Capítulo veinticinco: final.
Mi respiración acelerada se escuchaba por todo el gimnasio, mi corazón latía con intensidad y mis pies corrían arriba de la caminadora, mientras que mi rostro estaba llenó de sudor confundiéndose con las lágrimas, trataba de limpiarme con una pequeña toalla color azul celeste, pero el llanto y sudor no se detenían.
Apagué la caminadora y tomé un largo trago de agua, sentía mi boca seca, caminé hacia un gran espejo y vi todo mi cuerpo, me veía demacrada, cansada, con mis ojos hinchados y rojos, no podía dormir la mayoría de las noches, me había portado distante y fría con Liam, mi actitud hacia él había cambiado de un momento a otro, pero Hunter lo había merecido.
Mi mirada se posó en una máquina y fui hacia ella, hice todo lo posible para cansarme y no pensar en nada.
Lagartijas, sentadillas, desplantes, abdominales... No podía seguir haciendo ejercicio, estaba muy agitada y cansada, fui de nuevo al espejo y me senté frente a el estando como indio, recargué mi frente en el frío vidrio y las últimas lágrimas que derramaría se resbalaron por mis mejillas hasta caer en la alfombra gris. Alcé mi rostro y me sentí una estúpida al verme de esa manera, antes de salir del gimnasio fui al baño y lavé mi cara, tratando de quitar cualquier rastro de las lágrimas.
Salí de ahí directo a mi habitación para poder darme una ducha, nadie me seguía, caminaba "libre", si se podía decir así.
Liam se había ido un mes después de que regresé a la mansión, luego de que él me haya dicho que se iba, no me volví a comportar bien con ese chico, ni si quiera cuando trató de despedirse de mi.
Tenía el computador arriba de mis piernas, mientras estaba sentada en mi cama y revisaba mi Facebook, viendo cualquier noticia importante que no tuviera nada que ver con mi vida. Entraba en los grandes chismes para distraerme y burlarme de lo que le sucedía a la gente famosa, platicaba con Ashley cuando ella no trataba de que hablara acerca de Hunter.
Distraída viendo un video en Youtube de un chico, me llegó un mensaje por Facebook, lo abrí y me sorprendí demasiado al saber quien era el que lo había enviado.
De: Ethan Mouser.
Para: Megan Stone.
Hola... No se como escribirle a la hija del presidente...
Sólo quería agradecerte por lo que hiciste el otro día en el colegio, gracias a ti y a tu guardaespaldas ya no me molesta nadie y no me da miedo ir a la escuela, muchas gracias por eso y me da una enorme felicidad saber que estas a salvo en tu casa.
Gracias de nuevo.
No supe que poner estaba muy alegre por lo que había leído, nunca pensé que Ethan se volvería a contactar conmigo. Recordé ese día, me habían secuestrado, pero en el colegio ayudé un pequeño chico para que ya no le siguieran haciendo Bullyng y no sólo yo lo hice, también Liam, con solo pensar eso se me hacia un gran nudo en la garganta.
Puse mis manos en el teclado y comencé a escribir.
De: Megan Stone.
Para: Ethan Mouser.
¡Hola Ethan!
No sabes cuanto me alegra que ya todo vaya bien en el colegio, no tienes que agradecernos nada a mi y a Liam (mi guardaespaldas), fue un placer verte ayudado con tu problema.
Gracias por enviarme el mensaje.
Oprimí el botón enviar.
Cerré el computador poniéndolo a un lado de mi en la cama y me acosté boca abajo conteniendo las lágrimas que amenazaban en salir.
Alguien tocó la puerta y contuve aún más las lágrimas, nadie (que yo supiera) me había visto llorar por la partida de Liam.
-Lo lamento no estoy para hablar con alguien- dije a cualquier persona que estuviera detrás de la puerta y hundí mi cara en la almohada con mi cabello mojado, recién lavado.
La puerta se abrió, pero no hice caso. Los pasos se escucharon más cerca, se detuvieron cuando la persona llegó a mi lado y se sentó conmigo, acariciando mi enmarañada cabellera.
-¿Por qué no te despediste de él Megan?- En el momento en que hizo esa pregunta reconocí la voz, era Christopher.
-No quiero hablar de eso Chris- susurré sin mirarlo y ahogando un llanto.
-Si quieres hacerlo Megan, vamos hablemos- pidió y seguía sin detenerse en peinar mi cabello con la mano.
-No quiero...- se quebró mi voz y deje salir las lágrimas que estuve reteniendo.
Mi hermano hizo que me sentara mientras me abrazaba, dejando que dejara salir todos mis sentimientos, ya que pocas veces lo hacia.
Por enésima vez limpie las lágrimas de mi rostro con las manos, separándome del abrazo de Christopher y mirándolo directo a los ojos, él trataba de encontrar respuestas, respuestas que no le daría.
-¿Responderás mi pregunta?
-No quise hacerlo, me abandonó Chris- él negó con la cabeza- Claro que lo hizo... ¿Dónde esta ahora? ¿Acaso lo vez?- espeté molesta- Se suponía que él estaría para cuidarme, sólo lo estuvo cuando le pagaron, por conveniencia estuvo conmigo solo por eso- cubrí mi rostro con mis manos, impidiendo que más lágrimas salieran.
-Meg él no estuvo por conveniencia se tuvo que ir...
-No me llames Meg, así me decía Hunter- dije molesta, aún con las manos en mi rostro.
-Megan no le digas Hunter, así lo llamabas cuando lo odiabas y se muy bien que no lo odias- dijo tratando de hacer que entrara en razón. No lo haría.
"Liam te abandonó"
Era lo único que se repetía en mi cabeza cada vez que pensaba en ese chico.
-No, no lo odio- levanté la cabeza y miré a mi hermano-, pero debería hacerlo Chris, debería y no puedo.
-Es que estas ena...
-¡Ni se te ocurra decirlo Christopher Stone!- grité amenazándolo- No podría estarlo de ese idiota.
Guardó silencio, escondiendo todo lo que quería decirme, era lo mejor, no quería hablar de Liam, sólo deseaba borrarlo de mi memoria, cosa que no iba a lograr.
-Se que te arrepientes de no verte despedido de él, muy dentro de ti lo hace- aseguró dándome una pequeña sonrisa.
Se levantó de la cama y salió del dormitorio, quedándome sola otra vez.
¿Por que la vida era tan cruel?
Decidí dormir, dormir era como estar muerta, no piensas, no te enteras de nada, era lo mejor cuando me encontraba en esas condiciones.
• • •
El despertador comenzó a sonar y en cuanto abrí los ojos lo miré con furia.
Iría de nuevo al colegio, después de unas pequeñísimas vacaciones, si así se le podría decir.
Cuando estuve arreglada bajé al primer piso a desayunar, donde me esperaban mi padre y Christopher.
Al verme se sorprendieron, iría a la escuela sin maquillarme y con una vestimenta muy sencilla.
-No digan nada- advertí y me senté a desayunar en un gran silencio.
Cuando termine la comida, me levanté y con solo despedirme con la mano de mi familia salí de la mansión para subir al auto que me llevaría al instituto.
Estando en la parte de atrás del automóvil recargué mi cabeza en el vidrio y observé todo el recorrido, algo que nunca había echo.
Bajé en cuanto el carro se detuvo, dando un fuerte portazo en el momento de cerrar la puerta.
Todos me miraban sorprendidos por la a apariencia que llevaba ese día.
-¡Megan!- gritó mi amiga captando mi atención, se acercó corriendo hacia mi.
-Hola Ashley- dije tratando de sonreír, logré hacerlo un poco.
-No quiero insultarte ni nada, pero ¿ya te miraste en un espejo?- preguntó mientras caminábamos al salón del profesor Breslin con todas las miradas puestas en nosotros.
-Si, ya lo hice y estoy consciente en como me veo- hablé cansada yendo a sentarme en mi butaca.
El profesor al entrar y verme en el lugar indicado se sorprendió, pero me dio la bienvenida, después siguió su clase con normalidad.
La mayoría de los alumnos no prestaban atención, sino que hablaban acerca de mi aspecto y de donde se encontraba mi apuesto guardaespaldas, de esa manera llamaban a Liam.
La campana sonó indicando el fin de la clase y todos salieron huyendo de ahí, dejándome a mi sola.
-Megan ¿y su guardaespaldas?- preguntó el profesor antes de que saliera de su aula.
-Me abandonó- respondí dándole una horrible sonrisa y saliendo de ahí.
No quería ir a ninguna clase, así que me dirigí al gimnasio que se encontraba vacío y busqué los guantes de boxeo en una caja que estaba en el pequeño despacho del entrenador (ahora vacío), cuando los vi, salí de ahí con ellos de la mano caminando hacia el rojo costal que colgaba del techo, me puse los guantes negros con un poco de dificultada.
Mi furia y tristeza que sentía en ese momento la quite (oh al menos lo intenté) golpeando con todas mis fuerzas el costal, el sudor se derramaba y se encontraba por todo mi rostro, estaba sedienta y cansada, pero no me detuve, seguí golpeando.
Caí rendida al suelo, tratando de controlar mi respiración por que estaba muy agitada.
-No puedo creer que una chica tan linda como usted pueda hacer eso- la inconfundible voz resonó por el silencioso gimnasio.
Volteé hacia la entrada y lo vi sonriéndome, caminando hacia mi.
Me levanté rápido del suelo y sólo lo miré en silencio caminar a donde me encontraba.
Mi corazón estaba muy acelerado en cuanto se detuvo frente a mi.
-Lo lamento Meg...
-Largo de aquí Hunter- dije molesta e intentado no llorar- ¿Piensas que con presentarte aquí sin previó aviso todo se arreglará?
Me miraba sorprendido por la forma en que le estaba hablando, aún mantenía mi papel de odiarlo, no pensaba perdonarlo tan fácil.
Se alborotó su cabello castaño con la mano, confundido.
-Se que no lo hará, pero...- se quedo callado- Quise venir a disculparme por verme ido.
-Ya lo hiciste, te puedes ir- apunté la puerta y con rapidez logre quitarme una lágrima sin que él lo hubiera notado.
-No me iré Meg, no lo haré- respondió acercándose más a mi- Perdóname, no importa cuantas veces tenga que pedírtelo para que lo hagas, te lo suplicare mil veces si es necesario.
No logré soportarlo más y comencé a llorar ahí mismo, tapando mi cara con mis propias manos, Liam se sorprendió ante eso y sólo me abrazó con fuerza.
-¿Quieres ir a dar un paseo?- dijo al momento de separarnos y enseñándome unas llaves.
Asentí con la cabeza sin saber que estaba haciendo.
Me estaba comportando débil con Hunter, cuando debería de estar ignorándolo olímpicamente, no lo logré y no lo haría.
Corrimos agarrados de la mano derecha mientras el me jalaba.
Al parecer había hablado con los acompañantes del colegio para que me dejarán salir sin problema y eso hicieron.
Una gran moto negra estaba estacionada frente al colegio.
Cogió dos cascos negros que estaban ahí y me colocó el más pequeño mientras que le sonreía como una niña pequeña que haría una travesura, se puso el suyo y con su ayuda subí a la moto en la parte trasera, sujetándome con fuerza a su cintura.
La encendió y comenzó a avanzar, cuando salió del instituto aumentó la velocidad.
El aire hacia que mi cabellera suelta azotara el casco y un poco mi rostro que estaba recargado en la espalda de Liam. Llevaba los ojos cerrados con tranquilidad.
Las calles estaban vacías porque la mayoría de las personas se encontraban trabajando.
Tenía una sonrisa que no podía esconder para nada, abracé a Liam con más fuerza y abrí los ojos, no sabía a donde me llevaba, ni si quiera tenía alguna idea de cual era nuestro destino, pero estaba con él, el chico que me había protegido y que me protegerá sin duda alguna, todo estaba resuelto.
Mi madre nos cuidaría a mi y a toda la familia en cualquier parte en donde ella se encontrara, no tenía miedo a nada, estaba segura.
Acerqué mi muñeca derecha a mi rostro tratando de no soltarme de Liam, vi el pequeño dije que colgaba de una cadena de plata de mi mano y sonreí.
F I N
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