Son las once de la noche y desde la terraza de mi penthouse observo un cielo desnudo y contaminado de luces artificiales que no permiten ver más que tres estrellas juntas de luces débiles. Aun así observarlas por largo tiempo y dejarme abrazar por el viento helado calma esta maraña de sentimientos.
Me siento atrapada en mi propia vida. La que construí con tanto esfuerzo. Esa que nunca pensé estar odiando ahora. Cierro mis ojos y veo los rostros que dejé, los que elegí y los nuevos donde aparece Aaron como un juez sin misericordia.
Lo odio por dejar mis errores expuestos y hacer que me sienta egoísta « ¿Qué derecho tengo de interrumpir la felicidad de Adam?» me preguntó y la respuesta es la misma «Ninguna» Pero eso no hace que el dolor que sienta sea menos intenso al recordar a su prometida colgada de su cuello, y sé que es egoísta ser yo la que quisiera estar en su lugar pero no puedo evitarlo.
Mi piel está helada y mis huesos sienten un dolor físico menos intenso que el que llevo en mi alma. Pero hace que mis pensamientos se enfoquen en algo diferente. Me levanto de la silla y voy al interior para servirme un café.
Observo el celular y solo hay alguien en el mundo que siempre está a mi lado cuando la necesito y no es mi madre.
Llamo a Olivia, mi amiga de preparatoria, mi gran confidente y la única testigo de las lágrimas de culpa al terminarle a Adam. Sin embargo después de tres intentos fallidos dejo un mensaje −Hola Olivia, soy Kate y necesito a mi amiga - Cuelgo después de dejar un maldito mensaje y me dirijo a mi cuarto con la tasa de café para ponerme algo que me abrigue, suena el teléfono observo y veo un mensaje en el Waths App de John.
-Hola Kate.
Termino de ponerme algo cómodo y entro en las sabanas abrigadas de mi cama para contestar alguna estúpida pregunta de trabajo.
-Hola John.
Respondo el saludo e inmediatamente veo que responde mi mensaje.
-Quería saber si estás bien. Hoy te vi más tensa de lo normal.
Después de diez años en Golden alguien le interesa si estoy bien y recuerdo el coqueteo de la mañana.
-Quién no lo estaría, después de saber que tu estúpido jefe ha llevado la empresa al borde de un abismo -escribo, pero inmediatamente elimino todo. No debo dejar que nadie sepa las estupideces de Dominic -Creo que el trabajo agobia por momentos -mucho mejor.
-Pensé escuchar eso de todos, pero nunca de ti.
-Al parecer soy un robot para todos.
-No para mí.
-¿Entonces que soy para tí? pregunto
Espero unos minutos y cuando creo que se ha ido aparece John nuevamente en línea escribiendo.
-Creo que eres una mujer que ha logrado más que cualquier hombre y que si no fuera por tí, GOLDEN se hubiera hundido hace mucho tiempo. Y eso asusta a muchos hombres.
-Y tú no estás asustado.
-Te admiro Katheryn.
-¿Quieres un acenso John?
-Creo que a la mayoría de los hombres les da miedo una mujer como tú y a tí te da miedo que un hombre diga lo especial que eres... y no quiero ningún acenso.
La respuesta de John en estos momentos me hace sentir confundida y al mismo tiempo alagada. Y tal vez Aaron tiene razón y debo dejar que Adam sea feliz y quizás este es un mensaje del universo y la respuesta a todos mis problemas. Trato de liberarme de todos los pensamientos que me agobian y contesto.
-Disculpa John, no quise ofenderte.
-No me estás ofendiendo.
-No estoy acostumbrada a ser adulada cuando tengo como asistente a Penélope -Escribo, pero inmediatamente lo borro. -Es extraño que me escribas después de tantos años.
-Acostúmbrate.
« ¿Acostúmbrate? qué significa acostúmbrate. Nuevamente escribe.
-¿Qué traes puesto?
La conversación da un giro tan inesperado como mi cita de Tinder. Y hace tres meses la Kate conservadora se hubiera sentido ofendida y ya estaría haciendo la carta de despido. Sin embargo la de ahora con el ego fragmentado contesta inquieta porque ya no quiere mal interpretar las cosas.
-Tengo una bata de seda negra que me llega hasta los muslos, (verdad, una sudadera de la pantera rosa)
-Quisiera estar allí para poderte ver.
«¿Es enserio?» Trato de digerir la respuesta de John al que nunca había visto como hombre y decido que hacer... Adam está enamorado, Aaron... es un idiota y John quiere saber que traigo puesto. Y aunque odio el sexting no puedo evitar sentirme alagada y decido actuar irracionalmente.
-Sigues ahí -escribe John.
-Sigo aquí -respondo con una expectativa casi incrédula.
-Qué tienes debajo de esa bata.
«John quiere saber el color de mis pantys ¡SI!» Mi estado de ánimo tiene un cambio repentino y me revuelco en la cama como una adolecente e inmediatamente me siento para escribirle.
-Unos pantys muy pequeños de encaje negro (verdad, unos cacheteros grises de algodón y un emoticón de carita triste en mi trasero)
-Estoy muy antojado.
-¿Antojado?
-Si, me fascinas.
No paro de sonreír bajo mis sabanas y aunque tengo que verle mañana a la cara me hace sentir muy bien que un hombre tan apuesto piense que soy muy sexi teniendo a Penélope como asistente «Al demonio Adam»
-Quiero pasar mis manos por tus piernas y besarlas todas hasta llegar hasta tus pantys.
-Y si me reúso
-No lo vas hacer.
-¿Cómo lo sabes?
-Porque eres fuego Kate.
-El fuego lastima.
-No si sabes cómo tratarlo.
-Y tú debes ser un experto -escribo.
-Solo si tú dejas.
-Todo puede pasar.
-Y si me quieres complacer me gustaría verte en ligas. Duerme bien Kate.
-Duerme bien John.
******************
Estoy en un cuarto que no conozco agradable y cálido, mi ropa hace un camino hasta una cama llena de sábanas. Me observo y llevo puesta la camisa de un hombre. Escucho unos pasos y volteo a mirar hacia la puerta. Observo unos pies desnudos y unos vaqueros sin sujetar, luego un abdomen marcado al igual que sus pectorales ¡Aaron!
RIIIIIIIIIING RIIIIIIIIIIIIIIIING, maldito despertador, « ¿Qué hago soñando con Aaron?» hoy solo puedo tener cabeza para John y a diferencia de la cita con Aaron que resultó siendo con Adam y a la final fue un desastre, hoy tomé una decisión... estaré con John.
Por primera vez en días pude dormir tranquilamente y siento que puedo dejar mi pasado atrás y dejar ser feliz a Adam y ser feliz yo. Y quién diría que el sexting podría liberar mis pensamientos y hacer que mi vida tome un rumbo diferente camino a la felicidad o debo decir «Camino a la cama de un hombre muy apuesto y caliente»
Decido cambiar y escojo mi vestido más ajustado y sujeto mi pelo con una coleta que me hacer ver modestamente sexi. Llego a la oficina a las nueve de la mañana por primera vez en mi vida y no me siento mal en lo absoluto. Aunque mis cambios repentinos no pasan desapercibidos. Entro a mi oficina y tras de mi llega John.
-katheryn.
La voz de John me hace sentir un extraño escalofrío en el cuerpo. No sé si es porque de repente lo veo como hombre o tal vez no quiero verle a la cara después de la extraña charla de anoche. Volteo y lo veo con su pose de hombre sexy.
-Se está haciendo un hábito –saludo con una aparente seguridad fingida porque la verdad me siento en terrenos desconocidos y no sé si de verdad me gusten.
-¿Y te gusta ese hábito?
-Soy amante a los hábitos.
John camina hacia mí. Siento una sensación extraña e incómoda que no me permite avanzar y al mismo tiempo dejar al único hombre que en estos momentos me ve como mujer. Y aunque no estoy muy segura dejo que este nuevo juego seductor siga.
-¿A todos los hábitos?
−eso depende de que tan buenos sean.
-Podríamos probar ¿si quieres? Esta noche tal vez en mi apartamento.
-¡Katherym ! -La voz de Dominic nuevamente interrumpe este coqueteo mañanero y está acompañado de Aaron. « ¡Aaron!» -No sabía que estabas ocupada. Nuestro futuro socio quería conocer GOLDEN.
De repente el sueño me viene a la cabeza y me siento lo bastante incómoda al tener a John frente a Aaron con su rostro totalmente contraído.
-Aaron te presento a John, nuestro director comercial.
John se presenta y se despide no sin antes mirarme y vocalizar con sus labios «Esta noche».
« ¿No te debo ninguna explicación? Además no es tu problema eso y mil frases más pasan por mi mente y no sé por qué»
-Bueno Kate, quien mejor que tú para mostrarle a Aaron todo nuestro valioso equipo de trabajo.
-Claro Dominic –balbuceo y evito con todas mis fuerzas ver el rostro inquisidor de Aaron.
-Esta es la oportunidad perfecta para ver porque nuestra compañía es la número uno en New York, Y debo decir que aunque la energía divina del universo me escogió para tan magnánima idea ella es quien ha materializado con perseverancia cada proyecto.
-Gracias Dominic. Contesto con una sonrisa tan falsa como su peluquín al mismo tiempo que quiero meter mi cabeza dentro de una bolsa de papel y salir corriendo tan rápido como puedo. Dominic va hacia mí y me susurra al oído
−Entendiste el compromiso con la empresa −y hace alusión a mi vestido ajustado.−Dejo a mi querido Aaron en tus manos. Se despide de Aaron y Dominic nos deja solos.
«¿Ahora eres mi sombra?» Sin esperar que lo invite a seguir a mi oficina entra y se sienta mientras yo quedo de pie sin saber que decir ni cómo actuar.
-No sabía que vendrías -es lo primero que se me ocurre ¿Qué más puedo decir?
«Lo siento Aaron soy una ninfómana bipolar que quería acostarme contigo hasta que me enteré que no tenías idea de todo esto, luego apareció Adam y reviví esos recuerdos, pero sé que debe ser feliz y no debo buscarlo, así que decidí darme una gran oportunidad y terminar este largo y profundo deseo con John.»
Y aunque es un gran argumento se quedará en mi baúl de frases no dichas de Katheryn.
-Es mi deber saber cómo trabaja el grupo en el que vamos a invertir nuestro dinero –dice con voz cortante y sus labios exageradamente contraídos.
−Claro que sí, Voy a firmar unos contratos y te mostrarte la compañía.
La mirada de Aaron me hace sentir incómoda. Termino de organizar unos papeles y le observo de reojo pero él está con sus ojos clavados en mí y aunque odie aceptarlo él era con quien quería tener más que una noche loca.
Apago mi ordenador y empiezo mi rol como guía turística por GOLDEN. Aunque por fuera parezca la misma cretina de siempre, por dentro tengo los nervios a punto de colapsar. Las miradas féminas se Clavan en Aaron y para aumentar mi suerte aparece Penélope en escena con su sastre ajustado moviendo sus caderas «Se ve fantástica».
- Aaron -se lanza sobre sus mejillas y una amabilidad que me irrita -Katheryn.
-Penélope –responde Aaron con un cambio de humor repentino.
-Dominic dijo que querías conocer la compañía, y si tú estás ocupada yo estaría encantada de ayudarte.
-No es necesario, en mi escritorio están los contratos que necesitabas para las propuestas -digo antes que se ofrezca a lustrar sus zapatos.
-Claro que si, Aaron me encantó verte, no dudes en buscarme si necesitas algo.
-Gracias Penélope, lo tendré en cuenta -le sonríe Aaron con una galantería y aunque no lo pueda evitar odio la situación y esa mirada encantadora.
-Qué pena contigo Aaron, si tú quieres le digo a Penélope que te enseñe el resto de la compañía. Tal vez con ella estés más a gusto.
-Aunque tu propuesta es muy tentadora, prefiero ir contigo para estar más concentrado -sonríe y sigue sin esperar ninguna respuesta.
Es un maldito desgraciado y si no fuera porque en verdad necesitamos ganar esa cuenta lo mandaría al demonio. Sin embargo seguimos por la compañía y le presento el equipo creativo y su mal carácter se evapora cuando ve la publicidad de unos kioscos latinos que ofrecen conexión de internet gratuita a los pueblos más alejados y la foto de una niña indígena al lado del rio observando en la pantalla de su ordenador pinturas europeas lo hace sonreír.
−Golden destina una parte de su capital para hacer publicidad gratuita a fundaciones de países menos favorecidos para que estas puedan recoger más fondos y seguir ayudando a las comunidades –explica Joshua, nuestro director creativo al ver el interés de Aaron. –Esa fue la primera gestión de Kate cuando asumió el mando de Golden.
Aaron me observa con una mirada más gentil y siento que la nube negra que había sobre nosotros se va. El recorrido termina en el café que está en la terraza y le preparo un delicioso capuchino.
-Tienen una vista hermosa - dice Aaron después de tomar un sorbo del café -Y si no te va bien con la publicidad podrías ser una gran barista.
-En verdad era lo que hacía antes de entrar a trabajar a Golden -respondo -pero como conoces toda mi vida me imagino que ya sabías. Ahora debo preguntarte que no sabes de mí.
-Eso no lo sabía, y ahora tiene sentido lo del café - y veo que ya olvidaste a Adam.
« ¿Por qué tienes que hablar de Adam en este momento? »
-Seguí tu consejo -contesto a la defensiva.-Y si lo dices por lo que viste en mi oficina...
-No me importa tu vida privada, solo quiero que mi amigo sea feliz -dice Aaron interrumpiéndome.
Y justo cuando pensé que la nube se había ido aparece una tormenta que me hace sentir nuevamente culpable.
-Necesitas saber algo más de la compañía -pregunto antes que sus palabras sigan lastimándome y odio ese maldito poder que tiene sobre mi estado de ánimo.
-Todo está muy claro -responde con un tono distante y su mirada perdida en la ciudad.
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