- Esa persona eres tú Milo.

- ¿Eh?. No le dio tiempo de decir nada ya que el acuariano lo besó en los labios tránsmitiendole todo su amor.

El escorpión estaba asombrado por esa acción por parte de Camus pero correspondió gustoso al beso ya que se sentía afortunado de probar los labios que tanto anciaba degustar.

El beso que llenó de cálidez sus corazones se tornó más apasionado en una batalla de lengüas dónde ambos no estaban dispuestos a perder pero por la falta de aire los hizo separarse a tomar un respiro.

Una fina línea de saliva los unía y trataban de calmar sus respiraciones.

- Te amo mi bello francés.

- Y yo a ti mi dios griego.

Volvieron a besarse pero ésta vez con más pasión.
Milo tomaba de la cintura a Camus para apegarlo más a su cuerpo, sentir su piel contra la suya, rodaban en la cama sin separarse del demandante contacto, la habitación subió de temperatura al igual que los cuerpos de ambos caballeros.

- Tu eres mío acuario, todo de ti me pertenece, te marcaré por todo tu cuerpo para que el santuario y el mundo entero sepa que eres de Mi Propiedad y de nadie más.

Dejó los labios del francés para bajar hacia el cuello y dejarle multiples marcas, succionando esa piel blanca cómo la nieve de Siberia, bajó por todo su pecho dando leves mordiscos llegando a los pezones rosados y jugar con ellos hasta ponerlos duro.

- Ahhh... Milo yo sólo soy tuyo, te pertenezco a ti, tú eres el único dueño de mi cuerpo, mi vida, mi alma y mi corazón son tuyos, te pertenecen desde ahora, puedes hacer lo que quieras con ellos porque te amo escorpión.

Camus gemía sin parar, el placer que sentía solo dejó que articulara esas palabras ya que Milo le daba caricias por todo su cuerpo sin parar.

- De ahora en adelante sólo debes gritar mi nombre por el placer que te daré mi amado acuario.

Bajó hasta la ropa interior de Camus quitándosela de un tirón.
Él también se quitó la suya ya que su miembro palpitaba por tan estorbosa prenda.

Se relamió los labios al ver que el pene de su amado estaba más que despierto pidiendo ser atendido.

Sin dudar un segundo más empezó a lamer la punta con su lengüa para seguir chupando toda la extensión del miembro y dar leves mordiscos hasta que prefirió meter todo el miembro a su boca para comenzar a dar succiones subiendo y bajando su cabeza, era el primer sexo oral que hacía.

- Ahhh Milo... más... rápido. El peliagua era un mar de gemidos por tan placentera acción, sus manos que estaban aferradas a las sábanas se dirigieron a los cabellos de Milo para que fuera más rápido y darle el ritmo que él deseaba.

Milo daba apretones a los testículos de Camus para que fuera más placentero para su amado y en unos minutos Camus se vino en la boca del escorpión que saboreó todo el semen sin desperdiciar una gota.

- Eres delicioso Camie, pero sabes que éste no es él final ¿Cierto? Decía con picardía el escorpión ya que sólo era el principio de toda la pasión y entrega de amor que faltaba.

- Lo sé bichito y estoy ansioso por sentirte dentro de mi para que me marques cómo tuyo. Camus abrió sus piernas mostrando su entrada.

Milo se metió tres de sus dedos a su boca para lubricarlos con sáliva hasta dejarlos bien húmedos.

- Será un poco incómodo pero trata de relajarte. Te va a doler pero después va a gustarte mi amor. Camus respiró profundo mientras relajaba todo su cuerpo, el primer dedo de Milo lo puso en la entrada de Camus haciendo circulos hasta que entró con fácilidad repitiendo la misma acción de antes, fijó su vista en el acuariano pero no mostraba señas de incómodidad, el segundo dedo fue introducido sin ningún contratiempo haciendo movimientos de tijeras para dilatar más la entrada de su cubito para ese entonces Camus soltaba pequeños gemidos de placer puro, el tercero entró con más facilidad dando pequeñas embestidas hasta que tocó el punto dulce del acuariano que gimió más alto el nombre de Milo.

- Mi amor ya no aguanto más, muero por poseerte de una vez por todas. Retiró sus dedos y se acomodó mejor entre las piernas de su amado para así penetrarlo.

- Mi amor te deseo, te quiero dentro ya. Camus estaba ansioso, los nervios los dejó a un lado para dar paso a la lujuria que ambos tenían en ese momento, sería la primera vez de los dos, finalmente se volverían uno sólo.

- Entraré con cuidado para no lastimarte.

- Confió en ti y sé que no me lastimarás.

Milo tomó su miembro que estaba más que erecto ya tenía un poco de líquido pre-seminal se dispuso a ponerlo en la entrada palpitante de Camus, primero introdujo la punta y de una sola estócada metió todo de golpe, de la boca del onceavo guardián salió un pequeño quejido de dolor mezclado con un gemido.

Adentro se sentía cálido y esa cavidad era muy estrecha, quería de una vez hacerlo suyo pero suprimió sus instintos salvajes para esperar a que su amado francés se acostumbrará a la intromisión.

Largos minutos tuvo que esperar hasta que Camus dio la señal que podía moverse, empezó con estocadas suaves y lentas pero con el pasar de los minutos se volvierón feroces, ambos gemían al compás de la penetración, sus cuerpos creaban una sinfonía perfecta y el crujir de la cama no paraba.

Era la danza erótica más hermosa ya que no sólo era un acto carnal sino que ahí iban todos los sentimientos que ambos guardaron por muchos años.

- Mi-milo... ahh... más fuerte... ahhh... más amor.

- Lo que tú... órdenes amor... si quieres más... te daré más. Camus aferró ambas piernas a la cintura de Milo para que las estocadas fueran más profundas.

El crujir de la cama aumentó hasta parecía querer romperse pero eso no les importaba a los amantes ya que ambos querían pertenecerse de una vez por todas, unir sus cuerpos y almas en su acto amatorio.

Las embestidas fueron más profundas y certeras ya que Camus arqueó su espalda, Milo había dado con la próstata del galo.

- Ahí... Milo dame ahí... no pares. Los gemidos se convirtieron en gritos de placer ya que Camus enloquecía cuando su griego daba las estócadas en su punto dulce, la saliva escurría entre los labios del acuariano.

- Cam... ya no... aguanto pronto me correré.

- Ahhh... yo... yo támpoco.

Milo masturbó el miembro del francés al ritmo de sus estocadas y dándose un beso apasionado Camus se corría en la mano de su amado manchando sus dedos.

Milo al sentir que las paredes internas de Camus se contraían derramó su semilla dentro del francés que tanto ama, se dieron un último beso apasionado.

- Je t'aime Milo.

- Je t'aime aussi.

Camus quedó impresionado al escuchar hablar a Milo en francés.

- Cómo es que sabes francés, que yo recuerde no te he enseñado mi idioma natal.

- Alguien me ayudó para que me declarara a ti, pero quería que fuera especial así que tuve que aprender un poco tu idioma, cuándo me armaba de valor para declararme siempre había algo que me detenía ya fuera mi inseguridad o el miedo a que me rechazaras jeje pero veo que me equivoqué y soy correspondido en mis sentimientos, hasta cuándo me describiste sobre la persona que amas juro que ya estaba armando un plan para matar al que me robó tu amor, pero soy feliz de saber que yo soy el afortunado.

- ¿Eres un tonto lo sabías?

- Sí lo sé, pero amas a éste tonto mon prince.

- Tienes razón aún así te amo bichito.

Ambos reían ya que estaban felices, se acomodarón en la cama para descanzar, Milo atrajo más a su cuerpo a Camus y éste se recostó en el pecho de su escorpión que le robó el corazón, finalmente expresaban su sentir y estaban más que felices.

- Milo hay otra cosa que debo decirte y no sé cómo te lo vayas a tomar.

- No creó que sea nada malo. Ahora que somos una pareja formal debemos tener confianza así que suelta la bomba de una vez.

- Yo tengo un secreto y nadie sabe de ésto pero es que yo... yo soy un doncel entiendo si te molestas conmigo por ocultártelo.

Camus cerró sus ojos porque esperaba un grito de Milo, reclamos o algo así pero no, eso nunca pasó ya que una mano acariciaba su mejilla y esos ojos azules que amaba lo veían con dulzura.

- Mon amour eso no me molesta para nada y yo siempre he soñado en formar una familia contigo, vivir en una casa junto al mar al lado de nuestros hijos. Siempre ha sido mi más grande sueño y ahora sé que se puede hacer realidad, soy el hombre más feliz, eres mi vida, te amo.

- Milo, mi Milo no sabes lo dichoso y afortunado que me siento de estar a tu lado y compartir mi vida contigo, te amaré por la eternidad mi amado bichito. Camus estaba más que feliz ya que su adorado bicho se mostró comprensivo y lo entendió.

- Yo también juro amarte por la eternidad, sé que nuestro amor es único y será dificíl de romper ya que nuestro destino se enlaza con el hilo rojo que nos une, siempre te buscaré en nuestras nuevas vidas para amarte. Unieron sus labios en un beso que sellaba ese nuevo pacto de amor, uno que jamás se rompería. Camie ¿Qué te parece si jugamos a hacer un bebé?.

La sonrisa juguetona que utilizaba Milo terminó por convencer al peliagua.

- Eres un bicho tonto... pero sí, acepto, quiero jugar contigo.

Y así comenzaba una nueva ronda de pasión entre ellos dos hasta lograr su objetivo que era tener un bebé.

❄🦂

Finalmente las constelaciones de Escorpio y Acuario estaban más que unidas ya que desde eras mitológicas siempre terminaban juntos, empezaban con una amistad para después enamorarse.

El amor era tan fuerte ya que sobrepasaba los límites de la muerte, era una promesa de amor eterna que pasaba a las futuras generaciones de Escorpio & Acuario, su hilo rojo del destino estaba trazado en ellos desde su nacimiento.

El amor nunca muere renace cómo el ave fénix para resurgir de las cenizas con más amor y pasión entre ellos dos.

<<Tu amor me da fuerza de seguir adelante,
Gracias por estar siempre conmigo en las buenas y en las malas,
Prometo estar siempre a tu lado,
Hasta hacernos viejitos.
Mi amor será eterno ya que nunca se extinguirá, solo renacerá de nuevo.
Eres lo mejor que me pasó en mi vida te amo tanto y soy sólo para ti hasta la eternidad>>