[ÚLTIMOS CAPÍTULOS]

—¡¿Michael, quieres matarme de un infarto?! —le grité

—Lo siento —sonrió gracioso —¿Cómo vas? Espero que ya mejor —esbozó una ligera sonrisa

—Si —me acerqué a darle un abrazo pero me fue imposible —¿Qué...qué pasa? ¿Por qué no puedo...? —trataba de preguntar más que temerosa

Dirigí la mirada a Michael, quien evitaba verme mirando al rededor del baño muy triste, ahora lo estaba viendo de manera diferente y eso era lo que me estaba preocupando

—Michael...—comencé a entristecerme —¿Cómo te fue con tu familia? —cambié drásticamente el tema. Temía la respuesta —¿Les hiciste saber que los amas?

—No como hubiera querido...pero si me fue muy bien. Pero a la que no le fue muy bien es a ti, ¿no es así? Esas ojeras no las tenías cuando me fui —se cruzó de brazos —¿No has dormido, cierto? —preguntó con algo de enfado

—Mas o menos...

—Pero si puedes estar con otros chicos —se dio la vuelta en tono de reclamo

—¿Eh?

—¿Quién era ese muchacho? ¿Algo de ti? ¿Un pariente del que no me has hablado? —mordía su labio nervioso

—No, sólo es un amigo —solté sintiendo algo de celos en sus palabras —Perdón pero...¿Puedes salir del baño? —dije avergonzada al percatarme del ambiente en el que estaba —Quisiera...

No terminé de hablar cuando lo sentí abrazarme con todas sus fuerzas inesperadamente

—¿Qué pasa, Michael?

Supongo que fue una falsa alarma. Aún puedo sentirlo.

—¡Ya no puedo más Lía! —comenzaba a llorar desenfrenadamente, logrando desconcertarme —¡Por favor ayúdame!

—Pero...¿Por qué? ¿Qué pasa? —cuestioné asustada

—Ya no lo soporto más —se tomaba del cabello, similar a mis episodios

No sabía qué hacer en estos momentos, lo veía muy mal, aunque suene muy irónico, me atrevo a decir que se encontraba más pálido de lo normal. Unos golpes en la puerta comenzaban a escucharse.

—¿Hola? ¿Quién está ahí? —se escuchaba la voz de una de mis compañeras —¿Hola? ¿Qué pasa?

—Shhh... —trataba de calmar a Michael —Soy yo, Lía. Descuida estoy bien gracias —finalicé

—¿Lía? Bueno, ¿segura estás bien?

—...Si...—decía sin dejar de ver a Michael, quien se encontraba en el piso llorando

Segundos después ya no escuché más a esa chica

Volteé para encontrarme con las lágrimas de Michael

—Michael, ¿Me acompañas a casa? —le sonreí haciendo que se calmara un poco —Tranquilo, recuerda que alguien muy importante me dijo una vez...¡Que hay que sonreír! —le hice algunas cosquillas logrando sacarle por lo menos una sonrisa

—Aún falta para que salgas —soltó desanimado —No quiero arruinarte la oportunidad con mis tonterías —se escondió en sus rodillas

—No te preocupes, tu eres más importante —lo tomé de la mano viendo cómo su cara se enrojecía —Además...¿Quién en ésta vida no ha hecho tonterías? —reí

Nos levantamos y salimos del baño, era una ventaja que nadie más pudiese verlo.

(...)

Pedimos permiso a la maestra para retirarme, tomé mis cosas y me despedí de todos.

Salimos de la escuela, y comenzamos a caminar, él por su parte no me decía nada, estaba esperando a que dijera algo pero no lo hacía.

—¿Te gusta...?

—¡¿Cómo es posible que mi familia esté pasando por tanto?! —me interrumpió sin dejarme de terminar

—¿Por qué dices eso? —me confundí

—No imaginé que todo esto estuviera pasando, los ataques de la prensa a mis hijos...¡¿Por qué los siguen a ellos?! ¿No les bastó conmigo? No sabes cómo está mi familia, ni siquiera los reconocí

—¿Quieres ir al parque? Vamos a sentarnos —sugería al ver que se estaba descontrolando —¿Si?

—Cuando estaba arriba —comentó ignorándome —...Vi cosas...que me destrozaron pero, al verlo personalmente no supe qué hacer —comenzaba a llorar de nuevo derrumbándose al suelo —¡¿Por qué, Lía?!

Suspiré con tristeza y lo tomé de la mano —Por favor vamos, aquí no podemos hablar

Las personas que nadaban comenzaron a vernos de manera extraña, pero claro que sólo era a mi, puesto que aquí la que ve cosas sin sentido era yo.

—Cuando fui con ellos...los vi llorar, creo que nunca me puse a ver a mi familia de la forma que lo hice cuando me fui. Quise remediarlo pero...ellos no pueden verlo. Intenté abrazarlos y ni siquiera lo sintieron —golpeó el suelo con furia, comenzando a asustarme —¡Me necesitan!

Me hinque para quedar a su altura, daba ligeras caricias en su espalda, mientras una mujer se acercaba a nosotros

—Señorita, ¿Necesitan ayuda?

—Ah...—puse cara de confusión al escuchar un "necesitan"

—No, gracias señorita —respondió Michael

La joven se alejó y nuevamente nos encontrábamos nosotros dos

—Descuida, no me ven como yo, sino como alguien más —se incorporó ya un poco más calmado —Lía...¿Puedes darme un abrazo? —musitó de pronto—Necesito saber que para alguien existo —se llevó sus manos hasta su rostro

Hasta este punto le estás haciendo daño niña —hablaron nuevamente las voces en mi cabeza —Egoísta —añadieron con enojo mientras me disponía a abrazar a Michael

Una ligera y fina lágrima resbalaba por mi mejilla, sintiendo cómo el dolor de las verdades en mi cabeza me cubrían. Lo tenía llorando en mi pecho, a mitad de la calle, mientras las personas pasaban y nos miraban como extraños. Tenía razón. Somos tóxicos el uno para el otro, él aquí no es más que real para mi, siente la soledad al no poder existir para nadie más, y a mi me hace daño verlo porque significa que no me he curado

—Perdóname, Michael —lo abracé lo más que pude —No quiero verte así, por favor vámonos, sé dónde estarás más...

—¡Si, vámonos! —sujetó mi rostro con fuerza

—¿Qué...?

—¡Vámonos! No tienes porqué hacer nada de lo que te dije, vámonos. Te protegeré pase lo que pase —me rodeó con fuerza —¡No quiero que tu dejes de verme!

En estos instantes me estaba destrozando por dentro, me encontraba junto a un Michael totalmente distinto al que se había ido con su familia

—Oye —me aparté de su lado —...¿Me quieres?

—Más de lo que quisiera —completó mientras su mirada se encajaba en mis labios —¿Y tu?

Sonreí como toda una tonta enamorada — Con mi vida, y la daría para que volvieras, y estés con tu familia —lo tomé de las mejillas para dar un corto beso en sus labios

Me miró por un momento guardando un total silencio

—¡Eso es! —gritó

—¿Eh?

—¡No pueden verme, pero a ti si!

—¿Qué estás tratando de...?

—Tengo una prueba para ti —dijo juguetón —Y será la más grande de todas —me tomó de la cintura y me cargó

—¡Oye! —grité entre risas —¿Qué haces?

Me siguió cargando sin parar de reír ambos

—¿A dónde me llevas?

—¡A nuestro futuro! —comenzó a correr —Espero que te guste

(...)

Llegamos a un lugar bastante lindo, ya había oscurecido y mi familia seguramente está preocupada, pero no me atrevía a comentarle esto a Mike, no quiero ponerlo como ésta mañana, de hecho... él no me decía ninguna palabra, sólo me llevaba de la mano, no me atrevía a preguntar nada, pero ya no aguantaba sin saber lo que se proponía

—Esta es la parte en la cual cierras los ojos —sonrió pícaro

—No me gusta cerrar los ojos —dije mientras su cara de confusión aparecía —Siento que al abrirlos...—fui interrumpida por su dedo en mis labios

—Yo te los cerraré, y cuando los abras...te aseguro que será la mejor sorpresa de tu vida

No dije nada y me limité a obedecer. Sentía sus manos en mis ojos brindándome mucha seguridad, y poco a poco, comenzábamos a caminar

—Lía, me fui por poco tiempo —comenzaba a hablar muy melancólico —Y volví destrozado, sólo seguro de una cosa. Sólo existo por —pausó —Y para ti, y a pesar de que me dolió no poder abrazar a mi familia, me reconfortó saber que en esta vida, tu eres mi familia. —comenzó a quitar sus manos de mis ojos —Lía...

—¿Quieres casarte conmigo?