5. Ésta soy yo
«Así que éste es el principio.
Si dijera que estoy emocionada por saber el final, mentiría.
Prefiero que el tiempo pase despacio
Para así poder disfrutar del tiempo que decidas quedarte.»
Mente - Perdida
- @SomechaptersOfme
Femenino de 17 años de edad, con antecedente de presentar desde hace 10 años aproximadamente alucinaciones auditivas tipo fonemas, peyorativas imperativas de autoagreción, agregando alucinaciones visuales "Constantemente veo a personas que se hacen llamar mis 'amigos', no sé exactamente cuántas son puesto que aparecen en grandes números. Ya no quiero verlos ni escucharlos, me hacen daño, más de lo que puedo soportar" sic. Paciente.
Ocasionando generalmente ansiedad intensa a la paciente. También comenzó a aislarse, falta de iniciativa, deterioro social y escolar. Se le inició tratamiento farmacológico a base de risperidona, sertlanina, clonazepam PRN y olanzapina. En forma gradual se le ha aumentado la dosis de los antipsicóticos, llegando a tomar 6mg de risperidona, 10mg de clonazepam, y 6mg de olanzapina al día haciendo énfasis en que se le ha comenzado a recibir terapia electro convulsivante (TEC)
También presenta síntomas depresivos y ansiosos.
Menciona además la paciente que desde hace una semana ha comenzado a presentar ideación suicida, en ocasiones lo ha planeado y en otras lo ha hecho, en contexto de las alucinaciones "Ellos suelen jugar muy agresivamente conmigo sugiriéndome varias veces que me dañe a mi misma" sic. Paciente.
La paciente presenta varios factores de riesgo, principalmente una respuesta crítica al tratamiento con el antipsicótico, persistiendo las alucinaciones además de ideación suicida. Con detrimento importante de su funcionalidad.
A la conclusión, debe ser referida a un tercer nivel de atención, para su valoración por el servicio de Paidopsquiatra y de considerarlo pertinente su contención hospitalario.
Diagnóstico: Esquizofrenia Paranoide
...
El frío proveniente de las calles entraba a través de mi piel haciendo que mi mandíbula temblara de manera incontrolable, mis lágrimas deslizándose por mis mejillas las sentía como chorros de agua helada, sintiendo mucho dolor en mis pies de tanto correr por las calles tan solas y desgastadas mis piernas comenzaban a fallar, mi vista se aturdía cada vez más por el medicamento que recientemente había tomado, era inevitable ver pequeñas nubes al rededor de cada cosa que miraba.
El calor que trataba de darme abrazándome a mi misma se desvanecía al instante.
— Es suficiente — habló tratando de hacer que me detuviera —. Tienes que regresar ya — ordenó preocupado
Con mucho trabajo me acerqué hasta recargarme en la pared de una de las casas viejas y desgastadas, respiré con dificultad tratando de calmar la ansiedad que me estaba provocando el correr de desesperación, Michael al notar mi estado me tomó de los hombros evitando que me desplomara en el suelo
— ¿Por qué? — cuestioné con la respiración aún agitada — ¡¿Por qué no se van?! — gritaba furiosa dando golpes violentos en mi cabeza
— ¡Lía! — me gritó Michael para después sujetar mis manos con fuerza — ¡Basta!
Comencé a llorar desenfrenadamente, perdía el control de mi totalmente sin tener presente que me estaba dañando a mi misma, ni siquiera las palabras de Michael podían calmarme ya, el fastidio que sentía por ese sentimiento constante de temor a que ellos jamás se vallan invadían mis pensamientos por completamente hasta apoderarse totalmente
Había pasado ya un mes desde que había iniciado con mi tratamiento, pero las cosas no mejoraban, ellos seguían estando presentes, a excepción de cuando estaba Michael.
Cuando él estaba conmigo ellos desaparecían, sigo sin creer que realmente es él, pero me ha demostrado que eso a él no le importaba, me ha ayudado bastante, era como un ángel guardián para mi, un hermoso ángel cubriéndome con sus alas dándome el calor del apoyo, alejando la soledad que insistía en acorralarme cada vez que se presentaba la oportunidad.
— Por favor Lía — habló reconfortándome —, tranquila, yo estoy aquí — dijo llevándose mis lágrimas con sus dedos suaves y cálidos
Me rodeó con sus brazos apoyando su barbilla en mi cabeza, otra de las razones por las cuales siento que estoy empeorando mentalmente. Cuando una persona como yo siente físicamente las alucinaciones significa que está perdiendo totalmente la razón, es por ello que ahora quieren encerrarme en un psiquiátrico.
— Quisiera acabar con todo de una vez — musité recalcando "todo"
— No lo harás — me contradijo en un suspiro ahogado sabiendo que desde luego no lo haría
Podría asegurar que él confía más en mi que yo misma. No puedo decir que tengo el control de mi vida, los productos de mi enfermedad se apoderaban de mi a cada minuto y si no estuviera Michael estoy segura que desde hace mucho habría perdido la batalla, se dispuso a tomar mi mano desde el primer momento en que lo vi, y me está demostrando no querer soltarla.
— ¿Ya no están? — pregunté tratando de mirar sigilosamente hacia atrás
— Jamás estuvieron — me respondió cabizbajo —. Regresa ya, es peligroso estar aquí afuera
La persecución de personas irreales había terminado, había corrido lo suficiente como para cansarme a mi misma sin que mis padres se dieran cuenta, a estas horas de la noche el sueño es muy pesado para ellos, llegando siempre del trabajo muy tarde provocaba que ni siquiera me miraran.
— ¿Peligroso? — me levanté con esfuerzo — ¿Es peligroso estando con alguien que dijo una vez "Yo te protegeré"? — le reproché un poco enojada
— Yo sólo puedo protegerte de personas de las cuales tienes el control — contestó serio —. Si tu quieres puedes dejar de verme en cualquier momento
Lo miré por un momento seriamente, haciéndole ver por mi cara que necesitaba de él, su vista cayó de golpe al piso tristemente.
— Si te vas...— pausé perdiendo mi vista entre las calles oscuras esperando a no decir palabras que me lastimarán a mi misma — ¿Podría seguir por mi cuenta? — pregunté más para mi que para Michael
Se acercó a escasos centímetros de mi rostro : — me iré cuando ya no me necesites — sonrió haciendo que yo hiciera lo mismo
Tristemente regresé la mirada a la nada, deslizándome suavemente por la pared vieja media pintada con dibujos góticos, crucé mis piernas mirando al cielo lleno de esas peculiares estrellas.
— Michael... — lo llamé mientras se sentaba a mi lado —. Si regreso ahora a casa...¿Podré dormir? Estoy cansada — pregunté curiosa añadiendo cierto miedo con cada palabra pronunciada
— Puedes intentarlo, pero sabes que tu misma te lo impides — volteó a mirarme de una manera tierna pero triste a la vez — ¿Por qué te cuesta tanto en creer en mis palabras? — mencionó agregando cierto dolor —. Te digo que te protegeré en tus sueños y no me crees, ni siquiera lo intentas, te fuerzas a ti misma por seguir despierta
— Porque... — me detuve arrepentida de haber mencionado la palabra
Evadí su mirada dándome vuelta pero apareció al instante del otro lado entre cerrando sus ojos de manera furiosa
— Escuché un "porque..." — repitió divertido insistiendo en que terminara de hablar
— Sé que dormiré tranquilamente — dije rendida —. Confío en ti cuando no quiero hacerlo — agudicé mi voz al mismo tiempo que escondía mi cara en mis rodillas —. Sé que te irás algún día y no quiero encariñarme con alguien que sólo existe en mi imaginación, ¿no es así? — inquirí alzando mi cabeza hasta él
Se sentó frente a mi dibujando una sonrisa que radiaba felicidad, una felicidad que me hacía sentir bien, es como si dibujara un hermoso arcoiris en mi vida donde llovía frecuentemente seguida de tormentas azotando mi cabeza, ¿era así? Michael se ha convertido en el arcoiris de mi tormenta?
Acarició mi mejilla y poco a poco pegó su frente con la mía, podía sentir su respiración mezclándose con la mía. En ese instante nuestras miradas se conectaron volviéndose una sola.
Quería apartar mis ojos de los suyos pero me fue imposible, algo que no me esperaba estaba pasando, me perdí, me encontraba inmersa en ellos, podía ver algo, era algo indescriptible, sus ojos me mostraban una escena que no podía ver.
Era un lugar bastante extraño, varias personas caminando como sonámbulos de un lado para otro, personas con trajes blancos y enfermeras anotando en sus expedientes apoyados sobre madera, me hundí más afondo entrando sin darme cuenta en ese lugar, ahora podía distinguir que era un psiquiátrico, un hombre grande y corpulento pasó frente a mi, quise retroceder pero inesperadamente pasó sobre mi atravesándome. Me vi de pies a cabeza dándome cuenta que no me veía bien del todo.
Retrocedí un paso siendo detenida por una mano sosteniendo la mía, fijé mi vista en él llevándome la gran sorpresa de mi vida
— Mic...
Fue lo único que pude articular antes de ver su dedo índice indicando que guardara silencio. Comenzó a caminar guiándome, veía a los alrededores de la sala mirando a personas con camisa de fuerza, otras viendo a la nada y algunas sólo seguían caminando.
Apreté fuertemente la mano de Michael sintiendo que no podía más, el miedo se hacía presente con cada paso que dábamos, apreté fuertemente mis párpados hasta que nos detuvimos.
Sin poder reaccionar del todo, nos encontrábamos frente a una puerta blanca, él tenía su vista fija en mi sin ninguna expresión, unos gritos provenientes del otro lado de la puerta llamaron mucho mi atención tomó la perilla algo oxidada y abrió la puerta lentamente
— Esto es lo que quiero evitar — dijo finalmente
Continuará...
Hola a todas las que leen esta historia, quiero agradecerles por seguir leyendo, aquí tienen el capítulo, algo corto, lo sé, espero que les haya gustado, espero sus comentarios.
Me costó un poco de trabajo el hacer este capítulo, fue uno de mis mayores retos sin poder perderme.
Quiero agradecer a @SomechaptersOfme por permitirme usar una de sus grandes obras, así que quiero dedicarle este capítulo, espero que pasen a leer su obra "Mente–Perdida". Si llegas a leer este capítulo espero que te haya gustado. Quise que quedara bien para que sea digno de llevar una parte de ti.
Muchas gracias, muchos deseos y bendiciones
~T.J.
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