Ya pasaban de la diez de la mañana, la ventana está abierta dejando entrar un poco la fresca brisa, pronto será invierno. Cheng llego a la sala con dos tazas de té.

-Se que acabamos de comer pero nada mejor que platicar con un buen té.

-Bien, comienza

Cheng, quien todavía no se sentaba, se permitió reír, y con toda la calma del mundo se terminó de sentar para luego darle un sorbo a su taza -No hay necesidad de ser tan directo ni de apresurar las cosas tenemos todo el día

-No, no lo tenemos -lo interrumpí, pues la ansiedad me estaba consumiendo, me sentía muy nervioso, con un nudo en el estómago.

-Bien, ¿Por donde quieres que empiece?

-¿Por qué no me dijiste que recordabas el beso?

-Porque no me dejaste, y porque estaba algo dolido. Sabes, suelo ser de los que abandonan la habitación de hotel antes del amanecer, y aunque contigo solo fue un beso, despertar solo en un sillón fue un golpe a mi orgullo.

-Y como venganza dejaste que quemara mi cerebro estas últimas semanas.

-No recordaba que fueras tan exagerado, solo fue un beso, no había porque ignorarme como lo hiciste. Tu solito de ahogaste en un vaso de agua que yo no te di, y tu solito te negaste a ser ayudado.

Llegue a abrir mi boca para replicar sus palabras cuando mi cerebro me lanzo en letras neón su primera frase 'no recordaba que fueras tan exagerado'. Ante esto no pude hablar, sentí como mi corazón latía en mi garganta, tan fuerte que impedía mi escucha, ábrete mis puños queriendo detener el temblor de mi cuerpo.

-Hey, ¿sigues aquí? -su toque me hizo saltar en mi lugar

-¿A que... a que te refieres con que no recordabas que fuera así? -me obligue a hablar, recriminando el temblor de mi voz que delataba mi nerviosismo. Me estaba comportando peor que un adolescente en su primera cita.

Sentí su mirada unos segundos, luego escuché como suspiro, y fui yo el que lo miro ahora -mejor hablarlo todo ahora. Se perfectamente quién eres Wilson Fernández, admito no estaba seguro al principio cuando escuché tu nombre, pero luego te vi en la sala de juntas y tus ojos se me hicieron familiares, tu reacción me ayudo un poco, y luego de algunas preguntas inocentes a tus compañeros comprobé que eras aquel joven periodista que me seguía a todos los juegos en nuestra época de estudiantes.

Su confirmación hizo que mi cabeza diera vueltas y quisiera vomitar -¿Y no me lo dijiste por qué te ignoraba?

Llevo una de sus manos a su nuca, seguía sin verme -bueno... solo... no hay una excusa solo no estaba seguro de que te acordaras de mí.

-Me quedé frizado cuando de te vi, no fue eso una señal.

-Nuestra relación en el pasado no fue buena y yo solo quería que empezáramos de cero

-Nuestra relación tampoco será buena ahora, empezar de cero no es una decisión que puedas tomar tu solo

Me puse de pie con la clara intención de irme, ya no quería estar allí. -Vamos Wilson, no se supone que tendríamos una conversación calmada.

Él también se puso de pie, bloqueando rápidamente mi camino -Ya no quiero tener esta conversación

-Somos adultos, podemos hablar y solucionar nuestros problemas

-No lo creo cuando yo me he estado martirizando estos meses, mientras solo te burlabas de mi.

-¿Cuándo me burle de ti? Si, no te dije que te recordaba ¿Pero lo hiciste tú? ¿Por qué debía ser yo el que se acercara a ti y decirte que te recordaba de nuestra época de estudiantes? También fuiste tú el que huyo después del beso, ¡Huiste después de un beso en vez de quedarte y aclarar las cosas! Pero era yo el que debía de acercarse y decirte que recordaba a pesar de estar borracho, y me has ignorado estas últimas semanas ¿Pero el que está mal soy yo? ¿y tu entonces? Yo intento que tengamos una buena conversación, que arreglemos nuestra relación

-¿Cuál relación?

-La que podemos empezar a tener, sea de amistad o algo más, solo deja de comportarte así, tan volátil, como colegiala. Ya somos adultos, estamos casi en los treinta, podemos sentarnos, aclarar nuestra diferencia, y empezar de cero ¿Qué dices?

Aparte mi mirada de él, pues mi voz racional me decía que él tenía razón, yo era tan culpable como él, yo solo me dediqué a atormentarme, sentirme miserable porque él no me recordaba, pero no hice nada para hacerle saber que lo hacía, y actué como un adolescente con lo del beso. Debía reconocerlo, no estaba siendo maduro, y sorpresivamente era él quien me hacía verlo.

retrocedí lo que había avanzado y me dejé caer en el sofá, con la mirada baja.

-Bien. Lamento mi comportamiento, tienes razón, yo también podía hablar, también podía acercarme o no alejarte. -se acercó, hincándose frente a mí, y obligándome a mirarlo.

-Y lo siento por no decirte que te recordaba y que recordaba el beso, perdón por hacerte sentir ansioso.

Nos quedamos viendo unos segundos, me esforcé en no apartar mi mirada. Los nervios se fueron como por arte de magia, y mi pecho se sintió cálido.

-Empecemos de nuevo ¿sí?

Asentí primero antes de hablar -empecemos de cero.