Capítulo 1
Inesperado regreso
Indian Hollow, Nueva York, septiembre 1986
Esas horas entre la madrugada y la hora de levantarse en la mañana para comenzar un nuevo día, era para mi el mejor momento, cuando la cama se sentía más cómoda, calentita y acogedora. Especialmente si tenia que levantarme para comenzar un nuevo año escolar.
―¡Levántate ya dormilón!
Mamá entró a mi habitación sin tocar, como un bólido lleno de energía para descorrer las cortinas de ambas ventanas mientras me animaba a salir de la cómoda cama casi gritando sobre mí.
La alarma del enorme reloj despertador que reposaba sobre la superficie de una de las mesitas de noche comenzó a emitir su molestoso pitido, sin embargo, mi madre Emma, como era su costumbre, se le adelanto.
―Maaaaa...
Traté de echarme la sábana sobre la cabeza para alejar de mis ojos los intrusivos rayos solares que se colaban por una de las ventanas descubierta, pero mamá fue más rápida y la tomó por una de las esquinas para alejarla lejos, demás esta decir que logró su propósito y con unas risas se alejó de regreso al pasillo, fuera de la habitación.
―Apúrate, David, ya te prepare el desayuno.
―Déjame quedarme en casa hoy, ma. Es el primer día de clases y sabes que no será nada importante...
Las palabras se las llevo el viento, pues mamá ya no se encontraba allí, escuché sus pasos bajando la escalera y solté un suspiro de impotencia. Terminé dejando el suave colchón envuelto en una de las sábanas camino al baño del pasillo, y minutos después, recién peinado buscando que ponerme aunque realmente me daba lo mismo, y agarré el jean que llevaba usando tres días y una camiseta limpia de un cajón.
Yo sabia que de nada me valdría insistir en quedarme en casa y perder el primer día de clases de mi penúltimo año de escuela superior, para Emma, mi madre asistir a clases era muy importante, siempre lo fue y me había inculcado eso toda la vida.
«Luchar por darte una buena educación es lo único que puedo dejarte de herencia, hijo»
Cargando la vieja mochila en mi hombro me fui directo a la pequeña cocina comedor de la casa, el ambiente olía a café y hot cakes bañados en sirop de maple. Mamá usaba la extensión del teléfono fijo mientras se encargaba de servirme tres deliciosas tortitas, yo tomé una taza para servirme café con un poco de leche.
―No te preocupes Ava, David estará encantado de ayudar a Samuel. ―Escuchar el nombre del hijo de la mejor amiga de mamá levanto todas mis alarmas. Sin embargo, le reste importancia, pues no me imagine que podía tener que ver yo con alguien que vivía a kilómetros de distancia y a quien no había vuelto a ver desde hacía años.
La tía Ava y su hijo Samuel vivían en plena ciudad de New York donde la madre junto a su nuevo esposo decidió mudarse dejando atrás el pequeño pueblo de Indian Hollow en favor, entre otras cosas, del futuro artístico del muchacho.
Hambriento me encargue de devorar el desayuno sin prestarle mayor atención a la conversación de mamá por teléfono y preguntándome si Bruno, mi mejor amigo, estaría por llegar para caminar junto con Emily, su hermana, a la escuela.
―Ya me voy...
Justo en ese momento Emma dejó la bocina en su enganche y se giró hacia mi.
―Espero que tengas buen día, David...y que saludes y te muestres amable con Sam. ―Mamá no paso por alto la mueca que no pude ocultar―. ¿Es qué no recuerdas que te mencioné que tu tía Ava regresaba al pueblo?, pues llegaron hace unos días y Samuel comienza clases hoy. Sé que ambos se alegraran muchísimo cuando vuelvan a verse, después de todo eran los mejores amigos. ―Con aquello dicho y dos palmadas sobre mi espalda mientras me guiaba directo a la puerta principal, mamá no me dio tiempo a protestar, al menos no verbalmente mientras mi mente era un tiovivo de pensamientos y recuerdos que me desorientaron.
¿Alegrarnos de vernos? ¿Mejores amigos?
Eso fue hace millones de años, mamá, quise decirle.
Además dudo mucho que alguien como él, un actor en ciernes que hasta en obras de teatro se ha presentado según la tía, quiera tener algo que ver con el pueblerino ex tartamudo.
En el momento en que mamá cerraba la puerta dejándome afuera en aquel día de principios de septiembre donde el sol brillaba en lo alto mientras una suave brisa acariciaba la piel expuesta de mi rostro y extremidades superiores, vi llegar a Bruno Bennet y su hermana Emily, los hermanitos zanahoria, como solían llamarle los acosadores de la escuela, por sus cabellos rizados de un brillante y hermoso rojo.
Bruno y Emily eran muy parecidos y si no supiera que había una diferencia de edad entre ellos, pensaría que eran mellizos.
―¿Listo para el inicio de un nuevo año escolar? Si fuera por mi me quedaba en casa, no creo estar preparado mentalmente para enfrentarme a los lerdos de la comunidad escolar ―manifesto Bruno. En ocasiones mi amigo pecaba de tener una auto estima por los aires y pensaba que todos nuestros compañeros eran unos tontos, en otras, se iba al otro extremo y decía que no era capaz de nada, y se dejaba arrastrar por la inseguridad.
Yo solía saber que decir en cada ocasión y no le daba mayor importancia, más adelante, con el pasar de los años supe que Bruno sufría algunos problemas de salud que se reflejaban en su cambiante comportamiento.
―Pues yo si estoy muy emocionada por comenzar el año escolar en esta nueva escuela. ―Emily Bennet era una chica de quince años que se había pasado todo el verano esperando el momento de comenzar la escuela superior dejando atrás a todos los chiquillos de la intermedia.
Mientras caminábamos y los hermanos se llevaban la contraria con el asunto de la escuela, mi mente iba por otros lados, y apenas podía dejar de pensar en volver a ver a Samuel Holloway.
Sam, el antiguo mejor amigo que siempre estuvo a mi lado cuando se burlaban de mi en la escuela, defendiéndome de los que se reian de mi tartamudez, mi compañero de risas, travesuras y juegos...«mi primo Sam»
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro