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Capitulo 9 (Muy bueno para mentir)

Cuando empecé a seguirlo, él aún no se daba cuenta, lo seguía con pasos siglizos, con tal de que no me oiga .

— ¡Ya va, joder! — le gritó a la persona que estaba tocando desesperadamente la puerta.

— Ay que enojóncito.. — susurre, pensé que no había escuchado lo que había dicho, pero este se volteó, y me miró sin creer aún que lo seguía.

— ¿Me estás siguiendo? — hablaba mientras seguía caminando.

— Nop.. bueno, algo así.

— Se que soy irresistible, pero no es para tanto. — habló egocéntrico.

— ¿Quién te mintió? — dije con ironía y un toque de sarcasmo.

— ¡Cállate! Y deja de seguirme.

— ¡No lo estoy!

— ¡Lo estás! ¡Y no creas que no escuché lo de enojón!

— ¡Pero es la verdad!

— Si hablamos de enojones, tu encabezas la lista.

— ¡Inútil!

— ¡Mensa!

— ¡Idiota!

— ¡Mongola!

— ¡Tonta!

— ¡Imbecila!

— ¡Eso no tiene sentido! — me quejo al no encontrarle sentido a su insulto.

— ¡Tu cara no tiene sentido!

No pude evitar reír un poco con su respuesta. Pero rápidamente volví mi expresión seria.

Qué tonta, te ríes cuando te insultan. ¿Quién hace eso?

Amm.. yop.

— Suficiente, voy a bajar, y tú te vas a quedar aquí, no quiero chusmas.

— ¿Me llamaste chusma?

— Pues.. — miró a todos lados. — No veo a otra más así que.. — rápidamente terminó de bajar todas las escaleras restantes hasta llegar a la primera planta y recibir a quién sea que este apresurado detrás de la puerta.

— ¡Grandísimo tonto! — le grite, mientras, desobedecia su orden.

Vegeta

Termino de bajar las escaleras, dejando a la de cabello azul con la palabra en la boca. Y me encamino a recibir a quien sea que este desesperado.

— ¡Ya va! — volví a gritar, por que la persona había vuelto a tocar desesperadamente. — ¿Quién jode a esta hora?

Una vez, hice el grito, la persona dejo de tocar, abrí la puerta y lo primero que recibí fue un gran empujón que provocó que choque con la mesa que se encontraba siempre enfrente de la puerta.

— ¡¿Dónde está Bulma?! ¡Dime que hiciste con ella maldito degenerado!

Era nada más, y mucho menos, demasiado menos, el imbecil amigo de Bulma.

— ¿Qué te pasa idiota? ¡¿Cómo se te ocurre entrar a una casa ajena y gritar como se te da la regalada gana así como así?! ¡Hay personas durmiendo idiota! ¡Aprende a respetar!

Se acercó a mi y me tomó por el cuello de mi polo para dormir blanco, obligándome a verlo.

— No respondiste a mi pregunta. — dijo apretando los dientes.

¿Quién lo diría? La princesita tiene agallas.

Le proporcione un fuerte codazo en el estómago, provocando que este se retuerce del dolor y empiece a quejarse.

— Nunca, pero nunca en tu vida me vuelvas a poner una dedo encima, idiota. — susurre con tal de que él haya escuchado.

— ¡¿Qué esta pasando?!

Llegó Bulma de pronto, bajando de las escaleras con prisa y una cara de preocupación.

— ¡Bulma!

— ¿Martín?

El idiota fue abrazarla, olvidándose por completo del dolor que le provoque.

Debí haberle dado uno más fuerte.

— Martín, ¿Qué haces aquí? — pregunta separándose del abrazo. — ¿Cómo sabias que estaba aquí?

— Vine a buscarte, por dios Bulma, ¿Dónde te habías metido? Me diste un gran susto, a mi y a tus padres.

Ella lo miró indignada, y un poco ofendida.

— ¿Mis padres?

— Tus padres estaban muy preocupados, un poco más.. y ya llamaban a la policía. — dejó de mirarla para después abrir los ojos y mirar un punto inespecifico. — Oh por dios, tengo que detenerlos. — iba a salir por la puerta, pero..

— ¡Oye! — le gritó Bulma, él paró al instante. — ¡Nada de esto hubiera pasado si no te hubieras tardado tanto! — comenzó a reclamar.

— Yo te dije que esperaras en un solo lugar por que me iba a ir a hablar con tu madre, y no lo hiciste. — respondió desde el lugar donde se encontraba.

Ella se le quedó viendo unos segundos confundida, movió la cabeza y habló:

— Espera.. ¿Qué? ¿No me quede ahí?

— Pues.. no, no estabas allí, te habías ido a no se dónde. ¿Porqué lo preguntas?

— Es que.. no me acuerdo de nada. — pestañea varias veces.

— ¿Qué?

—O sea.. am.. — rascó su nuca con nerviosismo.

Bulma

Luego, mi mente empezó a maquinar muchas cosas y hacerme ver, si lo recuerdo es obvio que habré bebido algo, y ese algo, debió ser.. ese tal trago corto del que me hablo él y que no volviera a tomar por nada en el mundo. Ups.
Empecé a buscar alguna respuesta alternativa que me ayude a salir de este trance.

Hasta que, se me prendió el foquillo.

— ¿En serio? ¿Qué no te fuiste con una chica? — me crucé de brazos mirándolo seriamente.

— ¿Qué?

— Claro, ¡Nunca llamaste a mi madre, sino te fuiste a no sé donde con otra chica! No te me hagas la víctima.

— ¿De que estas hablando Bulma? Yo nunca me fui con otra chica, ¿Quién rayos te dijo eso?

— ¡Él! — señalé a Vegeta, quien de repente abrió sus ojos como platos.

Martin miró de reojo a Vegeta, este ya no tenía los ojos abiertos, sino ahora en su rostro se dibujo una sonrisa malévola.

Fue entonces, que me di cuenta de que trataba de decir con esa sonrisa y expresión que cargaba en el rostro, me vi como una completa tonta.

Valla mentiroso. Me vio la cara de estúpida.

Martin no tardó en fulminar a Vegeta con su mirada, viéndolo con odio y rencor.

— Esta mintiendo — dijo volviendo su mirada a mi. — Te dije que iría a llamar a tu madre informándole que estábamos en camino, y eso hice, cuando regrese ya no estabas, te busqué y busqué por todas partes, ¡Hasta en el baño de los hombres!, hasta que te vi salir, bueno, te vi a ti y a él, él te sostenía, y me enfureció mucho verte en brazos de él, quería alcanzarlos pero.. era tarde, los perdí de vista y me decidí venir aquí en la mañana. Recordé su casa cuando ayer mismo me trajiste aquí para devolverle su casaca.

— ¿Hablas enserio?

— En serio.

— ¿Quién termina siendo el culpable aquí? — yo y Martin miramos a Vegeta.

— ¿Porqué me ven a mi? ¡Yo no tengo la culpa que tu estabas muy borracha por tantos tragos cortos que bebiste y ahora no recuerdes nada!

Pero después me le quede viendo a Martin, quién no tardo en darse cuenta y me miró confundido.

— Espera — lo detuvo Martin después de lo que dijo Vegeta. — ¿Estas diciendo que ella estaba muy ebria porque bebió demasiados tragos cortos.. y que por eso no recuerda nada?

Ay madre mía.

— Eso dije. Y si hubieras visto como se comportó después de haber bebido todo eso.. estaba bueno para grabarlo.

Mi rostro empezó arder. Me cubrí el rostro con ambas manos por la vergüenza.

— Un momento. Bulma, bien claro te dije que no tomes ningún otro trago antes que me valla. ¿Verdad?. — yo solo asentí. — Por lo tanto, aquí la única culpable eres tú por no escuchar en un principio. Nada de esto hubiera pasado si en un principio hubieras echo caso. — ahora, alejé mis manos de mi rostro, encontrándome con un Vegeta y Martin, quienes me miraban esperando una explicación.

Los nervios no tardaron en apoderarse de mi cuerpo.

— Pues.. en mi defensa, estaba borracha así que.. no media mis límites, y.. ¡No sé, no recuerdo nada! Soy inocente, El alcohol tiene la culpa de todo.. el alcohol abuso de mi inocencia. — puse en excusa al alcohol mientras jugaba con mis dedos, recibiendo la intimidante mirada de ambos chicos.

— ¿Inocente tú? ¡Ja! No me hagas reír. — se burló Vegeta, para después, cruzar sus brazos.

— ¡Bueno ya!, paremos esto, aquí nadie tuvo la culpa. ¿Bien? No ganamos nada echándole la culpa a alguien.

— ¡Pero lo acabas de hacer! — lo expuse.

— Lo sé. Pero ya asunto arreglado. Será mejor que nos vayamos ahora Bulma, tus padres están muy preocupados. — nos encaminamos hacia la puerta.

— ¡Por fin! Ya era hora, creí que nunca se irían.. par de idiotas. — habló Vegeta, pero, lo último lo dijo en un susurro casi inaudible, pero alcancé a oírlo.

— ¡A quien le llamas par de idiotas, maldito degenerado, horrible, tarado!

— ¡Larguense! ¡Espero no volver a ver sus feas caras! — dicho esto, cerró la puerta en nuestras caras.

Pero no me quede callada, a no.

— ¡Pues que pena, mañana tenemos clases y nos verás! ¡Grandísimo torpe! — grité, espero haber sido escuchada.

— Bulma, ya calmate, ¿No? Dejalo, no le hagas caso.

— Es que él es un cabeza hueca, Martin. Lo entenderás cuando seas mujer.

Este guardo silencio. Empezamos a caminar sin articular sonido alguno, solo nuestros pies chocando con el rocoso piso.
Oí cuando este soltó un suspiro pesado, para luego, verme con un semblante.. preocupado.

— Trato de hacerlo.

No entendí.

— ¿Qué? ¿A que te refieres?

Me quede confundida cuando dijo aquellas palabras.

— Perdón por no haberte contando antes pero..

— ¿Qué cosa?

Vi como sus ojos miraban de un lado a otro, debatiendo si en decirme o no lo que estaba guardando.

Y justo cuando imaginé que iba a confesarse diciendo que yo le gustaba. Obtuve otra respuesta.

— Soy gay... — soltó. — Me gustan los hombres.

¿Cómo están en sus casas? :( ¿La están pasando bien? :)

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