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Capítulo 4. (¿Novios?)

Vegeta.

Hoy es sábado y no tenia nada que hacer. Prendí la televisión, y con el control empecé a pasar de canal en canal algo que me entretenga.

"Animales"
"Noticias"
"Espectáculos"
"Niños"
"Deporte"
"Documentales"
"Luchas"
"Cocina"
"Farándula"

Nada, no había nada con que entretenerse, todo es lo mismo de siempre en cada una de ellas. ¿Para que sirve la televisión? Siempre que la prendo, aburre. No hay nada que me entretenga un rato.

— Algún día te voy a tirar por la ventana. — amenace sin despegar la mirada al televisor aburrido.

Hablando de entretenido, estos días fueron entretenidos para mi.
¿Porque? 

Hacer molestar a la cabeza de pitufo no estaría mal, verla enojada es querer estallar, muchos no soportan a una mujer gritona, molesta, engreída, y tonta.

Eso no me aburriría para nada.

Y para eso necesito una excusa para poder ir, ya que sino empezará a parlotear, que eso es lo único bueno que saber hacer.
Lo tengo, Bulma le prestó a Milk su libro de trabajo para que ella se pusiera al día, aún no se si lo sigue teniendo, primero debo saber si lo tiene o no ya que sino el plan no tendría sentido.

Me levanté del sofá en el que me encontraba sentado, y me dirigí hacia las escaleras para llegar a la segunda planta, en donde se encontraban nuestras habitaciones. Entré a la de Milk, ella se encontraba echada en su cama con sus audífonos puestos y con el celular en las manos. Cuando me vio se exaltó, se los quitó y se sentó en su cama.

— ¡¿No te enseñaron tocar la puerta antes de entrar?!

— Si a mi no me enseñaron a tocar a ti mucho menos.

Empecé a husmear entre sus cosas, osea, en su escritorio, movía sus cuadernos, revisando cada uno los nombres hasta encontrar el de Bulma.

— ¿Que buscas? ¡Son mis cosas!

Agarró una almohada y me la tiró y cayó al suelo, agarré la misma almohada del suelo y se la tire en la cara.

— Sólo vine por esto.

— Eso es de Bulma.

No dije nada al respecto, solo salí de la habitación. Bajé las escaleras, agarré mi casaca negra, me la coloque y salí de la casa sin antes ponerle seguro.

Me monte en mi motocicleta, le inserte la llave para que este funcione. Arrancó, me acomode un poco, y de nueva cuenta, emprendí rumbo hacia la casa de la peli-azul.
No pregunten como es que se su dirección.

Había llegado, baje de la moto y la apague. Agarre el libro. Subí los tres escalones correspondientes hasta llegar a la entrada principal. Toque la puerta.

Milk me comentó que vivía con sus padres, cosa que me ponía un poco nervioso.

— ¡Voy! — alcancé a escuchar como alzó la voz.

Toque otra vez pero esta vez con mas desesperación, la iba a desesperar.

— ¡Dios! ¡¿Quien?! — escuché como sus pasos azotaban contra el piso. Hasta que por fin abrió la puerta. — ¡¿Vegeta?!.

— El único.

— ¿Como?.. ¿Que?.. — trago saliva, moviendo un poco su cabeza. — ¿Que quieres? — dijo cruzando sus brazos.

— Se ve que te alegra mucho verme.

— Wow si, demasiado, mira como sonrio. — dijo fingiendo una sonrisa sarcástica, y después volver a la cara de amargada que tenia.

— Te saldrán arrugas.

— ¿A que viniste? ¿Solo a molestar? Por que si es así, te digo que estas perdiendo tiempo.

— Milk esta enferma, me pidió que te diera tu libro — dije entregándole el objeto.

— ¿Que le paso?, ¿Porque ella no vino? — su expresión cambio a una de preocupación, recibiendo el libro.

— Le dio fiebre.

— ¿Esta enferma? — se sorprendió — ¿Como esta?

— Ella esta bien. Y también, necesito, que hagas esto por ella mientras no estamos. — le entregué una hoja, lo único que sabía que era, era su tarea.

— Esta es nuestra tarea..

— Como sea, necesito que te hagas cargo de ella.

— ¿Y por qué no tú?

— Tengo cosas más importantes que hacer.

— ¿Así? ¿Y cuales? — se cruzó de brazos aún con los objetos en sus manos.

Mierda.

— Ya te dije, saldremos. Iré al médico a que le hagan un chequeo.

— Ajam.. bien te acompaño.

— ¿Porqué?

— Es sábado puedo hacerlo mañana ¿No? — sonrió victoriosa.

— No, esto no te incumbe.

— Igual que tampoco me incumbe hacer su tarea.

— ¿Eres su amiga no? Y creo que todas las amigas se apoyan.

— ¿Eres su hermano no? Y creo que todos los hermanos se apoyan.  — imitó mis palabras.

Ahora, me arrepiento de haber venido. Jamás, nunca de los jamás, volveré a joderla con excusas baratas.

— ¡Hey Bulma!

Una voz captó la atención de ambos. Nos volteamos a ver de donde provenía la voz.

— ¿Uh? Oh, ¡Goku hola! 

Ah.. Kakaroto.

— ¿Qué tal Vegeta? — me miró.

Ignore su pregunta, aprovecharé el momento, e irme como si nada paso.

— Bueno, yo ya me voy. — di media vuelta dispuesto a irme.

— Oye ¡Vegeta espera! — grito la peli-azul.

— ¿Que cosa quiere ahora?, supongo que estarás ocupada. — digo apuntado mi mirada a kakaroto.

— ¿Que? No..— hizo una breve pausa.— Goku puedes venir más tarde, es que tengo un pequeño problema que resolver con cierta persona.

Este me miró, sonrió de lado, y habló:

— ¿Celos? ¿Donde?

— En tu maldita cara si no cierra la boca. — dije mostrando mi puño cerca su rostro.

— ¡Controla tu carácter, joder! No te preocupes Goku, puedes quedarte, Vegeta ya se iba.

— No, yo me voy, resuelvan sus problemas de novios. — hizo un ademán con la mano.

— ¡¿Novios?! — gritamos ambos al unísono.

Nos miro raro, tratando de entender.

— ¿Eh? ¿Que no es lo que son?

— ¡No Goku!, el no es mi novio. ¡Nunca en la vida lo será!

— ¡No confundas las cosas kakaroto!

— Ayyy... — alargó la palabra — pero parecen, en el instituto no paran de discutir, y siempre se la paran juntos. — rascó su nuca.

— Eso es por que, nos odiamos.

— ¿Se odian?

— Si.

— ¿Y porque no se aman?

— ¡Goku! — chilló.

— ¡Ayyy! — volvió alargar la palabra. — bien, bien, lo siento, vuelvo mas tarde Bul, dejaré que resuelvan sus problemas de.. enemigos. — hizo comillas con sus dedos, y se fue. Dejándonos nuevamente solos.

Escuché un suspiro por parte de ella.

— Bien. Por lo menos quiero ir a visitar a Milk.

— No.

— ¿Porque no?

— No.

— ¡Vamos Vegeta!

— No.

— ¡Ya pues!

— No.

— Las amigas se apoyan ¿No? ¡Eso es lo que dijiste!

— No.

— Vegeta.

— No.

— ¡Vegeta!

— No.

— ¿Que acaso no sabes decir otra respuesta menos 'No'?

— No

— Bien.. ¡Adiós! — dijo, agarró la manija de la puerta y cerró la puerta en mi cara.

Por fin entendió.

Solté un suspiro cansado, me monté en la moto, arranqué y me fui directo a mi casa.

Deje mis llaves dentro de un cajón cerca de la puerta.

Unas fuertes pisadas retumbaban en toda la casa.

— Vegeta.. ¡¿Donde carajos estabas?! ¡Te llamé más de cinco mil veces!

— ¡Oye! ¡Controla tu lenguaje, niña!

— ¡¿Donde rayos ésta mi tarea de matemáticas?!

— ¿Yo que se? ¿Para que lo querría?

— Se que lo tienes, ¡No me mientas!

— No te estoy mintiendo, y si no tienes otra cosa más que decirme, ¡Me voy! — deje el casco encima de un estante, subí los escalones correspondientes hasta llegar al segundo piso y que este me lleve a mi habitación, me encerré ahí y me dispuse a tomarme una siesta.
Fueron los 10 minutos más tranquilos de mi vida, hasta que fue interrumpida, por el ruido que provenía de abajo, estaban tocando la puerta, y se llegaba a escuchar hasta aquí.

— ¡Ya voy! — gritó Milk.

Tape mis oídos con una almohada, no estoy de humor para visitas.

— ¡Hola Bulma! ¿Que tal?

Espera.

¿Que carajos dijo?

¡¿Bulma?!

Estoy en problemas.

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