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60. La boda

Desde el principio tuve un plan para mi vida. Pero no fue hasta que nos conocimos que supe que eras tú.
(E.F.)

* * *

POV MAGNUS

Despierto de uno de los mejores sueños de mi vida. No sé si fueron flashback de nuestra noche en la cabaña, o mis deseos de un futuro, o tal vez realmente un futuro, nuestra luna de miel.

La piel desnuda Alexander Lightwood estaba rozando la mía. El cuerpo de mi príncipe Lightwood. No más princesa, era él, su cabello corto pero rebelde, sus ojos azules tan perfectos y profundos sin necesidad de maquillaje alguno. Sus labios enrojecidos, húmedos, e hinchados por los besos y no por labial. el rubor natural de sus mejillas...

Perfecto.

Simplemente perfecto. Mi hermoso príncipe es perfecto y hoy lo va a saber el mundo entero. Alexander Lightwood va a tomar mi mano, ya sea en el altar o para huir juntos, nos daremos el "Sí", "Sí acepto, sí contigo, sí lo que sea que venga" sin importar lo que el resto opine.

Con eso en mente, salgo de la cama.

Me sorprende ver vacío el sofá donde Andrés se quedó a pasar la noche para asegurarse que no me escabullera a ver a mi "prometida" a media noche -lo que probablemente habría hecho, sólo que con mi hermoso y masculino prometido-.

Pero mejor para mí. En lugar de ir a tomar una ducha y empezar a arreglarme, puedo ir a ver a mi Alexander. Hablar como ayer no pudimos hacer, aunque sea un momento. Sé que Esperanza no nos lo impediría.

Pero justo cuando abro la puerta, un agitado Andrés aparece. Respirando con dificultad, como si hubiera corrido una gran distancia.

-T-tenía... Tenía... Que ir... Al baño... -dice entrecortadamente.

Alzó una de mis cejas. Espero que lo entienda: "No me importa nada de lo que hagas".

Él sonríe entonces y entrelaza su brazo con el mío. -¡A desayunar! Luego a ducharte y vestirte para tu boda. Los invitados ya empiezan a llegar. Y tú, como el príncipe, como el hombre, de la relación, debes recibirlos, Magnus. Es lo correcto.

Lo correcto sería ir ahora por Alexander y salir ambos, gritar al mundo que somos dos príncipes y no necesitamos ninguna princesa para ser pareja y ser felices. Que, a veces, a los príncipes los gustan los príncipes y eso está bien. Que yo me enamoré de un príncipe y él también.

-Vamos, vamos -Andrés sonríe demasiado.

Y yo voy. Tal vez Alexander esté en el desayuno. Podemos vernos, aunque no hablemos.

Pero claro. ¡Las malditas tradiciones! Debí saberlo. Alexander no aparece para el desayuno.

-Tranquilo, Magnus -me dice Andrés-. Las princesas sólo dejan plantado al príncipe en los cuentos.

No puedo evitar mirarlo mal. Por supuesto que Alexander, mi princesa, nunca haría eso.

Alexander me ama.

Alexander me eligió por sobre cualquier cosa.

Alexander iría conmigo hasta el fin del mundo.

Él nunca se iría sin decirme. Si cambiara de opinión, me lo diría.

-No me preocupa eso. Sólo lo extraño... Losss momentos juntos, quiero decir.

¡Maldita sea!

Pero Andrés parece no notarlo, sigue sonriendo. -Eso es genial. Pronto tendrás una princesa para siempre, Magnus. Tu propio "Felices por siempre". Tu final feliz.

Alexander es mi felicidad. Todo lo que necesito es verlo caminar hacia mí.

Sólo eso.

Y pronto lo haré.

Sólo unas horas más y él vendrá a mí.

* * *

Pero las horas pasan y no tengo oportunidad de verlo. Mi mañana se pasa sonriendo a cada invitado, como si estuviera feliz por sus presencias, como si no muriera por correr por Alexander y huir.

Tengo un mal presentimiento que crece cuando ni Esperanza o los reyes Lightwood aparecen en ningún momento.

Sólo Monique y mi padre me acompañan unos minutos.

Mi padre, el rey Asmodeus Bane, toma mi brazo y me lleva hasta el altar justo antes de que las campanas suenen.

Es hora.

¿Y por qué no me siento feliz?

Mi padre me abraza y susurra a mi oído: -Pase lo que pase, estoy con ustedes, Magnus. Y estoy orgulloso de ti.

Intento sonreírle, pero no puedo.

Hay un nudo en mi garganta, un vacío en mi estómago, un peso extraño en mi corazón que late como si quisiera salir de mi pecho, mientras miro -igual que todos cuando la música comienza- a la entrada de la capilla.

Contengo el aliento mientras espero que Alexander aparezca. Un príncipe y no una princesa. Sin importar la reacción de los invitados, yo lo veré sólo a él.

Apenas me doy cuenta que no está nadie donde debería.

Los Lightwood y Esperanza no están. Tal vez fueron a ayudarlo, a apoyarlo...

No veo a Monique por ningún lado. Ni a sus hijos.

Ah. Andrés sí. Él está al lado de la puerta, su brazo sobre los hombros de un chico que no había visto nunca en mi vida.

La música termina y nadie entra.

Miró desesperado a mi padre. Quiero llorar, quiero correr a sus brazos y pedirle que me abrace como cuando era un niño asustado.

¿Dónde está, Alexander?

¿Dónde está su familia?

Mi padre se pone de pie. -Todo está bien -nos dice a los invitados y a mí, y a los músicos: -Toquen de nuevo. Las novias y sus manías de querer provocarnos un infarto antes del .

Hay varias risitas, que no puedo secundar.

Estoy ya dando un paso para bajar del altar, "Algo está definitivamente mal", cuando la puerta se abre.

Hay dos siluetas que no distingo bien por la luz del sol que golpea directo a mis ojos.

Pero no se detienen. Las dos personas caminan hacia mí.

Suspiro de alivio.

Después una risita nerviosa. ¿Viene vestido de novia?

¿Y por qué viene con Monique y no con su padre?

Mi ceño se fruncé conforme se acercan más y mis ojos se adaptan.

-Ella no es...

Podría engañar a cualquiera. No a mí.

Ella tropieza antes de subir junto a mí. Monique la sostiene con lo que parece demasiada fuerza. Sonríe cuando la princesa se coloca frente a mí.

Monique levanta el velo.

No la he visto nunca, pero sé quién es.

-¿I-Isabelle?

-Tu princesa. Sean felices, Magnus -dice Monique, poniendo la mano de ella en la mía-. Toda la felicidad para ustedes.

Me pierdo la mirada interrogativa de mi padre, mientras nos giramos hacia el hombre que espera empezar a oficiar la ceremonia.

Los dientes de Isabelle Lightwood castañean y, cuando su mano tiembla dentro de la mía, lo siento: un papel.

No me importa lo que el hombre frente a nosotros dice o como la hermana de Alexander tiembla a mi lado. Suelto su mano y abro la nota.


"Perdóname, Magnus. Este siempre fue el plan. No creíste que realmente yo era un enfermo como tú, ¿o sí?"

Mis ojos se llenan de lágrimas cuando reconozco la letra. Sé quien lo escribió sin que ella me lo diga. Y esa palabra, que parece remarcada y con letras chuecas, me termina de romper el corazón:

Enfermo.

¿Soy un enfermo por haberme enamorado de ti, Alexander Lightwood, por creerte que te enamoraste de mí y no era sólo por un ejército?

-¿Dónde está? -no puedo evitar preguntarlo, y me sorprende que mi voz suene tan firme mientras yo estoy a punto de romperme.

Ella no me mira. Voltea hacia la puerta antes de volver a tomar mi mano. Con fuerza. -Se fue. Él se fue. Yo estoy aquí. Tu princesa. Perdona por tardar. LA BODA PUEDE COMENZAR -dice demasiado alto.




CONTINUARÁ...

¿Y ahora? 😱😭 ¿Dónde está Alec? ¿Y los Lightwood y Esperanza? ¿Por qué Izzy aceptó?

Últimos capítulos de esta historia 😞
Si hay algo que quieran leer, pueden decirme para ver si puede ir en la trama o como extra 🙌

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