Capítulo 15 (Todo va a ser su culpa)
Vegeta
No tenia mucho que decir con respecto de mi día siguiente, pero si podíamos usar una sola palabra para resumirlo: Aburrida.
Prefiero estar oyendo las historias de mis abuelos y plantas medicinales que oír los regaños del maestro de historia.
Hubieron un par de veces que crucé palabras con la azulada, pero no eran nada interesantes, ni común en cualquiera.
Bajaba las escaleras con los ánimos por los suelos. Tenia bastante sueño, había un proyecto que realizar y teníamos hasta la próxima semana para entregarlo, y apenas era mitad de semana.
De todas formas, tenia que aprobarlo. No me puedo quejar, estoy tomando a la vez créditos extras para la Universidad y que en verdad me están sirviendo bastante.
— Y pienso que seria una buena idea.. — habló una voz a mi lado.
Me alejo unos centímetros por la impresión. ¿En que momento había llegado esta enana?
— ¿Desde hace cuanto estás ahí? — pregunto.
— No lo sé. Al parecer otra vez te estabas olvidando de tu pequeña hermanita.
Volví a su lado y seguimos caminando.
— Apuesto que ni siquiera oíste lo que te dije.
¿Hablaba?
— No. Ni me.. — interrumpió.
— Entonces te lo repito. — rayos — Decía sobre si te gustaría ir a montar patineta.
— ¿Montar patineta?
— Así es. Digo, hace tiempo que no lo hacemos, además que, no estaría mal tomarnos ese pequeño lujo.
— No está mal. De todas formas tú mamá y tú papá ya no están aquí y volvemos a ser libres.
— Nuestro papá y mamá. Querrás decir. — corrigió. — ¡Vamos!
Tomamos otro rumbo hacia el parque que estaba cerca y también tenía su sección de patinaje.
Siento como Milk me toma del brazo a tal punto de casi arrancarlo de su lugar por la fuerza que ejercía.
— ¡Por los demonios! ¡Milk! ¿Qué tienes?
— ¡Oye mira! Allá están Bulma y su amigo que creo que se llamaba Goku. ¿Qué tal si les decimos para que vengan también?
Los señaló. Vi hacia esa dirección y ahí los vi, salían de una heladería y muy sonrientes, arqueo una ceja confundido, ¿Invitarlos?
— No.
— ¡Ya pues Vegeta! Será más divertido.
— ¡Más aburrido! Además, al parecer ellos están muy..
Muy tarde, ella corrió hacia ellos.
Joder. Otra vez, le vale un pepino mi opinión.
Me voltee de la vergüenza, yo nunca había aceptado.
Miré sobre mi hombro. Podía verlos charlando, no sé lo que se estaban diciendo, pero leyendo el últimos movimiento de sus labios fue un "Si".
Volví mi mirada al frente con mis brazos cruzado.
— ¡Genial! — diablos, hasta aquí se alcanzó a oír su grito.
Maldita loca.
Sentí sus pasos acercarse.
— Aceptaron. — oí que dijo. Me di vuelta encontrándome a ellos tres.
— ¿Qué estamos esperando? — habló entusiasmado Kakaroto mientras caminaba más rápido, Milk lo siguió de la misma manera. Dejándome ahora solo con la otra loca.
— ¿Puedes hacerme un favor? — preguntó mirándome.
Mmm..
— No. — empecé a caminar.
— ¡Oh vamos! Mis padres tienen que creer que habrá un adulto cuidando. Goku no puede por que tiene voz de niño. Casi igual que la voz chillona de Milk. — habló caminando a mi lado.
— ¿Estas diciendo que tengo voz de un hombre adulto? — sonrío divertido.
— No, algo así como más de viejo. — vi como sonrió. Mi sonrisa se esfumó.
— Fuiste. Ya no te haré ningún favor.
— ¡Perdón! Pero vamos, quiero ir a probrar el patinaje.
— ¿Nunca patinaste? — la miro como si fuera un bicho raro.
Ella infla las mejillas un poco mientras se cruza de brazos.
— No.
Río un poco mirando hacia el suelo.
— Por favor Vegeta.. necesito que finjas ser el padre de Milk para ello.
¿Un padre?, ni siquiera tengo una buena imagen de eso.
— ¡Agh bien! Solo por que quiero verte caer.
Hizo una mueca. Buscó entre sus contactos y llamó. Dijo que si le daban permiso de ir con Milk al parque, al parecer. Su madre le preguntó si habría algún adulto, ella nerviosa dijo si, que iría el padre de Milk. Oí que dijo que le pasara con ese adulto, me pasó el teléfono. Me aclaré la garganta un poco, y comencé a hablar.
— Diga. — utilice la voz más ronca que pudiese. Ella se cubrió la boca apunto de reír. Milk y Kakaroto se percataron de eso, y se voltearon a vernos curiosos.
— Muy buenas tardes señor padre de Milk. ¿Es usted con quien irá con los muchachos al parque? — me preguntó la voz de una señora de.. le pongo unos cuarenta.
— Si, señora. No se preocupe, su hija está en muy buenas manos. — hice una mueca, casi me atragante por lo tan ronca que hacía mi voz. Milk rió pero se alejó dándose cuenta de la situación.
— Gracias. No lleguen tarde, Bulma tiene tarea. Que pasen una buena tarde. Adiós. — y la llamada terminó.
Efectivamente todos comenzaron a reír con intensidad mientras yo pasaba saliva con fuerza debido a que sentía mi garganta ardiendo.
— ¡Diablos! ¡¿Por qué lo hicieron?! — preguntó Milk recuperando su postura, ya que cuando reía, agarraba su estómago.
— Tenía que convencer a mi madre del todo para que me dejara ir. ¿Y que mejor con una actuación?
— ¿Y por que no fui yo? — preguntó Kakaroto.
— Muy probable te iba a reconocer la voz.
— Bueno, menos drama y más acción, estoy comenzando a arrepentirme. — detuve todo y comencé a caminar seguido de los demás.
(•••)
Hace minutos habíamos llegado al dichoso parque. Alquilamos patinetas para cada uno y nos dirigimos a la zona de patinaje, o Skate park como lo llaman otros.
No estaríamos más de una hora, pensábamos. No alquilamos para mucho tiempo las patinetas o skates.
— ¡Esto es emocionante! Hace mucho que no monto una. — habló Milk, la mayoría decidió comenzar desde las colinas. Menos Bulma, por eso dije la mayoría porqué en verdad se opuso.
Fue al borde. Se subió encima del skate después de haberse colocado el casco junto con rodilleras y protección en los codos más las manos —fue a petición mía ese detalle— , y de poco a poco se inclinó hasta caer por la rampa.
— ¡Mi turno! — le siguió Kakaroto, quien sin esperar más y con solo un casco, se inclinó y también comenzó a caer.
Volteé a ver a la peliazul, quién estaba mirándolos con trauma y miedo a la misma vez. Sonreí.
— Bueno, las damas primero. — me hice a un lado dándole pase.
Ella me miró. Movió la cabeza, y habló.
— Por eso mismo Vegeta. Vé tú. — sonrió.
Alcé una ceja divertido.
— ¿Acaso te llamaste hombre? — reí.
— No. Pero no soy tan nenita como tú. — ella también rió.
Maldita bruja.
— Miedosa.
— Quedaste picón. ¡Te gané!
— Ahora, ¿Quieres competir en esto? — señalo con la cabeza las rampas y colinas.
— No gracias. Estoy bien con solo ver. — se cruzó de brazos mirando hacia otro lado.
— La zona de bebés está abierta. Por sea acaso. — me acerco al borde dispuesto a tirarme ya.
— Desgraciado. Te crees la gran cosa sólo por saber esto y yo no. — se puso a mi lado ahora con ambos brazos pegados a cada lado de su cuerpo.
— Piensa lo que quieras. Igual no te vas a tirar. Mira, hasta Milk que es menor que tú sabe hacerlo. — señalo a Milk quien seguía patinando colina por colina.
— ¡No me compares! — golpeó mi hombro levemente. Quedé inmune.
— Entonces demuestra que puedes hacerlo no importa si fracasas.
— ¡No!
— Luego dices que la gallina soy yo. — digo mirando hacia abajo, veo como las otras personas seguían patinando. Yo también quería.
— Olvídalo. No me vas a convencer de hacerlo.
— Como quieras. Tú te lo pierdes. — me monto encima de la patineta, comencé a abrochar el casco. Por más que no quería, nos dijeron que era necesario debido a que éramos menores de edad.
— De lo que me salvo, mejor dicho.
Rodee los ojos, con mi pie derecho avancé un poco hasta dejarme caer por la rampa alta.
Fue que comencé con mi serie de trucos y disfrute en la pista. Me daba los segundos para verla, seguía en ese mismo lugar, al parecer, se cansó y se sentó en una banca cerca y comenzó a hacer cosas con su teléfono.
— ¡Oye Vegeta! ¿Por qué Bulma no patina con nosotros? — me preguntó Milk.
— ¿Yo que sé? Vé y pregúntale tú misma.
— Que arrogante. Tú le puedes enseñar si es que no sabe, después de todo, eres mejor enseñando que yo. — sabía sus intenciones, sé que quiere que me acerque a ella.
— Agradezco tu elogio. Pero no.
— Yo estoy algo ocupada con Goku. Quiere que le enseñe algo. Tú estás libre. — señaló a Kakaroto, quien acaba de caerse por milésima vez.
— ¡Ahg! ¡Bien! Me debes una soda después de esto. — vuelvo a montar el skate y avanzo hacia ella.
Subo algunas escaleras hasta llegar. Me acerco hacia la banca en la que estaba sentada.
— ¿Qué? ¿Viniste a seguir burlándote de mi? — habló sin quitarle la vista a su teléfono.
— No me digas que ahora estás molesta. — me cruzo de brazos mientras sonrío.
— ¿Qué quieres Vegeta? — deja de ver su teléfono y me mira fijamente. Puedo notar el coraje mediante sus ojos azules. Alzo una ceja curioso. No es común ver unos ojos como esos hoy en día.
— Nada. Milk está ocupada con el estúpido de tú amigo. Y yo me aburro. Entonces.. se me pasó por la mente. ¿Por qué no le enseño a mi querídisima amiga cabeza de pitufo?
— Me perdiste cuando dijiste cabeza de pitufo. — sonrió sin dejar de mirarme.
— Como sea. ¿Aceptas? — muestro mi mano con intenciones que la agarre. Ella lo mira, y sonríe aún más.
— Siento que esto va a afectar nuestra relación actual. — tomó mi mano levantándose de su lugar.
Luego nos encaminamos hacia dónde comenzamos. — ¿Desde aquí? ¿Estás loco? — miró con horror la caída.
— Oh vamos. Milk y yo comenzamos desde aquí.
— Pero eso no significa que yo también tengo que comenzar desde aquí.
— No te va a pasar nada. Saldrás ilesa, vas a ver.
— ¡No me puedes obligar! — intentó irse, agarré su brazo y la volví dónde estaba. — ¿Y si me caigo?
— Es obvio que te vas a caer. Pero no será doloroso. No si haces todo lo que te digo, claro.
Ella me miró furiosa.
— Voy a morir.
— No seas dramática. Ahora.. — me acerqué hasta dónde estaba ella. — No despegues tus pies de la patineta, y no te muevas para nada del mundo que la cosa se mueve solo.
— ¿No sería manejar mi equilibrio primero antes que nada?
— No, eso es para bebés, los valientes lo hacen a la primera. — sonreí.
— Te odio Vegeta. — dijo soltando un suspiro acompañado de una mirada preocupante.
— Lo mismo. Se feliz. — le doy un pequeño empujón, haciéndola avanzar poco a poco hacia el borde.
— ¡Espera, espera! — me agarró fuertemente de la camisa que traía puesta y jaló hacia ella, pero lo peor, fue que ambos caímos al mismo tiempo por la rampa.
Ella me soltó al momento que ya estábamos resbalando, terminé dando vueltas hasta caer a la pista con un fuerte golpe contra una de mis mejillas. Ella sufrió la peor parte dando mucha más vueltas hasta llegar al centro de todo después de haber caído desde esa altura junto conmigo. La patineta terminó por destruirse en dos.
Sentí como si me dieran ganas de vomitar, sentí un líquido deslizarse por mi mejilla golpeada. Toqué esa zona, estaba sangrando.
Me levanté rápidamente olvidando el ardor que comencé a sentir, y fue corriendo hacia Bulma, quien seguía tumbada en el piso.
Me arrodillé y le di vuelta hasta que quedase boca arriba, tenia la misma herida que yo en la mejilla pero derecha, y también sangraba. Estaba inconsciente. Sus brazos, los cuales sus codos estaban con los protectores tenían raspones al igual que sus piernas. Le quite el casco, pasé mi mano por su nuca, y fue que sentí un líquido, retiré mi mano y era sangre.
— Mierda. — la moví un poco e intentar despertarla. — Bulma, despierta. — por suerte, no había gente en la parte en la que estábamos. Solo estábamos ella y yo. No despertaba, sangre seguía saliendo y podría empeorar. — Joder, esto es mi culpa.— la despeje de todas las protecciones, la cargué, mandé a la mierda todo y corrí hacia el hospital más cercano.
(•••)
— ¡Una camilla! ¡Rápido! — grité una vez que llegué al hospital. Dos enfermeros se me acercaron y rápidamente hicieron una señal que trajeran una camilla, en menos de cinco segundos ella ya estaba recostada en ella. Había un doctor que la examinaba mientras corrían hacia un lugar desconocido para mi.
— Dígame doctor, ¿Se va a poner bien? — pregunto estando al lado del doctor. Quién seguía viendo a la azulada, que ahora tenía una máscara de oxígeno y un enfermero sujetaba una bolsa encima.
— Aún no estamos seguros joven. Pero sabemos que no es algo fácil. Está perdiendo mucha sangre por la parte atrás de la cabeza. — dijo mientras tomaba notas.
— Necesito saber si se pondrá bien o algo. Dígame algo. — me estaba desesperando, el sentimiento de culpa permanecía allí, y me alteraba.
No obtuve respuesta. Me enojé por ello. Abrieron dos puertas, las cuales llevaban a otro pasillo, fue ahí donde me detuvieron y siguieron con ella.
— Oiga, en serio.. — volvería a insistir. Pero el doctor me interrumpió
— No se preocupe joven. Le avisaremos cualquier cosa, su novia se pondrá bien. — me dijo antes de entrar y dejarme desconcertado por lo que dijo.
— ¿Mi novia? — bufé — Maldito viejo. — susurre, me senté en uno de los asientos aún con esos molestos sentimientos de culpa y preocupación, si algo le pasaba iba a ser mi culpa.
Todo mi culpa.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro