XL
Día Jueves.
Una sorpresa para Ari y para los padres de Jayden, es que sus cenizas fueron entregadas ese día.
Mientras Mike se encontraba estudiando en la Universidad, hubo una pequeña reunión en la propiedad del psicólogo. En ella participó también Lillian.
La cajita que contenía los restos del extranjero estaba sobre la mesa de la sala, siendo observada por los presentes.
—So, what's going to happen now? —consultó la pelirroja.
"Entonces, ¿Qué va a pasar ahora?"
—We are going to take our son back home —contestó el padre del difunto.
"Vamos a llevar a nuestro hijo a casa."
El de ojos bicolor seguía en estado de shock por ver la caja que contenía a Jayden. No quería creer que él ahora estaba ahí guardado.
—Ari, are you okay? —volvió a cuestionarle el mayor de ahí.
"Ari, ¿Estás bien?"
En ese momento, el mencionado reaccionó.
—Yes... Yes, sir, everything is fine —enunció con algo de dificultad.
"Sí... Sí, señor, todo bien."
—Are you sure?
"¿Estás seguro?"
Él asintió sintiendo que se formaba un nudo en su garganta.
[...]
En unas horas más, los progenitores del psicólogo rubio ya habían partido, dejando a la otra compañera con el dueño de la casa.
—Y... ¿Cómo vas? —inquirió ella.
—¿Cómo voy con qué?
—Con Miguel, obviamente. ¿No me dijiste que se había instalado cómodamente en tu casa y... Cama? —sonrió.
—Agh —tapó su cara con sus manos—, no sé ni porque te conté.
—Porque soy tu amiga y me debes de tener confianza, obvio —alardeó—. Al fin y al cabo, no te regañé, ¿O sí?
—Pues no, pero sigue siendo extraño.
—¿Extraño? ¿Tu relación? Por favor, juro que es el único adolescente que coqueteó contigo que me cayó bien; supéralo.
—Supongo que tienes razón —suspiró el castaño y retomó una postura recta.
—Y, ¿Sobre Jayden?
—Aún no sé porque lo hizo y quisiera saberlo de verdad.
—¿Cómo? ¿No te llegó la carta? —preguntó la psicóloga bastante desconcertada.
—¿Carta? ¿Qué carta? —demandó de la misma manera que la otra.
—La que dejó, ¿No la viste?
—Pero... Los oficiales me dijeron que en el departamento no había nada, que registraron todo. Además, ¿Tú cómo sabes de la existencia de esa carta?
—Porque él me mandó un mensaje antes y me lo dijo —informó sacando su celular para mostrarle—. Mira.
Ari vió atentamente los mensajes y supuso algo que quería negar.
—Q-quizá Mike la tiene.
—¿Por qué la tendría él?
—Porque estaba conmigo el día que Jayden se... Suicidó. A veces ve cosas que yo no o hace cosas que yo no.
—Tendrás que hablar bien con Mike si quieres que te la dé.
[...]
—Dice Ari que vayas solo a casa —informó Ela a su amigo.
—¿Qué? ¿Y ahora por qué? —interrogó con enfado.
—Porque no tiene fuerza. Parece que se enfermó... Por algo —comentó curiosa.
—¿¡Enfermo!? ¡AHHH!
Mike se alarmó un poco mucho y corrió rápidamente sin descanso a la casa de su pareja. Por su parte, Ela se quedó confundida por eso, pero caminó a su propiedad sin nada más que decir o hacer.
Más tarde, el de ojos grises llegó con prisa y sin aliento a donde ahora era su hogar. Entró llamando inmediatamente a Ari.
—¡¡Ya llegué!! ¡¡Ari!!
En segundos, el mayor apareció estirando su mano hacia el otro.
—La carta, Miguel. Ahora.
—¿L-la carta? ¿Q-qué carta, jeje? —reía nervioso el menor.
—Sabes cual, la de Jayden.
—¿Jayden? Ehh...
—DÁMELA.
Ante la expresión enojada del especialista, Mike no tuvo de otra más que ceder y darle lo que pedía.
Con la carta en sus manos, Ari se fue a encerrar a su habitación, azotando la puerta en el trayecto.
—No lo había visto tan enojado. Me siento mal.
Triste, el rubio fue a la cocina para comer algo, lo primero que encontrara.
[...]
Habían pasado dos horas y el castaño no salía de aquellas cuatro paredes; Mike empezaba a preocuparse mucho.
Subió las escaleras sin importarle nada y llegando al frente, tocó la puerta. Desde dentro no recibió respuesta, así que entró.
Vió al de ojos heterocromáticos acostado, abrazando la carta y llorando sin hacer ruido. Parecía que estaba durmiendo, pero solo sobrepensaba las cosas.
—¿Ari? —llamó y se arrodilló a un lado de la cama—. ¿E-estás bien?
—¿Terapia psicológica? ¿E-en serio? —formuló a duras penas.
—Hey, tranquilo —dijo acercándose más—, n-no fue tu culpa.
—¿Cómo no? ¡YO LO PUDE HABER AYUDADO! ¡YO LO PUDE HABER CURADO Y ÉL SEGUIRÍA CON VIDA! ¡YO NO HICE NADA POR ÉL! —se culpó a gritos y le dió la espalda.
—No lo sabías con exactitud. Él nunca quiso hablar de esto.
Para ayudar, Mike subió a la cama y abrazó a su pareja por la espalda.
—Lo sé, pero... Siento un vacío en mi pecho y en mi cabeza. De saber que Jayden iba a terapia, yo mismo lo hubiera asesorado.
—El hubiera no existe, Ari. Es hora de dejarlo descansar, ¿No crees?
Él suspiró.
—Tal vez tengas razón, pero... Era mi amigo.
—Y lo entiendo perfectamente, solo que no es bueno que te sigas atormentando por eso —trató de explicar y acarició su espalda.
—Claro, ¿Q-quieres hacer algo ahora?
—Lamentablemente tengo que hacer tarea, así que sería mejor ir a la sala, ¿Me acompañas... Amor?
Ari rió y dejó la carta a un lado, para luego sentarse, a la vez que limpiaba sus ojos. Mike volvió a abrazarlo fuertemente y después recordó algo que quería darle hace tiempo.
Él se fue corriendo al primer piso, para luego regresar con su diario en sus manos. Buscó una página y la entregó al psicólogo.
—Toma. Es mejor que sepas que esto lo hice hace mucho tiempo y... Quería dártelo, pero no tenía la valentía porque te espiaba. Descubrí un secreto tuyo, ¡Lo siento! —apretó los ojos mientras le acercaba el cuadernito.
El mayor agarró lo que le entregaban y empezó a leer el apartado; auto-lesiones.
Luego de terminar, le devolvió el diario al rubio y se quedó analizando.
—Pensaste que lo haría, ¿Verdad? —desconfió el especialista.
—Sí, la verdad sí, perdón.
—No te preocupes, también me tendría miedo —se levantó de la cama—. Supongo que tengo que ir a hacer la comida —sonrió y salió de la habitación.
—Creo que todo salió bien —se felicitó Mike.
[...]
El menor se encontraba durmiendo en cama de su pareja, pero no de la mejor forma, ya que él no estaba a su lado.
Algo adormilado y preocupado, Mike bajó a la sala otra vez, solo para encontrar a Ari ahogado en alcohol; una botella que los padres de Jayden le habían regalado.
Al reconocer el panorama, rápidamente corrió a donde estaba acostado y lo sacudió algunas veces.
—¡Ari! ¿¡Qué diablos haces!? ¿¡Por qué tomas así!?
El castaño también estaba medio dormido por la cantidad de alcohol en su sangre, pero al oír la voz de Mike, pudo reaccionar un poquito.
—¿Eh? —abrió los ojos con dificultad—. ¿Quién eres?
—Ja ja, que gracioso, ¡Soy tu novio! Y a mucha honra.
—¿En serio? No, eres demasiado bonito como para estar con alguien como yo. Demasiado guapo.
El menor se sonrojó mucho por lo dicho y de repente una idea cruzó por su cabeza.
—Necesito embriagarte más seguido. En fin, hora de ir a la cama —ayudó a Ari a levantarse y lo llevó a la habitación.
—¿A la cama? ¿A-así nada más? —le preguntó sonrojado.
—Pues, ¿Sí? Si no, ¿Dónde vas a descansar?
Cuando llegaron de regreso a la habitación, Mike acomodó al psicólogo en la cama y luego él se posicionó a su lado, viendo como conservaba sus ojos cerrados. Lentamente, pasó su mano por su cara y rió.
—Tú eres el hermoso, yo no —comentó el de ojos grises.
—Owww, no tienes porque ser tan duro contigo mismo —halagó el mayor.
—Tú tampoco.
Sin pensarlo, el de ojos bicolor besó a su pareja de una manera apasionada y subiéndolo en su estómago.
Quizá sería el día de suerte de Mike.
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[N/A]
[🖤🥀] Uno quiere hacer una historia bonita y luego se vienen los que quieren Yaoi... Excelente 👌🏻
Por cierto: "Si ebrio lo hace, es que sobrio lo pensó" ✨
¡¡¡Bye!!!
-AshleyHgoRdz
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