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Mike ya no podía soportar más los traumas causados por esa mujer tan loca y obsesionada, así que, debía ir por Trollino si o si, dejando su orgullo de lado.
Al día siguiente, el rubio se levantó temprano, hizo su aseo personal, arregló sus cosas, desayunó y salió de casa para ir a su institución.
Pasando por el mismo parque de siempre, se encontró con Flex, quien hacia su caminata matutina rutinaria.
—¡Flex! —exclamó el rubio para llamar la atención del menor.
—Oh, hola, Mike —respondió al verlo y comenzó a acercarse—. ¿Vas a la Universidad?
—Efectivamente —sonrió.
—Je, ¿Quieres que te acompañe?
—Mmm, e-esta vez no, Flex.
—Oh, está bien, no te preocupes. Te provoqué problemas con tu amigo, ¿Verdad?
—S-si, lo lamento por eso.
—No te preocupes, estoy seguro que podrán arreglar ese problema.
—Gracias —dijo de una manera insegura.
—Oye, ¿Estás bien? —preguntó agarrando el hombro del rubio.
—E-es que estoy nervioso.
—¿Por qué? Si puedo saber, claro.
—P-pues... En realidad estoy enamorado de mi mejor amigo.
—Ohhh, ¿¡En serio!? —se emocionó ante esas palabras.
—Si y me le quiero declarar hoy.
—¡Eso! ¡Muy bien, Mike! Estoy orgulloso de ti.
—G-gracias.
—De nada, ¿Quieres que ayude en algo?
—Creo que no, Flex, pero muchas gracias de todos modos.
—Claro, que te vaya bien, Mike —animó y se separó unos pasos de él.
—Gracias, otra vez —mencionó para retomar su camino a la escuela.
[...]
Llegando al salón de clases, Trollino estaba sentado en su pupitre de siempre. El rubio suspiró profundamente y fue con su amigo, quien tenía la vista perdida en su celular.
—T-Trollino, ¿Podemos hablar? —interrumpió Mike para que el otro lo viera.
Y así hizo, el pelinegro dirigió su vista a su amigo.
—¿Sobre qué?
—Sobre lo de anteayer... Q-que me regañaste por hablar con Flex.
—Ah, eso —dijo sin mucha importancia—. ¿Qué con eso?
—P-pues quería disculparme contigo.
—¿Tú te disculpas conmigo? —cuestionó de forma extraña—. ¿No debería ser al revés?
—Quizá, pero prefiero hacerlo yo. Discúlpame por hablar con él y poner en riesgo nuestra amistad; si es que así lo viste —calmó la confusión del otro.
—¿En riesgo nuestra amistad? A ver, tiempo fuera —alegó levantándose de su silla y sacudiendo un poco sus manos a los lados—. Yo solo estaba preocupado cuando dijiste que era un amigo, ¿No me habías platicado que siempre que hacías un nuevo amigo, salía todo mal?
—Si, si, pero con Flex fue diferente, ¡Él no es malo como piensas o como pensaba yo!
—No sé, Mike, ¿Estás seguro al 100% de lo que me dices?
—Un 120% seguro, Trolli —sonrió poniendo sus manos en su espalda.
—B-bien, confiaré en ti y... Yo soy el que siente haberte tratado mal ese día, ¿Me perdonas?
—¡Si!
Mike se abalanzó a abrazar a su amigo y este correspondió la muestra de afecto, apretando un poco el mismo. Al separarse, el de ojos grises se fue a su pupitre y la clase comenzó.
A la hora del descanso, Mike y Trollino pudieron volver a sentarse en las mesas de la cafetería, pues el orgullo de ambos se fue y ahora podían disfrutar de su almuerzo juntos. Esos alimentos eran prácticamente iguales, ambos tenían dos sabrosas quesadillas de pollo que iban acompañadas de un café negro.
—Rico, ¿No, Trolli? —comentó el rubio saboreando su café.
—Si, obvio —contestó el pelinegro de la misma manera.
—Hola, Mike —habló la acosadora llegando al lado del rubio—. ¿Qué haces aquí al lado de... Trollino? —sonrió con malicia.
—Ehh, d-desayunando.
—Oh, que bien.
—¿Disculpa? ¿Quién eres tú? —interfirió el de ojos azules entre ambos.
—Pues, soy novia de Mike, ¿Por qué? —presumió abrazando al rubio por la espalda.
—¿Y cómo no me enteré, Mike?
—P-porque no tuve el valor para decirte, lo siento —se excusó el rubio tratando de cubrir la amenaza.
—Ah vale, está bien.
Trollino vió a su amigo tenso, pero no podía volver a interferir, prefirió hablar con él hasta después.
[...]
A ya horas de terminar las clases, Trollino decidió hablar con su amigo, ahora que la chamaca loca no estaba a su alrededor, pues tenían clases diferentes.
—¿Mike? ¿Estás seguro que ella es tu novia?
—¿Quién? —sin prestar atención.
—La del descanso, aquella de cabello castaño.
—Ah... Ella —habló un poco incómodo acerca del tema—. Si, si es.
—¿Y por qué no me dijiste? Sinceramente.
—P-porque me siento incómodo con ella, p-por eso.
—¿Incómodo? ¿A qué te refieres con eso?
—¡Es que ella...!
Mike no pudo decir la siguiente frase, porque las amenazas lo tenían bastante traumado, además de lo que pasó la noche que su novia se fue a quedar en su casa.
—¿Ella qué? —anunció Trollino esperando la respuesta.
—E-ella... A ella no la amo.
—¿Qué? ¿Entonces por qué estás con ella?
—¡Porque me tiene amenazado, Trolli!
—¿Cómo amenazado?
—Ehh, ¿P-podemos hablar de esto fuera de la escuela? P-por favor —rogó separando la vista de su amigo.
El pelinegro suspiró y asintió sonriendo. Sabía que Mike era sensible, así que aceptó su petición.
[...]
Trollino y Mike ya iban caminando fuera de la institución. Tuvieron que salir antes debido a que la acosadora estaba buscando al rubio, así que ambos salieron rápido.
Caminando y caminando, llegaron al parque donde el de ojos grises conoció al menor peliazul. Avanzaron otro poco y llegaron a sentarse en las bancas de por ahí; a esa hora el parque estaba más o menos solitario.
—Bien, Mike, ¿Qué pasó con ella? —preguntó el pelinegro viendo los ojos opacos de su amigo.
—Pues...
Mike sacó su celular y le entregó a Trollino las evidencias de la noche que se embriagaron; él las vió con detenimiento y no formuló ninguna palabra.
El rubio estaba nervioso, pero bastante nervioso, le gustaba su amigo pero esa noticia si le caería de sorpresa.
Cuando terminó de ver el vídeo y las fotos, Trollino lentamente le entregó el celular a su amigo.
—¿Y? ¿Qué piensas de esto? —habló Mike rompiendo el silencio.
—Yo fui el que te besó, así que, debo disculparme por actuar de esa manera, pero, ¿Esto qué tiene que ver con ella?
—Pues me tenía amenazado en contarte todo esto si no era su novio —contestó jugando con sus manos.
—¿Por esta tontería?
—¿T-tontería? ¿Cómo que tontería?
—Pues si, Mike, bien pudiste decirme desde el principio y evitar todo esto —dijo y sonrió de lado.
—¿¡QUÉ!? P-pero, ¿No estás enojado?
—¿Enojado por qué? Estaba ebrio, no sabía lo que hacía y ya te pedí perdón, entonces, ya no pasa nada.
—De haber sabido —se quejó Mike cruzándose de brazos.
—Jajaja, ya ves, es mejor siempre hablar con la verdad.
—¿Si?
—Claro y aceptar cualquier respuesta.
Ambos se quedaron en silencio un par de segundos, hasta que Mike volvió a interrumpir en eso.
—Entonces, ¿P-puedo decirte algo?
—¿Qué cosa, Mike? —sonrió otra vez y volteó a verlo.
—P-pues... Y-yo si soy gay, Trolli.
—Oh, ¿Si? N-no lo sabía.
—Lo sé, intenté mantenerlo lo más oculto posible, pues tenía miedo de lo que pasara.
—Entiendo.
—Y otra cosa —agregó a su declaración.
—¿Qué?
—E-estoy... E-estoy enamorado de... Ti —titubeó viéndolo a esos ojos tan claros que lo volvían loco.
Trollino calló unos segundos y se quedó analizando, mientras veía a Mike con rareza y algo de enfado.
—Estás bromeando, ¿No? —contestó finalmente.
—N-no, te estoy diciendo la verdad, ¿Por qué? ¿No me crees?
—¡Es que es imposible! —replicó levantándose de la banca—. ¿¡Cómo te enamoras de mi, sabiendo que yo no soy un jodido maricón!?
—¿P-perdón? —formuló Mike levantándose igual—. ¿C-cómo que un "jodido maricón"? —recalcó.
—¡SI! ¿¡ME VISTE CARA DE RARO!?
—¿Raro? —dijo de manera entrecortada mientras lágrimas amenazaban con salir—. Y-yo no soy raro, Trolli, s-soy una persona como cualquier otra.
—Si, Mike, pero yo he cambiado mi perspectiva respecto a ti. C-creo que no puedo seguir siendo tu amigo, lo siento.
—¿Qué? P-pero no, no puede ser así —mencionó sacando unos chocolates y unas flores de papel de su mochila—. M-mira, las hice para ti.
—¡QUE NO QUIERO ESTO! ¿¡NO ESCUCHASTE!? ¡NO QUIERO NADA DE TI!
Dicho eso, el de ojos azules arrebató las cosas de las manos de Mike y las tiró al suelo, pisando estas mismas con rabia. El rubio veía todo su trabajo echado a perder, haciendo escurrir de lágrimas sus ojos opacos y tristes, mismos que reflejaban sus sueños rotos.
Trollino terminó de destruir el esfuerzo de Mike y después lo jaló bruscamente de su sudadera.
—Más te vale que no te me vuelvas a acercar, ¿¡Oíste, idiota!?
—S-si, oí bien —contestó mientras sollozaba.
El pelinegro se dió la vuelta y comenzó a caminar, bastante enojado por la humillación anterior. Por su parte, el rubio cayó de rodillas al suelo y cubrió su cara mientras incontables lágrimas se paseaban por sus mejillas, ahora sin color.
Tenía un buen oído, así que no le fue difícil detectar un auto que venía manejando bastante mal; lo peor, es que Trollino iba cruzando esa calle. Probablemente el conductor vendría en estado de ebriedad.
Mike se levantó rápidamente del suelo, corrió donde Trollino y con todas sus fuerzas lo apartó del camino, haciendo que el auto lo atropellara a él. Tal vez le rompió el corazón, pero no era tan cruel para dejarlo lastimarse.
El auto, no conforme con su desastre, le pasó encima de las piernas al de ojos grises, posiblemente fracturando ambas. Después se fue.
El pelinegro al retomar consciencia, vió a su ex amigo en el suelo, sangrando de la cabeza e inconsciente al lado de la acera. Con rapidez se acercó a él y con pánico, llamó a una ambulancia.
Ahora se sentía la peor persona del mundo.
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[N/A]
[🖤🥀] Ya sabían que iba a pasar eso 🤧.
:0 *se pone feli' y baila'*
Ay 🥺 En serio que nada, nada, podría ponerme más feliz en este momento.
*se muere feli'* ×-×✨
¡¡¡Bye!!!
-AshleyHgoRdz
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