-Señorita Kang- me llamó el profesor. -¿Pensó lo que le dije ayer?- me había acercado a su escritorio, los demás trabajaban con sus compañeros de pupitre, como el primer día llegué tarde no alcancé a sentarme con Serena, y por coincidencias de la vida, el número en mi curso es impar. ¿Quien quedó sin compañero? Yo. -Podría pagarle- dijo por lo bajo -En verdad necesito la ayuda.

-Lo haré- dijo algo cohibida, no quería que pensara que lo hacía por interés pero aquello me había convencido.

-¡Me alegra!, quédese después de clases para organizarnos.- asentí

Las clases pasaron con rapidez y cuando llegó la hora del almuerzo una enérgica Serena vino a mi. Su nombre no tenía nada que ver con su personalidad y eso me hizo reír.

-¡No sabes, no sabes!- chilló y él último grupo salió del aula -Jimin nos invitó a sentarnos con ellos- mi ceño se frunció. -Con los del equipo de baloncesto. Él se les unió este año, vamos. Es tu oportunidad- negué

-Sabes que Jimin no puede estar cerca mío sin decir algo despectivo- asintió a sabiendas. -Ademas de que... no quiero que me vea Él

-¿Porqué? ¿Ya no te gusta?

-Haré que me deje de gustar, está decidido- la vi reír.

-Este verano decidiste que lo conquistarías y ¿al día siguiente te rindes?

-Dijo que era una niña- apreté mis labios para no llorar -No tengo oportunidad, voy a olvidarlo.

-¿Entonces no irás?- negué

-Ve tú.

-¿Puedo?- reí

-Puedes, usaré el almuerzo ara hacer tareas. Ve, ve- la alenté y se despidió con la mano.

Luego me sentí sola, y lo estaba. Había alentado a mi amiga, cual era la vibrante y de hermosa y cálida personalidad a compartir con el grupo de básquetbol y porristas con la certeza de que acabaríamos distanciadas.

Comí mi almuerzo rápidamente sobre mi mesa y caminé hasta el patio trasero, hay un árbol de cerezos que no suele ser visitado. Me gusta sentarme bajo su sombra a pesar de que las flores acabarán en mi cabello.

Me recosté y logré mirar las nubes, el sol, las flores caer con delicadeza y prácticamente vi paz en todo esto. La naturalidad con la que todo fluía me dió esperanza.

Quizás no debía forzarlo, quizás solo debía dejar que las cosas fluyan con naturalidad.

Conseguir ser su tutora con la señora Bang y dejarle todo lo demás al destino. Eso haré.

Me puse de pie y corrí hasta la dirección, la señora Bang hablaba por teléfono cuando llegué, así que me entretuve con los cuadros y honoríficos colgados.

-Hola señora Bang

-Hola linda. El Profesor Song avisó que le asistirías a las clases- asentí -¿Vienes por los horarios?

-No, de hecho vengo. ¿Horarios? Pensé que solo era en mi curso.

-No, serán Primero, Tercero y Cuarto. Una hora a la semana en cada curso.

-Ah, pero eso es mucho. Faltaría a mis clases incluso.

-Lo se, no te conviene aquello cuando estas en cuarto. Deberías hablar con él- asentí -Sobre las tutorías ya están organizados, no te inscribí porque sería demasiado para ti y acabarías saturada.

-Oh, entiendo

-Ve con tu profesor y hablen sobre las clases.

-Bien, gracias.

Al caño mi idea de darle tutorías a mi primer amor.

-Permiso- dije luego de tocar, mi profesor me regaló una sonrisa apenas entré. -Profesor

-¿Si?- lo veía organizar los cursos en un cuaderno.

-Sobre ayudarlo.

-¿Ya no quieres?- de hecho no, lo hice por presión

-No es eso

-¿Entonces?- detuvo lo que hacía para mirarme por sobre sus lentes.

-Es mucho. Mis clases, las que le ayudaré a impartir y mis estudios. Estoy en cuarto y debo prepararme para él examen de la universidad. Además de que no puedo llegar tarde a casa.

-Entiendo- asintió -¿Que te parece si solo me ayudas con tercero, es un grupo bastante grande. Se unificaron los 4 tercero que habían y hay varios reprobados también- asentí -Solo debes estar fuera una hora dos veces por semana y pediré comprensión a tus profesores. ¿Tienes alguna amiga que te pase las anotaciones?- asentí -¿Lo hacemos así entonces?

-Okey

-Bien, ve a tu curso. Más tarde tengo clases en tercero así que hablaré con tu profesora e iré por ti.

-Bueno- me despedí con la mano y caminé hasta el aula a paso lento. Luego recordé que cuando hablaba con mi profesor el timbre que daba por terminado el almuerzo resonó y casi caigo cuando me impulsé para correr. Y cuando giré en la esquina que daba a mi curso mi cuerpo impactó con otro hasta que caí sobre mi trasero.

-¡Kang Samara, siempre estás en el suelo!- la voz gruesa del mejor amigo de Park Jimin resonó por el desolado pasillo. Siempre estaba cuestionado me.

Y es que solo él se permitía pasear a estas horas aún a sabiendas que pueden castigarlo, aunque luego de repetir curso creo que una sanción poco le importará.

Kim Taehyung, lo que tenía de hermoso, lo tenía de idiota, ni siquiera me ayudó a ponerme de pie. Lo hice con rapidez y caminé lo restante hasta mi salón. Lo escuchaba tras mis pasos pero lo ignoraba, siempre hacía eso, con él y con Jimin.

-¿Puedo pasar?

-Claro, espero que no se repita- supongo que mi cara desaliñada por correr le dió algo de pena.

-Oh- sentí las manos de Taehyung sobre mis hombros haciéndome detener, se posicionó frente a mí y lo vi hurgar en mi cabello mientras sus ojos me miraban con intensidad. -No te muevas florecita- su voz ronca me hizo tensar ¿cuando había cambiado tanto?

-Kim Taehyung, salga del curso. Usted pertenece a tercero.

-Ya me voy, solo traía a mi chica.

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