XI
La ambulancia llegó al cabo de unos pocos minutos, médicos bajaron y con cuidado y rapidez, subieron a Mike a una camilla, para meterlo a la camioneta. Los auxiliares ya estaban por cerrar las puertas, pero Trollino los detuvo justificando que debía ir con él al hospital; los doctores lo dejaron subir y se fueron rápidamente a la clínica.
Llegando, todo mundo tuvo que abrir paso a la camilla de Mike y dejando a Trollino afuera del consultorio. Él, por su parte, informó a los padres de su "amigo" sobre el accidente, mientras su voz se cortaba de a poco.
Al terminar la llamada, el pelinegro se desplomó en el suelo, llorando a mares y empapando la mayoría de su ropa; se odiaba en ese momento. Aunque lo había rechazado, se sentía mal, ya que todo esto había pasado por él.
[...]
Los minutos se hicieron horas y los padres de Mike estaban dando vueltas por los pasillos, preocupados por su hijo. No sabían el contexto de la situación, pues Trollino no estaba al tanto de que el rubio haya demostrado su sexualidad a sus padres.
—¿Cómo pasó esto, Javier? —preguntó la Sra. Montes por quinta vez.
—Señora, le juro que no sé, solo Mike se cruzó sin fijar y el conductor venía ebrio, tal parece.
—Ay, ese desgraciado, ¿N-no lo pudiste reconocer?
—Que más hubiera querido, pero no, lo siento mucho.
2 horas más tarde, un doctor salió preguntando por los familiares del rubio. La Sra. Montes y el Sr. Bernal corrieron con el médico.
—¿Q-qué pasó, doctor? ¿Cómo está mi hijo? —volvió a cuestionar la rubia.
—Su hijo tiene fracturadas o rotas las dos piernas, debido a que el auto le pasó encima de estas, además, tiene una contusión en la cabeza; por el momento está dormido y no sabemos cuando despierte.
—¿Está dormido? ¿¡Puede morir!? —alarmó el padre abrazando a su mujer.
—No es acertada esa información, señor, lo más probable es que solo quede en coma unos días.
—Ay no, mi bebé.
La Sra. Montes se desplomó en el suelo acompañada de su esposo, y Trollino pidió pasar a verlo.
—Solo unos minutos, pues debemos mantenerlo vigilado —contestó el doctor.
El pelinegro fue guiado por el médico hasta la habitación del rubio, donde lo dejó solo para que hablara con el cuerpo inerte de él.
—Mike, ¡L-lo siento mucho, de verdad! —lloró y se arrodilló a un lado de la cama—. D-de no haber sido por mi, estarías... Al menos en tu casa a salvo, pero no es así, estás aquí conectado a un montón de cables y con tus piernas enyesadas —completó tomando una mano de su amigo.
»Mike, si sales de esta, juro ser mejor persona contigo, tú no tienes la culpa de mis razones. No soy homosexual, pero no debí decirte todo aquello. Perdóname, por favor.
Trollino volteó a ver la máquina de pulsos y estos iban normales, al menos ese aparato le decía que Mike seguía con él. También vió su cabeza vendada y el suero intravenoso, todo eso lo llevó a recordar el accidente.
[...]
Flex
No lo he visto pasar, no sé donde
está
Silvio 🌮
¿Has intentado llamarle?
Flex
Si, pero tampoco me contesta
Silvio 🌮
Ay Flexito, ¿No tienes el contacto de
sus padres?
Flex
Quisiera, pero tampoco
Silvio 🌮
¿Y con su amigo? ¿Te dirá algo?
Flex
Me odia
Silvio 🌮
Pero necesitas saber de Mike,
házlo.
Flex
Bueno, gracias, amor
Silvio 🌮
De nada, chamaco que me tiene
loco 😳👌🏻
Flex
¡Ya! Que me chiveo 😩💓
Silvio 🌮
Ohhh si~ 😏
Flex
¡Ya!
El peliazul guardó su celular y se echó a correr a la Universidad de Mike, mientras una linda sonrisa adornaba su cara.
Llegando, encontró a Trollino en la entrada con una expresión de preocupación muy grande, y sin mucho que hacer, se acercó llamando su atención.
—Hola —dijo Flex a Trollino.
—Hola, ¿Qué necesitas? —contestó al verlo y reconocerlo.
—Ehh, ¿Mike? ¿Vino a la escuela?
—No, no vino.
—¿Por qué? Si puedo saber —se angustió y empezó a jugar con sus manos.
—Mike está en el hospital.
—¿¡Qué!? ¿¡Qué le pasó!?
—L-lo atropellaron ayer. Tiene ambas piernas rotas y parece estar en coma.
—¿¡EN COMA!? ¿T-tan grave fue el accidente?
—Si, perdón —se disculpó aunque no debía.
—Pero, ¿Por qué se accidentó? O sea, ¿C-cómo fue?
—F-fue por mi culpa.
—¿Por qué por tu culpa?
—P-porque... S-se me declaró ayer y l-lo rechacé.
—¿Se te...? Ohhh, y-ya recuerdo.
—¿Recordar? ¿T-tú le dijiste que lo hiciera? —preguntó sospechando de las influencias de otro integrante de la comunidad.
—Y-yo lo animé a que te dijera, pero fue un error —se lamentó, creyendo que en parte fue su culpa—. ¿Puedes decirme en qué hospital está?
—¿Tú lo animaste? ¿Por qué? —dijo evadiendo la pregunta anterior.
—Porque... Era mejor que te dijera a que se quedara con la duda. Nadie manda al corazón, Javier. ¿Puedes contestar mi pregunta?
El pelinegro le dió la dirrección del hospital a Flex y después entró a la Universidad. El de ojos negros llamó a su pareja, dándole la dirección y él se encaminó a ver a Mike.
[...]
Ya en la clínica, Flex pidió autorización para ver al rubio y un enfermero lo llevó a tal habitación.
Al entrar en la habitación, el enfermero cerró la puerta y se fue. Flex caminó hasta un lado de la camilla de Mike y puso atención a la máquina de pulsos.
—Ay Mike, de no haberte dicho, de no haberte animado... Estarías bien.
—N-no fue tu culpa, Flex —habló Mike con los ojos todavía cerrados.
—¿¡MIKE!? ¿E-estás despierto? —se sorprendió y volteó a verlo.
—Si, afortunadamente desperté en la madrugada y los doctores se aliviaron, a la vez que se sorprendieron.
—Trollino dijo que podías haber quedado en coma por días.
—Pero no fue así, estoy bien.
—¡¡AHHH!! —chilló y abrazó al de ojos grises—. ¡Me alegra tanto verte bien!
—Oh, jaja —rió el rubio abriendo sus ojos y correspondiendo el abrazo—, a mi me alegra estar vivo.
—Pero —interrumpió separándose—, tus piernas.
—Mmm, esas van a sanar, no te preocupes.
—¿En cuánto tiempo más o menos?
—Espero que en cuatro meses, aproximadamente.
—¿¡Cuatro meses!? Eso es mucho tiempo.
—Pero se pasa rápido, tranquilo.
Flex seguía lamentando sus malas ideas, hasta que Silvio irrumpió en la habitación, yendo al lado del menor.
—¿Qué pasó, carnalito Mike? ¿Por qué estás así? —consultó Silvio a Mike.
—Porque un auto me pasó encima de las piernas.
—Que mal pedo, pero no te preocupes, te recuperarás. Tú eres saludable y fuerte, como un caballo.
—Gracias por tus esperanzas, Silvio.
—De nada, tocayo. Todo amigo de Flex, es mi amigo.
—O bueno, casi todos —corrigió el peliazul.
Mike se rió de ambos, porque Flex intentaba darle un beso a Silvio, mientras este se hacía el indignado.
Su vista se perdió en dirección a la ventana, preguntándose, ¿De verdad existía la persona perfecta para él? Y si era así, ¿Dónde estaba?
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[N/A]
[🖤🥀] Necesitamos urgentemente que Raptor aparezca 😫 Aunque... La diferencia de edad va a estar cabrona 😳.
Pero en fin, viva Silvex 🫂🤎💙.
¡¡¡Bye!!!
-AshleyHgoRdz
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