XXXV
La luz del sol anunciaba la llegada de un nuevo día y Mike aún se encontraba de intruso en el hogar de su psicólogo; Ari Gonzalo. Él se convirtió en su pareja muy rápido, a pesar de aún estar confundido en si es lo correcto.
La razón de su confusión era porque semanas antes había tenido una charla con Lillian y ella directamente le preguntó si existía un relación con su paciente.
Por supuesto, el psicólogo negó todo y hasta ahí se quedó la plática, excepto que ahora él recordó eso. Sabía que Mike era mayor de edad, pero le seguía manteniendo intranquilo el hecho de que tenían 19 años de diferencia.
Otra cuestión sin respuesta era: ¿Por qué de entre tantas personas, él? ¿Qué tenía de especial? El rubio confesó que fue el pecho, sí, más no era razón suficiente para el de ojos bicolor.
Indagando en su mente y estudios, encontró que Mike podría estar apegado a él porque era una de las pocas personas que lo trataba bien, con cariño y comprensión. No lo llegaba a ver como padre, evidentemente, pero esa era una justificación razonable.
Entre tanto pensamiento, llegó el menor de ambos a la cocina, a interrumpir lo que fuera que estuviera haciendo Ari.
—¡Buenos días! —anunció Mike llegando y abrazando el brazo del mayor—. ¿Qué estás haciendo?
—El desayuno —contestó sonriente, pero rápido se le quitó—. Mike, ¿P-puedo hablar contigo? —agregó y lo vió.
—Me das miedo, pero supongo que está bien, ¿De qué quieres hablar? —dijo separándose e igual viéndolo.
Ari dejó todo ordenado para que no hubiera un accidente. Luego de eso, las palabras empezaron a fluir.
—De esta relación.
—¿Otra vez? Quedamos en que sí la llevaríamos —reclamó sutilmente Mike.
—Y lo entiendo pero... Sigue habiendo un hueco que me tiene mal.
—¿Qué hueco?
—¿Por qué yo? ¿No me estarás usando para olvidar a Javier? Porque normalmente eso pasa.
—¿¡Perdóname!? ¿¡Crees qué haría eso!? —gritó el menor ahora sí reclamando a lo alto.
—¡Es una posibilidad! No sería la primera vez que veo esos casos —excusó el mayor.
—¡Por supuesto que no! —respondió a lo anterior con una sonrisa—. T-te juro que no, y regresando al tema de querer olvidar a Trollino, lo pude haber hecho con el primero que se me metiera delante.
El castaño se mantuvo callado; algo le dolió y entre el silencio, la voz de Mike resonó otra vez.
—O tal vez el que no está enamorado eres tú.
—Miguel, lo estoy asimilando —formuló Ari—. Poco a poco lo puedo lograr.
—Esa es la razón por la que hay un hueco; me aceptaste con la mente, pero no con el corazón.
El especialista soltó un suspiro muy largo.
—Creo que... Con esta plática solo yo salí perjudicado.
Luego de eso, el de ojos heterocromáticos se llevó el desayuno a la mesa del comedor y Mike lo siguió, impidiendo que continuara sirviendo después.
—Miguel, déjame pasar, por favor —pidió el mayor.
—No —contestó de manera firme— y no voy a dejar esta conversación hasta aquí.
—¿Qué más le piensas agregar? Me parece que quedó claro que el que no sirve, soy yo.
—Lo que usted necesita, señor Ari, es que lo presuman y le demuestren más amor —sugirió el rubio y sonrió.
—¿Qué me qué? —preguntó bastante confundido por el repentino cambio de tema.
—¡Que te presuman! T-tal vez, al igual que yo, no tuviste el amor suficiente para aceptar que alguien más siente algo por ti.
Sí era lo que Ari pensaba, solo que complementado.
—Es más, ¿Qué te parece si mañana me llevas a la Universidad y me recoges después? —hizo Mike su petición.
—¿En serio? ¿T-tú querrías eso? —le cuestionó el psicólogo un tanto nervioso.
—¡Chi! —expresó y lo abrazó—. Sabes que sí.
El mayor también lo abrazó y le salieron pocas lágrimas, que inmediatamente limpió.
—¡Yo traigo lo demás! —habló Mike, separándose y yendo a hacer lo que dijo.
El otro lo vió sonriente y solo fue a tomar asiento en la mesa.
[...]
—Bueno, ahora vengo. Voy por mi maleta —anunció Mike abriendo la puerta de la casa.
—Claro, ¿No quieres que vaya contigo? —inquirió Ari detrás de él.
—No, no te preocupes, estaré bien.
Dicho eso, el rubio se despidió con un beso de su pareja y salió de la casa para irse a la suya.
El mayor cerró la puerta, pero en cuestión de minutos, resonó el timbre. El propietario fue a abrir, encontrándose a Lillian; hace rato no la veía. Su compañero sonrió y la invitó a pasar.
Ambos tomaron asiento en los sillones de la sala y el castaño fue a servir un vaso con agua para la otra. Al regresar, simplemente se lo entregó.
—¿Qué te trae por aquí, Lili? —preguntó Ari.
—Pues solo quería venir a ver como estabas —aclaró ella—. Después de nuestra plática, no me hablaste otra vez.
—Ah, sí, l-lo siento por eso.
—No te preocupes —dió un sorbo al vaso con agua y luego mencionó otra cosa—. Por cierto, ví a tu paciente por aquí, ¿Estuvo en tu casa?
—S-sí, algo así —habló nervioso.
—¿Por qué estuvo aquí otra vez?
—P-por un asunto q-que no es i-importante.
—¿Cómo no va a ser importante? ¿Qué pasa, Ari?
—Nada, no tienes de que preocuparte.
—Lo que sea que pase con él, mejor dime, no importa que sea —dijo la pelirroja con un tono comprensivo.
¿Cómo no confiar en ella? Llevaba años conociéndola.
[...]
5:00 de la tarde y Mike apenas iba a casa de Ari nuevamente, ya que tardó un poco empacando sus cosas.
Él no se mudaría, solo llevaría lo necesario para pasar otra noche con su pareja.
De camino, pasó por el parque cerca de la Universidad y ahí estaban sus amigos, quienes lo invitaron con ellos en cuanto lo vieron.
—¡Hola, Mike! ¿Qué tal? No hemos sabido nada de ti desde ayer —comentó Silvio, regañándolo de broma.
—Lo siento —se disculpó Mike y tomó asiento en un lugar de la mesa de picnic—, es solo que estos dos días han sido maravillosos para mí —explicó con sus mejillas rosas.
—¿En serio? Y, ¿Por qué, tocayo? —habló nuevamente el castaño.
—Porque... Me estoy quedando con Ari —dijo feliz el rubio.
—¿¡CÓMO QUE CON ARI!? —gritó Ela viendo con enojo a su amigo.
—Sí, ¿Qué tiene?
—¿¡Cómo que qué tiene!? ¿¡Por qué estás con él!?
—Porque al fin le confesé lo que sentía y él lo aceptó —alardeó el de ojos grises, orgulloso.
—¿Es en serio? ¿No bromeas? —interrumpió Flex en la conversación.
—Claro que no —presumió—. Incluso me quedo en la misma cama que él.
—Es tu Sugar Daddy¹ —replicó la pareja del peliazul entre risas.
—¡TE VOY A MATAR! —reclamó Ela lanzándose hacia Mike.
En el forcejeo, la pelicastaña arremetió contra el cuello del mayor, apretándolo con ambas manos; su fuerza era poca, entonces no lo estaba matando literalmente.
Flex interfirió en la pelea, jalando a Ela y Silvio se ocupó de su tocayo.
—¿¡Por qué!? ¡Solo te dejé para que Ari te ayudara, no para que te quedaras como un parásito con él! —seguía reclamando la de ojos verdes.
—Lo siento, ¿¡Sí!? Fue culpa del alcohol y de Javier, s-solo fue un impulso decirle, además, él no está enojado respecto a esto, ¡No necesita que lo estés manejando!
—Cálmense los dos —mencionó Flex—. Elita, ya déjalo, ya no puedes hacer nada y creo que Ari tampoco te lo va a permitir.
La menor de todos se echó a llorar y los otros fueron a abrazarla, para que cesaran aquellas gotas saladas.
—Elita, lo siento, en serio. Te juro que cuidaré a Ari más que a mí. Yo sé que tu miedo es que le rompan el corazón, pero yo no lo haré —prometió Mike acariciando su cabeza—, ¿Vale?
Ella suspiró y vió al rubio.
—E-está bien —sollozó—. E-estoy confiando mucho e-en ti, eh.
—¡Por supuesto!
Los hombres la siguieron abrazando y poco a poco se fue calmando. Fue fácil ganar su aprobación.
[...]
9:00pm; todo en paz y calma en la casa de Ari... O eso creían, si no fuera por un mensaje que recibió el psicólogo por parte de Jayden.
El mensaje lo estaba citando en el departamento del rubio mayor, según para tener una charla amistosa, más el castaño no quería creerlo.
Total, Mike y Ari iban en el auto del último a ver que se le ofrecía al otro psicólogo.
Llegando al edificio, ambos pidieron subir y la seguridad lo autorizó, entonces tomaron el elevador hacia el piso indicado.
Sexto piso y las puertas del ascensor se abrieron, dando paso a que ellos buscaran el departamento. Frente a la puerta de este, Mike se dirigió a su pareja, diciendo:
—Si escucho que gritas, no dudaré en entrar, ¿De acuerdo?
—Sí, Mike, está bien.
El mayor depositó un beso en su mejilla y entró al lugar, que curiosamente tenía la puerta entreabierta.
Al entrar, todo era oscuridad y las luces, por alguna extraña razón, no servían. Cabe destacar que la noche era lluviosa.
El ambiente era bastante pesado, realmente se sentía una muy mala vibra ahí. Al estar todo apagado, el especialista se iba tropezando con la mayoría de cosas.
Segundos después, se familiarizó con la oscuridad y siguió avanzando, ahora asustado.
Cuando Ari entró a una habitación, avanzó unos pasos y algo golpeó levemente su cara.
Al recuperarse y alzar la vista, observó el cuerpo colgado y sin vida de Jayden; él se había suicidado.
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[N/A]
-Vocabulario-
¹ Un sugar daddy/mommy es una persona que ofrece regalos, dinero, viajes, entre otras cosas, a una persona mucho menor, que es el o la sugar baby, a cambio de una relación.
[...]
[🖤🥀] Para los que pidieron el final malo, ahí 'ta, ¿Felices? 🕴🏻
¡¡¡Bye!!!
-AshleyHgoRdz
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