Cap.4 Traición
Si me preguntan hay muchas razones por las que no debería de estar aquí... pero aquí estoy: un sábado por la noche, en un bar con mi ex amor de secundaria, ese que nunca se concretó porque nunca me declare; debía de admitir que el lugar estaba bien, música a un tono justo, colores neutros, y luces blancas. Quizás porque era temprano no había mucha gente.
—Ven, soy cliente frecuente así que tengo una sala VIP —aquello me sorprendió, aunque no debería. Nos dirigimos a unas escaleras que nos llevaron al segundo piso, donde estaban las salas privadas. No eran muy amplias pero tampoco generaban asfixia, había un cristal que cubría la mitad de la pared del frente, por donde podías mirar el escenario y una pequeña pista de baile —puedes ver hacia afuera pero los de afuera no pueden verte a ti —me dijo, ya suponía algo así. Tomamos asiento en la mesa, quería sentarnos uno frente al otro, pero insistió en que me sentara a su lado, las bebidas llegaron y él se ofreció a servirme. —Tomemos y desahoguémonos —fue lo que dijo y se lo tomó muy literal, porque empezó a beber como si no hubiera mañana.
—No deberías de beber más despacio
—¿Por qué? Mañana no trabajamos, así que podemos tomar sin control hoy
—¿Y cómo volverás a casa?
—En un taxi, o tú puedes llevarme —para decirme aquellas palabras se acercó demasiado y yo retrocedí, mientras él me daba una sonrisa —no te contengas hoy, te traje para que te olvides de todo
—¿Y quién dijo que quiero olvidarme de todo?
—Deberías de hacerlo, los problemas solo te enferman, por un día que dejes todo de lado el mundo no se detendrá. Tú pareces estar teniendo problemas del corazón, y esos son los que más daño hacen
—¿Problemas del corazón? Que yo sepa no tengo ninguno
Él se rio antes de responder —yo creo que sí, estas sufriendo por amor, se nota en tu mirada, en tus gestos —vuelvo a acercarse a mí y yo volví a alejarme
—Eres buen observador
—También soy bueno en otras cosas —no sé porque le encontré doble sentido a sus palabras
—Me imagino —le respondí para seguido tomar un trago largo. Mi celular vibró en mi bolsillo, y aunque quise ignorarlo siguió vibrando, sabía que no era una llamada, y lo saque para ver que tantos mensajes podría alguien enviarme.
Quien me llenaba de mensajes era Emma, mi hermanastra, ella se había casado con un francés y por ende se había instalado en Francia, y el mundo debe de ser realmente pequeño pues se había encontrado con Jennifer, aunque lo correcto sería decir que ella vio a Jennifer, y ahora me llenaba el celular de fotos.
"¿Acaso no es esta tu novia?" fue el primer mensaje, los demás eran fotos, y esas fotos hicieron que mi corazón se fracturara, pues en ellas aparecía Jennifer, bella como siempre, vestida muy elegante al lado de un hombre que debía reconocer era apuesto. El problema no era que estuviera con un hombre en las fotos, el problema era la cercanía que desprendían, y supe el porqué de ellas al ver una foto en la que se besaban, si era amor lo que reflejaban sus miradas, no sabía, pero se veía en sus ojos la atracción. Ella y yo no habíamos terminado, es cierto que nuestra relación no estaba en su cúspide, pero los altos y bajos son normales en una relación.
Yo no tenía que ser adivino para saber la relación entre Jenni y ese hombre, a menos que estuvieran grabando algún video o película, y que yo supiera ella no era actriz. Deje el celular encima de la mesa, cerrando los ojos y pasando una de mis manos por mi cabello.
—Oh, supongo que esa es tú ¿Novia? —Me había olvidado de que no estaba solo, él tomo mi celular, viendo las fotos que Emma me había enviado —¡Vaya! y así te atreves a decir que no tienes problemas del corazón. —le arrebaté el celular y lo metí a mi bolsillo, poniéndome de pie.
—Creo que me retirare
—Eso no —él también se puso de pie, pasando su brazo por mis hombros —no tenemos ni una hora aquí, vinimos a beber y divertirnos, y eso haremos. Por hoy olvídalo todo, ya mañana te hundes en la miseria, pero si me dejas aconsejarte, te recomendaría que hoy bebieras, lloraras y te desahogaras, no creo que ella valga más de una hora de aflicción, así que ven y bebamos hasta olvidarnos de nuestros nombres.
Me hizo sentar y me sirvió una copa, se quedó muy cerca de mí —brindemos por esos amores que debemos olvidar pues solo nos traen dolor y desgracia —fue su brindis, tomó su bebida pero yo me quede viendo la mía, apretando la copa con algo de fuerza, quizás él tenía razón, y por hoy debería de olvidarme de todo, de ella, de lo que vivimos y de cómo le pagaba a mi corazón, con eso en mente me bebí de un solo trago el contenido de mi copa.
....
Temía que el tomar malas decisiones se volviera un hábito, primero no debí aceptar ir a un bar con Cheng, segundo no debí hacerle caso y empezar a beber como si no hubiera mañana (aunque bebí menos que él), y tercero debí dejarlo irse solo y no acompañarlo hasta su departamento, claro que ambos llegamos aquí en un taxi pues ninguno estaba en condiciones de conducir.
Ahora nos encontrábamos en su departamento, él intentando tomar más y yo que ya no quería ver más alcohol —Vamos, uno más y ya —arrastraba sus palabras, con botella en mano, yo solo negaba —pues yo tomaré por los dos —se pegó de la botella, bebiéndola casi toda de una, tuve miedo de que fuera a caer en un como etílico.
—Ya deberías dejar de beber
—Bien, bien, no beberé más, bebe tu —me pego la botella a la boca y tuve que beber sin querer, y cuando vine a reaccionar ya estaba encima del sofá, con él casi sobre mí, logré quitarle la botella y en el transcurso de esto se rego un poco en mi camisa, lo aparte de mí y me senté derecho.
—Ahora tendré que andar con una camisa sucia —dije mirando las pequeñas manchas de alcohol que ahora tenía.
—Quédate y mañana te presto una —al volver a hablar note lo cerca que estaba de mí, moví mis manos para apartarlo pero las atrapo entre las suyas, nuestras miradas se conectaron y sin querer me puse muy nervioso, intente que me soltara pero solo logré que volviera a quedar casi encima de mí —eres muy lindo Will —lo dijo muy bajito pero logre oírlo, haciendo que me sonrojara y él riera.
—Estas ebrio —logre decir
—Puede que sí, puede que no —en su rostro seguía esa sonrisa que me dio un poco de miedo y antes que pudiera decir algo más ya sus labios se encontraban sobre los míos.
Me congele por la sorpresa, no sabía cómo reaccionar ante esto, se sentía tan irreal, Cheng empezó a mover sus labios lentamente, de una manera tan suave, yo por mi parte no hice ningún movimiento, el estupor no me lo permitía, después de un rato sentí que sus movimientos se detuvieron, él había cerrado los ojos y se terminó de desplomar sobre mí, separe nuestros labios y deje salir un largo suspiro ¿Qué diablos había sido eso?
Cuando intenté moverme no pude, aunque no lo pareciera él pesaba demasiado, y yo no quería despertarlo por miedo de que volviera a besarme y de que esta vez no mantuviera el control sobre mí. Para este momento no había alcohol en mi sistema, solo una mente extremadamente confusa, y es que aún no podía creer lo que ocurrió: él me beso, Cheng me beso, mi crush de secundaria me beso. No era el primer beso soñado de un adolescente pero era el primer beso con quien fue mi amor esos años.
¿Todo había sido producto del alcohol? ¿Pero no se supone que el alcohol saca nuestros más íntimos deseos? ¿Eso significa que en el fondo él me deseaba? ¿Sabía quién era yo? ¿Solo fingía que no me conocía? ¿Recordaría todo mañana o lo olvidaría? ¡¿Y yo como diablos actuaría frente a él mañana?! ¿Cómo se supone que voy a mirarle la cara?
Mi cabeza se hizo un lío total, y este debate interno hizo que cayera dormido sin darme cuenta, con Zhu Cheng sobre mí, en esa posición que soñé tantas veces dormir con él en mis años de secundaria.
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