Después de 21 horas de vuelo, llegamos a Beijing, me sentía exhausto, no solo física sino también mentalmente.
Ya habían pasado cuatro semanas desde mi fallida propuesta, una después de que Jennifer se fue a Londres, no se disculpó conmigo, en las pocas conversaciones que tuvimos me dejo en claro que no se arrepentía, y que no le veía nada malo a lo que dijo, ella consideraba que me había adelantado, que estaba confundido, según ella era un espíritu libre, y cuando se cortara las alas seria por alguien que lo valiera, desde ese momento he tenido una opresión en el pecho, porque lo que entendí fue que yo no valía nada para ella, que no era nadie y que estaba perdiendo el tiempo en esta relación, pero esto último no lo diría en voz alta.
No sé cómo lo sucedido en el restaurante llego a Wendy, pero al final he adelantado el viaje unos días, pues se la ha pasado dejando caer sus opiniones, ya sea de frente y directamente, o dejando caer indirectas totalmente directas. Antes de subir al avión me dijo que esperaba que este viaje me ayudara a dejar ir, a aclarar la mente y darme cuenta de que mi relación tenía todo menos cosas buenas y un futuro prometedor.
—¡Hola a todos! Mi nombre es Lin Anne —nos saludó una chica de pelo negro, que sostenía en sus manos un cartel con nuestros nombres —soy la asistente personal del Director Zhu, él manda sus disculpas ya que por un asunto familiar no pudo venir a recibirlos.
—Descuide, no hay problema, después de todo nosotros fuimos los que adelantamos el viaje, así que somos quienes deben disculparse, esperamos no causarles muchos inconvenientes.
—Para nada, en nombre de mi jefe les agradezco que entiendan. Ya que han llegado antes de lo previsto pueden tener unos días para conocer la ciudad, yo seré su guía, así que no duden en comunicarme cualquier cosa que deseen.
Después de intercambiar esas primeras palabras, nos dirigimos hacia el auto, conducido por Anne. Había traído conmigo a siete empleados, cinco chicos y dos chicas, entre ellas la subdirectora del Departamento de Investigación, Vannessa Rodríguez. El trayecto al departamento fue de unos 45 minutos, en los que Anne nos iba señalando ciertos lugares por los que pasábamos y nos iba explicando ciertas cosas del país y de la empresa.
Llegamos a nuestro destino, nuestros departamentos estaban en el quinto piso, como nos quedaríamos varios meses habíamos decido rentar dos departamentos en vez de quedarnos en habitaciones de hotel. Un departamento sería para las chicas, y el otro, justo al frente, para los chicos. Nuestro departamento constaba de tres habitaciones y dos baños, yo era el líder del grupo por lo que la habitación con baño sería mía, no quería hacer uso de mi posición pero prefería un espacio solo para mí que tener que compartir, ya que no me encontraba con mucho ánimo de eso.
El departamento también tenía una cocina comedor, una sala extensa y un balcón con vista a la ciudad, mi habitación no contaba con balcón pero si con un gran ventanal. Eran alrededor de las 1 de la tarde, dormir no era una opción, y tampoco teníamos hambre, entonces solo nos dedicamos a desempacar y descansar.
Cinco días después nos encontrábamos camino a Wu Xiao Zhu, para dar comienzo a nuestro trabajo aquí.
Once pisos se erigían frente a nosotros, desprendiendo una gran majestuosidad, el nombre de la empresa en letras plateadas le daban un toque sofisticado. Y el interior no se quedaba atrás, la mesa de recepción en color blanco, unos muebles de color crema que servían como sala de espera, algunas plantas verdes colocadas en lugares estratégicos, toda la decoración del lugar irradiada calma, paz.
Anne nos fue hablando de la empresa en nuestro trayecto al décimo piso, donde estaba la sala de juntas, una enorme mesa de cristal con cómodas sillas blancas. Quien nos recibió fue el Señor Xiao, como el Señor Wu fue quien realizó el viaje anterior también le tocó viajar a RD con una comitiva en representación de la empresa.
Poco a poco los demás socios fueron llegando, Y Xiao Teng nos los fue presentando uno por uno, algunos se quedaban unos segundos conversando y otros iban enseguida a sus lugares, empecé a notar un poco de preocupación en el Señor Xiao, y a Anne mirar muchas veces la puerta y su reloj, y chequear su celular. El tiempo avanzaba y algo me decía que estábamos tarde pero por el asiento vacío era obvio que faltaba alguien.
—¡Buenos días! Disculpen la tardanza —aquella voz sonó a mi espalda, me gire para ver al recién llegado, su rostro pareciéndome conocido y acelerando mi corazón ¿Pero acaso no eran conocidos los chinos por su parecido entre ellos?
—Menos mal que llegas Cheng, ya me estaba empezando a preocupar. Déjame los presento, ellos son los representantes de W Creative, la empresa con la que realizaremos la App. —dicho esto el Señor Xiao nos miró —chicos les presento al tercer CEO de la empresa, el director Zhu Cheng.
La mención de ese nombre hizo que mi corazón se detuviera, que el oxígeno no entrará a mis pulmones, mientras lo veía, sentí un balde de agua fría caer sobre mí al darme cuenta de que China no era tan grande como yo creía.
—Wilson ¿Estas bien? —la voz más el toque de Vannessa me saco de mi estupor, me había quedado viendo como un imbécil a Cheng, quien tenía su mano levantada hacia mí, viéndome con curiosidad, un poco ruborizado por la vergüenza le estreche la mano mientras me disculpaba.
Luego de eso fuimos a la mesa, donde luego de sentarnos y que el Señor Xiao nos presentara de manera más formal, se empezó a hablar de Yī pèng (a un toque), este sería el nombre de la App. Yī pèng sería una red social que combinaría lo entretenido con lo informativo, tendría un espacio para que el usuario compartiera sus pensamientos, momentos del día a día, sus gustos; tendría chat para dos y grupales, y también tendría juegos individuales y grupales. Yo ya había leído los documentos relacionados a esto, por ello no estaba tan frustrado por no poder concentrarme al cien por ciento, y es que no podía evitar mirar a Cheng; no negare que cuando supe que vendría a China no llegue a pensar en la posibilidad de verlo, pero esto ya era demasiado, estaríamos trabajando uno al lado del otro.
Luego de que la reunión paso, nos dirigimos al decimoprimer piso, donde se encontraban las oficinas de los directivos, y fue cuando comprobé lo perra que podía ser la vida a veces, pues me tocaría compartir oficina con Cheng, bueno el compartiría su oficina conmigo. Yo no tenía ningún problema con ocupar otro lugar, mis compañeros estarían en el mismo piso pero en otra oficina. No veía necesario ni mi presencia en la empresa ni el tener que compartir oficina, pero solo era un empleado que debía acatarse a las órdenes de sus superiores.
La oficina de Cheng se encontraba detrás de una puerta negra con su nombre en letras plateadas, era un espacio amplio, con la pared del fondo de cristal, dejando ver la ciudad, un escritorio con la superficie de cristal delante del ventanal, una estructura en forma de Y sosteniéndolo y de color blanco, la silla detrás negra, al igual que las que se encontraban delante, marcando un contraste agradable con el resto del lugar. Reconocimientos colgados en las paredes, estantes con trofeos, un pequeño librero y un archivero, una pequeña nevera ejecutiva, un sofá negro con cojines blancos y plateados, y otro escritorio más pequeño a la izquierda del otro, todo esto colocado de una forma que le daba un aspecto de amplitud a la oficina.
—Bien, Fernández, este será tu escritorio, estaremos compartiendo espacio un tiempo, espero que no sea inconveniente para ti.
Yo quería decirle que si lo seria, que no podría compartir oficina con él por tiempo indefinido, pero las palabras no salían, solo podía observarlo, sintiendo miles de sensaciones que creí olvidadas, y sintiéndome un poco dolido porque no me recordara, lo que no debía sorprenderme, yo solo fui algo así como su acosador, con quien habló un par de veces, no podía pedir que recordara mi nombre y mucho menos mi rostro, aunque él fue mi todo, para él yo fui nada.
—Espero que no sea incómodo para usted compartir su espacio conmigo, también espero que el tiempo que trabajemos juntos sea provechoso y grato para ambos —esas fueron las palabras que salieron de mis labios, palabras que provocaron su sonrisa, sonrisa que tanto adore en el pasado.
No pasamos mucho en su oficina, salimos hacia una sala de reuniones más pequeña y sencilla, donde fuimos presentados al resto del equipo y empezamos a trabajar. La mayoría del trabajo seria hecho aquí, por lo que yo no veía necesario un intercambio de empleados, tampoco veía necesario que estuviéramos aquí, bien podíamos mantener contacto a través de internet, y así intercambiar las informaciones y opiniones pertinentes.
Luego de la pequeña reunión nos dirigimos a comer, el restaurante al que fuimos no quedaba lejos de la empresa, y Cheng parecía ser un cliente habitual, toda la charla que tuvimos fue sobre trabajo, sobre República Dominicana y China, Cheng en ningún momento dio indicio de conocerme o por lo menos, de parecerle conocido.
Después de la comida, regresamos a la oficina, todas nuestras conversaciones eran por la App, y no sé porque al final del día me sentía decepcionado, vine aquí a trabajar, habían pasado casi diez años, así como muchos olvidaron yo también debía hacerlo.
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