SeHun no era exactamente una persona paciente, odiaba a casi todo el mundo, le estresaba mucho verse rodeado de personas, por lo regular evitaba salir en hora pico, miraba a todos con odio y  esperaba a que algún meteorito cayera sobre la novena parte de la población humana. Odiaba las cosas brillosas, llenas de brillos y colores rosas. Pero había alguien que reunía muchas de las características que más detestaba, pero en él todo se veía maravilloso.

JunMyeon es el nombre de aquel precioso ser, ese ser que viste de rosa, se pone brillo en los labios, ropa de mujer y le encanta salir de compras. Por su princesa haría cualquier cosa, incluso aguantas apestosos y molestos humanos que sudan y huelen a basura o a las vendedoras metiches que les miran demás cuando su preciosa princesa usaba faldas de tablillas.

—Abrieron una nueva tienda de ropa muy linda— JunMyeon le hacía pucheros y caritas bonitas para que le llevara, no era necesario, con sólo pedirlo era suficiente, pero a SeHun le gustaba verlo hacer caritas, arrugar la nariz y moverla como un conejo.

—Pues deberíamos ir— aprisionó su rostro en sus manos y le dio un pico en los labios.

—¡SÍ!

Caminar de la mano con JunMyeon siempre era una experiencia agradable que podía traer aventuras nuevas o ataques al corazón por la ternura de su pequeño novio.

—Princesa, hoy te ves espectacular, te ves muy alegre— las manos entrelazadas los hacían ver lindos, o eso sería si las personas no los miraran de más, pues era un hombre con falda y otro con tatuajes hasta el cuello y ropa de color negro.

—Estoy muy feliz, porque estoy contigo.
SeHun le sonrió y besó los nudillos de sus pequeñas manos.

El centro comercial estaba lleno, la gente parecía una colonia de hormigas, había niños pequeños corriendo y gritando, la mezcla de todos los ruidos le provocaban dolor de cabeza insoportable, pero todo valía la pena, su princesa estaba sonriendo enormemente. Llegaron a aquella tienda, que tenía colores pastel y chicas por todos lados.

—Mira, tienen suéteres color pastel—JunMyeon tiró de su mano para conducirlo hasta el lugar donde estaban aquellos suéteres.

Visitaron otras secciones más y de apoco sus brazos se iban llenando de prendas de diversos colores, para cuando llegaron a los probadores, se dejó caer con cansancio en el sillón de la sala de espera, y miraba su celular mientras JunMyeon se probaba prendas.

—¿Qué opinas? — subió la mirada para encontrarlo con un overol de mezclilla clara y bajo este un suéter de color durazno que era de tallas más grandes pues sus manos eran ocultadas bajo la tela.

—Te ves precioso— le lanzó un beso que tiñó sus mejillas de un suave rojo.

—¿Debería llevarlo?

—Claro que sí, princesa, luces espectacular.

—Voy a probarme el resto y luego nos vamos.

Durante la siguiente media hora lo vio salir con distintos tipos de faldas, blusas y suéteres, jamás se cansaría de verlo con esos preciosos colores que le recordaban lo bello que su novio era.

Llevaban más de la mitad de las prendas para la caja, mientras las prendas eran checadas, recibían miradas curiosas de las personas que por allí estaban, clientas y trabajadoras. La cajera embolsó las prendas y les dijo la cantidad, JunMyeon estuvo por pagar pero obviamente SeHun no iba a permitir que su princesa pagara algo de aquello, se apresuró a sacar su tarjeta y pasarla a la señorita.

—Puedo pagar mis propias cosas— le arrugó la nariz con disgusto.

—Consentir a mi princesa nunca está de más.

Escucharon a la cajera jadear, como si algo malo o sorprendente hubiese pasado, pero no le dieron mucha importancia, la tarjeta junto al ticket fue devuelta y SeHun cargó las bolsas para que JunMyeon lo tomara del brazo y salieran de aquel infierno.

No importaba cuan diferentes lucían siempre se veían bien juntos como si JunMyeon estuviera hecho para SeHun y viceversa. Ni los tatuajes, ni la ropa rosa importaban cuando los corazones laten al mismo tiempo y al mismo ritmo del amor.

JunMyeon era el propio mundo rosa de SeHun y era el tono de rosa que más amaba.

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Espero que te guste ExoGar