Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

7. Reflejo. Mis demonios y yo

Y de repente llega ese sentimiento. Mientras te vez en el espejo mirando lo que realmente eres. La misma pregunta se apodera de mis pensamientos cada vez que me paro frente a uno, ¿Por qué será que cada vez que me veo en el espejo ellos aparecen a mi lado? ¿Acaso nos muestra quiénes somos realmente?
O quizá la respuesta sea mucho más compleja de lo que nosotros creemos. En algo tengo razón, el espejo nos da nuestro reflejo, pero sólo nos muestra la perspectiva que tenemos de nosotros mismos. Nos hace ver qué es lo que nosotros creemos, mas no lo que realmente somos. ¿Acaso las personas que sufren de anorexia realmente están gordos o gordas?
Ellos ven lo que creen, mas no lo que son. Justo ahora, yo misma veo a una persona que no está bien de la mente.

De pronto, te encuentras dentro de un mundo lleno de caminos sin saber qué hacer, no puedes pararte a preguntar a alguien sobre las rutas más fáciles y cortas porque te comienzan a juzgar por haber escogido ese.
Es por eso, que he decidido tomar su mano, estoy segura qué él no me soltará.

(...)

—No puedo creerlo Lía —negaba mi madre decepcionada —, ¿Dónde estabas? Se suponía que estarías en tu habitación

—Lo siento, no fue mi intención —contesté cabizbaja

Mi distracción se hacía notar cada vez más al no prestarle micha atención a sus palabras. Me encontraba físicamente aquí, pero mentalmente no lo estaba, sólo podía ver cómo la boca de mi madre se movía una y otra vez articulando palabras que no podía comprender.

"¿No estás cansada de oír siempre sus reclamos?"

Lo miraba detrás de mi madre, y mientras más decía aparecían uno y otro cada vez más sin parar, viendo cómo poco a poco la pequeña sala se llenaba de personas borrosas mirándome extrañamente.

—¡Te pudo haber pasado algo! —gritó mi padre fastidiado —Hija, por favor, trata de contenerte, ¿Acaso no tomas tu medicamento?

"¿Acaso no tomas tu medicamento?" —hablaron imitando las palabras de mi padre — "Vamos Lía, es suficiente de tantos reclamos, ¿no crees?"

Entiende Lía, si el medicamento no está funcionando será mejor meterte a un psiquiátrico

La miré sorprendida ante las palabras que había dicho. Mi decepción no tardó en hacerse notar cuando Michael apareció al lado de mi madre mientras veía mi cara con tristeza.

El cosquilleo en mi nuca comenzó mientras Michael miraba a mis hombros enojado, sentí una mano helada tocándome mientras la expresión de él no cambiaba, se notaba que estaba furioso. Sin darme cuenta, las personas que llenaban la habitación comenzaban a rodearnos.

—No mamá —contesté mientras el miedo se apoderaba de mi a cada segundo, engullía mis hombros a la vez que rascaba suavemente mi cuello sintiendo que la desesperación comenzaba a aparecer —, no quiero que me internen

Los susurros de miles de personas se apoderaba de mi sentido del oído, haciendo que se me dificultara el habla. La vista comenzaba a fallarme cuando miraba por milésimas de segundos las caras de todos ellos rodeando a mis padres mientras que Michael se acercaba a mi mano tomándola con delicadeza, su intención por demostrarme que estaría cuidándome no era suficiente como para tranquilizarme.

—¡Es suficiente! —grité haciendo que todos ellos (incluyendo a Michael), desaparecieran quedando sólo mis padres y yo

—¿Qué es suficiente? —cuestionó mi madre preocupada

—¿Acaso piensas que yo no sufro? ¿Crees que me gusta tener esquizofrenia? —pregunté destrozada por dentro —¡Es suficiente de tus reclamos! ¡Lo único que quieres es fingir que te importo para poder deshacerte de mi! ¡Es lo que quieren todos! ¡Lo sé! Están tratando de hacer que desaparezca pero no lo van a lograr

—¿De qué estupideces estás hablando Lía? ¡Estás enferma! —soltó con fastidio

Dicho esto último hizo que me sintiera mal, "enferma" esta palabra que muchos odiamos, la palabra que nos cuesta aceptar, la había dicho mi madre ahora.

—¡Te odio! —grité para luego salir corriendo a mi habitación

Lía...tranquila —fueron las palabras de Michael al ver que empuñaba fuertemente mis manos —¿Lía...?

Cerré la puerta violentamente deslizándome en ella. Esta es la parte donde solían caer las lágrimas, pero no. He llorado tantas veces durante toda mi vida que estoy empezando a creer que he quedado completamente vacía. Ya no sale nada de mi, solamente en ocasiones recuerdo cómo se siente; llorar hasta que tus ojos quedan completamente rojizos e hinchados y por fin quedarte dormida.

¿Lía?

—Vete Michael, no quiero ver a nadie —contesté fría

¿Sabes que no puedo irme, verdad? —preguntó sarcástico

Sonreí por lo bajo: —Entonces eso es un "si pudiera irme lo haría" —dije entre dientes

Aún así, seguiría aquí —contestó como si nada

—No quiero tu lástima, Michael —le respondí cabizbaja —. No quiero que otro de mis demonios me aconseje

No soy un demonio —contestó con burla y molestia al mismo tiempo —, mucho menos uno tuyo. Estoy aquí porque creo que debo ayudarte, y sería mucho más fácil si pusieras de tu parte

—¡Ya basta! —grité haciendo que inesperadamente él desapareciera — Todos dicen que pongamos de nuestra parte, no es sencillo, hacemos lo que podemos

Esperé unos segundos a que apareciera pero no fue así, me levanté hasta mi cama mirando a mi alrededor esperando a que volviera pero una inmensa incertidumbre invadió mi mente llenándome de miedo y nerviosismo al mismo tiempo.

—¿Michael? ¿Dónde estás? —cuestioné nerviosa —¿Michael? —volví a preguntar

Me recosté suavemente abrazando mi almohada para no sentirme completamente sola. Mis manos comenzaban a temblar con miedo, presionaba fuertemente los párpados esperando a que una vez abierto mis ojos estuviera él frente a mi. Una vez más, no estaba.

Abrí el pequeño cajón del buró que estaba al lado de mi cama sacando unas pequeñas pastillas para la ansiedad, son las únicas que me dejaron a la mano, todo el medicamento lo maneja mi madre y mi psiquiatra por temor a que yo misma me de una sobredosis.
Lo siento, pero no quisiera acabar con mi vida tan pronto, desde que apareció Michael me he visto envuelta en un mundo donde quisiera estar, sabiendo que él está conmigo me regresan las ganas de querer levantarme de la cama cada día.

—Michael —murmuré entre súplicas —, por favor, no me dejes sola

El eco de mis propias palabras se escuchó por toda la habitación respondiéndome a mi misma.

¿Quieres que me quede? —resonó su voz en la habitación haciendo que la esperanza regresara —¿Puedes aceptar mi ayuda?

—Pero Michael, lo que dicen los demás es cierto. Soy una persona loca, que no sabe distinguir lo real de lo irreal —añadí triste —, eso piensan todos de mi ¿Qué ayuda puedo aceptar de ti?

¿De verdad? Porque yo no creo eso. Yo creo que hay muchos que podemos ayudarte, sólo es cuestión de que aceptes — me sonrió —, puedes volver a ser como antes, mereces tener una vida normal.

Solté una carcajada llena de desepción hacia mi misma

—Aquella niña que solía ser por dentro desde hace mucho, se fue desvaneciendo poco a poco dejando sólo el cascarón que soy ahora. A cada paso que doy me quebranto cada vez más.

Si te rompes, reuniré los pedazos para volverte a armar —dijo tomando mi mano con delicadeza sonriendo de una manera hermosa —, quiero ayudarte para que vuelvas a ser feliz

Decaída, me solté de su agarre acercándome a la ventana viendo a las personas pasar

—Ni siquiera puedo sonreír o ser feliz un momento porque la vida me odia. Es como si me estuviera viendo y dijera: "Oye, hoy estás feliz. Lo siento pero no". Y me diera un gran puñetazo. Quisiera ser como los demás pero no puedo, estoy encadenada a un mundo donde no sé qué papel estoy jugando, y lo peor de todo es que no sé cómo quitarme esas cadenas aunque tenga la llave de ellas frente a mi, es como si estuvieras atrapada en una pesadilla donde quieres despertar pero no puedes.
No me puedo explicar cómo es que ellos tienen el control de mi vida, siempre termino haciendo lo que ellos me piden sin saber porqué lo hago. Creo que sin darme cuenta he entrado en un laberinto sin salida.

Te sugiero que tomes la mano de alguien mientras estás en tu propio laberinto. Si te pierdes, por lo menos no estarás sola

Me di media vuelta sin querer, quedando frente a frente dejando apreciar sus hermosos ojos

—Michael, quiero salir de todo esto —le dije entre murmullos —, pero temo perderme en el camino

Sus ojos mostrando seguridad en si mismo me contagió al instante haciéndome saber que él estaría ahí en cualquier momento.

Yo tomaré tu mano en todo momento —dijo para después levantar delicadamente mi barbilla —, yo te guiaré hasta salir del laberinto.

—Tengo miedo Michael, ¿Qué pasa si ellos me lastiman?

No te pasará nada, yo te voy a proteger. Pero prométeme una cosa —lo miré dicho esto —, tomarás tu medicamento —me miró con seriedad

Tragué en seco teniendo un poco de duda

—¿Qué...?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro