Los días en China fueron pasando de forma lenta, cada día era una tortura para mí, la mayoría del tiempo la pasaba en la oficina, el horario laboral era de lunes a viernes desde las 08:00 hasta las 18:00, y los sábados de 08:00 a 14:00; todo ese tiempo tenía que pasarlo con Cheng, y aunque lo más seguro mi yo adolescente le encantaría esta situación, a mi yo adulto todo esto le parecía asfixiante.

Habíamos recorrido gran parte de China haciendo turismo de trabajo, si, turismo de trabajo, pues el propósito principal de estos paseos era recoger información para la aplicación, habíamos visitado restaurantes, zoológicos, parques, bares, museos, sitios históricos, y hasta habíamos entrevistado a algunas personas, jóvenes en su mayoría, para que nos dieran su opinión sobre Yī Pèng y que les gustaría que contuviera, aunque la App. ya estaba diseñada, aún se podía hacer uno que otro arreglo, por lo que podíamos decir que aún nos encontrábamos en la fase de investigación.

Queríamos que esta aplicación no solo fuera de entretenimiento, sino que también fuera informativa, que pudieras divertirte, conocer gente, culturas, aprender mientras la usas, por esto tendría salas de chat, juegos, un espacio donde publicar y comentar; era un proyecto ambicioso, lo sabíamos, pero confiábamos en su éxito, y que a las personas les gustaría, por eso nos esforzábamos para que saliera perfecto, involucrando a la gente para que a la hora que saliera al mercado las personas se sintieran parte de ella.

Pero todo este proceso de investigación lo realizábamos por equipos, y los días que mi suerte apestaba estaría solo con Cheng, y estar con él era como una cuchilla de doble filo para mí, una que se enterraba profundamente en mi piel.

Mi enamoramiento de secundaria fue algo que creí olvidado, me había esforzado en enterrarlo, no lo hablaba y mucho menos me molestaba en recordarlo, pero ahora esos recuerdos volvían a mí con mucha fuerza y constancia, empezaron a llegar a mi mente cuando supe que vendría a China (pues Wendy nunca me dejó opción de elegir), y se adueñaron de mi mente cuando supe que trabajaríamos juntos, empeorando (como si eso fuera posible) con cada momento que pasaba a su lado.

En el pasado yo nunca me anime a confesarme, aunque la verdad no lo creía necesario, solo un tonto no se daría cuenta de mis sentimientos, todo yo gritaba "estoy a tus pies, estoy que babeo por ti" pero resulta que él pareció no notarlo o se hizo él que no, y yo apuesto por lo segundo, y fue esa indiferencia lo que me lastimo. Ahora él ni me recordaba (aunque no lo culpo), seguía siendo todo un coqueto, solo que más descarado, me atrevería a decir que se lleva a una chica diferente a la cama todas o casi todas las noches, si, mi perspectiva de él no es la mejor, y no es como si él quisiera cambiarla, coqueteaba descaradamente con cualquier chica bonita, entre ellas Vannessa, ambos se coqueteaban sin vergüenza alguna.

Ese coqueteo mutuo me molestaba de una manera que me asustaba, no quería revivir sentimientos del pasado, ni crear nuevos hacia Cheng, no tengo nada en su contra pero no quiero caer enamorado, no de él.

Yo estaba claro en mi bisexualidad ¿De cuántos chicos me había enamorado? Solo de Cheng, ¿Cuántos hombres me habían gustado? Pues había sentido atracción por varios ¿Con cuántos había mantenido una relación? Solo con uno al principio de la universidad, después todas mis parejas fueron mujeres. Aunque la verdad solo tenía uno que otro agarre, nada serio, se podría decir que Jenni era mi primera relación seria, y tal vez por eso mi apego a ella.

Y es que eso era otra cosa que me tenía mal, y culpaba a esta situación de hacerme dudar de mis sentimientos. Mi relación con Jenni (si es que aun teníamos una) estaba algo fracturada, hablábamos poco, la diferencia horaria jugando en contra, eso y que ella nunca parecía tener tiempo para su novio, pero si para sus salidas y fiestas en lugares lujosos, sus redes estaban repletas de fotos de ella viviendo la vida, y por lo visto una buena vida. Había visto que su foto más reciente no era en Londres sino en París, quisiera hablar con ella de porque se encontraba en Francia, pero no respondía ni mis mensajes ni mis llamadas, y yo realmente no sabía qué pensar, no quería dejarla, no quería que termináramos.

—Hombre, quita esa cara, asustas —las palabras de Cheng, quien llegaba a la oficina, me sacaron de mis pensamientos, hacía rato que había salido y me hacía una idea de lo que pudo estar haciendo, pero eso era algo que no tenía que importarme. —¿Ya te enteraste que Yī pèng solo saldrá para China y República Dominicana?

—¿Cómo? —su pregunta había atraído mi atención, que yo supiera, muchos países latinos estaban invirtiendo en este proyecto ¿Entonces por qué solo saldría para nosotros?

—W Creative son los mayores inversionistas, y gran parte del proyecto es suyo, por eso lo lanzaremos en China y RD, serán los países que experimentaran primero con la ella, dependiendo de la respuesta que tenga, será lanzada en los demás países.

Eso tenía sentido, seríamos así como unas ratas de laboratorio, aunque no me quejaba. —Bueno ¿Ya hay fecha para su lanzamiento?

Cheng sonrió ante mi pregunta —aún queda mucho por delante, creo que nos tardaremos unos buenos meses. —un suspiro salió de mis labios —¿Te parece si vamos a tomar algo a un bar?

Su pregunta me agarró de sorpresa ¿Él y yo yendo a tomar algo? —¿Ir a un bar?

—Sí, te ves cómo alguien que necesita de urgencia unos tragos, te vendría bien relajarte, y sé de muy buenos lugares para eso. —me quedé viéndolo un rato, él también me veía, nuestro contacto visual me ponía nervioso y me esforzaba porque no lo notara, así que desvié la vista, siguiendo en silencio —no tiene que ser hoy, pero qué te parece si el sábado al salir de aquí vamos por unos tragos.

Al final volví a suspirar y asentir —Estoy seguro de que a los muchachos también le vendrían bien unos tragos.

—No —me interrumpió —solo tú y yo