Qué bonito es verla ahora que se cansó de dejarse llevar por la corriente, ahora que ya no hay espacio para una mentira más en sus gavetas, ahora que le gusta apapacharse, arreglarse, pintarse las estrellas en las mejillas y sacarse a bailar ella sola.
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Y aunque ahora la veas como un jodido milagro andante, no le fue fácil entenderlo, no fue de un día para otro que supo la joya tan bonita de mujer que era, le costó como media docena de corazones rotos,  demasiados insomnios, dudas e inseguridades, dos que tres marchitadas, dos que tres tontos en su vida, dos que tres topes a pared por no quererse lo suficiente y no haberse dado su lugar.
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Ya no se deja lastimar, el romance en su vida se resume a poesía y libros contra pared, y no es que le tema al amor, es sólo que por el momento lo prefiere en letras, de aquí en lo que vuelve a ser ella, de aquí en lo que se abraza fuerte, de aquí en lo que deja de ser tan dura consigo misma.
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Si un día te cruzas con ella, vas a darte cuenta que huele bien rico a locura, libertad e independencia, porque juntó sus pedacitos de vuelta y los pintó de su color favorito, porque se dio cuenta que le faltaban algunos por valiente y en vez de ponerse triste, sonrió, porque en lugar extrañar a tipos imbéciles, se extrañó a ella misma, y sin querer, lo entendió"
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Sin querer lo entendió.