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BUENA CIUDADANA

Como todas las mañanas, la policía Jesenia se encuentra corriendo en la playa Mar Bella del pueblo de Vega Baja. Ya terminada su rutina, regresa a su casa, pasa por la ducha y comienza a desayunar en la cocina. De repente, recibe una llamada en su celular.

— Imbécil — expresa Jesenia rechazando la llamada.

Minutos después, se pone su uniforme de policía, se toma fotos con la cámara de su celular y las sube a sus redes sociales. Esa mañana, sale de su casa y llega a la Comandancia de la Policía del pueblo de Vega Alta. Jesenia estaciona su automóvil y escucha al locutor de la radio mencionar que los titulares de la prensa decían: "Criminales quedan libres por no haber la prueba necesaria". Jesenia reacciona decepcionada. De repente, recibe una llamada en su celular.

— Imbécil, no quiero que me llames, ya terminamos. No me interesa, no quiero saber nada. ¿Qué? ¿Hay ropa tuya en mi jamper? No puede ser, eres un imbécil. No, no la vas a buscar. La voy a quemar, la voy a quemar toda. ¿No lo voy a hacer? ¿Me estás retando? Dame un break, la voy a quemar ahora. Púdrete, imbécil — indica una enfadada Jesenia terminando la llamada.

Más adelante, en las calles del pueblo de Vega Alta, el policía Danny -compañero de Jesenia- consigue detener un automóvil que no obedecía las leyes de tránsito. Danny entonces se aproxima al automóvil con intenciones de hacer la multa, pero el chofer y los jóvenes acompañantes se hacen los bobos. Uno de los jóvenes -usando la cámara de su celular- captura en video a Danny aguantando todas las bobadas. Después de esa incómoda situación, Jesenia y Danny van a comer a la panadería Rico Rico.

— Te la montaron duro — comenta una contenta Jesenia usando su celular y viendo el video de Danny aguantando las bobadas de los jóvenes.

— Ya no hay respeto. La juventud está perdida — expresa un serio Danny.

De repente, Danny recibe una llamada en su celular, ve el número y abandona la mesa en que comían. Jesenia se queda viendo a Danny hablando por el celular afuera de la panadería. Unos minutos después, Danny termina la llamada y regresa a la mesa.

— ¿Ahora qué quieren? — pregunta Jesenia con mucha seriedad.

— ¿De qué hablas? — responde Danny.

— No te hagas el loco. Sabes que ya lo sé todo —

— Bien. Están buscando a la Buena Ciudadana —

— ¿La Buena Ciudadana? —

— ¿Recuerdas que la semana pasada un hombre nos confesó ser un vendedor de droga? ¿Recuerdas el cuento que nos decía? —

— Decía que hay una loca limpiando las calles —

— Parece que tenía razón. Se ha estado escuchando mucho ese cuento —

— ¿La están buscando? —

— Sí, me preguntaron por información, pero no tengo nada. Tendré que buscar hoy —

— Puedes decir que no —

— Están pagando bueno. Quiero el dinero —

— Un día de estos te van a pillar —

— Todos lo están haciendo. Nada malo va a
pasar —

Días después, salen a la luz pública videos de policías confesando que han aceptado dinero de pandillas, manipulado evidencia y dañado casos. Durante esa semana, todos los policías corruptos fueron detenidos. Jesenia se preocupa al ver que Danny aparece en esos videos. Jesenia entonces se reúne con el recluso Danny en el centro de detención del pueblo de Ponce.

— ¿Qué haces aquí? — pregunta un nada contento Danny.

— Saludar, ver cómo has estado — responde Jesenia amablemente.

— ¿La Buena Ciudadana, ya la hallaron? —

— Todavía no —

— ¿Entonces, qué haces aquí? ¿Qué quieres? —

— Quería saber cómo la estás pasando —

— ¿Cómo crees? La estoy pasando súper —

— ¿Has tenido problemas? —

— No, ningún problema. Soy un policía rodeado de criminales. Todo va súper —

— No hagas eso. Sabes que puedes decirme lo que sea —

En ese momento, Danny ve que los demás reclusos en la sala de reuniones lo están velando.

— No debes estar aquí. La pandilla piensa eliminar a los que saben de sus negocios. Van a pensar que tú también vas a dar información —expresa un preocupado Danny.

— Que piensen lo que quieran — indica Jesenia.

— ¡Ya cállate! ¡Cállate! No tengo dinero —

— ¿De qué hablas? —

— No somos nada. Nunca lo fuimos. Sólo fue una noche. Sólo eres una perra. No sabes nada, no sabes nada — responde Danny haciendo que los policías lo regresaran a la celda.

Jesenia se queda confundida, ve sus alrededores y descubre que los reclusos en la sala de reuniones -luego de escuchar las expresiones de Danny- no se interesan en ella.

El día siguiente, sale a la luz pública que los policías corruptos de los videos fueron asesinados en sus celdas. Jesenia reacciona apenada al saber que su compañero Danny fue asesinado. Días después, Jesenia se reúne con María -la viuda de Danny- en su casa.

— Danny sólo quería salir de las deudas, saldar la casa, saldar el carro. Yo le decía que era peligroso, que no valía la pena. Danny me decía que lo tenía todo planeado, que sabía lo que hacía — expresa una apenada María.

— Danny sabía mucho. Estando encarcelado seguía cuidándome — indica Jesenia.

— Danny no merecía lo que le pasó. Asesinado por un video. Todo por culpa de esos videos. ¿Quién hizo esos videos? —

— No tenemos nada —

— Sea quien sea, debe pagar. Por esos videos Danny fue asesinado. Ya no tengo a mi esposo por esos videos. Alguien debe pagar por eso. Debes hallar a los responsables y hacer que paguen —

— Sí, te prometo que van a pagar —

— Todo por un video. Que basura —

— Sí, todo por un video. ¿Oye, puedes decir eso en cámara? —

Durante esa semana, Jesenia saca a la luz pública el sufrimiento que causaron los videos de los policías corruptos. Muchas familias fueron arruinadas por esos videos. Jesenia crea un movimiento que busca hacer pagar a la Buena Ciudadana por sus acciones.

Una noche, Jesenia recibe en su casa un paquete. Cuando lo abre, halla un disco e inmediatamente lo pone en su laptop. El disco posee un video de unos experimentos que le hacían a una niña. En esos dolorosos experimentos, se puede ver a la apenada niña ganando una potencia sobrehumana. El video también enseña que la niña no puede aguantar el alcohol químico. Jesenia -pensando en todo el dolor que le ocasionó lo sucedido con Danny, buscando llamar la atención de la Buena Ciudadana- saca a la luz pública el video de los experimentos.

Más adelante, Jesenia llega a un programa de farándula en el cual hablará del movimiento que busca hacer pagar a la Buena Ciudadana por sus acciones.

— Vamos al punto. ¿Qué buscas realmente con estos videos? — le pregunta el animador del programa.

— Yo sólo busco que tomen responsabilidad. Esta "buena ciudadana" anda escondida evadiendo su responsabilidad. Yo estoy buscando que acepte las consecuencias de sus actos. Esta "buena ciudadana" es culpable del sufrimiento de muchas familias — responde Jesenia con mucha seriedad.

— Ya no tienes que buscar más, la tenemos en el estudio. ¡Que pase la Buena Ciudadana! —

En ese momento, una dama se les aproxima. Jesenia no comprende lo que sucede.

— La Buena Ciudadana nos llamó buscando hablar con el pueblo — explica el animador.

— ¿Cómo puedes saber si es ella? — pregunta Jesenia.

— Dame tu celular — comenta una seria Zelimar, la dama que acaba de llegar.

El animador entonces le pasa su celular y Zelimar lo rompe fácilmente con las manos. Seguidamente, Jesenia y Zelimar se ven frente a frente.

— ¿Qué haces aquí? — pregunta Jesenia.

— Quería aceptar mi error. Yo hice los videos de los policías. Por medio de amenazas, conseguí que confesaran sus crímenes. Amenacé con hacer daño a sus familias. Debo responder por mis acciones. Tenías razón — responde Zelimar.

— Por tu culpa esos policías fueron asesinados —

— Nunca pensé que eso iba a pasar —

— Mi compañero fue asesinado por tu culpa —

— Lo lamento, lamento todo lo que ha pasado. Yo no quería eso —

— ¡Cállate la boca! Nadie te quiere escuchar. ¿Crees que por pedir disculpas ya te vamos a perdonar? ¿Crees que la gente te va a tener pena por los experimentos? Eso no va a pasar, ya eso es pasado. Tú no estás enferma. Tú sólo eres una desgraciada —

— ¡Aquí yo no soy la mala! Esos policías no cumplían con su deber, no seguían la ley. Por esos policías los criminales se salen con la suya —

De repente, Jesenia golpea a Zelimar en la cara. Pocos segundos después, Zelimar -aguantando todas sus emociones- se va caminando y Jesenia se queda enfadada en el lugar.

Días después, sale a la luz pública un video de Julisa, una dama disgustada por la forma en que Zelimar fue humillada. Julisa asegura que ha pasado por dolorosos experimentos, que no seguirá escondiéndose y que el pueblo debe pagar por su carencia de humanidad. Julisa termina el video desnucando con sus manos al animador del programa de farándula. Cuando Jesenia ve todo lo sucedido, se desahoga en las redes sociales y propone acabar el asunto en la playa Mar Bella del pueblo de Vega Baja.

La noche siguiente, Jesenia llega a la playa Mar Bella con muchos envases llenos de alcohol líquido y se queda esperando con un vaso en sus manos. De repente, Julisa se le aproxima.

— Lo tengo que reconocer, eres valiente. Te mereces un aplauso — expresa Julisa aplaudiendo lentamente.

— Púdrete — indica Jesenia y le lanza el alcohol líquido del vaso que tenía en sus manos, ocasionándole mucho dolor.

Inmediatamente, Jesenia intenta coger uno de los envases, pero Julisa la agarra por el cuello. Jesenia entonces intenta escapar, pero no puede hacerlo. En ese momento, Zelimar se les aproxima.

— Ya basta — expresa una preocupada Zelimar.

— ¿Qué? ¿Después de todo lo que ha hecho? ¿Ahora quieres salvarla? — pregunta Julisa.

— Sí, así es —

— Ella debe pagar por lo que ha hecho —

— No, no la puedes matar —

— ¿Por qué no? Te faltó el respeto, te humilló —

— Eso quedó en el pasado. Seguimos adelante —

— ¡No! ¡No voy a aceptar más abusos! Desde pequeña han abusado de mí. ¡Ya estoy cansada! Los voy a hacer pagar a todos —

— ¿Abusos? ¿Quieres detener los abusos? ¿Qué me dices de la compañía que realizó los experimentos? ¿La vas a detener? —

— Por supuesto que sí —

— ¿Entonces, qué hacemos aquí? Vámonos ahora a buscar a la compañía. Yo te puedo ayudar. Tengo información de la compañía —

— ¿Tú me ayudarías? —

— Por supuesto que sí. Olvídate de ella y vámonos —

Después de pensar por unos segundos, Julisa suelta el agarre que le tenía a Jesenia en el cuello.

— ¿Lo haríamos juntas? — pregunta Julisa.

— Sí, así es — responde Zelimar.

— Toda mi vida he estado sola —

— Ya no estarás sola —

De repente, Jesenia le lanza a Julisa todo el alcohol líquido de uno de los envases. Julisa inmediatamente cae desplomada en la arena. Jesenia, al ver que Julisa seguía con vida, nuevamente busca un pote y se lo lanza. Julisa fallece completamente quemada. Zelimar no puede creer lo que está pasando. En ese momento, Jesenia se aproxima a Zelimar con uno de los envases. Después de pensar por unos segundos, Jesenia suelta el pote y se va caminando. Zelimar se queda sin saber qué hacer.

​ Días después, en las calles del pueblo de Vega Alta, Jesenia y su nuevo compañero consiguen detener un automóvil.

— Guiando y hablando por celular. Esta juventud no aprende. Yo me encargo — expresa su compañero.

Jesenia se queda en la patrulla viendo a su compañero aproximándose al automóvil. De repente, escucha a un caballero procurando por la policía. Cuando Jesenia le pregunta qué le pasaba, el caballero expresa ser un vendedor de droga que debe ser detenido. Jesenia cumple los deseos del caballero, le pone las esposas y lo mete en la patrulla. En ese momento, se pone a ver sus alrededores. Después de pensar por unos segundos, comprende que Zelimar -a pesar del repudio que ha ganado por sus pasadas acciones- piensa seguir enfrentando la criminalidad en las calles. Jesenia entonces reacciona no con enfado, sino con aprobación.

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