final de sus días" Se repetía Natasha una y otra vez.

Estaba tan perdida en su odio que no se había dado cuenta del auto que la seguía, maldecía una y otra vez a los Blackwood en especial a Alex por cruzarse en el camino de Janine su hija. Estaba tan mal que se le había olvidado que ella misma los había presentado.

Las señales le avisaban que pronto cruzaría un puente no le importó estaba familiarizada con el camino que no le importó, algo llamó su atención por lo que miro por su retrovisor un auto estaba tras ella, no había ningún otro. Al llegar al puente vio aquella barricada de autos, la había seguido y pronto la atraparían.

-¡MALDITO, WREKER! -Gritó dentro del auto al detenerse. El otro auto hizo lo mismo.

Solo tenía dos opciones, una entregarse y pasar por la humillación de ser encarcelada o tomar el camino fácil. Respiró hondo, agarro el volante con fuerza, para hundir su pie en el acelerador. El auto salió disparado hacia adelante, unos cuantos metros antes de ingresar al puente Natasha desvió el volante a la derecha, saliéndose del camino para lanzarse al vacío.

Por más que quisieron era imposible detenerla, había escogido la salida rápida, lo que no le vino bien a mucha gente y en especial a Alex.

Por otra parte, Welch el genio de la investigación contratado por Alex había descubierto por casualidad aquella conexión entre el fiscal y Natasha. Claro que lo había visitado antes de la llegada de Natasha y le había puesto en su escritorio una carpeta con información muy reveladora. No la haría pública, solo debía entregar a la mentada mujer y todo quedaría en el olvido. Los Blackwood no pensaron igual por lo que lo denunciaron por complicidad y obviamente el fiscal sería juzgado por ayudar a una loca.

Parte de la vida de Isabella y Alexander estaba resuelta, lo faltaba recuperar la editorial, el problema era encontrar al abogado que había hecho el testamento del patriarca Montgomery y este seguía sin aparecer después de tanto tiempo.

Por su parte Isabella había comenzado a trabajar como editora en jefe de la editorial, haciéndole la vida imposible a Max Hamilton.

-¿Qué es esto? -Le escupió Max a Marie entrando de manera violenta en su oficina.

-No sé de qué habla señor Hamilton y si cree que puede entrar en mi oficina de esa manera, solo por ser el dueño está equivocado, a mí me respeta -Se levantó de su silla y lo miro con molestia.

-Este escrito estaba para ser publicado -Le dijo.

-Pues como editora en jefe lo he leído y esto es una porquería. No me explico ¿por qué lo han aprobado? -Gruño.

-Yo lo aprobé -Le gritó él.

-Pues no entiendo para que hay editores en esta empresa, si usted como CEO aprueba los escritos a publicar, sin la mínima imparcialidad -Le discutía Bella sin aflojar .

El hombre se marchó tirando un portazo en la oficina de Bella.

-Señora Jensen. Disculpe que me meta donde no me llaman, pero creo que no debería provocar al señor Hamilton, él es un hombre... -Bella no la dejó terminar.

-Violento –

Con la muerte de Natasha, Bella podía respirar más libremente, sin embargo, se negaba a retomar su identidad y a divorciarse de Hans, quería recuperar la editorial de su familia sin ponerse en riesgo y a sus hijos.

Alex estaba molesto por la decisión de Bella, sin embargo, había pasado los dos últimos meses visitando a sus hijos haciendo bien su roll de padre, ayudaba a Bella a bañar a los mellizos, mamá los alimentaba.

-Sabes, deseo hacerte el amor -Le dijo mientras la abrazaba y le restregaba su erección. Ella le paso los brazos alrededor del cuello y lo beso con pasión.

-Yo también, te deseo, el problema es que estoy con el periodo y no podemos -Le respondió con un puchero.

-Cuando pases tu periodo debemos ir con tu doctora para que te indique cual método anticonceptivo será mejor para ti. No quiero que los juniors tengan una hermanita -Alex la volvió a besar.

Alex se encontraba en su oficina cuando le entró aquella llamada que esperaba.

-¿Qué has encontrado? -Pregunto de manera seca

-Hemos encontrado el domicilio de la exesposa del abogado del señor Montgomery. Iremos a hablar con ella -Le dijo el hombre

-No, solo envíame la dirección al correo; sé quién la puede convencer -Corta la llamada.

Eran las cinco de la tarde y Alex pasó a recoger a Bella, la mujer que irían visitar la conocía. El empresario pensaba que al verla estaría más dispuesta a brindar cualquier información.

-¡Sube! -Le exige.

-Me van a descubrir Alex -Dijo Bella con los dientes apretados.

-Por eso sube, !YA! -Le exigió. No le quedó otra que subirse.

-¡Por Dios, Alex! Me puede descubrir y estoy lejos de poder descubrir como Max se apoderó de la editorial -Se quejó Bella.

-Bien, tal vez encontremos una pista al hablar con alguien a quien tal vez conozcas -Bella frunció el ceño.

Viajaron por carretera alrededor de una hora, hasta que llegaron a aquel barrio no muy sofisticado, llegaron frente a la casa, luego tocaron la puerta. Oyeron pasos, segundos después la puerta se abrió.

-Buenas noches -Dijo una mujer morena de la edad aproximada de Antonella.

-Soy Isabella Montgomery, espero que me recuerde -Dijo con nerviosismo.

-Si te recuerdo. Pasen y tomen asiento -Los invitó la mujer.

-Gracias -Dijeron ambos.

-He de suponer que vienen a preguntar por mi exesposo -Bella bajo la cara en una disimulada afirmación.

-Me gustaría decir que no, sin embargo, tengo que ser honesto, si, Isabella fue despojada de su herencia, de la empresa familiar cuando aún ni siquiera había terminado la universidad -La mujer no expresó nada al escuchar esas palabras.

-Es muy probable que no me crean. Me casé con Thomas por amor, todo iba bien, en apariencias, sabía que los Montgomery eran sus mejores clientes. Un día tu padre llegó a visitarlo a la casa, había venido para que Thomas le redactara su testamento y si lo hizo. L ilegal vino al día siguiente Max Hamilton, llegó exigiendo ver a mi esposo. Él no estaba, de momento no sabía a qué venía, hasta esa noche, regreso y le pidió bajo amenaza el testamento de tu padre. Mi esposo le dijo que no lo tenía, que estaba en su despacho. El hombre se fue enojado nos amenazó a ambos. Le dije a mi esposo que me iría si cedía a eso, no quería ir a la cárcel -La mujer sus piró, estaba muy nerviosa.

-¿Qué hizo su esposo? -Preguntó Bella.

-Tarde me di cuenta de que todo el lujo que poseíamos era por tratos ilegales, me dio miedo. Así que antes de irnos a dormir lo drogué y busqué el testamento para luego desaparecer. Mis hijos habían hecho su vida, yo salvaría la mía. No sé qué paso con mi exesposo, luego de firmar el divorcio no supe más de él -Los dos que quedaron perplejos.

-¿Ent...entonces usted tiene el testamento de mi padre? -Preguntó Bella ansiosa.

-Si, si lo tengo, pero no aquí -Le dijo.

-¿Por qué no se lo entregó a Bella desde un inicio? -Le reprochó Alex.

-Hamilton la tenía vigilada. Mi esposo me lo hizo saber, es por eso por lo que me he mantenido al margen -Bella sonrió.

-Era de esperar. En la empresa desconfía de todos -Acotó Bella.

Se marcharon después de acordar como le haría llegar el testamento a Bella, regresaron a la mansión Jensen a atender a los niños; quienes lloraban por su alimento.

Paso una semana y no habían recibido el testamento, Bella pasaba muy nerviosa pensando que tal vez Max había encontrado a la señora Thomas y se había apropiado del testamento.

Era sábado por la mañana, Bella estaba en el jardín cuando una de las chicas del servicio le llevó un ramo de flores.

-Las ha dejado un mensajero, soñera Jensen -La joven le entrego el ramo y se marchó. Isabella se extraño al recibir la flores, Alex se las daría en persona. Sacó la tarjeta que traían la flores y la leyó.

"Espero que recuperes lo que te pertenece"

Las flores venían envueltas en carías capas de papel, comenzó de desenvolver las flores hasta que encontró lo que había estado esperando por días. Agarró las flores y regresó a su casa, ahí llamó a Alex quien no lo pensó dos veces.

-Díganme que conocen a un buen equipo de abogados que puedan validar este testamento, porque ya no soporto a Hamilton -Dijo Bella muy nerviosa a todos los presentes.

-No uno, sino dos equipos de abogados, hija -Le confirmó Alton.

-En efecto nuestras empresas trabajan con los dos bufetes más poderosos del estado, así que si Hamilton quiere impugnarlo tendrá que invertir mucho más dinero que nosotros para lograrlo. -Inquirió Alex.

-Primero hay que validarlo, por lo que he llamado a mi equipo -Todos se sorprendieron con las palabras de Alton.

Los abogados analizaron el documento y buscaron entre los registros de la propiedad, encontrando que si era el original.

-Nos pondremos de acuerdo con el bufete de abogados del señor Blackwood. Presentaremos una validación conjunta, así como la denuncia de usurpación y apropiación de bienes. Será fácil llevarlo a la cárcel -Le dijo el jefe del cuerpo de abogados de Alton.

-Creemos que ha estado desfalcando las arcas de la editorial. No he podido obtener el acceso a los estados financieros contables de la empresa. Así poder demostrar lo que digo -Se lamenta Isabella.

-Eso no es problema, solicitaremos que se le suspendan los accesos a todo lo contable o bien mientras este la investigación no pueda tener acceso a la Editorial -Propuso el abogado.

-Bella, creo que lo mejor es que interpongas la denuncia y que tu junto a los abogados propongan que no solo a Max, sino a la junta directiva completa. Puede que todos estén involucrados -Sugirió Michael.

-Así lo haremos. Tengo que volver como me fui de aquí hace un año; como Isabella Montgomery. Hans es hora de devolverte tu soltería, hermanito -Bromeo Bella y el abogado no entendía nada.

Mientras los abogados trabajaban en la validación de aquel testamento, un abogado alemán arribó a la mansión Jensen para anular aquel contrato o matrimonio como quieran verlo. Luego Hans se marchó feliz a Alemania con el abogado, porque extrañaba su vida de don Juan en aquel país.

Cuando el juez Harrison certificó aquella validación del testamento del Señor Montgomery, los abogados procedieron a solicitar la restricción para Max Hamilton y la Junta Directiva de la editorial; mientras tanto el quipo judicial de auditores hacían su trabajo.

No fue fácil para Isabella Montgomery entrar a aquel edificio como la legitima dueña y no como una empleada. Reunió a todo el personal en el salón de juntas.

-Buenos días, señores. Muchos no me recordaran o no me conocen, me llamo Isabella Montgomery la legitima dueña de esta empresa -El silencio se vio interrumpido por un concierto de gritos ahogados por la sorpresa.

-Si, lo sé están sorprendidos. También sé que están preocupados por lo que sucederá cuando termine la auditoria que están realizando. El que esté limpio no se preocupe el que si apoyó a Max será mejor que se entregue, al fin de cuentas lo encontraran -Los miró a todos.

-Usted es la señora Jensen, ¿verdad? -Le preguntó la joven que había sido su secretaria.

-Si -Respondió Bella sin dar detalles.

-¿Nos van a despedir? -Preguntó alguien del área de mercadeo.

-No, siempre y cuando no hayan apoyado al señor Hamilton en sus actos -Respondió Bella con contundencia.

-Pueden irse todos a casa mientras la auditoria termina. No se le hará ningún rebajo a su salario. Tómenlo como unas cortas vacaciones -Todos los presentes salieron en silencio.

Fuera del edificio, estaba Max Hamilton y un par de directivos haciendo un escándalo. Isabella salió para que los auditores hicieran su trabajo.

-¡TU! ¿Qué mierda hace? -Hamilton señala con el dedo a Isabella.

-Yo -Se señala a sí misma.

-Ella lo único que está haciendo es recuperar lo que le pertenece. Lo que usted se apropió ilegalmente. Imagino que con ayuda de estos dos -Señaló Alex a los dos directivos que acompañaban a Max.

-Blackwood, ¿Cuáles son tus intereses en todo esto? -Alex le sonrió.

-Pronto lo sabrás -Le respondió muy serio.

-Señor, Hamilton queda arrestado por apropiación ilegal de bienes, en el perjuicio de la señora Isabella Montgomery. Cualquier palabra que diga será... -Max Hamilton disparaba improperios al aire. Los otros dos directivos fueron notificados de no abandonar el estado de lo contrario serían arrestados en la presunción de complicidad. Al parecer que los directivos de verdad eran culpables que esa misma noche trataron de abandonar el estado en compañía de sus familias y fueron arrestados.

Decir que el juicio en contra de Max Hamilton fue fácil no, no lo fue. Su abogado trató de posponer aquel juicio en repetidas ocasiones aludiendo enfermedad, hasta que las opciones se le acabaron; tanto él como sus cómplices fueron encontrados culpables de todos los cargos.

EPÍLOGO

-No, lo soportó más Alex -Le rogó Bella a Alex.

-¿Qué no soportas, muñeca? -Preguntó haciéndose el desentendido.

-Quiero que me hagas tuya. ¡Ya! -Casi gritó lo último.

-Quien soy yo para negarle a mi esposa lo que ella pide -Alex se apoderó de la boca de su ahora esposa y de una sola envestida la penetró, callo cada uno de sus gritos de placer con besos profundo y posesivos. Los jadeos y gemidos de su esposa son para Alex el mayor afrodisiaco.

Luego del juicio de Hamilton y sus secuaces, Isabella debió de hacerse cargo de una empresa que estaba cerca de la quiebra. Tuvo que trabajar duro por tres años para hacerse espacio en el mercado. A Alex le costó asimilar el hecho de que la chica sumisa y tímida que lo había enamorado había desaparecido para dar lugar a una mujer fuerte y luchadora.

Se sentía el hombre mas afortunado, había visto las etapas de la vida de aquella joven; debió luchar con su fuerte carácter, cuando Isabella acepto casarse con él hasta que su empresa estuviera consolidada, eso le había llevado tres años.

Los mellizos estaban creciendo, tenían tres años, hablaban más que loritas y tenían la energía de un huracán.

Los años de tristeza habían pasado ahora todo era felicidad, tenía dos hermosos hijos, le más guapo de los hombres como esposo y una familia dispuesta a amarla como ella a ellos.

-Te amo -Le dijo Bella a Alex.

-Y yo a ti. Antes de que llegaras a mi vida, todo era gris y frío. Tu y los mellizos se han convertido en todo mi mundo -A Bella se le congelo el aliento de la emisión.

-¿Cómo te sentirías si te digo que tu mundo va a ser un poco más grande? -Bella se mordió el labio. Alex no entendía aquella pregunta y los engranajes de su cabeza comenzaron a girar.

-¿Qué te da a entender, vómitos matutinos, cambios de estados de ánimo y ausencia de periodo menstrual? -Alex se quedó encajando aquella noticia.

-¿Es en serio, amor? -Alex no lo creía. No habían hablado de tener más niños, no obstante, la noticia lo hizo el hombre más feliz del mundo.

-Claro que sí tintito -Lo beso nuevamente en la boca.

-Eso es genial, preciosa. Ahora hay que seguir celebrando -Y fue cierto, celebraron hasta caer rendidos.

Hay momentos en la vida que suceden por una razón.

FIN

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