- Me pregunto si podemos ampliar el destino - dijo el príncipe al emperador - la prueba para recuperar su poder militar es la competencia magistral.

De pronto, Tang Tang comenzó a cantar llamando la atención de todos.

- Está bien, lo siento.

Lis bajó la cabeza mordiéndose la mejilla intentando no sonreír ante las miradas desconcertadas de los demás.

El príncipe carraspeó y siguió.

- La competencia magistral es la antigua regla del Imperio Zodiacal. Para recuperar el poder militar debe competir con los cuatro elementos, el duelo sería Tierra, Agua, Aire y Fuego. Todos en ese mismo orden, el imperio zodiacal no a sido animado mucho tiempo y ahora estoy feliz de ver a los señores de los cuatro signos entrar en la competencia - miró al emperador - pero Su Majestad representa el signo de Tierra y no debería perder el juego en esta ronda.

Lis ladeó la cabeza curiosa, le parecía un juego bastante interesante. Aunque lo único que se jugaban era ese poder militar del que tanto hablaban.

- Tenemos que ayudar a Yia Chan - dijo Fei Fei a su amiga cuando se apartaron un poco.

- ¿Qué? ¿Quieres que ayude a alguien que cada vez que nos ve ordena ejecutarnos? Y luego qué, ¿Me pedirás que le abanique también? - dijo sarcástica.

- Pero...

- Mira, hagamos esto - puso su mano en el hombro de Luo - tú ayuda a tu enamorado...

- ¿Y tú ayudarás al tuyo? - sonrió pícara.

- Shhh - la silenció llamando la atención de todos.

Ellas se enderezaron como si no pasara nada.

~💙~

Como habían decidido, Fei Fei se quedó con el emperador y Lis con el príncipe.

Lis se había quedado dormida mientras el príncipe miraba unos documentos y al ver que la manta no la tapaba, se levantó y la arropó. En ese momento, Lis abrió lentamente los ojos dejando totalmente hipnotizado al príncipe por su color. Ninguno pudo apartar la mirada del otro y todavía adormilada lo agarró del cuello y lo besó haciendo que Moran abriera los ojos en shock. Antes de poder hacer algo, ella se apartó dándole las buenas noches y volvió a dormir.

Él se tocó los labios sin poder creer lo que había sucedido; estaba claro que no iba a poder dormir.

~💙~

Al día siguiente, Moran miraba de reojo a la todavía dormida Lis mientras paseaba por la estancia. Se acercó y se sentó en una esquina de la cama; la miró y dio unos pequeños toques para que despertara hasta que ella lo hizo.

- ¿Alteza? - se tapó toda con la manta - ¿Qué hace aquí?

- Lis - agarró la manta tirando hacia él.

Empezaron un forcejeo con la manta tirando cada uno hacia su lado.

" Flor de Lis, ¿porqué actúas como si nada hubiese ocurrido?"

" Alteza , ¿enloqueció tan temprano?"

- ¿Me lo dará? - Lis forcejeó más fuerte, tanto que al tirar hacia su lado, el príncipe cayó encima de ella.

Se volvieron a mirar nerviosos y ella se tapó de nuevo. El príncipe volvió a tirar de la manta, esta vez haciendo que Lis quedara encima sin sacarse las miradas del otro. En ese momento, el mejor amigo Su Xun Xian entró y los vio.

Carraspeó y los dos voltearon a ver; al percatarse de la situación se levantaron rápidamente.

- ¿Y qué hacían ustedes dos? - preguntó con una sonrisa ladeada.

- ¡Nada! - dijo Lis casi alzando la voz yéndose de allí no sin antes tropezar, aunque milagrosamente no cayó.

Su Xun Xian miró a su amigo mientras Moran esquivó su mirada.

~💙~

Lis se fue para pasear por el pueblo pensando en la vergüenza que tenía con lo que había pasado. No sabía con qué cara iba a mirarlo desde ese momento; aunque tenía que admitir que era bastante lindo y las había ayudado desde el principio. Desde que lo conoció, una sonrisa amable aparecía para ella y eso la hacía sentir bien. Nada que ver con el amargado emperador.

Se tocó el estómago al escucharlo rugir al mirar unos buñuelos en un puesto pero se fue al no llevar dinero.

Fue al hotel "Almohada estelar" y se acercó a recepción.

- Hola - saludó - soy yo.

- Tú... - jadeó el dueño - ¡Eres la ladrona! No has pagado la renta el último mes, ¿y te atreves a regresar?

Lis lo miró desconcertada y luego recordó.

"Ups, me olvidé"

- ¿En serio? Ya se lo dije, disculpe entiéndeme - dijo - yo solo salí a tomar un poco de aire fresco y hoy estoy aquí.

- Paga - alzó la palma de la mano - porque sino yo te denunciaré.

Lis le cerró la mano rápido.

- Oiga no lo haga. Su salud es importante - dijo queriendo distraerle - su presión, el corazón, debe cuidarse bien. Ahora buscaré dinero; adiós lo veré luego - se dio la vuelta y salió corriendo a pesar de los gritos del dueño que se detuviera.