Capítulo diez

Estoy en la oficina terminando de organizar el contrato para las industrias Wadlow. Y aunque odio el hecho de tener que ver la cara de Adam y Aaron la verdad es que necesitamos el dinero para poder destinar fondos para la fundación Golden que se comprometió este año a crear la publicidad de un grupo de jovenes neoyorkinos que esperan recoger más de diez millones de dólares para crear cien escuelas públicas en Sudamérica con alimentación gratuita para las comunidades vulnerables.

−Buenos días mi pingüino emperador, estaba convencido que nuevamente interrumpiría tu romance matinal. Has hablado con AAron?

Veo a Dominic en la puerta de mi oficina con una sonrisa descarada recordándome el fiasco de mi vida.

−Ojalá Hubieras empleado el mismo esfuerzo por pagar los impuestos como en tus frases ridículas.

Dominic cierra la puerta con rapidez y acelera sus pasos cortos hacia mí –Espero que esto solo quede entre los dos. No quiero alterar el ambiente de la compañía con detalles pequeños.

−A diferencia tuya, siempre he velado por el bienestar de la compañía, y aunque es muy tentador exponer tus errores sé qué esas personas que están allá no se merecen saber lo que has hecho.

Las manos de dominic se tensiona tanto que parece que le va a dar un ataque, pero su reacción no dura más de dos segundos. Toma una bocanada de aire y exhala tan fuerte como puede.

−Mi querida Kate. Como dijo un sabio vive el presente ¿Has hablado con Aaron?

−Sí, hablamos anoche. Ya corregí algunos puntos y agregué otros para llegar a un acuerdo.

−Creo que prepararé el champán para celebrar este nuevo logro.

−En vez de eso estoy preparando el cheque para la fundación Golden.

−No sé en qué momento accedí a ese capricho tuyo... regalar dinero que con tanto esfuerzo hemos ganado.

Sus labios se tuercen y sus ojos se voltean como si fuera perder el aliento.

−Accediste porque sabías que podías evadir muchos impuestos. Así que no te quejes. Además hay que retribuirle al universo la generosidad.

−En fin... Sabías que una empresa china está buscando a Golden para una publicidad. El universo no nos abandona Kate. Somos el crack de la publicidad. Y con esta noticia me despido, no podemos perder tiempo.

Dominic sale de la oficina y yo instantáneamente llamo a Penélope.

−Kate buenos días, estás estupenda.

La verdad es que la quiero odiar, pero no es su culpa ser tan perfecta y amable. Aunque si lo es utilizar sus atrevidos escotes.

−Gracias Penélope –hago una mueca tan parecida a una sonrisa mientras ella se sienta a esperar mis órdenes. Y ahí la tengo con sus espectaculares piernas largas cruzadas y erguida con una gran sonrisa, maldita sean las rubias perfectas y debo anotar inteligentes –Hablé ayer con Aaron y corregí los puntos que ellos piden. Quiero que envíes el contrato nuevo y hagas una cita con él para saber si tienen nuevos requerimientos o si está listo para que los abogados puedan dar su aprobación.

−Claro que si Kate, Sin embargo tú eres quien debe discutir directamente con Aaron. Me dejó muy claro que quiere que tú seas quien revise el contrato personalmente con él.

Las palabras de Penélope parecen miel pura y aunque trato de mantener mi postura erguida e indiferente, creo que se me despliega una muy pequeña sonrisa de mis labios.

−Miraré la agenda y les programo una cita puede ser en su compañía....

−No, prefiero que sea en Golden –interrumpo a Penélope porque la verdad es que no quiero encontrar a Adam con su hermosa muñeca asiática.

−voy a mirar tu agenda y te aviso para cuando la reunión.

−Gracias Penélope.

−Otra cosa Kate, el grupo Bianchi desea renovar el contrato con nosotros, sin embargo quieren que el presupuesto disminuya.

−Malditos Italianos... gracias a nosotros venden yates en todo el mundo y quieren pagar menos por nuestro trabajo ¡NUNCA! –Me enojo al ver que no valoran el esfuerzo que hacemos y que gracias a Golden dejaron de ser los hermanos Bianchi para ahora llamarse el grupo Bianchi que ahora no solo fabrican yates sino también aviones de lujo –Hazme una cita con Alessandro ojalá esta semana.

−Podemos decirle a John que maneje este trato con ellos.

«Maldito John, parece que hoy todos me quieren recordar mi mala suerte»

−Es algo que yo debo arreglar. Gracias Penélope.

Quedo sola y me relajo en mi silla con los ojos cerrados. Y aunque en teoría es fácil dejar la mente en blanco, Mi mente pasa una y otra vez la cita de anoche. Y mi cuerpo se sacude de un lado a otro como si de alguna manera quisiera sacudir toda la mala suerte.

−Kate

«Maldita sea, John»

−Hola.

− ¿Estás bien?

−Claro que sí, solo estoy tratando de relajarme –respondo tan incómoda como para mirar a los ojos a John quien está frente a mí con una confianza de macho alfa marcando territorio. Y aunque quiero decirle que Speedy Gonzales hubiera demorado más. La verdad es que sonrío como si todo estuviera perfecto –La verdad es que estoy agotada –digo sin pensar ¿Enserio estoy subiéndole el ego al hombre eyaculación precoz?

−Te entiendo anoche estuviste genial, me dejaste agotado.

«Yo quedé en el aperitivo»

−Si... yo igual –contesto tan complaciente que me odio por no decir lo que siento y cortar con esta estúpida conversación.

−Esto es solo el comienzo. La vamos a pasar muy bien juntos.

−Claro.

−Quería verte antes de empezar el día. Te llamo esta noche.

−Buen día John.

«Y espero que sufras de amnesia temporal y nunca recuerdes lo que pasó anoche».